Khalida Jarrar integra el Consejo Legislativo de Palestina, es una de las líderes del Frente Popular por la Liberación de Palestina y una defensora de derechos humanos que goza de reconocimiento internacional por su labor de documentación y activismo contra las violaciones a los derechos humanos en la Palestina ocupada. El 20 de agosto de 2014, soldados de la ocupación israelí invadieron el hogar de Khalida en Ramallah y le presentaron una orden de expulsión interna. Khalida se negó a firmar la orden de expulsión y les respondió:
«Ustedes, la ocupación, están matando a nuestro pueblo palestino. Llevan a cabo detenciones masivas, demuelen hogares, secuestran a la gente de sus casas y la deportan. Son ustedes los que deben salir de nuestro hogar».
Después de haber cuestionado la orden recibida, Khalida fue arrestada el 2 de abril de 2015 y continúa en prisión.[1]
AWID entrevistó a las hijas de Khalida Jarrar, Suha y Yafa, para conversar sobre su madre, la politización de las mujeres palestinas en los territorios ocupados y las luchas de las defensoras de derechos humanos por su tierra y su libertad.
AWID: Por favor cuéntennos acerca de su madre, Khalida Jarrar, y sus aspiraciones para Palestina
Nuestra madre es una luchadora generosa, intrépida e incansable, comprometida con la justicia social y la lucha contra la opresión no solo desde la teoría sino, lo que es más importante, desde la práctica. Su politización comenzó cuando su familia fue obligada a abandonar el poblado de Bissan, en la Palestina histórica.
Además del cargo que ocupa actualmente como integrante electa del Consejo Legislativo Palestino (PLC por sus siglas en inglés), nuestra madre es una activista feminista de izquierda desde hace más de 20 años. Se ha dedicado particularmente a temáticas como el encarcelamiento por razones políticas y las personas que son presas políticas en Palestina. Su acción directa más reciente contra el sistema de apartheid impuesto por Israel fue el rol que cumplió en la acusación formulada por la Autoridad Palestina (AP) contra Israel ante la Corte Penal Internacional por los crímenes de guerra cometidos contra la población palestina en junio de 2014.
A lo largo de los años, las fuerzas de ocupación israelíes han tomado a nuestra madre como blanco, la han hostigado y reprimido, por su lucha contra el apartheid impuesto por Israel. Fue detenida por primera vez el 8 de marzo de 1989, por participar de una protesta durante el Día Internacional de la Mujer. Una de las razones que la llevaron a involucrarse profundamente en la defensa de los derechos de las personas encarceladas por motivos políticos fueron las repetidas detenciones arbitrarias sufridas por nuestro padre durante los años que llevan juntos.
A un nivel más personal, nuestra madre nos enseñó a reconocer los privilegios que tenemos pero también a ser conscientes de nuestra historia de colonización y a conocer bien el proceso multidimensional que implica la descolonización. Como dijo mi hermana Yafa en una entrevista, «Mi madre siempre le dice la verdad al poder. Es una mujer y es una líder amada. Por eso la persiguen... la ocupación es cruel y su historia de agresiones muestra que cualquiera que proteste por la violencia que ejerce se convierte en blanco».
AWID: ¿Cómo las afectó a ustedes la lucha de su madre por los derechos humanos de la población palestina?
Crecer en un lugar en el que las invasiones, toques de queda, bombardeos, fusilamientos masivos, ataques de francotiradores y las detenciones arbitrarias de nuestro padre, nuestra madre y muchas otras personas hicieron que nuestras vidas tuvieran que ser políticas a edad muy temprana nos ha llevado a tomar conciencia de que es importante descolonizar nuestras mentes, seguir estudiando y luchar por nuestros derechos.
Recordamos muy bien que a los 6 años ya éramos capaces de recitar de memoria la definición de detención administrativa: «Una detención arbitraria que se puede renovar indefinidamente en la que las personas detenidas no son sometidas a juicio o son acusadas a partir de información secreta que solo conocen los equipos de fiscales y los/as jueces/zas de los tribunales militares israelíes». Cuando llegamos a esa edad, no solo nuestro padre ya había estado sometido a detención administrativa muchas veces sino que, gracias al compromiso político de nuestra madre, ya conocíamos también las modalidades, consecuencias y terminología del sistema de apartheid impuesto por Israel. Ahora que somos adultas, cuando miramos hacia atrás nos damos cuenta de que crecimos en condiciones muy tristes, injustas y 'anormales'.
Nuestra madre nos enseñó que nuestra lucha contra la opresión habrá de continuar hasta que prevalezcan la justicia y la libertad. La posición de nuestra madre como líder política e influyente, además de activista, también nos ayudó a entender por qué es importante luchar desde adentro, especialmente siendo mujeres 'de color'. Luchar 'desde adentro' siempre ha significado que hay que luchar por las personas oprimidas y que son ellas mismas las que deben liderar esa lucha. Su perspectiva interseccional acerca de la opresión y la injusticia social nos enseñó que las luchas de las mujeres se dan a múltiples niveles y que la lucha palestina es también una lucha feminista, porque refleja disparidades en cuestiones de raza, género, clase y afiliación política, por nombrar solo algunas.
AWID: ¿En qué circunstancias llevan adelante su activismo las defensoras de derechos humanos palestinas? ¿Cómo se ven afectadas sus familias y las comunidades en las que viven?
Las luchas de las mujeres se dan a múltiples niveles, sobre todo en un lugar como Palestina donde el esfuerzo y la energía que se necesita para desarrollar este tipo de trabajo no solo son físicamente agotadores sino que también producen desgaste emocional. La defensa y promoción de los derechos humanos que hacen las mujeres en un ambiente de represión política constante se convierte en una lucha sin fin, y les requiere tres veces más trabajo que el necesario para generar cualquier otro tipo de cambio. Trabajar dentro de un sistema que supuestamente está diseñado para no oprimir pero que en la realidad (con intención o sin ella) resulta opresivo todo el tiempo porque no aborda la verdaderas luchas y necesidades, resulta un desafío más que intenso.
Ser palestina y vivir en los territorios ocupados significa nacer en un proceso natural de politización que te hace estar muy en contacto con las violaciones a los derechos humanos y con el activismo debido a la opresión permanente y a su silenciamiento por parte de las autoridades israelíes. La definición aceptada de «defensoras de derechos humanos» puede llegar a excluir muchas veces a aquellas que son un elemento indispensable pero a menudo invisibilizado del proceso de lucha por los derechos humanos. Las mujeres palestinas luchan por los derechos humanos y contra la injusticia todos los días, sin que se lo reconozcan. Esto significa que una adolescente a la que se le hace difícil cruzar un puesto de control para asistir a la escuela es una defensora de derechos humanos. A la mujer que da a luz en un puesto de control también la consideramos una defensora. Las mujeres secuestradas y separadas de su familia y de sus seres amados; las que sufren torturas y abusos sexuales, emocionales y físicos tras las rejas de las cárceles israelíes, también son defensoras de derechos humanos. En Palestina, ser una defensora de derechos humanos no es algo que se elija: es una etiqueta que nosotras, las mujeres palestinas, nos ganamos desde el momento en que nacemos bajo la ocupación y el apartheid.
En cuanto a mi madre, sus muchos años de activismo por los derechos humanos siempre tuvieron un costo esperable pero nocivo. Sabiendo que Israel es un estado que criminaliza la defensa y la promoción de los derechos humanos, siempre supimos que los arrestos, el hostigamiento y otros actos de injusticia eran una posibilidad. De niñas, siempre tuvimos conciencia de que podían invadir nuestro hogar en cualquier momento y que era de esperarse que así sucediera.
AWID: ¿Qué rol desempeña el género en la criminalización del activismo por los derechos humanos en Palestina?
Desde hace mucho tiempo, una de las prácticas coloniales de Israel ha sido utilizar sus cuerpos de mujer como herramientas para humillar, criminalizar y castigar a las defensoras. Los testimonios de las palestinas sometidas a prisión ilegal han mostrado siempre en qué medida Israel utiliza los cuerpos de las mujeres y su sexualidad contra ellas. Hay abundantes testimonios de mujeres que han sido torturadas en las cárceles israelíes y que describen cómo a las que están siendo «investigadas» se las llama 'prostitutas', 'indignas', y demás. También se ha documentado una y otra vez que a las mujeres capturadas y/o encarceladas las violan y las agreden sexualmente.
El compromiso que la sociedad espera que tengan las mujeres con sus familias también ha sido usado en su contra para obligarlas a confesar sus 'delitos'. A las mujeres que detienen en las protestas, los puestos de control y otros espacios las hostigan recordándoles que 'no pudieron cuidar a las personas que dependían de ellas', que 'les fallaron a sus familias' y que no le importan a nadie porque al ser activistas 'no cumplieron' con las obligaciones que la sociedad les demandaba.
Algo bastante cruel que hacen es que a cientos de mujeres detenidas en cárceles israelíes a menudo les niegan el acceso a productos de higiene personal, duchas y otros implementos similares cuando tienen su período. Los guardias también las llaman para hacerlas avergonzar por estar 'hediondas' y 'sucias' durante su período. Humillar a las mujeres por sus actos de resistencia 'poco femeninos' y 'no apropiados para una dama' también es una táctica que suele utilizarse para intimidar y avergonzar a las palestinas defensoras de derechos humanos.
AWID: ¿Piensan que el marco de referencia de las defensoras de derechos humanos que proponen los mecanismos internacionales es útil y relevante para el contexto palestino? Y si no lo es, ¿en qué les parece que debería ser modificado?
Debemos reconocer las oportunidades que nos ofrece el marco de referencia de las defensoras de derechos humanos para el contexto palestino. Ese marco podría generar oportunidades para que se reconozcan las voces de las mujeres que más sufren el impacto de esta situación, y muchas veces así lo hace.
Pero también es cierto que el trabajo de desarrollo centrado en «el empoderamiento y la incidencia de las mujeres» puede resultar problemático a veces, ya que no incluye las voces de las mujeres que luchan contra la injusticia ni las destaca; no tiene en cuenta las luchas y necesidades cotidianas de las mujeres; no recoge la realidad interseccional de la resistencia de las mujeres; y no opera de maneras anti-jerárquicas, coloniales y opresivas, que permitan capturar la realidad de las luchas interseccionales de las mujeres y lo que se necesita para resolverla.
Necesitamos continuar utilizando las herramientas que nos ofrece este marco de referencia para garantizar que las soluciones ofrecidas reflejen las voces y las necesidades de las personas que son afectadas primero y con mayor intensidad por esta situación y se correspondan con ella de manera práctica y no solo teórica. Por ejemplo: en Palestina, muchos proyectos de incidencia de las mujeres se limitan a la concientización social y la educación. Si bien la incidencia y el empoderamiento tienen una importancia enorme, sirven de muy poco cuando se presentan aislados y sin abordar las necesidades y las experiencias prácticas de las mujeres.
AWID: ¿Cuáles son sus esperanzas y aspiraciones en torno al futuro de las defensoras de derechos humanos? ¿Qué quisieran decirles a esas mujeres sobre el trabajo que hacen?
Primero y antes que nada, les diríamos que sigan trabajando. Todo lo que estamos haciendo como activistas de derechos humanos, siempre que no sea destructivo, tiene una enorme importancia. La lucha puede parecernos interminable y tal vez sintamos que no podemos generar ningún cambio verdadero. Se necesita tiempo para que los cambios sociales y políticos tengan efecto. Por eso nunca debemos abandonar la lucha. Estamos continuando el trabajo que han hecho mujeres radicales e influyentes. Las futuras generaciones continuarán el nuestro. Es un trabajo enormemente valioso siempre que lo hagamos sobre una base progresista y opuesta a la opresión.
Nuestras aspiraciones para las defensoras de derechos humanos, sobre todo cuando se trata de Palestina, consisten en que nuestra lucha siga siendo progresista, incluyente y, lo que es más importante, interseccional. Espero que no caigamos en la trampa de utilizar discursos convencionales y liberales acerca del desarrollo, que estén al servicio de los intereses económicos y políticos de determinados grupos. Esta es una lucha del pueblo y para el pueblo, y debe seguir siéndolo hasta que prevalezcan la justicia y la libertad.
[1] Addameer (Prisoner Support and Human Rights Association) - (en inglés y en árabe)
Gracias a Semanur Karaman por su apoyo