Los derechos humanos son universales, indivisibles, interdependientes e inalienables
Aun así, hoy en día, actores ultraconservadores están atacando a los sistemas establecidos para proteger nuestros derechos humanos. Estos actores usan argumentos basados en interpretaciones extremas de la religión, la cultura y la tradición, al igual que una retórica vinculada a la soberanía estatal, para justificar el retroceso de los derechos fundamentales y la impunidad estatal. Estos ataques están particularmente dirigidos a los derechos relacionados con la sexualidad y la justicia de género, pero representan una amenaza para la esencia misma de nuestros derechos humanos: que son universales e inalienables.
El Observatorio de la Universalidad de los Derechos
El Observatorio de la Universalidad de los Derechos (OURs en inglés) es un nuevo proyecto colaborativo que se propone monitorear, analizar, compartir información y apoyar la incidencia en contra de iniciativas anti-derechos que amenazan y debilitan los sistemas de derechos humanos. Desde un marco de referencia feminista, la iniciativa OURs trabaja en distintas regiones, temáticas y espacios de derechos humanos para impulsar la justicia social.
¿Quién está amenazando nuestros derechos?
Actores anti-derechos humanos están ahora operando con mayor frecuencia, recursos y apoyo en los espacios internacionales de derechos humanos. Están bien coordinados, construyendo relaciones dinámicas, orientadas a temáticas en diferentes regiones y religiones, y entre categorías. Tres tipos diferentes de actores ahora trabajan juntos para socavar la universalidad de los derechos. Estos incluyen actores conservadores tales como:
- Misiones y bloques estatales
- Organizaciones de la sociedad civil, ONGs y otros actores no estatales
- Organismos intergubernamentales y religiosos
¿Cuáles son sus argumentos?
Históricamente, los actores anti-derechos han rechazado completamente la validez de los marcos de derechos humanos. Sin embargo, existe una tendencia reciente a alejarse de este enfoque hacia una retórica más sutil que se apropia del lenguaje de los derechos. También se han alejado del lenguaje explícitamente religioso hacia discursos más «secularizados», incluyendo el uso de «ciencias sociales» conservadoras como evidencia. Estos discursos engañosos van en contra de las normas universales de derechos humanos y aun así, son cada vez más efectivos.
-
La protección de la familia — Detrás de este título aparentemente inofensivo se encuentra una agenda peligrosa. Esta retórica combina diferentes narrativas anti-derechos: intentar sustituir los derechos de lxs integrantes individuales de la familia con los derechos otorgados a la institución de la familia; promover una idea unitaria, patriarcal y heteronormativa de «la familia»; y socavar los derechos de lxs niñxs, los derechos a la no discriminación y las protecciones contra la violencia en los contextos familiares.
-
Derecho a la vida — Los actores regresivos tratan cada vez más de utilizar el principio más amplio del derecho a la vida para promover su agenda antiaborto, usando el argumento no fundamentado de que la vida comienza en la concepción, y esta interpretación del derecho a la vida anula los derechos reproductivos.
-
Los derechos de padres y madres y de los niños y niñas — El lenguaje sobre los derechos de lxs niñxs es manipulado para socavar los derechos, las protecciones y la autonomía de lxs mismxs.
Este discurso se propone desplazar el enfoque de los derechos de lxs niñxs internacionalmente reconocidos, como el derecho a la educación y a una vida libre de abusos hacia los llamados derechos de padres y madres, que no son reconocidos en el derecho internacional de los derechos humanos y que pueden usarse fácilmente para infringir los derechos de lxs niñxs. -
Soberanía nacional e imperialismo occidental — Estados y actores no estatales ocultan a menudo cínicamente sus posiciones regresivas usando argumentos contra el imperialismo occidental o en defensa de la soberanía nacional, utilizando el lenguaje antiimperialismo para fortalecer su poder. Irónicamente, la gran mayoría de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) de la derecha religiosa activas en el ámbito internacional están radicadas en América del Norte y trabajan para exportar el odio en todo el mundo.
-
Libertad religiosa y derechos culturales — Los actores anti-derechos usan referencias a la libertad religiosa y a la cultura de una manera que contradice directamente el propósito de esos derechos. Reformulan el derecho a la libertad religiosa como si se refiriera a la protección de las creencias y no de las personas creyentes. La cultura se presenta como monolítica e inmutable, donde una «tradición» singular limita los derechos de las mujeres, lxs niñxs y las minorías, ignorando la igualdad de derechos que todxs tenemos de moldear y participar en dicha cultura.
¿Cuáles son algunas de sus estrategias?
- Capacitación de delegadxs de la ONU
- Reuniones internacionales y trans-regionales
- Objeciones (por ejemplo, a tratados multilaterales), la deslegitimación y el recorte de financiamiento para el trabajo de actores de la ONU
- Desarrollo y promoción de un marco paralelo de «derechos humanos»
- Desarrollo y uso de argumentos pseudocientíficos o investigación usando metodologías defectuosas
- Movilización de jóvenes
- Organización en línea (virtual)
El impacto en nuestros derechos humanos
Día a día, podemos observar las diversas formas en que estos actores erosionan nuestros derechos.
Debido a las resoluciones a favor de la Protección de la Familia aprobadas por el Consejo de Derechos Humanos (CDH); la regresión impuesta al marco de las Defensoras de Derechos Humanos y las protecciones para la sociedad civil a nivel internacional; la eliminación de referencias a los derechos humanos, el género, y la salud y los derechos sexuales y reproductivos en las conclusiones convenidas de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de las Mujeres; las objeciones por parte de varios Estados a la Agenda 2030, afirmando que sólo implementarán objetivos que estén «en línea con los valores culturales y religiosos de sus países»; las referencias continuas a objeciones por parte de los Estados que evitan que cumplan con sus obligaciones relacionadas con la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las Mujeres (CEDAW); y la continua oposición a las protecciones contra la violación conyugal y el matrimonio infantil, temprano y forzado en la Asamblea General y el CDH, nuestros derechos relacionados con el género y la sexualidad están bajo un ataque coordinado que está teniendo un impacto real y continuo.