Llamamos a lxs titulares de mandatos oficiales de Naciones Unidas a emprender acciones urgentes para contrarrestar la movilización ultraconservadora contra los derechos humanos. ¡Ya no tenemos margen para seguir esperando!
A lo largo de la historia, las Naciones Unidas han sido un espacio importante para los avances de los movimientos feministas y sociales, que nos ayudó a denunciar violaciones y a presionar a los Estados para que cumplieran con sus compromisos de derechos humanos. Pero, mientras nosotrxs seguimos exigiendo justicia y rendición de cuentas, los grupos antiderechos operan más coordinados y con mayores recursos para hacer retroceder nuestros derechos. La reacción conservadora es real.
Continúan los ataques directos contra el sistema, tales como el desfinanciamiento y los cuestionamientos a la legitimidad de las agencias de la ONU. Pero ahora, lxs actores antiderechos también están haciendo un gran esfuerzo para socavar los derechos humanos desde el interior del propio sistema. Para ganar legitimidad, utilizan una variedad de discursos persuasivos. Además de manipular conceptos ligados a la religión, la cultura y la tradición, también cooptan el lenguaje de los derechos, incluyendo el de derechos de las mujeres, para esconder sus agendas reaccionarias. En realidad, lo que se proponen es diluir los estándares de derechos humanos y, en última instancia, construir un sistema de impunidad para quienes los violen.
Queremos límites infranqueables y acciones concretas para frenar la ola de infiltración antiderechos.
Muchos de nuestros espacios y procesos de derechos humanos ya han sido debilitados, pero todavía tenemos la posibilidad de detener esto. Con ayuda de ustedes, ¡podemos hacer que la ONU funcione mejor en defensa de nuestros derechos!
Llamamos a lxs titulares de mandatos de la ONU a hacer frente a los ataques antiderechos como cuestión prioritaria y urgente. Esto implica:
- Adoptar un enfoque coordinado para tratar las movilizaciones antiderechos como ataques peligrosos contra los derechos relacionados con el género y la sexualidad, que tienen efectos devastadores sobre todos los derechos humanos y sistemas de rendición de cuentas.
- Afirmar los derechos relacionados con el género y la sexualidad como universales e inalienables, indivisibles e interrelacionados con todos los otros derechos, y rechazar todo intento de posicionar a un conjunto de derechos en oposición a otro.
- Dar prioridad a la colaboración sustantiva con movimientos feministas y por la justicia social para desarrollar respuestas sólidas, integrales y efectivas a las amenazas de los fascismos y fundamentalismos.
- Abogar por procesos y procedimientos que mejoren la rendición de cuentas por parte de los sistemas de derechos humanos. Esto incluye identificar y abordar los desmantelamientos del sistema y la infiltración por parte de actores antiderechos, así como crear un ambiente propicio para que los movimientos feministas y por la justicia social además de las comunidades marginadas sean quienes lideren las agendas de derechos humanos.
- Resistir la legitimación de actores antiderechos disfrazados de organizaciones de derechos humanos y tomar todas las medidas a su alcance para impedirles el acceso a puestos en los que se toman decisiones.