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Justicia climática: Por qué las mujeres deben estar incluidas

El resultado de la 21° Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que tuvo lugar en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2015, ha reforzado las razones por las que las mujeres deben ocupar un lugar central en las decisiones y movilizaciones para impulsar la justicia climática. Esta semana AWID analiza algunos de los desafíos y oportunidades que encierra la integración de las mujeres a estos procesos.


Según la ONU, las mujeres y niñas/os tienen 14 veces más probabilidades que los hombres de morir durante una catástrofe. Por eso ellas resultan particularmente vulnerables al cambio climático y acusan su impacto de manera desproporcionada, por sus roles sociales que incluyen el aprovisionamiento de agua, alimentos y materiales combustibles para la familia así como el cuidado de otras personas, y también por las injusticias que viven, entre ellas la violencia de género, la falta de acceso a información, etcétera. Las mujeres soportan la peor parte del cambio climático, pero también son las que más conocimientos y fortaleza tienen para movilizarse contra él1. Lamentablemente, solo están integradas de manera parcial e incompleta al proceso y ese es un obstáculo significativo para alcanzar la justicia climática.

La COP 21: Un proceso ciego al género

La nueva agenda para el desarrollo sostenible adoptada por los Estados Miembros de la ONU en septiembre pasado se propone poner fin a la pobreza, combatir las desigualdades y la injusticia, y encarar acciones frente al cambio climático. Para Eleanor Blomstrom, Directora de Programas en WEDO [Organización de Mujeres por el Medio Ambiente y el Desarrollo] y coordinadora del Grupo Principal de Mujeres por el desarrollo sostenible, es importante relacionar este nuevo programa para el desarrollo con el proceso de negociación en torno a la COP 21. Al hacerlo queda en evidencia que si bien pueden observarse avances en cuanto a igualdad de género en los Objetivos de Desarrollo Sostenible si se los compara con los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio, el Acuerdo de París no deja de constituir una profunda desilusión.

Aunque en marzo de 2015 el Presidente de la COP 21, Laurent Fabius, se comprometió a librar la lucha por el clima «para y con las mujeres», reconociendo su rol decisivo y afirmando que «deben ocupar el corazón de las estrategias nacionales y locales contra el cambio climático así como el corazón de las negociaciones internacionales sobre este tema», resulta obvio que esta promesa no ha sido cumplida.

«La idea de que el género es un tema transversal no existe en Naciones Unidas. Las mujeres deberían estar participando activamente en las negociaciones, inclusive más allá de los grupos específicos», señala Hindou Oumarou Ibrahim, Coordinadora de la Association des femmes peules et autochtones du Tchad (AFPAT) [Asociación de Mujeres Indígenas Fulani de Chad]2.

Son fundamentales los esfuerzos para integrar a las mujeres en estos procesos sobre todo ya que, según una mujer que participó de las negociaciones en torno a la COP 21, «los jefes de Estado parecían ser completamente ciegos al género». Kalyani Raj, del Grupo de Mujeres y Género, uno de los nueve grupos de partes que confluyen en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), explica que hasta su grupo se vio marginado durante el proceso de negociación en torno al Acuerdo de París y esa fue la causa de la reacción demorada por parte de las organizaciones de la sociedad civil frente al contenido de la negociación. Agrega que durante la COP 21, «la incidencia se hizo sobre todo a través de las delegaciones, aunque algunas de las partes habían reconocido que la sociedad civil debió haber estado incluida».

Como producto de esto, y a pesar de que hubo movilizaciones feministas hasta el último minuto, el Acuerdo final no aborda, entre otras cosas, las 11 Demandas Principales para la COP 21 planteadas por el Grupo de Mujeres y Género. Salvo en el preámbulo, que no es vinculante ni tiene valor operativo, el documento no hace referencia a los derechos humanos, los derechos de las mujeres, la igualdad de género, el empoderamiento de las mujeres o los derechos de los pueblos indígenas. Hay breves referencias al género en los párrafos sobre desarrollo de capacidades y adaptación, y en este último también se reconoce el conocimiento que tienen los pueblos indígenas. Pero los artículos sobre el propósito del Acuerdo, mitigación, pérdidas y daños, finanzas, desarrollo y transferencia de tecnología son completamente ciegos al género.

«Resulta claro que en París no encontramos la voluntad política necesaria para hacer del Acuerdo la plataforma que el mundo verdaderamente necesita para hacer frente a este desafío urgente. No nos van a callar; no van a impedir que continuemos diciéndole la verdad al poder, poniendo en primer plano la falta de ambición y la injusticia que implica este Acuerdo», sostiene el Grupo de Mujeres y Género.

Este fracaso pone de manifiesto la relación fundamental que existe entre la justicia climática y la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y movilización, así como sus aportes decisivos para un análisis sistémico de la justicia climática.

Las luchas de las mujeres son sistémicas e interseccionales

Como sugirió Claudy Vouhé, feminista, una de las fundadoras y activista de Genre en Action [Género en Acción] en su presentación durante el evento «La lucha contra el cambio climático: Las mujeres en primer plano» realizado el 1 de diciembre de 2015, para transversalizar el género en la justicia climática se deben tener en cuenta una serie de aspectos tales como: análisis innovadores sobre temas transversales como el género, el cambio climático y otros puntos focales (por ejemplo la salud o los conflictos); los presupuestos sensibles al género y los recursos asignados a las mujeres, garantizando el equilibrio entre las estrategias de mitigación y las de adaptación; desarrollo de capacidades para las mujeres que permita volver a introducir la noción de «poder»; y, por último, la sostenibilidad del desarrollo en tanto se relaciona con la democracia. Estos aspectos muestran hasta qué punto las luchas de las mujeres por la justicia climática se deben pensar desde una perspectiva sistémica e incluyendo diversas áreas para la movilización.

En la Zona de Acción por el Clima, que se organizó en paralelo con la COP 21, la alianza africana WoMin presentó un taller que sirvió como recordatorio de las cuestiones principales que subyacen a la construcción de movimientos de mujeres por la justicia ambiental y climática. En esto ocupa un lugar central la condena al sistema de producción y consumo que tiene consecuencias injustas y desiguales para distintos sectores de la población y sobre todo para las mujeres africanas. Como explicaron las presentadoras:

«En África, todo el mundo sabe qué es el cambio climático. Tal vez no sepan cómo nombrar lo que pasa, pero se dan cuenta de lo que les está ocurriendo».

Con un enfoque ecofeminista sistémico, ejemplos de movilizaciones de mujeres por la justicia climática en distintas partes del mundo muestran cómo diversas temáticas se relacionan entre sí en las luchas de las mujeres, ponen énfasis en la interseccionalidad de las opresiones, generan alternativas sobre el terreno y corporizan la solidaridad. Esta lucha no puede continuar sin tender puentes hacia otros movimientos y actores, procesos de aprendizajes y pensamientos críticos.

«Un enfoque africano ecofeminista corrige las estrategias capitalismocéntricas y que refuerzan el patriarcado que postulan casi todas las delegaciones de los países que asisten a la COP 21», manifestó WoMin en una declaración sobre las negociaciones de París. En ella, WoMin llega a la conclusión de que: «La lucha contra un paradigma de desarrollo opresivo es, al mismo tiempo y de una sola vez, también una lucha contra el terrorismo, la militarización, el racismo y la guerra. Como mujeres africanas, esa es nuestra lucha; es una lucha por la justicia, la paz, la solidaridad y el amor en todo el mundo.»

Como luego señalara Eleanor Blomstrom: «Necesitamos que se produzcan cambios transformadores y para que eso sea posible nos hace falta el apoyo de ustedes».

Cuestionar los sistemas patriarcales y construir movimientos es la clave

Aunque brinda nuevas oportunidades en términos de alianzas y movilización por los derechos de las mujeres y la justicia climática, esta lucha sistémica está inscripta en un contexto general plagado de desafíos significativos.

En primer lugar, como ya se mencionara, la sociedad civil continúa colocada en un lugar marginal en los procesos internacionales de toma de decisiones, lo que dificulta la incidencia, ya que obliga a pasar por los canales nacionales. En este sentido, el espacio democrático permitido para la participación de la sociedad civil varía según las políticas de estado, y existe preocupación por la posibilidad de medidas represivas contra las actividades. Es imposible pensar en estas dimensiones ignorando al sistema patriarcal que domina los espacios de Naciones Unidas, a los Estados, y en la esfera doméstica obstaculizan la movilización de las mujeres y les niegan el derecho a participar de las tomas de decisiones.

Una mujer representante de la Swaziland Rural Women’s Assembly [Asamblea de Mujeres Rurales de Suazilandia] informa que el espacio de que dispone su grupo para dar a conocer sus opiniones se está reduciendo porque el Estado tiene una percepción negativa de su movimiento, al que considera «revolucionario». Además, el sistema patriarcal exige que las mujeres rurales cuenten con autorización de sus maridos para participar en el movimiento. En ausencia de esas autorizaciones, también se pueden producir reacciones violentas contra las mujeres. Pero, a pesar de estos desafíos, la Asamblea ya cuenta con casi 20 000 integrantes y consigue movilizar a las mujeres rurales por sus derechos, además de ofrecerles capacitación y de alentar a las parlamentarias a que hablen en su defensa.

En este momento histórico, las oportunidades para forjar alianzas entre movimientos y las movilizaciones por la justicia climática son más importantes que nunca. No cabe duda de que el Acuerdo de París tiene un contenido poco satisfactorio. Pero la pluralidad y el alcance internacional de las movilizaciones ciudadanas y civiles en torno a este proceso aportan nuevas perspectivas. Como parte de las medidas de seguridad tomadas tras los ataques perpetrados el pasado 13 de noviembre en París y sus alrededores, se prohibieron las manifestaciones en espacios públicos. Pero eso no impidió que las/os activistas formaran una cadena humana colocando más de 13 000 pares de zapatos en la Plaza de la República para simbolizar los pasos que hubieran dado las/os manifestantes si les hubiera permitido realizar la Marcha Mundial por el Clima planificada para el 29 de noviembre en París, en simultáneo con la Cumbre de los Pueblos por el Clima y otras movilizaciones alternativas. En todo el mundo, más de 780 000 personas habrían participado en un total de 2300 marchas por la justicia climática convocadas durante el fin de semana del 28 y 29 de noviembre para exigir que la COP 21 tuviera como resultado un acuerdo ambicioso.

Nacieron nuevos movimientos y también se dio el hecho sin precedentes en París de que pudieran hablar grupos marginalizados como LGBTI pour le Climat3 [LGBTI por el Clima] así como activistas y artivistas feministas, ecofeministas, afrofeministas, mujeres indígenas y rurales ... demostrando así que todavía es posible una convergencia y alianzas por el cambio pese a las diversidades.

Pese a los desafíos y frustraciones que implicó la COP 21, el Grupo de Mujeres y Género dice: «Este acuerdo no ha reflejado el momento actual con las transiciones urgentes y justas que exige, ni responde a él, pero nosotras sí lo hemos hecho. Utilizamos ese espacio en el que se formulan políticas internacionales para hacer oír nuestras voces y darle más fuerza a nuestros movimientos»


2 - En septiembre pasado, AWID habló con Hindou Oumarou Ibrahim sobre la movilización de las mujeres en preparación para la COP 21.
3 - Las razones por las que se creó el movimiento LGBTI (solo en francés)
Category
Análisis
Region
Global
Source
AWID