Aya Chebbi es una premiada activista y bloguera feminista panafricana. En reconocimiento a sus logros, Aya fue nombrada una de las más Sobresalientes Mujeres Jóvenes lideresas del África en 2013 y la Joven Triunfadora de 2015 por Forbes. Es cofundadora de Coexistence with Alternative Language and Action Movement (CALAM, o Movimiento por la Coexistencia con Lenguaje y Acciones Alternativos). Ella conversó con AWID sobre los derechos de las mujeres en Túnez después de la ‘revolución de dignidad’.
AWID: ¿Cuáles son los más grandes retos que activistas por los derechos de las mujeres, y otras/os defensoras/es de la justicia social, enfrentan hoy día en Túnez?
Se está reduciendo el espacio público para que activistas por los derechos de las mujeres y otras/os prosperen. Las/os activistas en general están en riesgo en áreas donde los fundamentalistas imponen su dominio. Algunas/os activistas continúan recibiendo amenazas que impiden su movilidad y a algunas/os se les ha atacado verbal e incluso físicamente.
Hoy día vivimos tanto con terrorismo estatal—me refiero a la violencia y represión por parte de la policía y otros agentes estatales—como con el terrorismo de los fundamentalistas.
Por ejemplo, hace apenas algunos días, un miembro de CALAM, Hamza Abidi, fue arrestado y acusado de atacar a un agente policial, cuando de hecho él es un activista no violento. Hamza fue golpeado por la policía cuando en su mochila fue encontrada nuestra propuesta de proyecto para la reforma de las prisiones, “MawKouf” (“Arrestados/as”). La realidad es que seguimos viviendo en un Estado policial, el más fuerte en la región desde hace décadas, donde la policía puede golpear, abusar y atacar a defensoras/es de derechos humanos y activistas. La situación empeoró con la aplicación inadecuada de la nueva ley relativa al antiterrorismo, que es utilizada para legitimar las restricciones al espacio para la sociedad civil y ponerles una etiqueta falsa a activistas que están participando en el disenso pacífico.
Al mismo tiempo, el Estado no protege a activistas cuando enfrentan diferentes formas de terrorismo no estatal, lo cual puede conducirles a un destino desconocido. Hace pocas semanas, el bloguero y activista Houssem Saidi fue asesinado. Era pariente mío, por el lado de la familia extendida de mi madre. Él informó de sus temores al Ministerio del Interior a principios de junio y pidió protección, pero no lo tomaron en serio ni lo escucharon. Así que huyó de Túnez hacia la vecina Argelia para protegerse a sí mismo y proteger a su familia. Algunas semanas después fue hallado muerto debajo de un puente en Argel.
AWID: En el Foro Social Mundial 2015 declaraste: “Creo que si alguien tiene que escuchar hoy, es la generación mayor a la generación más joven”. ¿Cuál rol jugaron las y los jóvenes en la revolución de Túnez en 2010-2011? ¿Cómo han continuado dando forma a la sociedad civil tunecina tras la revolución?
La revolución de Túnez es un movimiento liderado por jóvenes que derrocó a Ben Ali. Las/os jóvenes fueron las/os movilizadoras/es y manifestantes al frente de esta lucha, quienes enfrentaron brutalidad policial y sacrificaron sus vidas en muchas ciudades de todo el país. Aun así, hoy día muchas/os jóvenes tunecinas/os continúan sufriendo marginación política y social, además de una desconexión intergeneracional. Tenemos un presidente de 88 años de edad y otros ancianos en el poder y ocupando posiciones clave de liderazgo. Esta división generacional crea una falta de confianza entre jóvenes y las generaciones mayores, así como el sentimiento de que las voces juveniles sirven a los fines de otros.
Tras el derrocamiento de Ben Ali, la generación más joven luchó por articular un nuevo propósito en común y definir un nuevo rol político para nosotras/os mismas/os. Nuestro movimiento surgió a través de la participación descentralizada de las bases. Se podría suponer que “el movimiento de jóvenes” representa un grupo homogéneo, pero representamos muchos intereses y metas diferentes. Aunque algunas/os hemos optado por participar en la política tradicional, otras/os hemos hallado maneras para construir significativamente el futuro del país.
Abstenerse de la política fue una decisión política consciente para muchas/os jóvenes de Túnez. Nos rehusamos a que nos manipularan políticos corruptos y egoístas, decidimos distanciarnos de la política partidista y nos negamos a transformar nuestros movimientos en partidos políticos formales. Pero continuamos ejerciendo nuestro poder de veto en las calles y nos organizamos como vigilantes, grupos de cabildeo, ONG, colectivos mediáticos, etc. Encontramos nuevas formas de participación política y cívica y, sí, ¡finalmente influimos en la transición democrática! Gobernamos Túnez e influenciamos su Constitución y adopción de decisiones, no desde los escaños de los partidos políticos sino con movilización de la sociedad civil y poder popular.
AWID: La transición de Túnez hacia la democracia, que suele ser mencionada como el único éxito real de los levantamientos ocurridos en toda la región de Medio Oriente y África del Norte en 2010 y 2011, continúa en una intersección crítica de conflicto y consolidación de la paz. ¿Podría esta incertidumbre ser motivo para el establecimiento de un Estado islámico en Túnez?
No creo que haya motivos para que se establezca un Estado islámico en Túnez. Cuando Ennahdha ganó las elecciones de 2011, algunas/os académicas/os empezaron a hacer comparaciones entre Túnez y la revolución de Irán en 1979. Sin embargo, como se puede ver, luego de tres años de gobierno de un partido islámico, ¡los secularistas1 ganaron las elecciones a principios de este año! Eso no ocurrió por mera casualidad—se debió al arduo trabajo y a la lucha de la sociedad civil tunecina, cada día, para vetar leyes, declaraciones y prácticas retrógradas.
Tras los ataques contra el Museo El Bardo y la ciudad de Susa, la gente no se quedó en casa con miedo a lo desconocido; por el contrario, se movilizó de inmediato hacia los sitios atacados diciendo ‘No’ al terrorismo. Creo que Túnez continuará luchando arduamente contra el fundamentalismo debido a su gente valiente y, en particular, a la juventud y las mujeres. Al mismo tiempo, sin embargo, nuestro gobierno tiene que despertar y dar soluciones estratégicas a los asuntos de seguridad, económicos, educativos y sociales del país.
AWID: Tu activismo se centra en la noción de “nuestras propias luchas en nuestro propios contextos”, particularmente cuando se trata de narrativas ‘occidentales’ sobre el feminismo y los movimientos feministas. ¿Cómo ha afectado el ‘movimiento feminista hegemónico occidental’ a los movimientos feministas en África y Medio Oriente?
El poder patriarcal es un sistema contra el cual estamos luchando en todo el mundo. Tiene diferentes formas en distintos contextos, por lo cual tenemos que afrontarlo de maneras diferentes, ¡y eso es lo que le falta al feminismo occidental!
El feminismo occidental continúa relatando su propia historia como una narrativa dominante y se centra solo en las experiencias de mujeres en las culturas occidentales, sin importar cuán diferentes sean las identidades de las mujeres en otros contextos. Incluso dentro de los Estados Unidos, el feminismo occidental es exclusivo, ya que las mujeres blancas de clase media son las primeras que se benefician del cambio social y de mayores privilegios.
Tenemos que integrar la raza, la clase y el imperialismo en el debate sobre la subordinación por motivos de género en el Sur global. Realmente me frustran las tendencias universalizantes en el feminismo occidental, además de la falta de atención tanto a cuestiones de género específicas en nuestros contextos como a los diferentes orígenes culturales y condiciones socioeconómicas. En África y el Medio Oriente no necesariamente compartimos la misma identidad y las mismas metas culturales tal como el feminismo occidental las describe.
En Túnez, por ejemplo, el movimiento FEMEN fue un fracaso. FEMEN dice representar a ‘las mujeres árabes contra el islam’ y alienta a mujeres de todo el mundo a protestar con los senos descubiertos contra el islamismo. Sin embargo, de hecho está perpetuando el estereotipo de que las mujeres musulmanas y las del Sur global somos sumisas e indefensas y necesitamos que las feministas occidentales protejan nuestros derechos.
Los islamistas en Túnez tratan de explicar las cuestiones de las mujeres como “política de la identidad”. Y el feminismo occidental, por ejemplo en la forma de FEMEN, también está convirtiendo la emancipación de las mujeres tunecinas en un asunto de identidad, de guerra religiosa y cultural. Las activistas tunecinas estamos tratando de no focalizar la discusión en la identidad sino centrarnos en los derechos de las mujeres como un asunto social y político.
AWID: Tu discurso en el evento de ONU Mujeres para conmemorar el 20º aniversario de la histórica Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing, ¿cómo afectó tus esfuerzos en el sector de la sociedad civil liderados por jóvenes, más generalmente en África y particularmente en Túnez?
Mi lucha principal es para cambiar la narrativa sobre Túnez, África y el Medio Oriente. Se necesita hablar en esas plataformas para darle un giro al discurso. La ONU, como institución, afecta tremendamente nuestra parte del mundo pues dedica millardos de dólares a operaciones y proyectos en África y el Medio Oriente. Si la ONU no responde a nuestras necesidades reales pues no comprende nuestro contexto a cabalidad, entonces es una pérdida de tiempo, esfuerzos y recursos, ni hablar del negativo impacto contrario sobre nuestras sociedades.
El primer impacto y el seguimiento necesario consisten en mantener un lugar para expositores jóvenes en estos eventos clave. Además, no tiene que ver solo con el discurso—se trata del cabildeo durante todo el evento para promover nuestra agenda en el Sur global. Después de mi discurso he sido invitada a varias consultas y debates estratégicos a largo plazo sobre los asuntos que ahí mencioné y ojalá eso afecte a las/os jóvenes y la sociedad civil en la región. Pero continuaremos haciéndoles el recordatorio.
AWID: ¿Cuáles son los siguientes pasos para el movimiento de jóvenes en Túnez? ¿Qué pueden hacer las/os activistas de otras partes para ayudar a pugnar por la paz y la justicia social en Túnez?
En primer lugar, activistas de todo el mundo pueden apoyarnos propiciando un verdadero sistema de solidaridad. Creo que en el actual mundo globalizado ya no es una opción mantenernos separadas/os. La lucha en los próximos diez años por una buena parte de África, el Medio Oriente y otros lugares del mundo requiere de solidaridad transnacional.
En segundo lugar, ¡contribuyan a cambiar la narrativa! La mayor parte del tiempo, lo que se lee en los medios de comunicación regulares distorsiona el panorama más amplio y descarta las historias reales. Tómense el tiempo para leer blogs y tweets de historias de las personas y desafíen en su propia sociedad la narrativa sobre nuestra parte del mundo.