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Women and Seeds for Resistance[1]

NOTAS DE LOS VIERNES: Con la fuerte ofensiva de los transgénicos, el avance de los monocultivos propuesto por el agronegocio y el modelo de desarrollo económico extractivista, la Soberanía Alimentaria está en peligro. Quienes apoyan y refuerzan estas practicas, incluidas las corporaciones trasnacionales, tienen más presente el lucro que el cuidado de los alimentos y de los recursos naturales. AWID conversó con la activista campesina chilena Francisca Rodríguez*, sobre la campaña en defensa de las semillas **, como una práctica de resistencia ante el poder corporativo.

Este artículo es parte de una serie de Notas de los Viernes que examina algunos de los asuntos y debates relacionados con el tema del Foro Internacional AWID 2012 y establece conexiones entre las cuestiones de derechos de las mujeres y el poder económico. Más información sobre Sector Privado y Poder Corporativo está disponible aquí.

Por Gabriela De Cicco

En 2001, las mujeres de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) se reunieron en México en su II Asamblea Continental de las Mujeres del Campo: “Mujeres del campo, cultivando un milenio de vida, justicia e igualdad”. Tras el encuentro presentaron ante el III Congreso de la Cloc y de La Vía Campesina la idea de realizar una campaña mundial en defensa de las semillas nativas y criollas. En 2002, durante el Foro realizado en paralelo de la Cumbre Mundial de la Alimentación, Vía Campesina y Amigos de la Tierra Internacional junto a otras organizaciones deciden lanzar la campaña mundial, cuyo primer nombre fue: “Las semillas patrimonio común de la humanidad”.(1)

La Campaña está basada en las múltiples formas del conocimiento indígena y campesino acerca de las semillas, la agricultura y la biodiversidad, y aquellas son válidas por sí mismas y no necesitan de ninguna validación externa, científica o de otra índole. Busca formas efectivas de involucrar y comprometer a la sociedad en su conjunto, llegando a involucrar y a requerir el aporte de técnicos y científicos cuando los procesos de erosión biológica y cultural lo hagan necesario. El liderazgo y la toma final de decisiones debe estar en manos de La Vía Campesina, y en las organizaciones de campesinos/as, de indígenas y las comunidades. La Campaña forma parte de las luchas por defender, reforzar y/o recuperar la soberanía política, cultural, económica y alimentaria de los pueblos, y se da en el marco de una lucha más amplia contra el sistema capitalista y su fase neoliberal. Es por esto que forma parte de la búsqueda de proyectos populares alternativos, y está íntimamente ligada a la defensa de las tierra, los territorios y las culturas campesinas e indígenas.

La Campaña se realiza en cada país dependiendo sus realidades. Se lleva a cabo en Ferias de Biodiversidad, en mercados locales, de intercambio de semillas. (2)

AWID: ¿Por qué eligieron las semillas para la campaña?

Francisca Rodríguez (FR): Estábamos en México discutiendo sobre Soberanía Alimentaria (SA), y llegamos a la conclusión que nosotras hacíamos soberanía alimentaria en toda su dimensión y si bien la SA estaba en el discurso de los hombres, no la asumían plenamente. Nos dimos cuenta que la SA iba a estar en riesgo, porque aún cuando tuviéramos reforma agraria, si no defendíamos la semilla, la reforma iba a quedar al arbitrio de las empresas transnacionales de las semillas. No fue una de identidad emocional de corazón, fue una decisión política la de proponer la Campaña.

AWID: ¿Por qué el cambio del nombre de la Campaña?

FR: En Río + 10, en Johannesburgo en 2002 (3), la compañía transnacional Monsanto estuvo de acuerdo con que las semillas fueran un patrimonio de la Humanidad, porque siendo así todos teníamos derecho sobre ellas, incluidos ellos. Eso nos dio un ataque! Nos cuestionamos nuestra estrategia, y fue en nuestro segundo encuentro en Caguazú, al sur de Paraguay, donde nosotras dijimos: “No , no son patrimonio de la humanidad, son patrimonio de nuestros pueblos indígenas y campesinos, de las mujeres que fuimos sus creadoras, y nosotras las hemos puesto al servicio de la humanidad”.

En la semilla está la llave que abre la soberanía alimentaria. Ahí comienza todo, por lo tanto no puede haber soberanía alimentaria si no hay semilla. No puede haber reforma agraria, si no hay semillas. No podemos ser pueblos soberanos si no tenemos nuestras propias semillas. Porque perdimos todo y estamos a lo que la industria de la alimentación –que se apoderó de nuestras semillas– te quiera ofrecer, vender y así determina tu forma de alimentarte, y está determinando también tu forma de vida.

AWID: ¿Cómo se involucran las mujeres en la campaña?

FR: Con un convencimiento muy grande. Nosotras decimos que la Campaña es mágica, porque no solamente nos convoca, sino que nos devuelve visibilidad, nos eleva el autoestima, nos sentimos mujeres a las que por fin se reconoce que tenemos saberes, y recuperamos en alguna medida, en la conciencia de la gente, que nosotras fuimos las primeras agricultoras, las descubridoras de las semillas, y hemos seguido cuidándolas por siglos, reproduciéndolas. La Campaña nos empodera. Ya no somos las simples dueñas de casa, somos las que mantenemos la huerta, cuidamos la semilla, reproducimos la semilla y reproducimos la vida.

AWID: ¿Cómo contribuye la Campaña a los derechos económicos de las mujeres?

FR: Ha sido una batalla para que se reconozcan, y hoy son mucho más visibles. La propia existencia y sobrevivencia del mundo campesino hoy día tiene fuerza de mujer, porque una buena parte de los hogares rurales está sostenido por el trabajo y por el ejercicio de agricultura de las mujeres. Junto a la Campaña va de la mano la recuperación y el compartir los conocimientos frente a la agroecología, pero no como una moda, sino como un sistema indígena y campesino propios de producción.

AWID: ¿Por qué no están de acuerdo con el concepto de seguridad alimentaria?

FR: Estamos contra porque la concepción de la Seguridad alimentaria, tanto de la FAO como de los gobiernos, está dada por la capacidad que tengan los pueblos de adquirir alimentos, y no por la necesidad que tengan los pueblos de producir alimentos y su capacidad de establecer relaciones solidarias, horizontales entre los pueblos para garantizar el tan fundamental derecho a la alimentación.

Nosotras queremos que el acceso a una alimentación sana, adecuada culturalmente, producida desde las y los campesinos esté al alcance de todos. La alimentación es un derecho, no un negocio. Y por lo tanto nuestra demanda es para que los gobiernos inviertan. Ahí es donde nosotras necesitamos tener los recursos a disposición, porque es una obligación, un deber el garantizar la alimentación de los pueblos.

Hoy en día las personas no tienen una clara conciencia de que lo que están comiendo y el acceso a la información es mucho menor para la mayoría de la gente de los sectores populares. Es por eso que vamos a defender la agroecología, para que no se convierta en un negocio más. La agricultura urbana está situada en un sector medio, elitista, que tiene la posibilidad de pagar un precio mayor por su salud. Nosotras queremos acercar nuestra producción a la gente en los mercados locales, acercando el producto del campo a la ciudad, terminando con la cadena de intermediarios. Que la gente sepa, por ejemplo, de dónde vienen sus vegetales, quién y en qué condiciones fueron producidos. En la medida que la gente de la ciudad comprenda esto, la agricultura campesina se habrá salvado. La Reforma Agraria no es un proceso social, que es un proceso de vida, que cuida el derecho a la alimentación de los pueblos.

AWID: ¿Podrías darnos algún ejemplo de una acción específica que hizo retroceder a alguna de las transnacionales?

FR: En Chile no puede haber producción transgénica para los alimentos, pero aquí los transgénicos circulan por todas partes. Nosotras pedimos que nos informaran dónde estaban los semilleros transgénicos pero Monsanto dijo que no podía decir dónde estaban porque aquí había una organización vandálica, que era una parte de la Vía campesina, y que esa era ANAMURI, y que poníamos en riesgo ‘todo el desarrollo que estaba haciendo la humanidad’.

Cuando el Tribunal dictaminó a nuestro favor, y nos tenían que decir la localización de los semilleros, Monsanto apeló, pero después de esto nuestra campaña contra el Convenio Upov 91 (4) , fue tan fuerte que Monsanto retiró la demanda contra nosotras. En Paraguay las mujeres junto al Departamento de Agricultura y Vegetal, fueron juntos arrancando los plantías clandestinos de transgénicos.

Que en la Constitución de Venezuela, de Ecuador, Bolivia, esté consagrada la Soberanía alimentaria como un derecho y el resguardo a nuestras semillas es un avance. Que en Uruguay, Paraguay, Nicaragua tengan ley de soberanía y Seguridad alimentaria, donde incluyen el tema de la semilla, es un avance!

El concepto de soberanía alimentaria, la preocupación por la semilla, ya no es un problema sólo de los campesinos, está en la preocupación de los ambientalistas, de los ecologistas, está siendo conciencia en los sectores populares, y va a estar en la discusión de Río + 20, está en los Foros internacionales.

AWID: ¿Cuáles son los retos futuros?

FR: Hoy día necesitamos tierra y semillas, porque el mercado se apoderó de las semillas. Nuestra campaña por multiplicar semillas es urgente. No necesitamos una huerta, necesitamos campos. Estamos dispuestos/as a correr riesgos, a transgredir las leyes que re criminalizan la producción de las semillas campesinas. Esto significa resistir a las políticas agrícolas de los gobiernos para construir soberanía en nuestros campos. La soberanía alimentaria va más allá de solamente conservar la semilla o de garantizar la alimentación, son nuestros derechos los que están en juego, es la sobrevivencia del campesinado.

Es un trabajo arduo, de mucho compromiso, porque no es sólo recuperar la semilla, sino todo lo que está asociado a ella. Y esos son los valores: la espiritualidad, la solidaridad, la fraternidad entre nosotros, el compartir. Estos valores detrás de la Campaña hacen que tenga una gran acogida en la gente con la cual podemos relacionarnos, y porque somos una organización, somos mujeres muy demandadas para ir a hablar sobre todo esto. Y te digo que creo que en el fondo nos vamos comprometiendo y nos vamos apasionando. Vos me hablás de la semilla y yo me enciendo. Me hablás de las mujeres y también me enciendo. Porque creo que la semilla va unidad a nosotras, y nosotras unidas a las semillas. son semillas de libertad, son semillas de autonomía, son semillas de justicia y son semillas de dignidad, son semillas en resistencia, y nosotras somos mujeres en resistencia.

* Perteneciente a ANAMURI (Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas) ya la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-VC)

** Campaña “Las Semillas, Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad. Este es el nombre con la que se la conoce en la actualidad, antes, como ya se ha mencionado, era la “Las semillas patrimonio común de la humanidad.

NOTAS:

1) Documento final, Reunión campaña semillas CLOC-V.C., Quito, 22 al 24 de julio de 2010 realizado por Francisca Ramírez. Gracias FR por proporcionarnos este texto.

2) En Chile hay escuela de curadoras de semillas. Son escuelas para no perder este conocimiento antiguo “La curadora es la persona que custodia, que guarda, la que protege la semilla”. En Ecuador hay mesas gigantescas de soberanía alimentaria, que se realizan en parques.

3) La Cumbre de la Tierra celebrada en 2002 del 26 de agosto al 4 de septiembre de 2002 en Johannesburgo.

4) Convenio UPOV (Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales

Category
Análisis
Source
AWID