Este recurso fue creado (en colaboración y consulta con las personas y organizaciones acreditadas) para apoyar el trabajo de las y los defensores de derechos en los espacios internacionales y regionales, y que enfrentan a quienes se oponen a sus esfuerzos utilizando argumentos basados en la religión, la cultura y la tradición.
Diversos instrumentos internacionales sobre derechos humanos reconocen los derechos y libertades fundamentales de todas las personas, incluyendo el derecho a la libertad de expresión y la libertad de consciencia o de religión. De la misma forma, estos instrumentos afirman el derecho que tiene toda persona de vivir libre de violencia y discriminación, y el deber de los Estados, sin perjuicio de sus diversas tradiciones, culturas o religiones, de dar cumplimiento a sus obligaciones internacionales.
Es cada vez más frecuente que grupos anti-derechos de todo el mundo (incluyendo actores estatales y no estatales) utilicen argumentos basados en la tradición, la cultura o la religión para justificar la violencia y la discriminación. Esta violencia se dirige particularmente en contra de las mujeres y las niñas, las minorías étnicas y religiosas, las personas que disienten o desafían los movimientos fundamentalistas, y las personas que expresan (o son percibidas como que expresan) identidades de género y sexualidades no normativas.
La tradición, la cultura y la religión no son conceptos homogéneos; al contrario, se pueden apreciar las tensiones, el pluralismo y la diversidad al interior de cada uno de estos. Sin embargo, cuando poderosas fuerzas anti-derechos reclaman ser dueñas de una única y auténtica interpretación de la tradición, la cultura, o la religión, las personas (en particular aquellas/os que son su blanco principal debido a su género, etnicidad, religión o sexualidad) sufren la pérdida de sus derechos fundamentales.