Anit-Racism Movement (ARM) / Flickr (CC BY-NC-ND 2.0)

Áreas prioritarias

Apoyar a los movimientos feministas, de derechos de las mujeres y por la justicia de género para que sean una fuerza impulsora de retos a los sistemas de opresión y para la creación conjunta de realidades feministas.

Financiamiento de los movimientos feministas

Imagen promocional para la encuesta ¿Dónde está el dinero?

La encuesta "¿Dónde está el dinero?" #WITM ya está disponible. Participa y comparte tu experiencia en la financiación de tu organización con feministas de todo el mundo.

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En todo el mundo, los movimientos feministas, de derechos de las mujeres y aliados están enfrentando al poder y reimaginando políticas de liberación. Las contribuciones que sostienen este trabajo llegan de muchas formas, desde recursos financieros y políticos a actos diarios de resistencia y supervivencia.


La iniciativa de AWID Financiando a los Movimientos Feministas (FMF) echa luz sobre el actual ecosistema de financiamiento, el cual abarca desde modelos autogenerados a corrientes de financiamiento más formales.

Mediante nuestra investigación y análisis, indagamos cómo las prácticas de financiamiento pueden servir mejor a nuestros movimientos. Analizamos críticamente las contradicciones de «financiar» la transformación social, especialmente en vistas de la creciente represión política, las agendas anti-derechos y el creciente poder corporativo. Sobre todo, construimos estrategias colectivas para apoyar  movimientos prósperos, fuertes y resilientes.


Nuestras acciones

Reconociendo la riqueza de nuestros movimientos y respondiendo al momento actual, nosotrxs:

  • Creamos y difundimos alternativas: Difundimos prácticas de financiamiento que ponen en el centro las prioridades de lxs propixs activistas e involucramos a un amplio espectro de financiadoras y activistas para que desarrollen nuevos y dinámicos modelos para financiar los movimientos feministas, especialmente en un contexto en el que se reducen los espacios para la sociedad civil.

  • Construimos conocimiento: Analizamos, intercambiamos y fortalecemos el conocimiento sobre cómo los movimientos atraen, organizan y utilizan los recursos que necesitan para lograr cambios significativos.

  • Hacemos incidencia: Trabajamos de manera colaborativa, como  en el Consorcio Count Me In, para influir sobre las agendas de financiamiento y abrimos espacios para el diálogo directo entre/con los movimientos feministas para redistribuir poderes y dineros..

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Explorando la libertad a través de la educación, la acción, unidad y solidaridad

Explorando la libertad a través de la educación, la acción, unidad y solidaridad

Sentimos Diverso nació el 12 de marzo de 2006 en Bogotá, Colombia, y desde 2010 se estableció en Quito, Ecuador, lugar en el que actualmente se desarrollan las actividades del colectivo. Se definen como un  «colectivo feminista que se moviliza para crear y desarrollar proyectos y acciones que empoderen a mujeres, adolescentes, jóvenes, y personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas para la exigibilidad de los derechos humanos, sexuales y reproductivos».


Ante la discriminación acción, unión y solidaridad

Sentimos Diverso surgió de presenciar cómo eran perseguidxs dos chicxs, una noche, en localidad de Chapinero, en Bogotá, «vimos cómo eran perseguidxs dos chicxs muy jóvenes, que trataban de entrar a Teatrón, un bar gay muy de moda, por un grupo de bone-heads (una derivación se lxs skinheads con tendencias neonazis). Nunca supimos que pasó con ellxs, pero entendimos que era importante abrir un espacio de homosocialización, que fuera diferente a la rumba, que se convirtiera en un espacio de seguridad y confianza, para ser quiénes éramos. Pensamos que usar el arte y la literatura era un camino, para que lxs jóvenes pudieran expresar sus búsquedas e inquietudes, pudieran encontrarse con ellxs y con otrxs».

Cuando surge el colectivo, lo que querían era que la sociedad en donde vivían, el movimiento juvenil, el sector LGBTI de la ciudad «entendieran qué significaba ser un joven diversx, queríamos entendernos como sujetxs de derecho, queríamos transformar la idea de lo político, enfocarlo en la cotidianidad y visibilizar esas experiencias».

Sentimos Diverso cree en el trabajo en el colaborativo y creativo. Su equipo es multidisciplinario. De izquierda a derecha: Gabrielle, Cristina, Isabel, Lenyn y David.

Entonces, seis amigxs, Catalina, Nikita, Viviana, Marleny, Eduardo y Gabrielle, comenzaron a trabajar. Y la primera actividad que realizaron fue el “Canelazo Literario”, que «precisamente unía el interés por el performance y la literatura, desarrollando talleres alrededor de temáticas como el cuerpo, la ciudad y la diversidad». Convocaron jóvenes que no se definían desde lo LGBTI únicamente, o para quiénes era un peligro hacerlo; «jugamos con los nombres: heteroconfundidx, lesboflexible, bicuriosx, transindecisx, y muchos otros, para que la gente pudiera entender que no éramos tan diferentes». 

Hacia 2010, por los diferentes caminos que les llevó la vida, del grupo original quedaba una sola persona que migró a Ecuador y que se llevó la organización consigo. 

La nueva localización, el nuevo y diferente contexto implicó nuevo retos que llevaron a que el trabajo se ampliara y cubriera las temáticas de los derechos sexuales y los derechos reproductivos, focalizándose el trabajo con mujeres, adolescentes y jóvenes «con quienes además se trabaja en el empoderamiento, la concienciación sobre su contexto, sus derechos y la exigibilidad de los mismos. Este trabajo se realiza a través de metodologías de educación popular, no formal, el arte (teatro, fotografía, video, plástica) y la comunicación». 

Estrategias para llevar adelante un trabajo transformador

Sentimos Diverso lleva adelante sus tareas y compromiso con la transformación social a través de cuatro líneas de trabajo. 

El uso de productos educomunicacionales como una estrategia para abordar los derechos sexuales y derechos reproductivos. El Canguilazo, videoblog para jóvenes siendo observado por estudiantes de un colegio al norte de Quito.

Primero, la línea pedagógica, en la que estrategias lúdicas, vivenciales, artísticas como la pintura, el teatro del oprimido, la fotografía, la escritura creativa y el video les han ayudado a desarrollar metodologías de trabajo para la difusión y abordaje de temas de diversidad sexual y de género, derechos sexuales y reproductivos. Han realizado talleres con diversas poblaciones como adolescentes, jóvenes, personas LGBTIQ, mujeres, refugiadxs, migrantes, víctimas de violencia, madres adolescentes y docentes. 

Dentro de esta línea también han desarrollado publicaciones como: “De cuento en cuento me narro diverso”, producto del trabajo realizado con jóvenes en Bogotá; “12 cosas sobre mí” que es resultado de cerca de cuatro años de actividades con adolescentes en la ciudad de Quito; y “Cirila y Silbato son amigos”, material que sirve como estrategia para prevenir la violencia sexual en zonas de riesgo por desastres naturales.  

La otra es la línea de investigación, desarrollada con el fin de analizar con mayor profundidad las realidades de las poblaciones con las que trabajan. 

«Actualmente estamos en proceso de escritura de las conclusiones de la investigación "Ojos que no ven: Maternidad adolescente, violencia y estrategias de vida", en donde indagamos en las actividades que realizan las madres adolescentes, sus situaciones de explotación laboral, su trabajo en tareas domésticas y de cuidado, su presencia o no en el sistema escolar, sus relaciones familiares y de pareja y las nuevas vulnerabilidades a las que se ven sometidas». 

En esta área también están desarrollando «la creación del hacker space feminista en Ecuador, cuyo objetivo es la seguridad de lxs activistas y el desarrollo de estrategias de autocuidado en el espacio virtual. Actualmente estamos en el proceso de compartir saberes y de desarrollar herramientas para la difusión de esta información». 

La otra línea de trabajo es por medio de  la comunicación, en la que tienen mucho interés y se muestran muy activxs, ya que la página web del colectivo se actualiza de manera periódica, con artículos de análisis, entrevistas sobre lo que sucede en Ecuador y en la región en materia de derechos sexuales, reproductivos, de las mujeres y de la población LGBTIQ. «En 2017 estamos desarrollando un trabajo de periodismo en el cual analizamos estas temáticas desde una visión regional para hacerle seguimiento a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, particularmente al relacionado con la igualdad de género. Ya publicamos nuestro primer artículo «No nos pidan que volvamos al silencio».

La cuarta línea clave del trabajo que realiza el colectivo es la de las relaciones interinstitucionales, aquí se centran en el establecimiento de redes con instituciones públicas, organizaciones sociales y activistas. «Consideramos que el trabajo conjunto hace la diferencia y por ello a través de este espacio hemos podido establecer una red de trabajo con otras organizaciones de la región, por ejemplo nos involucramos activamente en la Campaña por la Convención Interamericana de los Derechos Sexuales y Reproductivos, y desarrollamos trabajos como la Escuela Audiovisual Al Borde- Ecuador, liderada por Mujeres Al Borde de Colombia. También estamos incidiendo en los espacios locales, como en el Encuentro feminista de Ecuador el cual tendrá lugar durante 2017». 

Nuestra compañera Ángela, promocionando «12 Cosas sobre mí» durante el Foro de AWID, en Brasil.

Para inspirarnos a reflexionar

El trabajo de Sentimos Diverso es un trabajo que invita a repensar y pensar cómo ir desmontando el heteropatriarcado, y su impronta más creadora parece estar dada en aquella relacionada con la educación. 

Orgullosamente hablan de una de sus publicaciones más reciente, el cuaderno “12 Cosas sobre mí”, el cual recapitula parte del trabajo que realizan con adolescentes y jóvenes en colegios y centros de acogida de la ciudad de Quito.

«El cuaderno está basado en la creatividad y la provocación de reflexiones que si bien han sido pensadas para adolescentes y jóvenes también pueden ser desarrolladas por personas de todas las edades. Partimos de la idea de los libros que proponen temáticas para la escritura creativa y le añadimos nuestra perspectiva artística y pedagógica. De esta manera tenemos 12 preguntas generadoras para reflexionar acerca de la identidad, la memoria, el género, la autoestima, el empoderamiento, la orientación sexual y el proyecto de vida. Esta herramienta educativa surgió de nuestros talleres con adolescentes, de hecho esperábamos lanzar unos manuales educativos, pero después de un proceso de creación al interior de Sentimos Diverso surgió esta idea, la cual ha tenido muy buena recepción y que lanzamos en el 13º Foro AWID. Actualmente lo estamos usando como herramienta de trabajo con adolescentes estudiantes de secundaria en la ciudad de Quito». 

Ellxs saben que la permanencia en el tiempo de una organización o colectivo, muchas veces está determinada por la movilización y obtención de recursos. 
Disfrutando del Foro de AWID: Edward, Ángela, Gabrielle e Isabel participando en los discusiones y aprendiendo en equipo sobre otras estrategias de trabajo y empoderamiento.

Ellxs saben que la permanencia en el tiempo de una organización o colectivo, muchas veces está determinada por la movilización y obtención de recursos. Al comienzo del colectivo se unieron esfuerzos y recursos de lxs miembros del colectivo para el financiamiento. Desde 2007 cuentan con el apoyo de Astraea Lesbian Foundation for Justice, «quienes han creído en nuestro trabajo, en las actividades que hacemos y han sido parte fundamental en nuestro crecimiento como organización social y como activistas, ya que no solo nos han apoyado con recursos económicos, sino con capacitaciones y encuentros que han sido muy importantes para que Sentimos Diverso siga activx». 

Desde 2014 el apoyo de Mama Cash incidió en buena medida en el crecimiento e institucionalización de Sentimos Diverso en Ecuador. «Ahora tenemos algunos proyectos que están creciendo y somos conscientes de que deben tener un presupuesto propio, así que poco a poco vamos consiguiendo gente que decide creernos y se arriesga a apoyarnos. En esas estamos ahora con la IWHC, quién ha querido apoyarnos, con un proyecto que por el momento hemos llamado “especiales Editoriales”, y que está enfocado en fortalecer nuestras habilidades y aprendizajes en el área de Comunicaciones».

Source
AWID

Al encuentro de mi voz y mi identidad como feminista de Sierra Leona

Al encuentro de mi voz y mi identidad como feminista de Sierra Leona

Como parte de nuestra serie de perfiles de afiliadxs de AWID, hoy Ngozi Cole comparte su trayectoria de vida y cómo forjó su identidad como feminista.


Mis recuerdos alegres más tempranos son estar sobre la espalda de mi madre. La calidez acogedora del paño de algodón con el que ella me arropaba era reconfortante. 

Hasta que tuve cinco años, siempre trepaba a su espalda y ella me envolvía con paciencia como un capullo, aunque murmurara que yo ya estaba poniéndome «demasiado grande» para eso. En aquella época, nuestras vidas cambiaron para siempre. En 1997, rebeldes del Frente Revolucionario Unido invadieron Freetown y el hogar que conocía me fue arrancado. 

Mi familia en Freetown a principios de la década de los noventa, antes de que la brutal guerra civil de Sierra Leona devastara la ciudad. Yo soy la bebé.

Mi madre huyó conmigo y mi hermana mayor a Gambia, el país vecino, donde iniciaríamos una vida como refugiadas. Tenía apenas cinco años cuando huimos y no entendía bien por qué había tenido que dejar atrás a mis amistades, primas, primos, a mi padre y mis juguetes. Intenté adaptarme a un nuevo hogar y mi madre se aseguró de que sus hijas estuvieran a salvo de las numerosas realidades de marginación y penurias que entraña ser una persona refugiada en un país extranjero. Aprendí a hablar wolof, hice amistades con rapidez y pronto muchas cosas se volvieron familiares: comencé a sentir que había aromas y sonidos que podían ser para mí un trozo de hogar.  

Al año siguiente, nos trasladamos nuevamente a Sierra Leona luego de un breve paréntesis de paz. Parecía que finalmente la paz había llegado, aunque se advertía una tensa calma. Intentamos retomar nuestra antigua vida con la esperanza de que un acuerdo de paz entre las facciones beligerantes resultaría efectivo. La vida parecía estable durante un tiempo y por momentos comencé a olvidar mi vida en Gambia, hasta ese 6 de enero de 1999, cuando los rebeldes reingresaron a Freetown. 

Volver a pasar por la inestabilidad, volver a experimentar el trauma de la guerra fue mucho peor que la última vez que nos había ocurrido. En ese momento tenía más conciencia y era un poco más grande y tenía la sensación de intentar alcanzar algo que flotaba muy lejos de mí. Volvimos a huir a Gambia y durante otros dos años más allí, parecía que había encontrado un hogar. Me apropié de mi identidad como refugiada o como «forastera», como se nos llamaba en Gambia. 

En 2002, decidimos regresar nuevamente a Sierra Leona, con la esperanza de que esta vez sería para siempre.  

Mi identidad volvió a cambiar cuando comencé el colegio secundario en Freetown, en la Escuela Annie Walsh Memorial. Desconocía el himno de mi propia nación, había olvidado algunas de las palabras de la promesa nacional y sabía que mi acento no era «del todo bueno». El primer año de la escuela secundaria, algunos de mis compañeros y compañeras me preguntaban si de verdad yo era de Sierra Leona. Aunque la seguridad del hogar y la familia había sido arrebatada y pendía frente a mis ojos, solo para que me la volvieran a arrebatar, estaba desesperada por perder esa sensación de desplazamiento, de sentirme disminuida, una ciudadana incompleta, una refugiada. 

Estaba en casa, yo era sierraleonesa, esa era mi identidad y luché para reclamarla. 

Luego de la escuela secundaria formal en Sierra Leona, obtuve una beca para asistir a una escuela panafricana, la African Leadership Academy (Academia Africana para el Liderazgo) en Johannesburgo. Posteriormente, fui a Wooster, una pequeña ciudad de Ohio, para asistir a la Universidad de Wooster, una pequeña facultad de humanidades privada, no muy lejos de Cleveland. Tomé algunas clases de filosofía y ciencias políticas que, junto con la Academia, me dieron las herramientas para articular otra parte mía, mi identidad como feminista.  

Oradoras y activistas influyentes como Roxanne Gay, autora de Bad Feminist [Mala feminista], tuvieron mucho que ver en la adopción de mi identidad feminista durante los años de formación. Aquí estoy con Roxanne Gay y una de mis mejores amigas y hermana feminista, Ainsleen Robson (izquierda).

Durante mis primeros años de adolescencia, estaba completamente convencida de que las feministas eran mujeres que albergaban ira hacia los hombres, odiadoras de hombres. 

Alrededor de los 16 años, comencé a pensar de manera muy radical sobre mi posición como chica joven, en la que consideraba (y todavía considero) una sociedad predominantemente patriarcal. Me inspiraron las activistas por los derechos de las mujeres, las mujeres que sin cesar luchaban por la igualdad política en Sierra Leona, por la igualdad de derechos económicos y patrimoniales y se manifestaban contra la mutilación genital femenina. Pero todavía pensaba que el «feminismo» era demasiado extremo. En 2013, tuve oportunidad de formar parte de una hermandad en Ghana de jóvenes africanas que vivían en el continente y en la diáspora, muchas de ellas feministas, que estaban consiguiendo cambios en sus respectivas comunidades.  

Durante esa etapa en Ghana, conocí a Leymah Gbowee y a Taiye Selasi, mujeres valientes que también habían luchado con la identidad y que se identificaban firmemente con el feminismo. A mi regreso a los Estados Unidos ese verano, comencé a escribir un blog sobre mi viaje como mujer africana que vive en el medio Oeste y sobre cómo abracé por completo el feminismo. Logré encontrar una voz propia, una voz que ya tenía timidez para debatir y discutir con mis pares sobre las cuestiones que nos afectan a las mujeres, tanto en el campus de la universidad como en el mundo exterior. El feminismo influyó en lo que escribía y participé en una emisión multimedia para hablar sobre la opresión de la sexualidad de las mujeres africanas. Mis blogs (en inglés) sobre la humillación del cuerpo y la cultura de la violación y la vergüenza tuvieron amplia difusión en las redes sociales.  

Incluso después de la universidad, continué encontrando formas de abrazar esta parte de mí misma y a medida que pasa el tiempo y la abrazo por completo sé que el feminismo no es una «parte» mía, sino que es esencial para mi supervivencia mientras hago este viaje de la vida como joven sierraleonesa. Estos días encuentro medios para escribir sobre aquellos derechos de las mujeres relacionados con la salud mental y los derechos reproductivos en Sierra Leona. 

He encontrado mi voz y finalmente estoy instalada en mi identidad como sierraleonesa y feminista. Una feminista sierraleonesa. 
Una de las tantas bellas playas de Sierra Leona, mi hogar.

 

Source
Ngozi Cole

Importante y urgente: Las mujeres africanas se unen contra la extracción destructiva de los recursos

Importante y urgente: Las mujeres africanas se unen contra la extracción destructiva de los recursos

Buscamos una alternativa posextractivista y ecofeminista para el desarrollo 


Las mujeres de las comunidades de Somkhele y Fuleni en KwalaZulu-Natal, Sudáfrica, han tomado el asunto en sus manos. Como principales cuidadoras y creadoras de la subsistencia, las mujeres han sido las más afectadas por la crisis hídrica, que es el resultado de una combinación de sequías y de la intensa explotación de carbón en las cercanías de sus hogares. 

Mujeres en Somkhele llenan barriles de agua desde un barril municipal que provee a las comunidades de manera no regular. Esta es la principal fuente de agua para decenas de miles de residentes rurales que viven en condiciones de sequía.

«Lo primero que nos molestó de la mina es donde está construida, donde extraen el carbón y donde instalaron las oficinas. Ese era el lugar donde vivíamos. Allí es donde cultivábamos y de donde extraíamos el agua. Llegaron y bloquearon nuestros ríos, de modo que ahora no podemos recolectar agua. Ahora mismo no tenemos agua en ningún lado, al agua la compramos».

– Smangele Nkosi from Somkhele, en «No Good Comes from the Mine» [Nada bueno sale de la mina], un documental de WoMin.

Gracias al compromiso y el apoyo de WoMin, una alianza africana sobre género y actividades extractivas, las mujeres de estas dos comunidades vienen reforzando de manera colectiva sus procesos de organización y resistencia contra la explotación de carbón, en especial contra la mina Tendele. 

Según WoMin, estos procesos de organización local de mujeres campesinas y de la clase trabajadora de la comunidad deberían estar en la agenda del 61º período de sesiones de la Comisión Jurídica y Social de las Mujeres, que se está celebrando actualmente en la Sede de las Naciones Unidas, en la ciudad de Nueva York. Es imperativo «analizar cómo debería ser el empoderamiento de las mujeres en un mundo laboral cambiante», así como contar con una evaluación más clara y crítica de los contextos actuales, a fin de fortalecer la influencia del trabajo de nuestros movimientos.

Impacto de género 

«Las repercusiones del extractivismo sobre los cuerpos, la sexualidad y la autonomía de las mujeres no se pueden subestimar [...] Las industrias extractivas tienen un enorme impacto en la tierra y el agua, que son los recursos comunitarios que las mujeres emplean para sostener la subsistencia de sus familias y comunidades».

WoMin explica que «debido a la desigualdad y las divisiones del trabajo según el género», las mujeres asumen el rol de la reproducción social (trabajo no remunerado) en las comunidades de la clase trabajadora y entre las mujeres campesinas africana. Es por esto que sobre ellas recae, en gran medida, el impacto de las industrias extractivas. 

La alianza también subraya que los análisis de las políticas regionales han omitido el impacto de género de las industrias extractivas, sobre todo el vínculo entre minería, extractivismo y violencia contra las mujeres. 

Movilización de mujeres reclamando justicia climática (Diciembre de 2016)

La violencia se manifiesta de distintas maneras, por ejemplo, en los conflictos, cuando las corporaciones y los Estados emplean la táctica «divide y vencerás» para forzar las decisiones de la comunidad en favor de la actividad extractiva. La expropiación de las tierras obliga a las comunidades a dejarlas para dar lugar a los intereses extractivos, comunidades que luego quedan con escasos recursos para sostenerse y procurar su subsistencia. Esto significa que es necesario contar con alternativas de desarrollo que aborden los altos niveles de violencia interpersonal contra las mujeres en la familia y la comunidad, y establecer el vínculo entre la violencia estatal y la que auspician las corporaciones ejercida en las zonas donde operan las industrias extractivas. Otro efecto grave de la industrialización basada en los minerales es el cambio climático, que causa sequías y escasez de agua, también con efectos adversos en la producción agrícola. A la vez, debido a las divisiones de género del mundo del trabajo y el rol reproductivo de las mujeres, estas experimentan una carga desproporcionada de los impactos adversos. 

«A menudo, desde la perspectiva de las mujeres y la de las comunidades, parece que los costos de la extracción minera y petrolera superan los beneficios, beneficios que disfrutan sobre todo la élite local y gobernante, las empresas y los inversores».

Los cambiantes contextos globales políticos y económicos, incluidas la impunidad de las corporaciones y su captura del Estado, requieren con urgencia un proceso de organización local y de construcción entre movimientos más sólidos y mejor alineados.  

Importante y urgente. Las mujeres deben encabezar y definir el cambio y las alternativas

El trabajo de WoMin resulta de extrema importancia y urgencia en el contexto mundial actual. La alianza no solo se dedica a exponer los efectos adversos de la minería sobre las mujeres, sino que además trabaja para aportar alternativas de desarrollo ecofeministas y posextractivistas. 

«El paradigma de desarrollo actual no está pensado para tomar en cuenta la voz de las mujeres, mucho menos la de las comunidades más directamente afectadas por la industrialización basada en los minerales y otras actividades extractivas (incluidas las empresas agrícolas)». 

Las mujeres que se organizan en el ámbito local y que integran movimientos de base «deben encabezar y definir el cambio y las alternativas». Un componente de extrema importancia del trabajo de WoMin es la labor con organizaciones, comunidades y movimientos nacionales y locales en los países, incluidos Sudáfrica, Kenia, Zimbabue, Uganda, la República Democrática del Congo y Nigeria. Aunque las comunidades de esos países se enfrentan a diversas formas de industria extractiva, «cada una cuenta una historia similar sobre la impunidad corporativa y la connivencia estatal que vulnera constantemente los derechos a la vida y la subsistencia de las comunidades y las mujeres».

Resistencia y resiliencia

Encuentro «Mujeres y carbón» realizado en enero de 2015 por WoMins, el cartel lee: 'Las mujeres se mantienen firmes contra el gran carbón'

Con el fin de llevar adelante procesos locales de organización resilientes y efectivos, crear estrategias para el «ahora» y fortalecer el análisis para aportar información a la transición a largo plazo hacia una sociedad posextractivista, WoMin trabaja arduamente para crear campañas y proyectos nacionales y regionales. 

Los folletos (en inglés) Women Building Power [Mujeres y construcción de poder] ofrecen soluciones prácticas para los problemas energéticos que afectan a las comunidades, para que puedan sostenerse a sí mismas y a la vez organizarse en pos de cambios más generales, incluida la justicia climática. Su séptimo folleto de tipo práctico ‘todo en uno’ contiene investigaciones, información y herramientas. 

Es además un precursor de la próxima campaña regional africana liderada por mujeres sobre energía, combustibles fósiles y justicia climática. «La campaña busca construir un movimiento de mujeres que genere cambios profundos en la forma de producir y distribuir la energía en nuestros países y en África en general».

Para mostrar la poderosa resistencia de las mujeres de Somkhele y Fuleni y de las mujeres de las comunidades de Uganda –y potencialmente de Níger o la República Democrática del Congo–, WoMin está trabajando en el documental (en inglés) No Good Comes from the Mine [Nada bueno sale de la mina], una pieza panafricana basada en testimonios de la gente. 

«Cuanta la historia de mujeres cuyas vidas se ven perjudicadas por la minería y otras formas extractivas. Habla también de su lucha por proteger y reclamar por sus tierras, su subsistencia, sus cuerpos y sus vidas. El documental muestra sus realidades cotidianas y cómo se están movilizando para resistir y protestar contra las injusticias».

El trabajo de WoMin es parte de un proyecto formidable de cambio materializado en una alternativa ecofeminista para el desarrollo, donde las mujeres ocupen un lugar central, donde ellas definan «cómo debería ser la justicia económica para ellas y sus comunidades». 

El perfil de esta organización afiliada se publicó en conexión con el 61º período de sesiones de la Comisión Jurídica y Social de las Mujeres (CSW61) y su tema prioritario para este año «El empoderamiento económico de las mujeres en el cambiante mundo del trabajo».

 El tráiler del documental de WoMin (en inglés):

 

 

Source
WoMin