En el Día Mundial del SIDA, el 1º de diciembre de 2024, AWID, junto con sus contrapartes, llevará a cabo el evento Moving Money, Building Movements (Moviendo Dinero, Construyendo Recursos), un día antes del 15º Foro Internacional de AWID. Queríamos destacar las importantes llamadas a nuestras contrapartes realizadas por @Red Umbrella Fund y @Stephen Lewis Foundation, quienes este año escribieron un importante artículo sobre por qué el VIH es un asunto feminista en el que los financiadores necesitan invertir. Este artículo es una reflexión que suma al llamado a la acción iniciado por el compromiso y las reflexiones de AWID desde la 25ª Conferencia Internacional sobre el SIDA, realizada del 22 al 26 de julio de 2024 en Munich.
Durante las últimas cuatro décadas, las empresas farmacéuticas, el sector privado, los gobiernos y el crónico y tan expandido «salvadorismo blanco» se han beneficiado inmensamente de los cuerpos y los desafíos de las personas que viven con VIH y las poblaciones clave (las que sufren mayor impacto): trabajadores/as sexuales, usuaries de drogas, hombres homosexuales y personas trans. En el punto más álgido de la respuesta, el SIDA era tan importante a nivel mundial que entre 2000 y 2015, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) presentaron al VIH/SIDA como uno de los ocho objetivos acordados y priorizados por los 191 Estados miembros de la ONU[1]. El dinero llovía al sector del VIH y explotaban los negocios, pero solo para algunos (ver lista anterior).
Hay una razón por la cual la Conferencia Internacional del SIDA ha sido, históricamente, una de las mayores en el mundo, atrayendo a 15.000 participantes. Cuando se invirtió inteligentemente (por lo general en programas y servicios comunitarios o asociados), el flujo constante de dinero condujo a mejoras generales, con una reducción drástica de las tasas de contagio de VIH, incluida la transmisión vertical y nuevas infecciones, en muchos lugares, así como a una menor cantidad de fallecimientos asociados al SIDA, dado que las personas con VIH están viviendo más tiempo.
La medicina es esencial, maravillosa y muy valorada, especialmente cuando cae en las manos de quienes más la necesitan. El foco en el VIH y las intervenciones dirigidas han tenido un impacto que representa una diferencia notable en relación con los primeros tiempos de la pandemia y hace que el VIH -una enfermedad crónica de largo plazo- sea manejable si se tiene acceso al tratamiento. Es entendible, en algún punto, que otros movimientos, otras personas fuera (y dentro) de la respuesta al VIH sientan una especie de «fatiga» respecto del SIDA. También es un poco confuso que UNAIDS y otros asociados usen terminología sobre el «Fin del SIDA», lo cual, desafortunadamente, contradice la realidad de que, así como sucedió con los objetivos 2015, los objetivos 2030 tampoco se cumplirán.
La reciente Respuesta de la Filantropía al VIH y VIH de Financiadores Preocupados por el VIH: Subvenciones 2022 compartió que hubo un impresionante descenso del 45% en la financiación para mujeres y niñas que viven con VIH en el 2022, así como el impacto de que financiadores de larga data, tales como Open Society Foundations, redujeran drásticamente su financiamiento de la respuesta al VIH[2]. Esto presenta una fuerte disonancia con la idea de que los movimientos y respuestas al VIH -especialmente a nivel comunitario- cuentan con buena financiación
¿VIH y feminismo?
Es interesante lo poco que se menciona el VIH en los espacios feministas. El VIH se ve como un asunto de salud, aparentemente independiente de otras implicancias sociales de facilitadores estructurales. Algunos asuntos feministas clave carecen de todo tipo de análisis de VIH y, por tanto, invisibilizan la experiencia vital particular de mujeres con viven con VIH.
Tomemos el discurso feminista sobre los derechos laborales como ejemplo. En SIDA 2024, dentro la Women’s Networking Zone [Zona de Establecimiento de Redes de Mujeres][3], se solicitó a AWID que facilitara una sesión titulada «Invisibles en los Movimientos de Derechos Laborales Feministas». La sesión fue diseñada por feministas que viven con VIH, trabajadoras/es sexuales y personas usuarias de drogas, para subrayar algunas de las lagunas del discurso feminista en relación con los derechos laborales[4]. Les defensores manifestaron que los movimientos feministas no toman en cuenta cómo las comunidades criminalizadas viven los derechos laborales en la práctica.
Ejemplos de cómo las restricciones de viajes internacionales para el VIH[5] y los testeos de VIH obligatorios o forzosos de trabajadores[6], en particular para trabajadores sexuales, migrantes, del sector doméstico y otres, pueden limitar drásticamente las oportunidades laborales y marginalizarles aún más. A menudo, los testeos aleatorios de drogas pueden presentarse como una barrera para el empleo. En muchos países, las personas que consumen drogas pueden ser encarceladas por delitos menores y no violentos vinculados a las drogas, lo que también reduce las oportunidades de empleo (de por vida, en algunas jurisdicciones). Las leyes que penalizan a las personas que apoyan o compran servicios sexuales, de forma similar a las mujeres que trabajan en el sector de las drogas, generalmente causan daños mucho mayores y ambientes más inseguros para quienes pretenden «proteger».
Esta sesión también habló de cómo para muchas mujeres y personas trans, cuya mera existencia está penalizada, el único trabajo posible es el trabajo informal que usualmente está mal pago, sin garantías ni protecciones sociales, y que puede ser peligroso. Aún en 2024, las personas que viven con VIH en muchos lugares no pueden manipular alimentos, ni trabajar en la salud, ni unirse al ejército o las fuerzas policiales, y esto sin siquiera mencionar las prácticas laborales en los hechos, que son usualmente mucho peores[7]. Esto tiene mayores repercusiones para el compromiso de la familia y la comunidad, un mayor estigma y también discriminación .
Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos y Autonomía Corporal
Otro asunto feminista importante que usualmente ignora la experiencia vital de las mujeres que viven con VIH y las poblaciones clave es la salud y los derechos sexuales y reproductivos (SRHR) y la autonomía corporal. La justicia reproductiva ha sido uno de los temas pilares de los movimientos feministas, pero las mujeres que viven con VIH, especialmente aquellas de poblaciones clave, continúan experimentando una violencia constante a manos de trabajadores de la salud.
En el SIDA 2024, ICW lanzó Confrontando la Coerción: Una mirada global a la coerción, el maltrato y el abuso experimentado por las mujeres que viven con VIH. El informe destaca las tasas alarmantes de abusos por parte de trabajadores de la salud, que le dicen a las mujeres que viven con VIH que no tengan relaciones sexuales e intentan forzar esterilizaciones. En algunos países de América Latina, por ejemplo, el 14% de las mujeres que viven con VIH fueron forzadas a esterilizarse durante su embarazo, en el último año. Según este informe, la intersección de ser trabajadores sexuales, usuaries de drogas y tener alguna discapacidad aumenta el riesgo de coerción en los entornos sanitarios. El informe subraya de forma drástica la necesidad de que el movimiento feminista refleje cómo ha sido el compromiso con les feministes que viven con VIH. Como destacó una activista en dicha sesión, «En América Latina tenemos un dicho “tu feminismo necesita más VIH”, porque no se involucran con nosotres en estos asuntos».
Mientras muchos movimientos feministas carecen de un análisis sólido del VIH más allá de tratarlo como un tema de salud, desde la criminalización hasta los derechos laborales, desde la justicia climática hasta la autonomía corporal, quedó muy en claro que las mujeres que viven con VIH y las poblaciones clave están deseosas de ser contempladas en los movimientos feministas. Incorporar su riqueza de conocimientos sobre la interseccionalidad, rastrear a los actores antiderechos y, por supuesto, construir movimientos liderados por la comunidad en los márgenes. En la Women’s Networking Zone, celebramos con les feministas que se han encontrado en el movimiento del VIH y esperamos que otres puedan ver cómo el VIH es un asunto feminista que todes deberíamos cuidar e incorporar a nuestro análisis feminista. Esperamos poder trasmitir este mensaje en el Foro de AWID y más allá.
Un agradecimiento especial a les colaboradores del equipo en la ICW y la WHRIN.
Jessica Whitbread trabaja en el Equipo de Involucramiento de Colectivos y Membresía de AWID. El equipo de membresía de AWID participó activamente en la comisión organizadora de la Women’s Networking Zone, liderada por 20 años por dos de nuestres integrantes, la Comunidad Internacional de Mujeres que Viven con VIH (ICW) y la Red ATHENA.