Adolfo Lujan | Flickr (CC BY-NC-ND 2.0)
Mass demonstration in Madrid on International Women's Day
Multitudinaria manifestación en Madrid en el día internacional de la mujer

Áreas prioritarias

Apoyar a los movimientos feministas, de derechos de las mujeres y por la justicia de género para que sean una fuerza impulsora de retos a los sistemas de opresión y para la creación conjunta de realidades feministas.

Promoción de los derechos universales y la justicia

Arrancar de raíz los fascismos y los fundamentalismos

En todo el mundo lxs defensorxs feministas, por los derechos de las mujeres y por la justicia de género están enfrentándose a las agendas fascistas y fundamentalistas. Estas fuerzas opresivas atacan a las mujeres, a las personas que tienen una identidad o expresión de género y/u orientación sexual no convencional y a otras comunidades oprimidas.


Las ideologías discriminatorias están socavando y cooptando nuestros sistemas y estándares de derechos humanos, para convertirlos en dominio de unxs pocxs.. Por esto, la iniciativa Promoción de los Derechos Universales y la Justicia (PDUJ) promueve la universalidad de los derechos, el principio fundante según el cual los derechos humanos les pertenecen a todxs sin excepción, sin importar quién sean.

Creamos un espacio para que los movimientos feministas, de derechos de las mujeres y de justicia de género y sus aliadxs puedan reconocer la influencia y el impacto de lxs actorxs anti-derechos., pensar estrategias y realizar acciones colectivas para contrarrestarlos También buscamos promover los derechos de las mujeres y los marcos, las normas y las propuestas feministas así como proteger y promover la universalidad de los derechos.


Nuestras acciones

A través de esta iniciativa, nosotrxs:

  • Construimos conocimiento: Apoyamos a los movimientos feministas, de derechos de las mujeres y de justicia de género difundiendo y divulgando conocimiento y mensajes clave sobre lxs actorxs anti-derechos, sus estrategias y el impacto que tienen sobre los sistemas internacionales de derechos humanos a través del liderazgo de AWID en el Observatorio sobre la Universalidad de los Derechos (OURs)*.

  • Promovemos agendas feministas: Nos aliamos con diversos actores en espacios internacionales de derechos humanos, incluyendo el Consejo de Derechos Humanos, la Comisión sobre Población y Desarrollo, la Comisión sobre la Condición Social y Jurídica de las Mujeres y la Asamblea General de la ONU. .

  • Generamos y amplificamos alternativas: Junto con nuestra membresía, buscamos que los movimientos que se organizan a nivel local, nacional y regional en distintos espacios conozcan y exijan que se apliquen los compromisos, resoluciones y normas internacionales.

  • Movilizamos la acción solidaria: Actuamos junto a las defensoras de derechos humanos, incluyendo a activistas trans e intersex, así como a lxs jóvenes feministas, para enfrentar los fundamentalismos y fascismos y para llamar la atención sobre situaciones de peligro.

 

 

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Al encuentro de mi voz y mi identidad como feminista de Sierra Leona

Al encuentro de mi voz y mi identidad como feminista de Sierra Leona

Como parte de nuestra serie de perfiles de afiliadxs de AWID, hoy Ngozi Cole comparte su trayectoria de vida y cómo forjó su identidad como feminista.


Mis recuerdos alegres más tempranos son estar sobre la espalda de mi madre. La calidez acogedora del paño de algodón con el que ella me arropaba era reconfortante. 

Hasta que tuve cinco años, siempre trepaba a su espalda y ella me envolvía con paciencia como un capullo, aunque murmurara que yo ya estaba poniéndome «demasiado grande» para eso. En aquella época, nuestras vidas cambiaron para siempre. En 1997, rebeldes del Frente Revolucionario Unido invadieron Freetown y el hogar que conocía me fue arrancado. 

Mi familia en Freetown a principios de la década de los noventa, antes de que la brutal guerra civil de Sierra Leona devastara la ciudad. Yo soy la bebé.

Mi madre huyó conmigo y mi hermana mayor a Gambia, el país vecino, donde iniciaríamos una vida como refugiadas. Tenía apenas cinco años cuando huimos y no entendía bien por qué había tenido que dejar atrás a mis amistades, primas, primos, a mi padre y mis juguetes. Intenté adaptarme a un nuevo hogar y mi madre se aseguró de que sus hijas estuvieran a salvo de las numerosas realidades de marginación y penurias que entraña ser una persona refugiada en un país extranjero. Aprendí a hablar wolof, hice amistades con rapidez y pronto muchas cosas se volvieron familiares: comencé a sentir que había aromas y sonidos que podían ser para mí un trozo de hogar.  

Al año siguiente, nos trasladamos nuevamente a Sierra Leona luego de un breve paréntesis de paz. Parecía que finalmente la paz había llegado, aunque se advertía una tensa calma. Intentamos retomar nuestra antigua vida con la esperanza de que un acuerdo de paz entre las facciones beligerantes resultaría efectivo. La vida parecía estable durante un tiempo y por momentos comencé a olvidar mi vida en Gambia, hasta ese 6 de enero de 1999, cuando los rebeldes reingresaron a Freetown. 

Volver a pasar por la inestabilidad, volver a experimentar el trauma de la guerra fue mucho peor que la última vez que nos había ocurrido. En ese momento tenía más conciencia y era un poco más grande y tenía la sensación de intentar alcanzar algo que flotaba muy lejos de mí. Volvimos a huir a Gambia y durante otros dos años más allí, parecía que había encontrado un hogar. Me apropié de mi identidad como refugiada o como «forastera», como se nos llamaba en Gambia. 

En 2002, decidimos regresar nuevamente a Sierra Leona, con la esperanza de que esta vez sería para siempre.  

Mi identidad volvió a cambiar cuando comencé el colegio secundario en Freetown, en la Escuela Annie Walsh Memorial. Desconocía el himno de mi propia nación, había olvidado algunas de las palabras de la promesa nacional y sabía que mi acento no era «del todo bueno». El primer año de la escuela secundaria, algunos de mis compañeros y compañeras me preguntaban si de verdad yo era de Sierra Leona. Aunque la seguridad del hogar y la familia había sido arrebatada y pendía frente a mis ojos, solo para que me la volvieran a arrebatar, estaba desesperada por perder esa sensación de desplazamiento, de sentirme disminuida, una ciudadana incompleta, una refugiada. 

Estaba en casa, yo era sierraleonesa, esa era mi identidad y luché para reclamarla. 

Luego de la escuela secundaria formal en Sierra Leona, obtuve una beca para asistir a una escuela panafricana, la African Leadership Academy (Academia Africana para el Liderazgo) en Johannesburgo. Posteriormente, fui a Wooster, una pequeña ciudad de Ohio, para asistir a la Universidad de Wooster, una pequeña facultad de humanidades privada, no muy lejos de Cleveland. Tomé algunas clases de filosofía y ciencias políticas que, junto con la Academia, me dieron las herramientas para articular otra parte mía, mi identidad como feminista.  

Oradoras y activistas influyentes como Roxanne Gay, autora de Bad Feminist [Mala feminista], tuvieron mucho que ver en la adopción de mi identidad feminista durante los años de formación. Aquí estoy con Roxanne Gay y una de mis mejores amigas y hermana feminista, Ainsleen Robson (izquierda).

Durante mis primeros años de adolescencia, estaba completamente convencida de que las feministas eran mujeres que albergaban ira hacia los hombres, odiadoras de hombres. 

Alrededor de los 16 años, comencé a pensar de manera muy radical sobre mi posición como chica joven, en la que consideraba (y todavía considero) una sociedad predominantemente patriarcal. Me inspiraron las activistas por los derechos de las mujeres, las mujeres que sin cesar luchaban por la igualdad política en Sierra Leona, por la igualdad de derechos económicos y patrimoniales y se manifestaban contra la mutilación genital femenina. Pero todavía pensaba que el «feminismo» era demasiado extremo. En 2013, tuve oportunidad de formar parte de una hermandad en Ghana de jóvenes africanas que vivían en el continente y en la diáspora, muchas de ellas feministas, que estaban consiguiendo cambios en sus respectivas comunidades.  

Durante esa etapa en Ghana, conocí a Leymah Gbowee y a Taiye Selasi, mujeres valientes que también habían luchado con la identidad y que se identificaban firmemente con el feminismo. A mi regreso a los Estados Unidos ese verano, comencé a escribir un blog sobre mi viaje como mujer africana que vive en el medio Oeste y sobre cómo abracé por completo el feminismo. Logré encontrar una voz propia, una voz que ya tenía timidez para debatir y discutir con mis pares sobre las cuestiones que nos afectan a las mujeres, tanto en el campus de la universidad como en el mundo exterior. El feminismo influyó en lo que escribía y participé en una emisión multimedia para hablar sobre la opresión de la sexualidad de las mujeres africanas. Mis blogs (en inglés) sobre la humillación del cuerpo y la cultura de la violación y la vergüenza tuvieron amplia difusión en las redes sociales.  

Incluso después de la universidad, continué encontrando formas de abrazar esta parte de mí misma y a medida que pasa el tiempo y la abrazo por completo sé que el feminismo no es una «parte» mía, sino que es esencial para mi supervivencia mientras hago este viaje de la vida como joven sierraleonesa. Estos días encuentro medios para escribir sobre aquellos derechos de las mujeres relacionados con la salud mental y los derechos reproductivos en Sierra Leona. 

He encontrado mi voz y finalmente estoy instalada en mi identidad como sierraleonesa y feminista. Una feminista sierraleonesa. 
Una de las tantas bellas playas de Sierra Leona, mi hogar.

 

Source
Ngozi Cole

Importante y urgente: Las mujeres africanas se unen contra la extracción destructiva de los recursos

Importante y urgente: Las mujeres africanas se unen contra la extracción destructiva de los recursos

Buscamos una alternativa posextractivista y ecofeminista para el desarrollo 


Las mujeres de las comunidades de Somkhele y Fuleni en KwalaZulu-Natal, Sudáfrica, han tomado el asunto en sus manos. Como principales cuidadoras y creadoras de la subsistencia, las mujeres han sido las más afectadas por la crisis hídrica, que es el resultado de una combinación de sequías y de la intensa explotación de carbón en las cercanías de sus hogares. 

Mujeres en Somkhele llenan barriles de agua desde un barril municipal que provee a las comunidades de manera no regular. Esta es la principal fuente de agua para decenas de miles de residentes rurales que viven en condiciones de sequía.

«Lo primero que nos molestó de la mina es donde está construida, donde extraen el carbón y donde instalaron las oficinas. Ese era el lugar donde vivíamos. Allí es donde cultivábamos y de donde extraíamos el agua. Llegaron y bloquearon nuestros ríos, de modo que ahora no podemos recolectar agua. Ahora mismo no tenemos agua en ningún lado, al agua la compramos».

– Smangele Nkosi from Somkhele, en «No Good Comes from the Mine» [Nada bueno sale de la mina], un documental de WoMin.

Gracias al compromiso y el apoyo de WoMin, una alianza africana sobre género y actividades extractivas, las mujeres de estas dos comunidades vienen reforzando de manera colectiva sus procesos de organización y resistencia contra la explotación de carbón, en especial contra la mina Tendele. 

Según WoMin, estos procesos de organización local de mujeres campesinas y de la clase trabajadora de la comunidad deberían estar en la agenda del 61º período de sesiones de la Comisión Jurídica y Social de las Mujeres, que se está celebrando actualmente en la Sede de las Naciones Unidas, en la ciudad de Nueva York. Es imperativo «analizar cómo debería ser el empoderamiento de las mujeres en un mundo laboral cambiante», así como contar con una evaluación más clara y crítica de los contextos actuales, a fin de fortalecer la influencia del trabajo de nuestros movimientos.

Impacto de género 

«Las repercusiones del extractivismo sobre los cuerpos, la sexualidad y la autonomía de las mujeres no se pueden subestimar [...] Las industrias extractivas tienen un enorme impacto en la tierra y el agua, que son los recursos comunitarios que las mujeres emplean para sostener la subsistencia de sus familias y comunidades».

WoMin explica que «debido a la desigualdad y las divisiones del trabajo según el género», las mujeres asumen el rol de la reproducción social (trabajo no remunerado) en las comunidades de la clase trabajadora y entre las mujeres campesinas africana. Es por esto que sobre ellas recae, en gran medida, el impacto de las industrias extractivas. 

La alianza también subraya que los análisis de las políticas regionales han omitido el impacto de género de las industrias extractivas, sobre todo el vínculo entre minería, extractivismo y violencia contra las mujeres. 

Movilización de mujeres reclamando justicia climática (Diciembre de 2016)

La violencia se manifiesta de distintas maneras, por ejemplo, en los conflictos, cuando las corporaciones y los Estados emplean la táctica «divide y vencerás» para forzar las decisiones de la comunidad en favor de la actividad extractiva. La expropiación de las tierras obliga a las comunidades a dejarlas para dar lugar a los intereses extractivos, comunidades que luego quedan con escasos recursos para sostenerse y procurar su subsistencia. Esto significa que es necesario contar con alternativas de desarrollo que aborden los altos niveles de violencia interpersonal contra las mujeres en la familia y la comunidad, y establecer el vínculo entre la violencia estatal y la que auspician las corporaciones ejercida en las zonas donde operan las industrias extractivas. Otro efecto grave de la industrialización basada en los minerales es el cambio climático, que causa sequías y escasez de agua, también con efectos adversos en la producción agrícola. A la vez, debido a las divisiones de género del mundo del trabajo y el rol reproductivo de las mujeres, estas experimentan una carga desproporcionada de los impactos adversos. 

«A menudo, desde la perspectiva de las mujeres y la de las comunidades, parece que los costos de la extracción minera y petrolera superan los beneficios, beneficios que disfrutan sobre todo la élite local y gobernante, las empresas y los inversores».

Los cambiantes contextos globales políticos y económicos, incluidas la impunidad de las corporaciones y su captura del Estado, requieren con urgencia un proceso de organización local y de construcción entre movimientos más sólidos y mejor alineados.  

Importante y urgente. Las mujeres deben encabezar y definir el cambio y las alternativas

El trabajo de WoMin resulta de extrema importancia y urgencia en el contexto mundial actual. La alianza no solo se dedica a exponer los efectos adversos de la minería sobre las mujeres, sino que además trabaja para aportar alternativas de desarrollo ecofeministas y posextractivistas. 

«El paradigma de desarrollo actual no está pensado para tomar en cuenta la voz de las mujeres, mucho menos la de las comunidades más directamente afectadas por la industrialización basada en los minerales y otras actividades extractivas (incluidas las empresas agrícolas)». 

Las mujeres que se organizan en el ámbito local y que integran movimientos de base «deben encabezar y definir el cambio y las alternativas». Un componente de extrema importancia del trabajo de WoMin es la labor con organizaciones, comunidades y movimientos nacionales y locales en los países, incluidos Sudáfrica, Kenia, Zimbabue, Uganda, la República Democrática del Congo y Nigeria. Aunque las comunidades de esos países se enfrentan a diversas formas de industria extractiva, «cada una cuenta una historia similar sobre la impunidad corporativa y la connivencia estatal que vulnera constantemente los derechos a la vida y la subsistencia de las comunidades y las mujeres».

Resistencia y resiliencia

Encuentro «Mujeres y carbón» realizado en enero de 2015 por WoMins, el cartel lee: 'Las mujeres se mantienen firmes contra el gran carbón'

Con el fin de llevar adelante procesos locales de organización resilientes y efectivos, crear estrategias para el «ahora» y fortalecer el análisis para aportar información a la transición a largo plazo hacia una sociedad posextractivista, WoMin trabaja arduamente para crear campañas y proyectos nacionales y regionales. 

Los folletos (en inglés) Women Building Power [Mujeres y construcción de poder] ofrecen soluciones prácticas para los problemas energéticos que afectan a las comunidades, para que puedan sostenerse a sí mismas y a la vez organizarse en pos de cambios más generales, incluida la justicia climática. Su séptimo folleto de tipo práctico ‘todo en uno’ contiene investigaciones, información y herramientas. 

Es además un precursor de la próxima campaña regional africana liderada por mujeres sobre energía, combustibles fósiles y justicia climática. «La campaña busca construir un movimiento de mujeres que genere cambios profundos en la forma de producir y distribuir la energía en nuestros países y en África en general».

Para mostrar la poderosa resistencia de las mujeres de Somkhele y Fuleni y de las mujeres de las comunidades de Uganda –y potencialmente de Níger o la República Democrática del Congo–, WoMin está trabajando en el documental (en inglés) No Good Comes from the Mine [Nada bueno sale de la mina], una pieza panafricana basada en testimonios de la gente. 

«Cuanta la historia de mujeres cuyas vidas se ven perjudicadas por la minería y otras formas extractivas. Habla también de su lucha por proteger y reclamar por sus tierras, su subsistencia, sus cuerpos y sus vidas. El documental muestra sus realidades cotidianas y cómo se están movilizando para resistir y protestar contra las injusticias».

El trabajo de WoMin es parte de un proyecto formidable de cambio materializado en una alternativa ecofeminista para el desarrollo, donde las mujeres ocupen un lugar central, donde ellas definan «cómo debería ser la justicia económica para ellas y sus comunidades». 

El perfil de esta organización afiliada se publicó en conexión con el 61º período de sesiones de la Comisión Jurídica y Social de las Mujeres (CSW61) y su tema prioritario para este año «El empoderamiento económico de las mujeres en el cambiante mundo del trabajo».

 El tráiler del documental de WoMin (en inglés):

 

 

Source
WoMin