Las tecnologías de Internet están fuertemente incorporadas en muchos de los ámbitos de la organización feminista. Pero en muchos sentidos la vida «en línea» sigue siendo una extensión de la vida «fuera de línea».
«La Internet que tenemos hoy es una representación de la vida fuera de Internet. Representa la marginación de algunos grupos de personas (mujeres, especialmente mujeres de color, personas cuyas identidades o expresiones sexuales y de género difieren de las hegemónicas, personas con capacidades diferentes, y otros grupos minoritarios). Representa discriminación. Representa actitudes e ideas misóginas. Representa violencia...»
El llamamiento de Dyta Caturani, que reconoce la necesidad de una Internet feminista, apunta al hecho de que las normas heteropatriarcales y capitalistas profundamente imbricadas que experimentamos actualmente en nuestras sociedades también están operando y replicando los mismos daños y opresiones en la vida virtual.
Existen innumerables ejemplos. Una investigación europea estimó hace poco que,a partir de los 15 años, una de cada diez mujeres de la Unión Europea ya ha experimentado alguna forma de violencia cibernética. Esto incluye ciberacecho, ciberacoso, discursos de odio, y pornografía no consensuada o «porno vengativo», entre otras formas.
Un estudio reciente de la organización feminista nepalesa Loom concluyó que, en su contexto, las mujeres jóvenes en particular están siendo acosadas por «expresarse demasiado» en Internet.
¿Cómo podemos construir una Internet feminista? ¿Una que apoye movimientos resilientes y fuertes, y que sea a la vez un sitio de, y un espacio para, nuestro activismo?
Lxs feministas están analizando estas preguntas como parte del proyecto Imagine a Feminist Internet [Imagina una Internet Feminista] dirigido por la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC). APC organizó, en 2014 y 2015, los primeros dos encuentros sobre género, sexualidad e Internet, que se llamaron “Imagine a Feminist Internet” [Imagina una Internet Feminista].
Estas convocatorias tuvieron como resultado la creación conjunta de los Principios Feministas de la Internet (FPI, por sus siglas en inglés), por parte de más de 100 activistas de movimientos por los derechos de las mujeres, los derechos sexuales y los derechos en Internet, que delinearon «áreas clave consideradas críticas para hacer realidad el poder transformador de la Internet a favor de los derechos, el placer y el fin de la discriminación».
Hasta ahora, el proyecto Imagina una Internet Feminista ha reunido a activistas de casi todas las regiones del mundo: Asia del Sur, África, Medio Oriente y África del Norte (MOAN), el Sudeste Asiático, Asia del Este, el Pacífico, Europa, América del Norte, América Latina, el Cáucaso, Asia Central...
La última convocatoria, Making a Feminist Internet [Hacer una Internet Feminista], fue un increíble encuentro de activistas con experiencias, expectativas y especializaciones diversas. Aprovechamos estos días juntxs para encontrar (y nadar en) los lagos de convergencia de nuestros muchos y diferentes arroyos, para avanzar en nuestra odisea de construir una Internet feminista.
¿Por qué necesitamos una Internet feminista?
La Internet ha sido «un terremoto para los movimientos feministas, ya que no necesitamos estar registradxs y organizadxs como una ONG», según dice hvale, quien coordina, en Asia del Sur, EROTICS, la iniciativa de APC sobre sexualidad y la Internet.
Internet permite la diferencia, la diversidad y la flexibilidad a través del tiempo y el espacio más que nunca. Y es verdad que ha creado nuevas posibilidades de conexión, pertenencia, expresión y activismo. También ha habilitado herramientas y plataformas indispensables para organizarnos y desafiar las opresiones en todo el planeta, en particular en aquellos contextos donde la organización física es peligrosa y/o ilegal, o simplemente imposible.
Por ejemplo, el acceso a la Internet para lxs refugiadxs detenidxs en la Isla Manus ha permitido que los grupos de derechos humanos respondieran de manera rápida.Abandonadxs en el limbo y sin comida ni agua después de que el centro de detención en Papúa Nueva Guinea (manejado por Australia) cerrara en octubre, lxs refugiadxs se negaron a irse, temiendo por su seguridad.
Sin embargo, sus denuncias en tiempo real a través de las redes sociales permitieron que accedieran y captaran la atención de los medios globales y de lxs defensores de refugiadxs, y en consecuencia han proliferado las campañas y manifestaciones generando consciencia sobre su situación, desafiando la política de refugiadxs del gobierno australiano («la Solución Pacífico»), e instando a la relocalización de lxs refugiadxs en Australia o Nueva Zelanda.
Para lxs feministas en particular, la Internet brinda un espacio para modelar y amplificar los discursos feministas en los contextos donde las voces de las mujeres están siendo ignoradas u oprimidas. Por ejemplo Ninka Khaindrava, de Georgia, que asistió al encuentro Hacer una Internet Feminista y administra redes sociales para el colectivo de jóvenes mujeres «Women’s Gaze» [«Mirada de Mujeres»], dijo en una entrevista con APC:
«Lo que estamos tratando de hacer es crear un discurso feminista en línea. En realidad, de ocupar la Internet. Estamos haciendo esto especialmente para las jóvenes georgianas, para que estas mujeres no sean reclutadas o intimidadas por el discurso fascista».
La Internet también permite a lxs activistas adaptarse y responder rápidamente a la represión gubernamental de los derechos, como es el caso de activistas LGBTQI organizándose en Rusia y el Cáucaso Norte. Las diversas expresiones de sexualidad y género están siendo severamente oprimidas en esta región mediante veloces represiones, arrestos e incluso desapariciones tales como las recientes y aterradoras redadas de hombres sospechados de ser gay en Chechenia. Dado que en Rusia el discurso está tan estrictamente controlado por el gobierno a través de los medios tradicionales, la gente se ha volcado a la Internet para tener mayores libertades en el debate político y social.
El gobierno ruso, sin embargo, ha considerado a la Internet como amenaza (en particular las redes sociales), y está presionando aún más para controlar y censurar este ámbito también. Pero lxs usuarixs de Internet se adaptaron pronto a esto (por ejemplo, utilizando memes que no pueden ser rastreados) para seguir expresando sus opiniones en línea, con algunos resultados interesantes.
A pesar de las oportunidades y la adaptabilidad que brinda la Internet para el feminismo y otros movimientos por los derechos, la vida virtual sigue siendo una representación o continuación de la vida «real» de muchas formas negativas (tales como la violencia en línea), en particular para las mujeres y las personas que se identifican como de género no fluido o no normativo.
Por esto es que estamos haciendo una Internet feminista.
Construcción de movimientos en la era digital
Los Principios Feministas de la Internet constituyen un marco en evolución para la Internet que los movimientos feministas desean y necesitan, que no solo responden a los desafíos de la Internet, sino que además presentan un conjunto de ideas imaginativas y propuestas. Y ya estamos moldeando, creando y navegando la Internet en modos que la están cambiando.
Lxs activistas feministas en general sabemos que somos más fuertes cuando actuamos juntxs, y que nuestros movimientos tienen el poder de transformar nuestro mundo para mejor. Pero lo que necesitamos analizar y tener más en cuenta, en términos de fortalecer nuestros movimientos y hacerlos más resilientes en la era digital, es el Poder con P mayúscula.
La Internet fue considerada, en sus inicios, como una forma de democratizar el poder, y el acceso a la Internet ha impactado sobre cómo nos organizamos y sobre los métodos para eludir los caminos institucionales tradicionales.
Pero la Internet es una fusión de lo público y lo privado que, por un lado, permite a las grandes corporaciones controlar y usar nuestros datos, pero que sin embargo habilita nuevos espacios seguros para expresarnos y encontrar comunidad, y para controlar cómo se cuentan nuestras propias historias.
Al esbozar algunas respuestas a estas preguntas, estaremos en mejor posición para usar los Principios Feministas de la Internet como marco para dar vida a la Internet feminista. Lo más importante es que no necesitamos esperar hasta tener todas las respuestas: literalmente, estamos construyendo una Internet feminista por el mero hecho de hacer las preguntas y atrevernos a imaginarla.
El proyecto Imagina una Internet Feminista sigue creando nuevas motivaciones, amistades, alianzas, ideas y estrategias para la construcción del movimiento feminista, ejemplificada por algunas de las conversaciones mantenidas en la última convocatoria: Hacer una Internet Feminista. Este encuentro ha reunido también a una robusta pero sigilosa red global de activistas feministas diversxs que ya están dedicadxs a la creación de una Internet feminista.
Ya hemos tenido avances importantes: servidores feministas, el quiebre del binario en línea/fuera de línea, hasta ataques a la seguridad digital.
Como en toda odisea habrá aventuras, incertidumbre, descubrimientos, errores, alegrías y tristezas. Pero dado que es una odisea feminista, ya es increíble. La fluidez de nuestro activismo en línea y en el territorio, y nuestra materialización de ambos espacios, significa que hacer una Internet feminista es solo una de las formas en que estamos creando futuros feministas.