«¿Qué está pasando?»
Hace algunas semanas, oficiales de policía llevaron a cabo una redada en una clínica Marie Stopes* de Lagos. Acosaron a lxs pacientes, detuvieron temporalmente a unx médicx, y accedieron ilegalmente a documentos confidenciales. Inmediatamente después de este alarmante ataque, que se produjo luego de otros incidentes anti-derechos que involucraron a agentes estatales, un grupo de feministas, defensorxs de los derechos de las mujeres y activistas LGBTQI+ de Nigeria se reunieron para preguntar: «¿Qué está pasando?». Durante la conversación digital que tuvieron, llegaron a un consenso: se está realizando un esfuerzo estratégico por erosionar la salud y los derechos sexuales y reproductivos de lxs nigerianxs, y la integridad corporal de las mujeres está en la línea de fuego.
El conservadurismo patriarcal de Nigeria no es ninguna novedad. A las mujeres, las niñas y las personas queer de este país se les niega, en forma regular y legal, su autonomía corporal, y la tasa de violencia sexual es alta. Los servicios de salud sexual y reproductiva son extremadamente limitados. En Nigeria sola se producen más del 10% del total global de muertes maternas, a pesar de que representa sólo el 2,5% de la población mundial, y un estudio de 2013 mostró que solo el 16% de las mujeres nigerianas de edad reproductiva (15 a 49) tiene acceso a métodos de contracepción y los utiliza. Esto significa que más de 4 de cada 5 mujeres nigerianas no pueden evitar los embarazos mediante la medicina, de modo que, cuando finalmente quedan embarazadas, quienes no tienen los medios o el deseo de tener hijxs se ven forzadas a elegir entre dar a luz a niñxs que no desean o arriesgarse a un aborto ilegal y no seguro. Para empeorar aún más la situación, el mismo informe señala también que, a pesar de que el aborto no seguro es una de las principales causas de muerte materna en Nigeria, la tasa de aborto del país (33 por cada 1000 mujeres de edad entre los 15 y los 49 años) sigue siendo más alta que el promedio para África subsahariana, que es 31 por cada 1000 mujeres).
#EndWarOnNigerianWomen
Frente a esto, lxs feministas y lxs activistas LGBTQI+ de Nigeria se han unido para fomentar la sensibilización del público respecto de la guerra que está siendo librada contra nuestra salud y nuestros cuerpos, estableciendo claras conexiones entre incidentes como las detenciones ilegales y los ataques sexuales perpetrados por agentes estatales en la capital política del país, Abuja, y los ataques liderados por la policía contra las clínicas Marie Stopes en la capital económica, Lagos. A medida que fue creciendo la campaña en las redes sociales con la etiqueta #EndWarOnNigerianWomen [fin a la guerra contra las mujeres nigerianas], una organización llamada CitizenGo comenzó a adjudicarse públicamente el ataque contra la organización Marie Stopes en sus boletines informativos y en sus publicaciones en las redes sociales.
Para quienes no la conozcan, CitizenGo es una organización anti feminista y anti queer vinculada con diversas organizaciones «provida» estadounidenses y con la extrema derecha europea. CitizenGo está también estrechamente ligada al Congreso Mundial de las Familias, una organización fundada en la década de 1990 por Allan Carlson, referente de la derecha cristiana estadounidense, con el objetivo central de nutrir una red mundial de organizaciones, pensadores, funcionarios estatales y actores religiosos ultraconservadores «pro-familia». CitizenGo se adjudicó también redadas similares en clínicas de Kenya, Malawi, Níger y Tanzania, al mismo tiempo que difundía información falsa y sensacionalista sobre el estado de la atención a la salud reproductiva en Nigeria, mediante peticiones y a través de grupos de cabildeo y organizaciones religiosas. Según las describe en sus propias comunicaciones, sus actividades incluyen la capacitación y la asociación con organizaciones locales anti-decisión en distintos países, para «confrontar» a la «izquierda radical» a fin de limitar los derechos reproductivos de las mujeres y «promover los valores de la familia».
En muchos países de todo el mundo (e incluso en los Estados Unidos), la salud, la seguridad y la autonomía corporal de las mujeres están siendo activamente perjudicadas por actores como CitizenGo. Su estrategia es impulsar conversaciones sobre políticas en reuniones multilaterales como la Comisión de la Condición Jurídica y Social de las Mujeres de Naciones Unidas, así como con funcionarixs y agencias gubernamentales.También se asocia con organizaciones locales tales como Culture of Life Africa [Cultura de Vida África] de Nigeria, fundada por Obianuju Ekeocha (una activista católica «provida» residente en el Reino Unido), y la Fundación para el Patrimonio Cultural Africano, una coalición de 17 integrantes, para fomentar valores «pro-familia» y «provida» que incluyen «el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural». En forma conjunta, estas coaliciones están impulsando una campaña cuidadosamente diseñada de información falsa, sensacionalismo y verdades a medias sobre las actividades de las organizaciones pro-decisión, a fin de asegurar que todxs lxs nigerianxs, y posiblemente incluso todxs lxs africanxs subsaharianxs, se vean forzadxs a adherir a una interpretación unidimensional de los «valores de la familia (cristiana)» que entronizan, a cualquier costo, la reproducción sin límites dentro del matrimonio heterosexual.
Los grupos pro-decisión tienen más bien un enfoque basado en la evidencia, para garantizar que las personas tengan acceso a la información, las herramientas y los recursos que les permitan planificar y gestionar los efectos reproductivos (incluso el embarazo)
Sin embargo, contrariamente a las mentiras que estas organizaciones difunden, los grupos pro-decisión no existen para lucrar a partir de un mayor acceso y mejores servicios de atención a la salud sexual y reproductiva. Tienen más bien un enfoque basado en la evidencia, para garantizar que las personas tengan acceso a la información, las herramientas y los recursos que les permitan planificar y gestionar los efectos reproductivos (incluso el embarazo), en formas el mayor bien social preservando las vidas y la salud de quienes se ven directamente afectadxs. Por otro lado, recortar el acceso de mujeres, niñas y personas a la contracepción, la educación sexual integral y los abortos seguros solo fuerza a las mujeres a priorizar la posibilidad de un embarazo a término y un parto, en desmedro de cualquier otra cosa: su salud, su seguridad, su futuro económico, e incluso la calidad de vida de lxs niñxs que sean fruto de tales embarazos. Inevitablemente, quienes cargan con el mayor peso de la enfermedad, la estigmatización y la muerte producidas por tales situaciones son las mujeres y lxs niñxs más vulnerables.
Tengo conocimiento de primera mano de cómo es la vida cuando grupos como CitizenGo logran limitar el acceso a la educación y los servicios de salud sexual y reproductiva. En 2012 di a luz a una hija, después de quedar embarazada como resultado de una educación sexual inadecuada y el incorrecto uso de métodos de contracepción. El Instituto Guttmacher ha informado que 25% del número total de embarazos en Nigeria, para el año en que nació mi hija, fueron no intencionales. El 32% de las personas que, como yo, descubrieron estar embarazadas en 2012 llevó su embarazo a término. El 12% tuvo abortos espontáneos. Pero más de la mitad (el 56%, para ser precisxs) optó por abortar sus embarazos, a pesar de que con las restrictivas leyes de Nigeria cualquiera que buscara un aborto se arriesgaba a hasta 14 años de prisión. Las estadísticas como éstas indican por qué son tan importantes los servicios de las organizaciones como Marie Stopes, y también por qué necesitamos urgentemente proteger y fomentar la salud y los derechos sexuales y reproductivos de todxs lxs nigerianxs.
Los servicios de salud sexuales y reproductivos integrales son esenciales para la prosperidad social y económica de todas las personas, no solo de las mujeres.
Los nacimientos no planificados agravan la pobreza, y producen una mayor vulnerabilidad de la madre y lxs niñxs al abuso, la violencia, y la enfermedad.
La necesidad de garantizar que mujeres y niñas tengan pleno acceso a abortos legales y seguros es solo una parte (aunque una parte importante) de toda la campaña por la justicia sexual y reproductiva. Los abortos son necesarios solo después de la concepción, y los embarazos no planificados son en general prevenibles. Tenemos amplia evidencia de que, cuando las personas (especialmente mujeres y chicas jóvenes) tienen acceso a una educación de calidad (con educación sexual integral apropiada para cada edad), y a una atención a la salud no discriminatoria que incluya la contracepción, el resultado inevitable es la disminución del número de abortos. Insistir en forma sistemática en negar el acceso de mujeres y niñas a un aborto seguro, y a la vez preparar ataques coordinados contra las organizaciones que ayudan a las personas a evitar embarazos no planificados y no deseados, a administrar su salud sexual y reproductiva, y a recuperarse de las complicaciones relacionadas con los abortos inseguros, es simplemente condenar a muerte a mujeres y niñas.
Valorar la vida debe significar más que valorar el nacimiento de todxs lxs niñxs que podrían potencialmente derivar de un embarazo.
Un embarazo en curso no hace, en forma automática, que cualquier persona esté deseosa, esté preparada o sea capaz de llevar un embarazo a término, o de convertirse en una madre buena y competente. Cuando los grupos anti-decisión como CitizenGo y la Fundación para el Patrimonio Cultural Africano organizan ataques físicos y en los medios contra clínicas como Marie Stopes, que ofrecen servicios de salud sexual y reproductiva a mujeres que son, en su mayoría, de bajos recursos, dejan en claro que no les importan las vidas de las mujeres, ni incluso las de lxs niñxs a lxs que dicen estar tan dedicados. Por esta razón, en Nigeria lxs feministas, lxs activistas por la atención a la salud y las organizaciones por los derechos de las mujeres se han unido, bajo la bandera de la campaña #EndWarOnNigerianWomen, para resistir contra la amenaza que representan estos grupos de odio y estxs fundamentalistas religiosxs para las vidas de mujeres y niñas.
Los gobiernos y las agencias estatales no pueden satisfacer las necesidades de sus ciudadanxs si sucumben a las demandas de los grupos que insisten en negar o recortar los derechos de las personas a la salud, la seguridad, la dignidad y la autonomía.
Para 2018-2022 el National Strategic Health Development Plan [plan nacional estratégico de desarrollo de la salud] de Nigeria incluye la necesidad de «Promover el acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva integrales y de calidad durante todo el ciclo de vida y reducir la morbilidad y la mortalidad materna, neonatal, infantil y adolescente en Nigeria.» Para cuidar verdaderamente la vida, todas las mujeres y todxs lxs bebés, niñxs y menores de edad que abarca esa declaración deben tener acceso a una gama completa de servicios de salud que les permita vivir mucho tiempo y vivir bien. La insistencia en que los fetos deben convertirse en bebés a cualquier costo, aun cuando ese costo es la vida y el bienestar de cientos de mujeres y niñas, no es «provida». Es misógina. Y debe ser resistida.