NOTAS DE LOS VIERNES: Todos los 30 de marzo, las/os palestinas/os y las personas de todo el mundo solidarias con Palestina conmemoran el Día de la Tierra. En un día como este en 1976, miles de palestinas/os iniciaron una huelga general y otra serie de protestas contra el anuncio del gobierno israelí de que iba a confiscar una extensión considerable de tierras palestinas para construir nuevos asentamientos israelíes. Las protestas resultaron en seis palestinos muertos, cientos de heridos/as y detenidos/as por las fuerzas israelíes. Desde entonces, cada año se ha venido conmemorando el Día de la Tierra.
Por Mégane Ghorbani
Como muestra de solidaridad y para conmemorar el Día de la Tierra, AWID decidió este año entrevistar a siete personas1 que trabajan por los derechos de las mujeres en Palestina, para conocer mejor las consecuencias de la ocupación israelí sobre las vidas y los derechos de las mujeres y niñas de Palestina, y para difundir distintas perspectivas sobre el activismo y los desafíos que implica construir un movimiento fuerte que apoye los derechos de mujeres y niñas en Palestina.
Amal Khreishe, 57 | Palestina, vive en la Palestina Ocupada (Ramala) | Directora General de la Palestinian Working Woman Society for Development (PWWSD) [Asociación para el desarrollo de la mujer palestina trabajadora, PWWSD] | @PWWSD
La opresión constante que ejerce Israel sobre el pueblo palestino afecta a las mujeres tanto en la esfera privada como en la pública. Esta opresión se combina con el auge de los fundamentalismos en la región, que profundiza la violencia contra las mujeres además de reforzar el sistema patriarcal y las estructuras tribales tradicionales. Las palestinas carecen de acceso a recursos y las estructuras políticas palestinas no tienen voluntad política de alcanzar la igualdad de género ni de garantizar la seguridad y la protección de las mujeres.
Como contribución a los esfuerzos colectivos para incrementar la participación de las mujeres y luchar contra la violencia de género, PWWSD implementa dos programas principales: Empoderamiento de las mujeres y Consejería. Mediante estos programas se llevan a cabo diversas actividades de concientización, formación, vinculación, lobby, promoción y defensa, campañas, etc. Son todas actividades centradas en los temas de seguridad y paz para las mujeres con la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU2 y la CEDAW como marco de referencia.
Algunos de los principales desafíos son la poca relación que existe entre las ONG y los movimientos de base, el acento puesto en la "oenegeización" y la falta de financiamiento. Además, la debilidad de los partidos políticos, especialmente los socialistas, y la división política reinante en Palestina se reproducen en los movimientos sociales y sindicales. En un sentido general, la cultura de la globalización centrada en el interés individual y el nuevo sistema liberal debilitan a los movimientos sociales. Las/os jóvenes no confían en el sistema global, especialmente en la ONU y sus mecanismos, que no obligan a Israel a rendir cuentas por sus crímenes. En este contexto, las políticas rara vez reflejan las necesidades de las mujeres.
Ghadir Shafie | Palestina, vive en Israel | Co-directora de Aswat - Palestinian Gay Women [Mujeres gay de Palestina]
Las consecuencias de las políticas israelíes de discriminación sistemática contra los derechos y las libertades palestinas y su permanente ocupación de las vidas y tierras palestinas son múltiples. Las mujeres palestinas son las que más cargan con el peso de la ocupación, que afecta todos los aspectos de sus vidas. Las enormes restricciones que existen para su desplazamiento les impiden recibir atención médica, estudiar o conseguir un empleo, y esto a su vez las aísla de las redes de apoyo con las que podrían contar, contribuyendo a agravar el desempleo y la pobreza de las mujeres. Son ellas también las que se ven afectadas en forma desproporcionada por las políticas y las leyes israelíes, que utilizan un sistema complejo de permisos y burocracias administrativas para impedir que palestinas/os que residen en distintos puntos del territorio vivan juntas/os como familia. Las palestinas que viven en Israel se enfrentan a desafíos similares, y su estatus es el de ciudadanas de segunda clase, en un país que se define como estado judío y no como un estado para todas/os sus ciudadanas/os. Las principales leyes de Israel incluyen más de cincuenta disposiciones que, en forma directa o indirecta, discriminan a quienes no son judías/os.
Aswat reconoce que las distintas luchas de las mujeres gay palestinas están conectadas entre sí y lleva años trabajando para promover un discurso que vincule entre sí el feminismo, lo queery la resistencia a todas las formas de opresión. Con nuestro trabajo y nuestro activismo, ofrecemos apoyo y empoderamiento de pares y grupal a niñas y mujeres; hacemos que la opinión pública cobre mayor conciencia acerca de los derechos y libertades de las mujeres; formamos a las mujeres para que tengan más capacidades y habilidades; forjamos alianzas con grupos feministas y de derechos humanos tanto localmente como en el mundo para avanzar los derechos, especialmente los derechos sexuales, de las palestinas en toda la Palestina histórica.
Uno de los principales desafíos que enfrentamos en nuestro trabajo es la situación geopolítica, ya que trabajamos en dos sociedades completamente diferentes y en conflicto entre sí. Por ejemplo, integramos el Comité contra el Femicidio y allí debemos operar en dos planos. El primero implica resistir la negligencia del gobierno (cuando matan a las palestinas, la policía no interfiere porque considera que ese crimen de odio es una práctica interna de la atrasada sociedad palestina), y el segundo, trabajar con la sociedad palestina para generar más conciencia y responsabilidad frente a los femicidios.
Otra barrera significativa la forman las diferencias inmensas y a menudo irreconciliables entre la agenda feminista israelí y la agenda palestina. Las judías israelíes no son blanco de discriminación directa por parte de la ley, y disfrutan de un cierto grado de avances logrados por el movimiento feminista israelí.
Muchas localidades palestinas dentro de Israel carecen de transporte público y esto hace que a las mujeres que viven allí les resulte más difícil llegar hasta las ciudades y que estén desconectadas de las redes que podrían apoyarlas y empoderarlas.
En el caso de las palestinas de la población LBTQI, el estado de Israel como parte de sus campañas para instalar la "Marca Israel" utiliza los derechos de las personas gays para presentar una imagen positiva y distraer la atención de las violaciones a los derechos humanos. Esto se conoce como Pinkwashing. Su objetivo es mostrar una imagen de Palestina como una sociedad homofóbica, primitiva, atrasada y bárbara, en contraposición a Israel como paraíso para los derechos de las personas gays y 'salvadora' de las/os palestinas gays.
Jenny Hornisch, 41 | Alemana, vive en Jerusalén | Punto Focal en Género, Asesora en Medios, Promoción y Defensa de la German Development Cooperation (GIZ) [Cooperación alemana para el desarrollo] | @jen_jerusalem
Los elevados niveles de violencia y agresión permanentes relacionados con la confiscación de tierras, las demoliciones de infraestructura y los desplazamientos forzados en Cisjordania y Jerusalén Oriental, y el ataque militar contra la Franja de Gaza que tuvo lugar en julio y agosto de 2014, crearon un ambiente de gran estrés que empeoró hasta alcanzar un nivel sin precedentes, afectando la situación de mujeres y niñas, su salud en general y su salud mental en particular, sus derechos a la seguridad y la protección, su subsistencia y su situación económica, dejándolas expuestas a diversas formas de violencia, entre ellas la doméstica.
GIZ protege y promueve los derechos de mujeres y niñas palestinas en diversos sectores con (entre otras cosas) iniciativas para fortalecer su participación en los procesos de desarrollo socioeconómico de la sociedad civil, promover la toma de decisiones con sensibilidad de género a nivel municipal y la participación de las mujeres en los gobiernos locales. También facilitamos el acceso de las mujeres a la formación técnica y en oficios, así como para acceder al mercado laboral. En el sector privado, apoyamos y promovemos cooperativas de mujeres en la industria alimenticia como forma de permitirles mejorar su situación económica.
La colonización y el régimen discriminatorio israelíes restringen en forma considerable el trabajo y la capacidad operativa de las organizaciones de mujeres palestinas, que también muestran una gran dependencia del financiamiento externo, lo que limita su sostenibilidad financiera y su capacidad para definir una visión en el largo plazo y planificar estratégicamente su trabajo. Esto hace que cada vez se centren más en proyectos y menos en su mandato específico. Se dedican casi exclusivamente a prestar servicios. Su efectividad también se ve enormemente limitada por la falta de una voz común pese a la larga y amplia experiencia del movimiento, por la poca utilización que hacen del acervo de informaciones y conocimientos fundamentales con que cuentan, y por la tendencia creciente hacia la competencia y los conflictos entre las organizaciones. Las falencias en términos de gobernabilidad interna, rendición de cuentas y transparencia, así como la persistencia de prácticas poco democráticas al interior de algunas de estas organizaciones limitan tanto la confianza que generan en la opinión pública como su capacidad de movilización.
Con sus formatos y texturas organizacionales actuales, las ONG de mujeres podrían desempeñar un rol promoviendo y defendiendo los derechos de mujeres y niñas en espacios internacionales, brindando servicios a grupos marginados, proponiendo nuevas políticas y visiones, generando y difundiendo información. Pero para que puedan afectar la igualdad de género en los Territorios Palestinos de manera integral, probablemente necesiten organizarse (y movilizar) de una forma diferente, con una visión enraizada en el nivel local y una base de poder más sostenible para el cambio social. Este enfoque 'de abajo hacia arriba' obviamente depende de las medidas que tomen las autoridades de gobierno para apoyarlo.
Otro desafío crucial para las mujeres y niñas palestinas que es importante entender es cómo se relacionan y se refuerzan entre sí los impactos tanto de la estructura social patriarcal como el de la colonización y la discriminación israelí contra las mujeres, niñas, niños y hombres de Palestina.
Mohamed Hilles, 32 | Palestino, vive en la Palestina Ocupada (Gaza) | Coordinador de Relaciones Públicas y Medios de la Zakher Association for developing women capacities, [Asociación Zakher para la formación de las mujeres], CEO y fundador de ARTS For Media & Training [ARTS para los medios y la formación] | @mohamed_hilles
El sitio ha tenido consecuencias para las mujeres y las niñas, sobre todo en Gaza. La libertad de movimiento es un problema y muchos bebés han nacido en la Barrera Israelí porque debido a esa misma Barrera sus madres no lograron llegar al hospital.
Zakher procura el empoderamiento económico de las mujeres implementando proyectos para viudas y divorciadas. La cocina feminista "Sarroud" es uno de los proyectos pioneros de Zakher en la Franja de Gaza, y es valiosa porque son las mujeres las que dirigen su administración, sus procesos productivos y la comercialización en el mercado interno. Esto demuestra que las mujeres pueden confiar en sí mismas y que son capaces de adaptarse rápidamente a las circunstancias que las rodean. Zakher también está implementando un proyecto por el que cuarenta mujeres están haciendo bordados para el mercado local y el internacional.
Los desafíos para construir un movimiento fuerte que apoye los derechos de las mujeres y las niñas son la ocupación israelí, las antiguas tradiciones de Gaza, y la autoridad masculina, así como las divisiones políticas entre Gaza y Cisjordania. Las líderes palestinas necesitan identificar metas para su accionar y desarrollar alianzas sólidas.
Sandrine Mansour-Mérien, 49 | Franco-palestina que vive en Francia | Historiadora y asesora histórica de instituciones dedicadas a la cooperación descentralizada
La ocupación israelí genera una situación muy difícil: disrupciones geográficas causadas por los asentamientos, los puestos de control y el muro hacen que resulte difícil desplazarse, sobre todo para las mujeres. Ir a trabajar, a estudiar, a trabajar en el campo, procurar que alguien las acompañe cuando van a parir o tratarse en un hospital se convierten en verdaderos problemas para las mujeres y niñas de Palestina. Otra consecuencia importante son los traumas reiterados producto de las agresiones israelíes y de las detenciones de mujeres, sus hijas e hijos, que se han convertido en blancos privilegiados del ejército israelí.
El objetivo de la cooperación descentralizada es ayudar a las mujeres a través de proyectos y de acciones, con las cooperativas de mujeres como estrategia principal. Con esto se ayuda a las mujeres a que tengan una forma de subsistencia arraigada en el lugar donde viven, a que encuentren oportunidades económicas y alcancen un cierto grado de independencia con respecto a los hombres. También se brinda apoyo a los sectores de la salud y la educación, con proyectos de formación específicamente para mujeres.
Los desafíos son enormes. En primer término, la situación económica es catastrófica debido a la ocupación y a los bloqueos financieros que impone Israel, y por la imposición de que todo producto palestino que se exporta debe pasar primero por Israel. La sociedad también se enfrenta a desafíos, porque la nación como un todo está pasando por una crisis de proporciones, relacionada en forma directa con el encierro en que vive el pueblo palestino y el hecho de que la mayoría de la población no puede salir del territorio libremente ni viajar de manera segura.
Por último, otra limitación es la difícil situación política que se vive en Palestina ya que décadas de ocupación y colonización hacen que la gente deposite muy pocas esperanzas en la posibilidad de negociar con Israel y por lo tanto haya dejado de confiar en su propia capacidad de injerencia política real.
Buthina Canaan Khoury, 48 | Palestina viviendo en la Palestina Ocupada (Ramallah) | Cineasta independiente, fundadora de la productora Majd
La ocupación israelí es el desafío principal al que se enfrenta todo el pueblo palestino, sin distinción de géneros. Por supuesto, lo que afecta a la comunidad palestina, afecta igualmente a sus mujeres en cuanto a la imposibilidad de desplazarse libremente y al control sobre las fronteras. Muchas mujeres pagan el precio de estar casadas con un hombre que ha sido detenido, o tienen hijos que han sido mártires o están en la cárcel. El precio económico que pagan bajo la ocupación también es muy elevado porque su situación económica se ve afectada por la situación política.
Todo el pueblo palestino está tratando de enfrentar la situación resistiendo. Hay quienes lo hacen de manera pacífica y quienes optan por otros métodos. Para mí, vivir en Palestina bajo la ocupación, con todas las dificultades y desafíos que eso implica, es una forma de resistir: no irse del país, no decir "basta". Otra forma de resistencia pacífica que yo encuentro es hacer películas, documentales, tratar de informar y formar a la gente acerca de la situación de las palestinas y de la situación política en general.
Se está haciendo mucho en Palestina para resistir la Ocupación pero debido a la situación política, el acento está puesto en que todas las personas puedan ejercer sus derechos humanos y no específicamente en los derechos para las mujeres. Mis películas por lo general abordan aspectos sociales y culturales así como el tema de la ocupación. Es muy importante que, como mujeres palestinas, luchemos en ambos frentes, resistiendo la ocupación israelí y al mismo tiempo la forma tradicional de entender los derechos de las mujeres.
Giulia Daniele, 32 | Italiana | Becaria de investigación en la Facultad de Estudios Avanzados Saint'Anna, autora de "Women, Reconciliation and the Israeli-Palestinian Conflict: The Road Not Yet Taken" (Routledge, 2014)
La ocupación militar israelí ha regulado todos y cada uno de los aspectos de las vidas cotidianas en Palestina pero sus consecuencias más dramáticas las ha tenido en el área de los derechos de las mujeres, desde la salud a la educación, desde el trabajo a la libertad de movimiento. Desde 1948 cuando se produjo la Nakba (la "catástrofe" palestina), las mujeres que se vieron afectadas por la pérdida de sus hogares y de sus tierras han venido luchando y resistiendo para poder aportar las necesidades básicas y el sostén emocional necesario para la supervivencia de sus familias.
Creo en la importancia de un análisis crítico de las cuestiones estructurales que son centrales para entender el conflicto que generan la persistencia de la ocupación militar y las desigualdades de poder, de ir más allá del estatus quo 'normalizado'. Soy muy partidaria de una diversidad de interacciones entre las académicas y las activistas mujeres de Palestina que han liderado las luchas más importantes por los derechos humanos en estas últimas décadas como forma de superar la dicotomía feminista cristalizada en la oposición entre conocimiento teórico y acción.
En estos últimos años ha habido iniciativas exitosas emprendidas por mujeres palestinas, israelíes y activistas internacionales. Con la resistencia no violenta y la desobediencia civil como principios fundacionales, el rol de las mujeres — a título individual y también como colectivo político — ha ido cobrando importancia sobre todo dentro de los Popular Struggle Coordination Committees [Comités de Coordinación de la Lucha Popular] que pueden encontrarse en distintos poblados de Cisjordania. Las mujeres han demostrado su capacidad, su fuerza y su determinación de triunfar en los objetivos que se propusieron, así como de motivar a personas de distintos orígenes y opiniones políticas para que se sumen a sus luchas no violentas.
[1] AWID se puso en contacto con 32 organizaciones y afiliadas/os de Palestina y recibió las siete respuestas que aquí publicamos. [2] El Consejo de Seguridad aprobó la resolución (S/RES/1325) sobre mujeres, paz y seguridad el 31 de octubre de 2000.