Cinco años después de la dimisión forzada del dictador Zine el-Abidine Ben Ali, el 14 de enero de 2011, lxs tunesinxs siguen enfrentando numerosas violaciones a los derechos y libertades. En un contexto de represión de activistas de los Derechos Humanos y de violencias crecientes basadas en la orientación sexual y la identidad de género, diversas organizaciones de la sociedad civil decidieron movilizarse a través de un colectivo informal por las libertades individuales.
Luego de la realización de la primera conferencia de prensa del Colectivo por las libertades individuales el 19 de enero de 2016, y en el marco de su reflexión sobre el poder colectivo que precede a su Foro 2016, AWID se entrevistó con Ramy Khouili, consejero político Magreb en Euromed Droits-Réseau euro-méditerranéen des droits humains (Red euro-mediterránea de Derechos Humanos), una de las organizaciones integrante del colectivo, para saber más sobre el accionar del colectivo en favor de los derechos y libertades individuales en Túnez.
AWID: ¿Cuál ha sido según tu perspectiva la situación de los derechos y libertades en Túnez luego de la salida de Ben Ali el 14 de enero del 2011?
Ramy Khouili: Nadie puede negar que hubo importantes avances en los últimos cinco años en términos de respeto de los Derechos Humanos y las libertades, especialmente las colectivas. A nivel de la libertad de expresión en particular, el contexto previo al 14 de enero del 2011 estaba marcado por una fuerte represión, los Derechos Humanos no eran parte del debate público.
Estos avances se concretaron a través de la Constitución de enero del 2014, la cual inscribió un conjunto de derechos y libertades, y limitó considerablemente la posibilidad de violarlos. Sin embargo, las leyes no están en armonía con la nueva Constitución, puesto que ellas no han sido aún modificadas. Si bien se le han hecho algunas enmiendas al Código penal que data de la época colonial, este no ha sido revisado en lo que se refiere a su visión global desde hace más de un siglo. Dicho código se basa sobre los principios del mantenimiento del orden público y no sobre la protección de los Derechos Humanos; y todo lo que se sale del orden público es reprimido por las leyes, ya sea por consideraciones políticas, económicas o morales. Incluso cuando se dispone de leyes que garantizan ciertos derechos, puede suceder que estas no sean respetadas y aplicadas en la práctica.
AWID: ¿Cuáles son los cambios que se dan actualmente en lo referido a los derechos de las personas LGBT?
RK: Las leyes tunecinas reprimen a la comunidad LGBT. El principal problema radica en la penalización de la homosexualidad, que por el artículo 230 del Código penal1 es castigable con una pena que puede llegar hasta los tres años de prisión. Incluso luego del 2011, las violaciones a los derechos de las personas LGBT han continuado por medio de crímenes homofóbicos, lesbofóbicos, la discriminación, la estigmatización, pero también con la penalización de las prácticas homosexuales. A pesar de la existencia de movilizaciones en el seno de la comunidad LGBT, especialmente en torno a la sensibilización y el trabajo intracomunitario, dicha penalización ha frenado la consolidación del movimiento LGBT según un enfoque global de los Derechos Humanos.
Pero desde el último año, las personas que conforman la comunidad LGBT comenzaron a expresarse de manera más libre y abierta, y están en proceso de conquistar el espacio público. Esto ha sido posible gracias a un apoyo muy importante de la sociedad civil, de lxs intelectuales y artistas que defienden los derechos de las personas LGBT. Por ejemplo, el 17 de mayo del 2014, uno de los primeros reportajes publicado en un periódico sobre la lucha de las personas LGBT por sus derechos en Túnez, no incluía ningún testimonio a cara descubierta y los discursos expresados se inscribían en el marco más global de la defensa de los Derechos Humanos de las minorías. Un año después, el mismo periódico realizó casi el mismo reportaje, pero esta vez todas las asociaciones LGBT se hicieron visibles, reivindicando abiertamente su pertenencia al movimiento LGBT, y sus representantes fueron públicamente nombradxs. Por primera vez también, todas las organizaciones de Derechos Humanos en Túnez se expresan públicamente sobre la necesidad de respetar los derechos de las personas LGBT, los cuales son Derechos Humanos.
Otro avance se refiere a la cobertura mediática de la temática. Por primera vez en 2015, nos hemos apartado del discurso médico que califica a la homosexualidad como enfermedad. A partir de ahora se comienza a utilizar un discurso de lucha por los Derechos Humanos, inscribiéndose así dentro de un enfoque global de los Derechos Humanos como indivisibles, interdependientes y universales, una lucha por los derechos individuales y el derecho de disponer de su cuerpo. Esto fue posible por el fortalecimiento de las capacidades a nivel de las comunidades LGBT, pero también por una apertura del espacio público para tratar la temática.
Es verdad que la visibilidad se les ha otorgado más a las personas gays que a las lesbianas, y mucho menos a las personas trans*, pero hay que decir que esta priorización se ha hecho de manera colectiva en el seno de la comunidad misma, puesto que las personas gays son más susceptibles de ser penalizadas desde el punto de vista legal por el artículo 230 que siempre se aplicó en su contra. Por ejemplo, recientemente ha habido casos de violaciones y tratamiento crueles e inhumanos deplorables a las personas gays por medio de la práctica de exploraciones anales. El problema es que esas personas no pueden hacer la denuncia dado que corren el riesgo de ir a prisión a causa de su homosexualidad. Por lo tanto, dicha priorización se dio en función de la vulnerabilidad ante la ley como así también para permitir al movimiento defender de ese modo a las personas, hablar de las estigmatizaciones y continuar con las luchas LGBT.
AWID: ¿Cuáles son los desafíos actuales a los que se enfrentan los movimientos LGBT y de Derechos Humanos para defender los derechos de las personas?
RK: Las asociaciones de derechos humanos no tienen forzosamente el conocimiento necesario y el dominio del tema que les permitirían defender a las personas LGBT, especialmente a nivel de los instrumentos y conocimientos sobre el derecho, el manejo del discurso y conceptos de género. A veces, este desafío se plantea también a nivel mismo de los movimientos LGBT que tiene discursos que van en contra de los derechos de las personas a causa de la falta del conocimiento necesario. Se trata entonces de saber y comprender como defender los derechos de las personas LGBT con el enfoque global de los Derechos Humanos.
Existe un desfasaje entre la nueva Constitución del 2014, las convenciones internacionales ratificadas por Túnez y las leyes que se refieren a las libertades individuales. Por ejemplo, el artículo 230 entra en contradicción con las convenciones internacionales relativas a la integridad psíquica, respecto a la vida privada y los datos personales. De allí la necesidad de la investigación, la documentación y la armonización entre leyes contradictorias.
Existe también todo un trabajo de sensibilización a desarrollar a nivel de la opinión pública, lo que no resulta evidente dado que el debate público recién acaba de iniciarse, por lo tanto habrá necesariamente resistencias, especialmente a causa de un discurso que consideraba durante años a la homosexualidad como una enfermedad.
Además, la seguridad y la protección de lxs defensorxs de los Derechos Humanos constituyen una necesidad y una urgencia en el contexto actual de agresiones en su contra. Pero el desafío es garantizar esa seguridad y protección en el seno mismo del país, y responsabilizar al Estado ante su rol de garante de la libertad de expresión de lxs activistas.
En el contexto actual de avance del terrorismo en Túnez, muchas personas consideran la lucha contra el terrorismo como prioritaria frente a aquella por los Derechos Humanos. Muchxs activistas de Derechos Humanos son acusadxs de alentar los movimientos extremistas y son objeto de vigilancia, incluso de represión. Pero ese contexto permite también llamar la atención del Estado sobre la priorización de sus intervenciones, puesto que en lugar de reprimir las libertades individuales y de disponer de los medios para controlar la vida privada de la gente, sería mejor reorientar sus medios hacia la lucha contra los peligros reales para la sociedad y el pleno ejercicio de los derechos de las personas y su integridad psíquica y moral, entre los cuales están especialmente el terrorismo y el avance de los extremismos.
AWID: ¿Cómo nació el Colectivo por las libertades individuales y cuáles son sus objetivos?
RK: Un cierto número de artículos jurídicos relativos a la esfera privada han sido desde siempre utilizados para reprimir a lxs activistas de Derechos Humanos en la esfera pública. El colectivo responde por lo tanto a una iniciativa espontánea organizada por Euromed Droits y la l’Association Tunisienne des Femmes Démocrates (Asociación Tunecina de Mujeres Democráticas – ATFD por su sigla en francés) para hacer frente al aumento de violaciones de las libertades individuales. En oportunidad de una reunión organizada en ese marco, una de las activistas LGBT planteó: “¿Hasta cuando las asociaciones LGBT van permanecer huérfanas de la sociedad civil?”. Fue para responder a esa necesidad que se decidió crear este colectivo que reúne a las asociaciones de Derechos Humanos en general, asociaciones feministas y asociaciones LGBT. Las asociaciones feministas jugaron entonces un rol primordial para reunir a lxs individuxs, asociaciones e integrantes de iniciativas informales en torno de temáticas de libertades individuales en un marco feminista, y poco a poco, ese colectivo se creó. Por ahora, está constituido por 28 asociaciones, a la vez nacionales e internacionales, antiguas y nuevas, de Derechos Humanos, feministas y LGBT.
Ese grupo informal busca coordinar lo que se hace en el terreno contra las violaciones de derechos para aumentar el impacto de nuestras acciones. Tiene por objeto principal la promoción y la sensibilización de las autoridades públicas en torno a leyes liberticidas. Para hacer esto, se apoya principalmente en un trabajo de investigación y documentación sobre el arsenal jurídico actual, informando sobre las leyes liberticidas o que pueden dar lugar a una interpretación liberticida, con prioridad en la revisión del artículo 230 y la ley 52 que trata sobre el encarcelamiento en casos de consumo de estupefacientes, una ley igualmente instrumentalizada para reprimir activistas.
AWID: ¿Por qué piensas que la estrategia colectiva es más eficaz para defender las libertades individuales?
RK: Permite coordinarse, optimizar y multiplicar los recursos humanos y la experiencia sobre la temática desde sus diversos ángulos. Las asociaciones LGBT están más cerca de la comunidad y los colectivos informales que trabajan sobre la ley 52 están más cerca de las personas con un mejor conocimiento de sus necesidades a través de un acercamiento al terreno y de su proximidad. Por su parte, las asociaciones de Derechos Humanos generales son más útiles a nivel de las leyes. El trabajo colectivo permite establecer la relación entre el terreno y la política, entre las necesidades, las expectativas de las personas y los textos jurídicos.
AWID: ¿De qué manera la comunidad internacional puede apoyar la lucha por los Derechos Humanos en Túnez?
RK: Nuestra demanda ante la comunidad internacional es relativizar el entusiasmo excesivo en relación a lo que sucede en Túnez. Es verdad que hay avances considerables, sobre todo si se lo compara con otros países de la región que han entrado en un proceso de desestatización, de guerra civil, o peor aún, de retorno a la dictadura luego de los levantamientos de 20112. Pero, ¿Por qué se debe comparar a Túnez con países de la región que han entrado en procesos inversos a la democratización? Es comparándolo con otros países democráticos que se podrá ver hasta qué punto estamos retrasadxs respecto a los derechos humanos y las libertades. El simple hecho de organizar elecciones libres y democráticas no es suficiente para hacer de un país una democracia, son necesarias medidas reales con reformas de los sistemas de policía, de justicia y legislativo para respetar los Derechos Humanos, las libertades individuales y colectivas, y que estas garanticen a su vez los fundamentos reales de un Estado de derecho. Es necesario intentar acompañar todos esos procesos de reformas, de apoyar la presión y la movilización de la sociedad civil, al mismo tiempo que felicitar los avances cuando ellos se producen, y permanecer vigilantes, puesto que no somos aún un Estado democrático.