NOTAS DE LOS VIERNES: Tierra, trabajo y medios de vida fueron los temas del Festival de Género 2011 en Tanzania, nación ubicada en África oriental. Organizado por el Programa de Redes de Género de Tanzania (TGNP), el Festival reunió a más de 4000 personas, predominantemente activistas por los derechos de las mujeres y la igualdad de género, durante cuatro días.
Por Kathambi Kinoti
El Festival de Género fue fundado por el TGNP en 2001 como un espacio para que activistas tanzanas por los derechos de las mujeres aprendieran, se conectaran e idearan estrategias de acciones colectivas. Se realiza cada dos años y los temas anteriores han incluido los derechos a la propiedad de la tierra, la erradicación de la pobreza, marcos estructurales que fomentan la desigualdad y críticas al modelo económico capitalista.
En su discurso inaugural en el Festival 2011, la Prof. Dzodzi Tsikata, Directora del Centro de Estudios de Género e Incidencia (CEGENSA) de la Universidad de Ghana, subrayó las conexiones complejas y de género entre la tierra, el trabajo y los medios de vida:
“La importancia de la tierra y los derechos laborales para ... los medios de vida en el África subsahariana se debe al carácter predominantemente agrario de las actividades de medios de vida, que es resultado del fracaso de la transformación agraria en gran parte de África... La baja base tecnológica de la agricultura convierte el trabajo en un factor crítico... Más allá de la agricultura, la tierra tiene una amplia gama de usos en la organización de los medios de vida (para vivienda y emprendimientos de negocios y como una fuente de trabajo, tecnologías e insumos; combustible, plantas medicinales, recursos que crecen naturalmente tales como nueces de karité, frutas, etc., que se cultivan para venta). Asimismo, la tierra es la base del poder social y político, por lo que está al centro de las desigualdades de género en el control de los recursos”.
Tierra
La desposesión y el desplazamiento fueron un tema dominante en el Festival de Género. En toda Tanzania, activistas por los derechos de las mujeres reportan adquisiciones generalizadas e injustas de tierra principalmente por inversionistas extranjeros, entre éstos el Gobierno de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y corporaciones europeas y asiáticas tales como BioShape y Sun Biofuel, con frecuencia sin consentimiento informado de las poblaciones locales y con la complicidad del Gobierno tanzano. La tierra se adquiere con el propósito de sembrar cultivos alimenticios para los mercados nacionales de estos gobiernos extranjeros o corporaciones; sembrar cultivos biocombustibles[1] para complementar y potencialmente reemplazar combustibles fósiles como una fuente esencial de energía en la Unión Europea; extraer minerales; y, en algunos casos, simplemente adquirir tierra con fines turísticos. Los acaparamientos de tierra se han convertido en un reto prominente y urgente para la población tanzana pues sus derechos están siendo subordinados a los intereses de gobiernos extranjeros y corporaciones que adquieren tierra para garantizarse seguridad alimentaria, energética o económica.
Por ejemplo, mujeres de la comunidad masái pastoril de Loliondo (al noreste de Tanzania) que asistieron al Festival relataron los eventos de 2009, cuando fuerzas gubernamentales desalojaron a esta comunidad de su tierra y quemaron sus viviendas. Durante la operación, la gente fue golpeada, las mujeres fueron violadas y más de 3000 personas quedaron sin hogar. Esto se hizo con el fin de despejar el área para una compañía de los EAU que había comprado la tierra como una reserva de cacería para turistas.
En otras partes del país se ha adquirido tierra para sembrar cultivos alimenticios y biocombustibles y extracción de minerales. En la provincia de Shinyanga hubo apropiación de tierra para una operación de minería a gran escala y se ha desarrollado un esquema de agua corriente que beneficia únicamente al proyecto minero. El acueducto lleva agua desde Mwanza, un pueblo sobre la orilla sur del Lago Victoria, hasta Shinyanga. Mientras tanto, las poblaciones locales que viven junto a la ruta del acueducto no tienen acceso al agua y las mujeres deben caminar por muchos kilómetros cada día para recolectar el líquido, además de que su acceso a agua de ríos y arroyos es muy limitado. Una situación similar ocurrió en el área de Hanang, donde se adquirió tierra con la finalidad de cultivar cebollas para exportación y un esquema de irrigación fue desarrollado, pero las mujeres de la localidad aún tienen que caminar largas distancias en busca de agua para uso doméstico.
Las activistas por los derechos de las mujeres que asistieron al Festival de Género resaltaron numerosas situaciones en las cuales el Gobierno tanzano, a expensas de su propia ciudadanía, ha permitido que inversionistas extranjeros adquieran tierra y otros recursos naturales del país.
Retos para los medios de vida
En la última década, las tasas de crecimiento económico en Tanzania han sido relativamente altas, pero este crecimiento no se ha traducido en mejores medios de vida para la mayoría de las mujeres.[2]
Hay poca protección a los derechos laborales de la población pobre y, tal como Tsikata señaló en su discurso, las personas cuyo recurso más importante es su trabajo se encuentran en crisis pues éste no les representa suficientes ingresos que les permitan tener medios de vida dignos y, sin embargo, su trabajo es todo lo que pueden ofrecer. También está la posibilidad de que pasen a ser cesantes debido a la tecnología y al requisito de educación o cualificaciones ‘superiores’, o podrían convertirse en víctimas de modelos empresariales fallidos. Por ejemplo, un proyecto fallido de biocombustibles iniciado en el distrito tanzano de Kisarawe por una compañía británica, que había adquirido la cuarta parte de la tierra de una aldea, dejó a centenares de personas desempleadas, sin tierra y ningún lugar adonde ir.[3]
Las mujeres tanzanas – al igual que otras en todo el mundo – participan en actividades que requieren trabajo inmensamente intensivo: tienen y crían niñas y niños, cocinan, limpian, cuidan a personas enfermas y ancianas, cultivan, venden productos de granja, etc., pero este trabajo no se valoriza adecuadamente en términos económicos.
En ‘Soberanía alimentaria: Aproximaciones a un debate sobre alternativas de desarrollo y derechos de las mujeres’, Pamela Caro escribe:
“Feministas y estudiosas de las relaciones sociales de género plantean que la ideología patriarcal está en el centro de las tendencias capitalistas de comercio y exportación que apuntan a producir cada vez más para buscar mayor rentabilidad, bajo el entendido de que los sistemas económicos, de producción y reproducción no son autónomos”.
Este punto de vista fue afirmado una y otra vez durante el Festival de Género. Las mujeres pasan horas recolectando leña y agua para uso doméstico, cuidando a personas de su familia inmediata y extendida, y de ellas se espera que participen en el mercado libre, donde su trabajo se mercantiliza sin tener en cuenta su trabajo reproductivo no remunerado. La energía productiva y reproductiva de las mujeres es uno de los principales pilares de la economía capitalista. Sin embargo, continúa sin reconocimiento ni recompensa y, peor aún, esa economía suele privar a las mujeres de los frutos de su arduo trabajo.
Aproximación a soluciones para situaciones precarias
El Festival de Género fue un espacio para que miles de mujeres y activistas por los derechos de las mujeres estudiaran soluciones a las luchas socioeconómicas que enfrentan cada día: la pobreza, una baja condición socioeconómica, acaparamientos de tierra y privaciones.
Según Tsikata, “Cada vez más, las luchas populares [en África] están siendo lideradas por ONG y la movilización masiva ha sido reemplazada por incidencia política fragmentada en asuntos únicos”. El Festival de Género, por otro lado, representa una fuerte movilización de mujeres de base provenientes de todas las regiones de Tanzania y una fuerza potencialmente poderosa para el cambio.
Las mujeres masái de Loliondo están al frente de sus comunidades oponiéndose a que éstas sean desalojadas de sus hogares. Representantes de la comunidad que asistieron al Festival de Género reafirmaron su compromiso de resistirse a la pérdida de su tierra, sus propiedades y medios de vida ante la inversión extranjera. Han jurado no irse de Loliondo, donde nacieron, fueron criadas y han tenido a sus hijas e hijos. Sus experiencias compartidas pueden brindar aprendizajes a otras comunidades afectadas por acaparamientos de tierra y desplazamiento.
Durante el festival, mujeres de la aldea Nronga compartieron sus experiencias de haber asumido el control de sus medios de vida al iniciar una cooperativa láctea exclusivamente de mujeres hace 24 años. Cuando un inversionista intentó apoderarse de los recursos hídricos del área, las mujeres opusieron resistencia y formaron la cooperativa. Ahora han generado suficientes ingresos para construir una escuela secundaria y han logrado un 100 por ciento de inscripción en la escuela primaria. Ellas desafían el refrán tradicional “El hombre posee la vaca, mientras que la mujer es dueña de la leche”. Hoy día, las cooperativistas son propietarias de todas las ganancias por la producción de lácteos y las están invirtiendo en el desarrollo de su comunidad.
Las mujeres presentes en el Festival también decidieron involucrarse mucho más en el próximo proceso de reforma constitucional tanzano, luego de haber recogido las lecciones de firmeza y solidaridad de sus vecinas en Kenia, quienes consiguieron logros significativos para los derechos de las mujeres en la Constitución de 2010 y las políticas sobre la tierra.
El Festival de Género es un espacio único donde las mujeres de base en Tanzania pueden compartir experiencias y estrategias, no sólo del interior del país sino también de movimientos regionales e internacionales. Este año brindó una oportunidad más para que las participantes definieran sus luchas continuas por la tierra, el trabajo y los medios de vida, las compartieran e idearan estrategias pertinentes.
Notas:
Ver: Centro de Información en Innovación Biotecnológica, ‘Los cultivos biocombustibles podrían convertirse en invasores’, IBERCIB, 23 de mayo de 2008; y Reaser, Jamie, ‘Especies invasoras’, en El mosaico de América del Norte: panorama de los problemas ambientales más relevantes. Montreal: Comisión para la Cooperación Ambiental, junio de 2008.
Ver: Intermón Oxfam, Tanzania.
Carrington, D., ‘UK firm’s failed biofuel dream wrecks lives of Tanzania villagers’ [Sueño fallido de compañía británica destruye vidas en aldea de Tanzania], The Guardian, 30 de octubre de 2011. Ver también: African Press Agency, ‘Los proyectos de biocombustibles podrían desplazar a millones de pobres en Tanzania’, 10 de junio de 2009; y Bravo, Elizabeth, ‘Jatropha. El piñón y el despojo de tierras’, Ecoportal.net, 8 de agosto de 2009.
Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 9 de diciembre de 2011. Traducción del inglés: Laura E. Asturias. Título original: ‘Land, labour and livelihoods: Tanzanian women’s struggles’.