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«Resistencia visionaria y creativa»: conoce a las mujeres que desafían el extractivismo y el patriarcado

La degradación ambiental es deliberada, violenta y patriarcal. Desde Turquía a Guatemala, las mujeres están al frente de la resistencia.


«¿Qué es el Estado? ¡Somos el Estado! El Estado es el Estado gracias a nosotrxs», dijo Havva Ana (Madre Eva), una mujer de 63 años quien, en julio de 2015, se unió a una manifestación para bloquear la demolición de los antiguos bosques en Rize, Turquía.

Lo que Havva Ana quiso decir es que el Estado depende de la gente para su legitimidad, y que no debe priorizar el lucro a corto plazo sobre los derechos y el bienestar de las personas. Los bosques de Çamlıhemşin han proporcionado medios de subsistencia y conexiones ancestrales en la región del Mar Negro durante cientos de años.

Ante la destrucción, ella resistió a las excavadoras y a las fuerzas de seguridad, formando una cadena humana con otrxs manifestantes para bloquear su avance. Ella enfrentó esta violencia con todo lo que tenía: expuso su cuerpo al peligro. La policía expulsó por la fuerza a lxs manifestantes del lugar, permitiendo que la demolición siguiera adelante.

Havva Ana forma parte de un ecosistema más amplio de mujeres que encabezan la lucha por la defensa de la tierra, del territorio y los medios de subsistencia contra modelos violentos de «desarrollo» basados ​​en el extractivismo y la mercantilización ilimitada de la naturaleza.

Este es un trabajo peligroso por el que lxs defensorxs de derechos humanos y medioambientales han sufrido ataques sistemáticos. A nivel mundial, las élites económicas y políticas están destruyendo el planeta, violando las normas internacionales de derechos humanos y los tratados para proteger los derechos de los pueblos indígenas.

En 2015, el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Situación de los Defensores de Derechos Humanos registró 156 asesinatos. El 45% eran defensorxs de derechos ambientales, de la tierra y los derechos de los pueblos indígenas. Para ese mismo año, la ONG Global Witness {Testigo Global} documentó los asesinatos de 185 defensorxs de derechos humanos en 16 países, con Brasil, Filipinas y Colombia a la cabeza, muchas de las víctimas eran activistas indígenas.

El asesinato de Berta Cáceres el año pasado en su hogar en Honduras, después de años de activismo para proteger el río Gualcarque del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, es emblemático de las represalias contra las mujeres que resisten a la destrucción del medio ambiente y los intereses poderosos. La evidencia legal reciente indica una posible alianza del gobierno hondureño con fuerzas paramilitares entrenadas por Estados Unidos para asesinarla.

Muchos otros ataques y asesinatos probablemente no son reportados

Mientras tanto, la reciente investigación de AWID y de la Coalición Internacional de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos, basadas en consultas con mujeres de África, Asia y América Latina, revelan patrones claros de violencia de género contra las mujeres que defienden las tierras y las comunidades y examina las estrategias de acción y resistencia de las mujeres frente a las industrias extractivas y el poder corporativo.

«Cuando me amenazan, dicen que me matarán, pero antes de asesinarme, me violarán. No les dicen eso a mis colegas masculinos. Estas amenazas son muy específicas para las mujeres indígenas », dijo Lolita Chávez, una indígena defensora de derechos humanos de Guatemala, en su testimonio, recogido como parte de esta investigación.

Las mujeres sufren amenazas adicionales de género …

Muchxs defensorxs de derechos humanos en todo el mundo se enfrentan a la criminalización, la estigmatización y la violencia, pero las mujeres sufren amenazas adicionales de género.

Por ejemplo, la estigmatización puede incluir términos sexualmente degradantes o el cuestionamiento a una mujer como buena madre; la marginación económica de las mujeres puede dificultar la obtención de dinero para la libertad bajo fianza si son arrestadas; los servicios de seguridad privada, los paramilitares y policías que protegen intereses corporativos han utilizado la violación, la violencia sexual y la intimidación contra las defensoras de derechos humanos.

Es importante destacar que las mujeres que se enfrentan a las industrias extractivas desafían no sólo al poder corporativo sino también al patriarcado y enfrentan la represión en ambos frentes.

Resistencia visionaria y creativa

Mirtha Vázquez, una defensora de derechos humanos de Perú dijo: «Para nosotras, el desarrollo tiene que ver con el bienestar y la dignidad de las personas y con la autodeterminación de cómo quieren vivir».

A pesar del trato violento que a menudo enfrentan, las defensoras de la tierra, de los pueblos y la naturaleza han sido visionarias y creativas. Es importante señalar que nuestra investigación también destaca el trabajo exitoso e inspirador de las mujeres que confrontan a las industrias extractivas y el poder corporativo.

Una de esas historias es la de Aleta Baun, una mujer indígena de Indonesia que viajaba de pueblo en pueblo para organizar la oposición local a la explotación de canteras de mármol.

Se enfrentó a arrestos, palizas y amenazas de muerte. Pero, con valentía y determinación, llegó a cientos de personas y junto con otras mujeres pasó un año entero ocupando la entrada de una cantera, hilando tejidos tradicionales. En 2010, después de un año de protesta pacífica, la presión pública obligó a las compañías a abandonar sus operaciones. En 2013, Baun ganó el Goldman Environmental Prize {Premio medioambiental Goldman}.

En todo el mundo, las mujeres están exigiendo el fin del poder corporativo que destruye el planeta por codicia y ganancias a corto plazo, y proponiendo visiones de un desarrollo distinto comprometido con los pueblos y la naturaleza.

Como dijo Bonita Meyersfeld, profesora de derecho en la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo: «Un proyecto que generará beneficios económicos solo puede ser llamado desarrollo si esas ganancias son reinvertidas en la comunidad. Si no, estamos hablando de explotación, no de desarrollo».

Havva Ana, Aleta Baun, Berta Cáceres y otras miles de mujeres en el mundo resisten a la ecuación del desarrollo con inversión extranjera y el beneficio para unxs pocxs. En cambio, ofrecen una visión crítica y progresiva del desarrollo impulsada por la autodeterminación, la dignidad y el respeto por la naturaleza. Debemos escucharlas.

Leer el artículo original (en inglés) de Open-Democracy

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