NOTAS DE LOS VIERNES: AWID conversó con la artista palestina Larissa Sansour acerca de cómo ella aborda cuestiones políticas en su arte, del vínculo entre el arte y el activismo y por qué es importante afrontar decididamente la censura.
Tradicionalmente, los Estados y las instituciones religiosas han tenido sistemas que controlan cómo las obras de arte escritas, visuales y musicales son producidas, difundidas y utilizadas. Estas intervenciones continúan en la actualidad y han cobrado distintas formas con el paso del tiempo, pero el resultado es el mismo—restricciones a la libre expresión artística. En años recientes, mujeres artistas de diferentes regiones han sido censuradas después de haber criticado a gobiernos o leyes basadas en la fe, o tras usar el arte para explorar la sexualidad o asuntos relacionados con los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero e intersex (LGBTI). La revista Bad Subjects señaló en 2005 que “las artistas que exploran críticamente el sexo y la sexualidad se han visto muy afectadas por la censura en la Polonia actual”, citando que Dorota Nieznalska fue “físicamente atacada por milicianos de extrema derecha, perseguida y procesada judicialmente”. Más recientemente, en el ámbito musical, el caso más conocido es el del grupo punk feminista ruso Pussy Riot, cuyas integrantes fueron arrestadas en 2012—y dos de ellas continúan en la cárcel—después de haber entonado canciones que desafiaban a la Iglesia Ortodoxa rusa y al Presidente ruso Vladimir Putin en la Catedral de Cristo el Salvador en Moscú. Ayat Al-Gormezi es una poeta y estudiante de 20 años de edad que ha sido sometida a hostigamiento, difamación, intimidación y amenazas de violación y asesinato después de que un tribunal militar en Bahréin la sentenció el 12 de junio de 2011 a un año en prisión por haber leído un poema que criticaba al rey del país. Fue la primera mujer prisionera de conciencia en Bahréin.[1]
Larissa Sansour respondió las siguientes preguntas en una entrevista con AWID:
AWID: ¿Cuál, si lo hubiera, es el vínculo entre el arte y el activismo?
Larissa Sansour (LS): Creo que el arte juega un rol importante en afectar la política. Si el arte fuera una práctica autónoma no veríamos tantos ejemplos de asesinatos, encarcelamiento y censura de artistas y trabajadoras/es culturales a lo largo de la historia. De modo que el arte es una potente herramienta política y, como tal, puede a menudo jugar un rol muy similar al del activismo. De hecho, hay una práctica artística particular denominada Artivismo. Pero yo personalmente pienso que el arte es más efectivo para afectar ese cambio político o social si juega según sus propias reglas—es decir, desde el interior de la práctica artística.
AWID: ¿Cómo se abordan, a través del arte, asuntos relacionados con los derechos de las mujeres? En tu opinión, ¿por qué es esto importante?
LS: Pienso que mi trabajo aborda muchos de los asuntos que se relacionan con la ocupación de Palestina por Israel y, por supuesto, está inmerso en el diálogo poscolonial, que de hecho también aborda el rol de las mujeres en la sociedad. Es necesario abordar la cuestión de los derechos de las mujeres no sólo por su propio bien, sino también porque abre una gama de preguntas acerca de cómo percibimos la realidad y por qué es importante cuestionar el propio sistema mediante el cual nuestra humanidad es construida y la manera en que percibimos las cosas.
AWID: ¿Qué estás tratando de expresar a través de tu arte? ¿Es éste una reflexión política de la realidad palestina?
LS: En mi trabajo intento construir universos surrealistas y paralelos basados en la actual situación política de Palestina para encontrar una manera nueva y fresca de evitar el presente estancamiento político. Desde hace años se han producido muchos documentales sobre Palestina y existen numerosos reportajes, por lo cual pienso que el mundo ha llegado a un punto de saturación cuando se trata de simpatizar con el pueblo palestino. Creo que el mundo se ha vuelto inmune a escuchar noticias de Palestina por más de 60 años y hay un pesimismo general cuando se trata de encontrar una solución. Por eso pienso que se necesita un nuevo enfoque y trato de hacer eso con mi arte.
AWID: ¿Cómo ha contribuido tu arte al activismo o las crónicas sobre los derechos de las mujeres en Palestina?
LS: Mi trabajo cuestiona sistemas de valores y roles de poder ya sea que se relacionen con la opresión de toda una nación o la de las mujeres. Entonces, a menudo estos roles son volteados y subvertidos en mi trabajo. Cuando se abordan estos temas, inadvertidamente el arte también entra en el ámbito del activismo, ya que la crónica está ahí para producir el cambio.
AWID: ¿Has sufrido censura en tu trabajo? ¿Puedes contarnos sobre esa experiencia y lo que aprendiste de ella?
LS: He tenido algunos incidentes graves de censura y lamentablemente es algo común para artistas de Palestina que exhiben sus obras en Occidente. Es una forma de silenciar y con frecuencia se debe a presiones por simpatizantes de Israel.
En mi caso, uno de los más recientes actos de censura ocurrió en 2011. Un día, de la nada, recibí una llamada telefónica de un museo informándome que había sido nominada para el prestigioso Premio Lacoste Elysée, de 25,000 euros, otorgado por el Museo del Elíseo suizo y Lacoste, la marca de ropa. Siendo una de las ocho personas nominadas, se me otorgó una beca de 4,000 euros y carta blanca a fin de producir una cartera de imágenes para la decisión final del jurado. En noviembre de 2011, tres fotografías para mi proyecto “Nación Estado”[2] fueron aceptadas. Mi nombre fue incluido en toda la literatura relacionada con el premio y estuvo en el sitio web como nominada oficial. En diciembre de 2011, Lacoste exigió que se revocara mi nominación al premio. Alguien de alto nivel en Lacoste le había informado al Museo que querían que mi nombre fuera retirado de la lista, ya que mi trabajo era “demasiado pro-palestino”. En un intento por ocultar las razones para sacarme, en una carta al día siguiente me pidieron que aprobara una declaración diciendo que yo había retirado mi nominación ‘para buscar otras oportunidades’. Por supuesto, me rehusé.
Después de recibir esta carta pensé que no podía guardar silencio sobre esto y debía darlo a conocer públicamente. Le informé al Museo que publicaría el hecho, así que ahí eran plenamente conscientes de ello. Pero supongo que nadie pensó que la historia recibiría mucha atención. Envié un comunicado de prensa a un par de periodistas a quienes conocía bien de mi círculo artístico. El mundo del arte se indignó al enterarse de este acto de censura y pronto periódicos regulares de varias partes del mundo empezaron a contactarme. BBC, The Independent, The Guardian, The Washington Post y Le Monde, entre otros, cubrieron la historia.
Pienso que el Museo cedió ante la presión y decidió ponerse del lado de la artista, no de su gran patrocinador corporativo. Comprendo que el Museo fue puesto en la incómoda posición de apoyar a Lacoste o perder el patrocinio de Lacoste para el premio. Finalmente, el Museo tomó la decisión correcta al decir ‘no’ a la censura de la libertad artística.
Es cierto que la decisión de Lacoste generó más publicidad que el propio premio pudo jamás haber proporcionado. Esto, por supuesto, es un resultado muy afortunado. Ver el arrogante acto de un patrocinador corporativo expuesto de esta manera envía el potente mensaje de que dicha conducta no es tolerada. La indignación del público fue abrumadora y siento una profunda gratitud hacia todas las personas que me apoyaron.
La lección aprendida es bastante clara. Si los patrocinadores corporativos quieren involucrarse en las artes, es imperativo que jueguen según las reglas. Como patrocinador de las artes, no puedes otorgar a artistas una tentativa libertad de expresión y luego retractar esos privilegios si no te gusta lo que ves.
AWID: ¿Cuáles son, a tu criterio, algunas de las consecuencias de que el arte de las mujeres sea censurado?
LS: La consecuencia de cualquier forma de censura artística es que, en muchos casos, las artistas nos sentimos impotentes frente a los grandes jugadores e intimidadas a guardar silencio. Después de mi caso con Lacoste conocí a tantas artistas que habían sufrido alguna forma de censura y todas se sentían pequeñas e indefensas durante el tiempo de censura. De modo que es importante tener una red de apoyo para artistas y es más importante, sin importar cuán difícil sea, nunca permitir que ninguna forma de censura pase por alto, porque cuanto más es permitida, más creerán esas empresas o instituciones que está bien sencillamente descartar a artistas y suprimir cualquier opinión con la cual no estén de acuerdo.
AWID: ¿Cómo pueden las mujeres artistas defenderse contra la censura?
LS: Pronunciándose en el minuto mismo en que les ocurre. Las artistas pueden buscar la ayuda de activistas, otras/os artistas e instituciones que se ocupan de la censura y los medios de comunicación, como Índice sobre la censura en el Reino Unido, Freemuse en Dinamarca y Frit Ord en Noruega. Es tan vital que las artistas hagan pública cualquier forma de censura porque defender la libertad de la expresión artística es lo mismo que defender la libertad de expresión en general.
En marzo de 2013, Farida Shaheed, Relatora Especial en la esfera de los derechos culturales, publicó el informe El derecho a la libertad de expresión y creación artísticas, que es sumamente importante porque hace un reconocimiento del problema en términos legislativos y pone el derecho a la expresión artística en el mismo nivel de la libertad de expresión en general, por lo tanto reconociendo el asunto como un derecho humano fundamental.
Notas:
- Ver: Poetisa bahreiní Ayat al-Qurmezi reconoce haber sido torturada en prisión, ABNA, 16 de julio de 2011.
- “Nación Estado es un amplio proyecto de ciencia ficción que incluye una breve película y una serie de fotografías. Ubicada dentro de una sombría pieza de arquitectura de alta tecnología, la Nación Estado visualiza un Estado Palestino ambiguamente distópico[3] que se erige desde las cenizas del proceso de paz. En esta visión, el pueblo palestino tiene su Estado en la forma de un solo rascacielos: la Nación Estado. Rodeado por un muro de concreto, este colosal edificio alberga a toda la población palestina—que ahora finalmente vive la buena vida. Cada ciudad tiene su propio piso: Jerusalén, el tercer nivel; Ramalá, el cuarto nivel. ... Viajes entre ciudades que antes eran entorpecidos por puestos de registro se hacen ahora por elevador hacia los pisos más altos”.
- “La ficción distópica es ciencia ficción de calidad: innovadora e imaginativa, política y crítica, realista y alarmante. Como tal, engendra el crecimiento intelectual, una imaginacióndespierta, el conocimiento político y la solidaridad básica. Puede decirnos algo tanto sobre nuestro momento actual como de los días a venir. En pocas palabras, la ficción distópica puede ser un medio de amplificación como seres humanos”. Fuente: Explorar la distopía: ficciones distópicas.
Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 16 de agosto de 2013. Título original: Women in Arts: Activism and Censorship. Traducción: Laura E. Asturias