NOTAS DE LOS VIERNES – No hace mucho tiempo, pocas personas sabían sobre las mujeres indígenas desaparecidas y asesinadas (#MMIW) en Canadá, pero en un corto periodo iniciativas tales como No Más Silencio, Familias de Hermanas en Espíritu, la Red de Indígenas Jóvenes por la Salud Sexual(NYSHN) y otras han contribuido a generar tal ímpetu que la crisis de las MMIW finalmente se ha insertado en los medios de comunicación convencionales y en la conciencia pública. AWID conversó con Audrey Huntley, cofundadora de No Más Silencio, sobre algunas de las estrategias impulsadas por defensoras indígenas de los derechos humanos.
Por Saira Zuberi
Los esfuerzos de defensoras indígenas de los derechos humanos, aliadas/os y familias afectadas procuran no sólo documentar la impunidad y violencia, generar conciencia en torno a éstas y presionar al Estado a que les pongan fin; también van dirigidos a resaltar las historias humanas detrás de las estadísticas y los titulares de prensa, así como a movilizar a las comunidades a través de la tradición, ceremonias, el arte y otros medios para mostrar solidaridad, apoyar la sanación y trabajar en colaboración con el propósito de exigir derechos y defenderlos. Gracias a esos esfuerzos, la cuestión de la violencia estructural contra las comunidades indígenas (específicamente hacia mujeres indígenas) ha conseguido atención en toda la Isla de la Tortuga[1] y más allá de sus fronteras.
Las tasas increíblemente altas y desproporcionadas de violencia contra las mujeres indígenas[2] que se han documentado podrían ser sólo la punta del témpano, en vista del contexto de violencia estatal e impunidad y la consecuente falta de confianza por parte de las comunidades indígenas hacia las instituciones del Estado colonizador. Según la investigación del propio Estado, las mujeres indígenas constituyen el 4,3 por ciento de la población femenina pero representan el 16 por ciento de las víctimas de homicidios de mujeres en un periodo de 30 años, y la tasa parece estar aumentando. El informe examina 1.181 casos de MMIW, aunque no se puede determinar una cifra precisa, por lo que activistas están trabajando para resaltar el alcance de la crisis de MMIW documentando casos a través de memoria viviente y otros medios.
Audrey Huntley, documentalista de ascendencia europea e indígena y defensora de los derechos humanos, era consciente del problema de las MMIW. Vivía en la parte oriental del centro de la ciudad de Vancouver a mediados de la década de 1990, “cuando mujeres estaban siendo sacadas del barrio y terminaban en la granja de Robert Pickton [asesino en serie]; yo vivía en el barrio cuando las mujeres estaban desapareciendo y a todo nuestro alrededor aparecían afiches sobre las desaparecidas”.[3] Pero el sensacionalismo en los medios, centrado en ese caso extremo, ocultó una verdad más general; según Huntley, la historia encapsulaba el brutal legado del colonialismo, sus impactos sobre los cuerpos y las vidas de generaciones de personas indígenas y la violencia sexual dirigida a mujeres indígenas. Huntley enfatiza que la violencia que ellas enfrentan se vincula estrechamente a las maneras en que el Estado colonizador ve la tierra, como algo que se debe poseer y dominar para extraer tantas ganancias como sea posible, sin importar los costos y consecuencias para las personas y el medio ambiente. Huntley y otras activistas sentían que era urgentemente necesario “educar a la gente respecto a que Pickton no era una aberración; que esto era en gran medida lo que estaba sucediendo en una forma más sistémica y deliberada en todas partes del Canadá”.[4]
Necesidad de iniciativas lideradas por la comunidad
Por mucho tiempo Huntley ha percibido que no se investigan apropiadamente los relatos de muertes sospechosasy que otras formas de inacción y manejo deficiente de las investigaciones también contribuyen a perpetuar la crisis. Aspectos de las vidas de las víctimas suelen usarse para menoscabar su valor como sujetas de investigación.[5]Por lo tanto, la comprensión cada vez mayor que Huntley tenía de las proporciones epidémicas del problema condujo a que ella y activistas afines fundaran la iniciativa No Más Silencio a mediados de la década de 2000, después de que Huntley se mudó a Toronto. La iniciativa surgió por la frustración respecto al lento progreso en cambiar ciclos de violencia que se remontaban a varias generaciones y se propuso fortalecer las respuestas de base a la epidemia de violencia afrontada por mujeres indígenas que no confían en el Estado.[6]
Un esfuerzo reciente de No Más Silencio, Familias de Hermanas en Espíritu,[7] la NYSHN[8] y otras/os socias/os ha empezado a desarrollar una base de datos independiente liderada por la comunidad, rastreando a las MMIW en la provincia de Ontario. La iniciativa de la base de datos surgió a raíz de una profunda decepción con un proyecto de la Asociación de Mujeres Indígenas de Canadá (NWAC) a mediados de la década de 2000, financiado con fondos federales [del Gobierno Liberal]. La NWAC había cabildeado junto a otras/os con el propósito de obtener financiamiento estatal para una base de datos sobre las MMIW dentro del proyecto Sisters in Spirit [Hermanas en Espíritu], lo cual condujo a la meticulosa recolección de casi 600 casos de MMIW. Sin embargo, el Gobierno Conservador retiró el financiamiento en 2010, no sólo socavando el proyecto sino también entregando los datos a la Real Policía Montada del Canadá (la fuerza nacional policial canadiense). Esas experiencias han hecho más patente la necesidad crucial de que las comunidades indígenas desarrollen respuestas a la crisis de las MMIW, la impunidad y la violencia estatal en formas que sean lideradas por las propias familias de las MMIW, eviten el formulismo, descentralicen y compartan datos y se mantengan independientes del Estado.
No Más Silencio está trabajando para diseminar a otras provincias la metodología de una base de datos liderada por la comunidad, como también uniéndose a otras iniciativas que han surgido de manera independiente en diferentes provincias para dar con el paradero de las MMIW; no sólo con la intención de cuantificar para fines de promoción y defensa sino también colaborar en procesos liderados por familias y comunidades encaminados a conmemorar, sanar, generar solidaridad y trabajar en torno a respuestas auto-organizadas para afrontar la violencia sistémica. La sensibilidad a las necesidades humanas de integrantes de las familias sobrevivientes ha conducido al proceso de crear tributos a las mujeres desaparecidas y asesinadas,[9] junto a la base de datos que hasta la fecha ha registrado 70 casos.[10]
Recordando, honrando, sanando
Huntley enfatiza que el esfuerzo más amplio de conmemorar a las MMIW y tomar control de la narrativa también involucra que integrantes de las familias y sus aliadas/os escriban, cubriendo las historias de seres queridas/os perdidas/os en formas que son más respetuosas que la cobertura de los medios de comunicación convencionales.[11] Recordar y honrar las vidas de las MMIW y no sólo sus muertes ha tenido efectos imprevistos muy potentes. “Iniciamos el sitio virtual para ser transparentes y accesibles a la comunidad y luego comenzamos los tributos con la idea no sólo de documentar las muertes sino también de recordar quiénes fueron las mujeres y humanizarlas, porque los medios convencionales se centran únicamente en los detalles espeluznantes de cómo ellas murieron. Y en todo mi trabajo he descubierto que la gente realmente tiene la necesidad de compartir y relatar sus historias, lo cual ha resultado ser una experiencia bastante potente para las familias. Es mucho trabajo para las familias determinar lo que quieren decir y pueden necesitar orientación en redacción y selección de imágenes. ... Ha sido interesante escuchar a las familias decir cuán transformador y empoderante fue para ellas pasar por el proceso”.
El doloroso trabajo de recolectar y documentar las historias también puede suponer un costo muy alto. La propia Huntley se puso muy enferma durante un periodo de ingreso concentrado de datos en diciembre de 2013, lo cual resalta la necesidad del cuidado personal ante el trauma ajeno sufrido por defensoras de los derechos humanos que llevan a cabo este trabajo. Ahora se están desarrollando estrategias para afrontar el problema: el trabajo de ingresar datos es compartido con aliadas/os no indígenas menos afectadas/os personalmente tanto por el trauma ajeno como por el resurgimiento de traumas individuales que suelen remontarse a varias generaciones. Trabajar en equipo para ingresar los datos previene errores y brinda apoyo mientras se manejan esas historias dolorosas. Al mismo tiempo, el respeto a las necesidades de las familias y la importancia del conocimiento, las tradiciones y las prácticas culturales indígenas significan que el trabajo directo de hablar con las familias—lo cual No Más Silencio siempre combina con ceremonias—queda a cargo de las propias activistas indígenas.
Enfoques innovadores y de múltiples niveles
Lo que hace que las acciones dirigidas por No Más Silencio se destaquen es el enfoque de múltiples niveles que involucra la costumbre y tradición lideradas por ancianas y ancianos de las comunidades, así como las experiencias y conocimientos de las familias de las MMIW, para desarrollar respuestas comunitarias y solidarias desde la base. Estos grupos han participado en una variedad de enfoques; por ejemplo, desde 2006 No Más Silencio ha colaborado para realizar anualmente, cada 14 de febrero, la Ceremonia de las Fresas,[12] una manifestación en Toronto contra la inacción policial. El evento honra a las MMIW y expresa solidaridad con otra conmemoración iniciada por activistas y familias en Vancouver hace 20 años, cuando salió a luz el caso Pickton. En la conmemoración de Vancouver se llevan a cabo ceremonias tradicionales de sahumerio[13] en lugares donde fueron descubiertos los cuerpos de mujeres indígenas asesinadas.
Los esfuerzos de artistas y familias indígenas de MMIW por tomar control de la narrativa e involucrarse en generación de conciencia y sanación también han incluido una plétora de respuestas basadas en las artes en las cuales han participado defensoras indígenas de los derechos humanos de todo el país. Un ejemplo altamente exitoso es la instalación[14] artística conmemorativa Caminando con Nuestras Hermanas, que está haciendo gira por 25 lugares y ha sido calendarizada hasta 2018. Concluirá en Batoche Saskatchewan en 2019. La NYSHN, que es una socia comunitaria en esta iniciativa, está apoyando el resurgimiento juvenil y su involucramiento en Dos Espíritus.
Las experiencias de defensoras indígenas de los derechos humanos y de las familias de las MMIW y las estrategias que impulsan han mostrado que estos esfuerzos de base son cruciales para que las comunidades indígenas sanen y centren sus acciones en torno a su propia necesidad de duelo, apoyo y superación del dolor, incluida la necesidad de defensa personal y de determinar cómo pueden trabajar juntas para apoyarse. También son cruciales, por supuesto, el trabajo de generar conciencia y la incidencia por medio de mecanismos tanto internacionales como regionales, y todos los esfuerzos de aliadas/os y otros grupos dirigidos a presionar al Estado canadiense a que cumpla sus obligaciones se combinan para intentar construir un ambiente donde la impunidad sea cada vez menos posible. La cantidad de muertes terribles de mujeres indígenas este verano, con el Gobierno de Harper porfiando en que éstos son ‘asuntos criminales’ y no sociales, resalta la relevancia e importancia del trabajo hecho por activistas para combatir esa noción e insistir en que se realicen exámenes más amplios para afrontar y reparar lo que está y ha estado sucediendo por siglos. Mientras tanto, a medida que aumenta un impulso crítico debido a los esfuerzos colectivos de defensoras de los derechos humanos y comunidades indígenas, la epidemia de violencia no da muestras de mitigarse.
Gracias a Jamaias DaCosta (periodista de CIUT Radio y Muskrat Magazine), Shelagh Day (FAFIA), Lara Koerner Yeo (investigadora) y Krysta Williams (NYSHN) por su tiempo y sus aportes a esta edición de Notas de los Viernes.
Lecturas adicionales:
Canadá: No más “hermanas robadas” – La necesidad de una respuesta completa a la discriminación y la violencia contra las mujeres, Amnistía Internacional (AMR 20/012/2009), 2009.
Canadá: acabar con la violencia contra mujeres y niñas, Internacional de la Educación, 19 de abril 2013.
Justicia indígena: Escuchando las voces de las mujeres indígenas desaparecidas y asesinadas, Carrie Peters, Equipos Cristianos de Acción por la Paz, 7 de marzo de 2014.
Debate de medio día de duración sobre América del Norte, Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, 9º período de sesiones, Nueva York, 19 a 30 de abril de 2010. Relatora: Sra. Paimaneh Hasteh (E/C.19/2010/L.5).
Canadá se niega a investigar desaparición de indígenas, Prensa Latina (s/f).
Policía canadiense no niega informe sobre más de 1000 indígenas asesinadas y desaparecidas, Rufo Valencia, Radio Canadá Internacional, 1 de mayo de 2014.
Indignación por negativa de Ottawa a investigar desaparición de indígenas, ABC.es, 4 de mayo de 2014.
Piden acción en Canadá sobre casos de mujeres nativas asesinadas, Prensa Latina, 20 de octubre de 2014.
Canadá: Demandan al gobierno investigar la muerte de mujeres indígenas, Servindi, 21 de octubre de 2014.
Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 7 de noviembre de 2014. Título original: Struggle for Justice – Missing and Murdered Sisters across Canadian Region of Turtle Island. Traducción: Laura E. Asturias
[1] Isla de la Tortuga se refiere a todo el territorio de Norteamérica entre los pueblos iroqueses o haudenosaunee y otros en la región nororiental de Norteamérica.
[2] Ver: Jarrah Hodge, Victim-blaming in coverage of RCMP report on MMIW [Culpabilización de víctimas en la cobertura del informe de la Real Policía Montada del Canadá sobre las MMIW], Rabble, 22 de mayo de 2014.
[3] En 2002, el arresto de Pickton fue noticia de primera plana en todo Canadá; el escalofriantemente prolífico y violento Pickton era un granjero fuera de Vancouver; finalmente fue juzgado y hallado culpable de 27 asesinatos tras años de secuestrar y brutalmente asesinar mujeres, con frecuencia indígenas, de bajos ingresos y viviendo en circunstancias de gran vulnerabilidad debido a condiciones de violencia estructural. Es probable que la cifra real de mujeres a quienes él victimizó sea mucho más alta.
[4] El trabajo crítico de la académica cheroqui Andrea Smith establece los vínculos del proyecto colonial, la tierra y el acaparamiento de recursos con la cuestión de la violencia sexual contra la población indígena, específicamente mujeres indígenas, como una herramienta de conquista. Ver: Conquest: Sexual Violence and American Indian Genocide [Conquista: Violencia sexual y genocidio de indígenas estadounidenses], South End Press: MA, Estados Unidos, 2005.
[5] Ibíd., nota 2.
[6] La promoción y convocatorias de investigación de los mecanismos regionales e internacionales de derechos humanos para que el Estado canadiense cumpla sus obligaciones fueron realizados por Alianza Feminista de Acción Internacional de Canadá (FAFIA) y NWAC; y los informes del Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre investigaciones en 2013 serán publicados en diciembre de 2014. Las personas interesadas en recibir los informes, cuando estén disponibles, pueden visitar el sitio de la Campaña de Solidaridad con las Mujeres Aborígenes, de la Alianza Feminista Canadiense para la Acción Internacional (FAFIA), o unirse a la red de solidaridad para recibir anuncios (contactar a Cherry Smiley escribiendo a solidarity@fafia-afai.org).
[7] La iniciativa de base Familias de Hermanas en Espíritu fue formada en 2011 por Bridget Tolley, una persona aliada no indígena y familias de las MMIW después de que el programa de base de datos Sisters in Spirit[Hermanas en Espíritu] de la NWAC fue desfinanciado por el Estado.
[8] La NYSHN, ubicada en Toronto, emplea una variedad de estrategias para ilustrar las conexiones entre Canadá como un proyecto colonial y los impactos de ese proyecto sobre las mujeres indígenas y sus comunidades; esto implica establecer los vínculos entre la violencia ambiental y la cuestión de la salud sexual y reproductiva, inextricablemente ligadas a diversos tipos de violencia que las propias MMIW han enfrentado. La NYSHN también trabaja para fortalecer a la comunidad mediante educación crítica, reducción de daños y otras estrategias. Un buen resumen de diversas estrategias se ofrece en la respuesta de la NYSHN a exhortativas [de algunas familias afectadas] a que se realice una investigación nacional sobre las MMIW: Supporting the Resurgence of Community-Based Responses to Violence [Apoyando el resurgimiento de las respuestas a la violencia basadas en la comunidad].
[9] Los dos primeros tributos han sido para Bella Laboucan-McLeany Sonya Nadine Mae en el blog It Starts with Us [Empieza con nosotras/os], dirigido por la iniciativa No Más Silencio y aliadas/os.
[10] Para compartir información sobre historias de seres queridas/os particulares con las organizadoras de la base de datos liderada por la comunidad de No Más Silencio se puede escribir a nomoresilenceorg@gmail.com.
[11] Un ejemplo reciente es el relato de la hermana de Bella, publicado en septiembre de 2014: It felt like there was no end to the screaming sadness: one sisters take on #MMIW [Sentí que nunca terminarían los gritos de tristeza: la opinión de una hermana sobre las MMIW].
[12] “La fresa representa amor, valentía y mujeres”, explicó Wanda Whitebirddurante la 9ª Ceremonia de las Fresas en febrero de 2014.
[13] Las ceremonias de sahumerio, o ‘limpias’ (‘smudging ceremonies’), son una manera de depurar a personas, lugares u objetos de energías, influencias o espíritus negativos. Involucra quemar plantas sagradas y luego pasar un objeto por el humo o soplar el humo alrededor de una persona o lugar.
[14] La instalación consta de más de 1,700 pares de empeines de mocasines hechos a mano y decorados con cuentas—colocados en formación de sendero. Los empeines representan las vidas inconclusas de las MMIW. En todos los lugares adonde la exhibición viaja, ésta involucra ceremonia, siguiendo atentamente la orientación de ancianos/as indígenas y movilizando conocimiento indígena, con la participación de las comunidades indígenas en todos esos sitios. Se espera que la instalación encuentre un hogar permanente en el oriente de Vancouver, debido a la alta concentración de MMIW que han sido desaparecidas de esa área.