NOTAS DE LOS VIERNES: Como parte de la conmemoración de AWID del vigésimo aniversario de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, celebrada en 1993, AWID conversó con Lin Chew,[i] activista feminista por los derechos humanos, sobre la importancia de la Conferencia y los instrumentos que la siguieron. Pero ella advierte de que los instrumentos son buenos sólo si se les implementa, una lección pertinente mientras observamos las negociaciones que están teniendo lugar en la 58ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW58) de este año.
Por Susan Tolmay
AWID: Han pasado 20 años desde que representantes de 171 Estados adoptaron la Declaración y el Programa de Acción de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, la cual se celebró en Viena en 1993 y afirmó que “Los derechos humanos de la mujer y de la niña son parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos universales”. En su opinión, ¿cuánto hemos avanzado durante los últimos 20 años en la realización de los derechos humanos universales de las mujeres?
Lin Chew (LC): No soy muy optimista respecto a grandes éxitos en lo relativo a cambios o transformación reales o cambios estructurales a largo plazo, porque lograr esto tomaría más de 20 años. Pero la Conferencia fue significativa, al igual que la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en Beijing en 1995: las vimos como conexas. Fue un proceso—primero en Viena incorporando los derechos de las mujeres y luego en la Conferencia sobre la Mujer poniendo ahí los derechos humanos. Juntas vieron los derechos humanos de las mujeres y surgió el eslogan “los derechos de las mujeres son derechos humanos”. Así que, conjuntamente con la Conferencia de Beijing, los derechos de las mujeres fueron puestos en la agenda, lo cual fue una buena oportunidad e impulso, pero después de esto se ha tratado de los intentos de las organizaciones de mujeres por generar conciencia sobre la manera de aprovechar todo el potencial que se había creado.
En aquellos tiempos yo estaba trabajando en el tema de la trata y uno de los objetivo del movimiento contra la trata era dejar claro en qué consistía un enfoque de derechos humanos al trabajar en estos asuntos, porque muchas/os de quienes tomaron la causa de la "lucha contra la trata 'fueron fusionando" trata "con" prostitución "; así, por ejemplo, en un marco de derechos humanos, los derechos de las trabajadoras sexuales al "consentimiento" para trabajar en la prostitución son tan válidos como los derechos de las demás personas a no ser forzadas y violadas. Aprovechamos la oportunidad para hacer esta diferenciación tan claramente como nos fue posible, pero no estoy segura de que en los últimos 20 años de hecho hayamos tenido éxito. Aunque pienso que sí establecimos que necesitamos un enfoque de derechos humanos cuando nos ocupamos de la trata, ha habido un enfoque de derechos humanos más consciente al lidiar con la trata, el cual ha sido en gran medida aceptado. Así que consideramos esto un éxito pero, por otra parte, aún hay diferentes interpretaciones de los derechos humanos, y todavía mucha confusión acerca de lo que realmente es la “trata”.
Todo el significado de los derechos requiere una mejor comprensión, aunque en general el trabajo en torno al enfoque de derechos humanos ha progresado. Ha habido mejoras progresivas en los derechos y la situación de las mujeres, quienes han obtenido más derechos—al menos en papel—durante los últimos 20 años.
AWID: Pese a la Declaración y el Programa de Acción de Viena y las muchas otras declaraciones, convenciones, programas de acción y otros instrumentos, las violaciones a los derechos humanos de las mujeres continúan, a menudo con impunidad. ¿Cuáles son algunas de las nuevas o crecientes violaciones a los derechos humanos de las mujeres en Asia?
(LC): No creo que haya nuevas violaciones. Pienso que hay manifestaciones nuevas o diferentes de las mismas cosas—porque la discriminación básica y la exclusión fundamental de las mujeres en todas las áreas de la vida y la denegación de derechos en todos los ámbitos, incluida la familia, es aún endémica. Por ejemplo, ves lo que sucede en la India y en todo el mundo: mujeres que ahora necesitan migrar por motivos de trabajo y enfrentan situaciones pésimas. Hay religiones, culturas y tradiciones muy fuertes que están profundamente arraigadas y son difíciles de cambiar. Las mujeres tienen que trabajar en este contexto, incluso con restricciones a sus movimientos y vestuario, con asesinatos por ‘honor’... todas estas violaciones, y las frenamos en un lugar pero luego aparecen en alguna otra parte. Así que vemos nuevas manifestaciones de las mismas violaciones en nuevos lugares y circunstancias.
La situación económica en Asia no está mejorando para las mujeres, especialmente aquéllas que se encuentran en los estratos más bajos de la sociedad, sobre todo porque las poblaciones rurales son cada vez más pobres, y la migración masiva hacia los centros urbanos continúa. Para las mujeres en esta situación hay poco empleo formal, y son relegadas al sector "informal" (léase trabajos no reconocidos, ni protegidos y de baja remuneración). Por ejemplo, mi organización trabaja con mujeres en Filipinas, con trabajadoras informales y domésticas, así como con mozas de carga; todavía hay una gran cantidad de mujeres que trabajan en mercados de Yogyakarta, quienes cargan hasta 80 kg de mercadería sobre sus espaldas y ganan muy poco—2000 rupias, o aproximadamente HK$2, menos de diez centavos de euro. Y ahora, después de mucha organización y luchas, a veces la gente se percata y paga hasta 20,000 rupias, lo cual todavía es menos de dos euros. Las mujeres tienen que transportar muchas cargas a diario para ganar un sustento suficiente. Sin embargo, se organizan en colectivos y obtienen apoyo unas de otras. Recientemente lograron conseguir un sitio al cual pueden ir para descansar y cambiarse de ropa. Su causa no es bien conocida y ésta es una de las muchas formas de trabajo que en realidad no se considera como “trabajo decente”.
Hablando de los instrumentos internacionales, ellos fueron el resultado de mucho trabajo en torno a políticas a nivel nacional e internacional, donde teníamos que pelear por cada palabra. Los instrumentos son útiles, pero es necesario comprender que son exactamente eso: instrumentos—tienes que usarlos, y tienes que usarlos efectivamente. Ahí es donde radica el problema: no hay suficientes personas ni se han establecido los mecanismos para utilizarlos de manera eficaz. Y tenemos que ser realistas: los instrumentos suelen ser inoperantes, la rendición de cuentas es poca y no hay sanciones; como mucho puedes tratar de avergonzar a los gobiernos que no están cumpliendo con su deber, pero algunos simplemente no tienen vergüenza y hay una falta de voluntad política.
Aun así, podemos usar estos instrumentos como herramientas educativas. Trabajé en el desarrollo de una herramienta de evaluación en materia de derechos humanos para el combate de la trata y los mismos principios podrían aplicarse a evaluación en lo que concierne a otros instrumentos. Pero parece seguir habiendo mucha falta de conciencia, y ¿qué hacemos con los gobiernos que no implementan los acuerdos, incluso cuando los han ratificado?
AWID: ¿Qué papel han jugado los movimientos de mujeres para promover algunas de las cuestiones que usted describe arriba?
(LC): Los movimientos son necesarios cuando se quiere que haya progresos; lo colectivo puede lograr más que lo individual, así que los movimientos son cruciales para estos procesos. Los movimientos de mujeres estamos formando alianzas más sólidas con otros movimientos sociales a medida que nos hemos ido percatando de que todas estas cuestiones se relacionan entre sí y son interseccionales. En los últimos años ha habido una mayor conciencia de que tenemos que trabajar conjuntamente, si bien a veces cuando hablamos de movimientos de mujeres éstos son más a nivel nacional y realmente no llegan al propio nivel de base. Un ejemplo optimista se da en Indonesia donde se han creado escuelas para trabajadoras/es domésticas/os a fin de educar y generar conciencia sobre los derechos de estas personas—de conformidad con el Convenio sobre el Trabajo Decente para las Trabajadoras y los Trabajadores Domésticos, No. 189, adoptado por miembros de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2011—y hay una buena colaboración con otros movimientos de mujeres y sociales quienes dan apoyo al cabildeo por una legislación nacional que implemente la convención. Así que éste es un buen ejemplo de la organización de las mujeres.
Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 14 de marzo de 2014. Título original: Vienna+20: Some progress, but instruments are only effective if they are implemented. Traducción: Laura E. Asturias
[i] Directora Ejecutiva del Instituto para el Empoderamiento de las Mujeres (IWE) en Hong Kong. Durante aproximadamente 20 años (desde principios de la década de 1980), Lin trabajó intensamente en asuntos relacionados con trabajadoras migrantes y del sexo, trabajo forzoso y prácticas similares a la esclavitud, tanto en los Países Bajos como a nivel mundial. Más recientemente estuvo involucrada en programas (WEMC / WRRC) que apoyan estrategias de mujeres para resistir y superar los impactos negativos que las culturas y religiones tienen sobre sus derechos. Ha trabajado por más de una década en estructuras de gobernanza y consultivas de fondos de mujeres locales e internacionales (Her Fund / Fondo Global para Mujeres / Mama Cash). Lin es también alfarera, madre y abuela.