«El cuerpo no está sucio — no es mugre que deba ser perdonada. El cuerpo no es una disculpa.»
Mientras las poéticas palabras de Sonya Renee inundaban una sala llena de mujeres en el 13º Foro AWID en Bahía, Brasil, dejé escapar un suspiro que no sabía que había estado reteniendo. El impacto de su declaración era visible en los rostros de todxs lxs presentes y la energía de la habitación pasó del entusiasmo a un alivio extraño y tangible.
Fue bueno escuchar a alguien decir las cosas que a menudo les hemos dicho a otrxs pero que quizás nosotrxs mismxs nunca hemos internalizado del todo; a alguien que ofreciera las mismas certezas positivas en relación al cuerpo que muchxs feministas están prontxs a soltarles a otrxs pero de las que tal vez no estén del todo convencidxs cuando se trata de ellxs mismxs. Nos hizo sentir bien que alguien nos dijera que somos hermosxs tal como somos. Que cada aspecto de nuestros cuerpos con el que tenemos dificultades es valioso en sí mismo.
Fue bueno sentirnos unidxs en resistencia contra cosas que hace mucho quedaron incrustadas en nuestras conciencias.
Las mujeres pasan su vida entera pidiendo disculpas por existir. El patriarcado nos da clases sobre cómo convertir nuestros cuerpos en algo que sea deseable, blando y dócil y hace muy poco por equiparnos con lo que necesitamos para vivir con las realidades de lo que existe dentro de los límites de nuestra propia piel.
La sesión sobre integridad corporal en AWID fue tanto un recordatorio como un desafío a esa idea. Fue un recordatorio de cómo las palabras de otras personas determinaron la imagen que tenemos de nuestros cuerpos, que dejaron de pertenecernos. Fue un recordatorio de las niñas pequeñas que llevamos dentro, las que amaban sus cuerpos sin juzgarlos, las que se arrojaban plenamente a la vida y llevaban a sus cuerpos consigo. Pero sobre todo fue un recordatorio de cómo volver a ellas, y de cómo guiar a otrxs en ese viaje de amor, aceptación y necesaria rebeldía.
Durante la sesión, el diálogo en torno a la autonomía corporal fue amplio y abarcó desde las formas en las que los cuerpos se han convertido en sitios de los que siempre se habla hasta cómo resistimos las muchas formas en las que los cuerpos pueden ser entendidos y aceptados. Los cuerpos son espacios con significados profundos y, por lo tanto, tienen un lugar central en cómo abordamos nuestro trabajo y sus significaciones. El cuerpo se ha vuelto propiedad y dictador, un laboratorio para experimentos propios y de otrxs, expandido o constreñido por ideologías externas a él. El cuerpo ha sido convertido en un espectáculo y nuestra posesión de él a menudo puede parecer solo teórica. Después de todo, ¿cómo es «tuyo» un cuerpo cuando la sociedad lo hace jirones hasta que no queda nada para ti? ¿Dónde están las decisiones?
La mejor manera de empezar una revolución externa es iniciando una interna.
Aunque los cuerpos y las personas existen como seres tanto internos como externos, lxs panelistas de la sesión nos recordaron que era importante amar radicalmente nuestros cuerpos y hacer las paces con el hecho de que no siempre comprenderemos el proceso de nuestro cuerpo o el de los cuerpos de otrxs. Cuando se trata de la autonomía corporal, el trabajo activista comienza por darse cuenta de que no siempre podremos entender los cuerpos de otrxs o las decisiones que otrxs toman sobre ellos.
El trabajo feminista exige que sigamos interrogando a nuestro movimiento, preguntando por la inclusión de nuevas formas de comprender los cuerpos y de autodefinirlos, ya sea que caigan o no dentro de la idea tradicional de género. El movimiento feminista debe ser capaz de comprender y defender los derechos de todas las personas, y como feministas debemos encontrar la manera de romper con nuestras ideas y definiciones tradicionales sobre lo que es ser mujer y sobre el género, la moralidad y la inclusividad.
Con esta comprensión de nosotrxs mismxs, podemos afrontar las discusiones sobre los cuerpos, especialmente sobre cómo se los vigila y, ocasionalmente, se los deja en paz para que simplemente sean. Como mujer de talla grande, estoy más que consciente de mi cuerpo y de cómo afecta a todxs a mi alrededor.
Desde que era muy joven, me convencí de la necesidad de encogerme para hacer que otrxs se sintieran más cómodxs con mi existencia. La necesidad de embutirme en jeans varios talles más chicos y de forzarme a entrar en cosas, aun cuando evidentemente no habían sido hechas para mí. Al igual que tantas otras mujeres jóvenes, crecí con ideales claros en relación a la belleza que ya habían sido preestablecidos para mí: cómo ser presentable, deseable y aceptable.
Pero mis mejores esfuerzos se revelarían inútiles porque yo era gorda. Grande. Con sobrepeso.
Por mi tamaño, no merecía ser deseada o amada. Desaprender estas cosas es un proceso que atravieso cada día. Es un proceso en el que no puedo evitar tener mi conciencia muy despierta. Para las mujeres que así lo desean, hay vida fuera de los ideales y los estándares de belleza occidental, pero acceder a ella requiere descamar muchas capas de pensamientos contradictorios sobre lo que una vale y cuestionar el desprecio por una misma. No es un trabajo fácil.
Es difícil llegar a la conclusión de que tu cuerpo, tal como es, merece amor y que los cuerpos de otrxs no deberían ser juzgados. Se añade una tarea más: encontrar la forma de articular este concepto, el de la suspensión del juicio, fuera de nuestra propia mente. Pero es una tarea necesaria. Suspender el juicio es tanto una idea como una campaña organizada por CREA y a lo largo del foro estuvo en la primera línea de nuestras mentes y de nuestras preguntas sobre ideas y conceptos.
«CREA se imaginó Suspender el Juicio como un mini-movimiento interno, comprometiendo a lxs feministas a que piensen y actúen de manera interseccional y a que reflexionen críticamente sobre suposiciones profundamente arraigadas que dificultan la inclusividad.»
"Suspend Judgement: CREA's Campaign Launch at AWID 2016." [Suspender el juicio: presentación de la campaña de CREA durante el Foro AWID 2016] CREA. En línea. 28 de septiembre de 2016.
Todxs lxs panelistas que participaron en la sesión hacen un trabajo importante para articular estos ideales de suspender el juicio, de valorar y aceptar independientemente de que se entienda o no. Está claro que debemos enfrentar las formas en que la sociedad y la ley entienden los cuerpos y encontrar una manera de crear un marco legal que sea capaz de reflejar mejor las formas en las que existen nuestros cuerpos. Está claro que debemos seguir compartiendo ideas y crecer como movimiento. No podemos y no debemos permitir que nuestros cuerpos sean interrogados por los estados, comunidades, agrupaciones religiosas o cualquier otro almacén del poder patriarcal que intente diseccionar y corregir las cosas que no encajan dentro de sus ideales preestablecidos. Debemos encontrar una manera de fomentar la aceptación de las decisiones que tomamos sobre nuestros cuerpos y cómo las presentamos al mundo.
Después de escuchar las voces, opiniones y acciones de las personas notables que participaron de la sesión sobre Integridad corporal, está claro que la revolución en torno al cuerpo de las mujeres y el control sobre sus historias está ganando un terreno nuevo y emocionante.
Sobre la autora
Maame Akua Kyerewaa Marfo es la asociada de comunicaciones del African Women's Development Fund [Fondo para el desarrollo de las mujeres africanas]. Es cantante, feminista y escritora. Es una apasionada del pensamiento feminista progresista y del uso del arte para generar el cambio social.