NOTAS DE LOS VIERNES: Esta semana, la Coalición Internacional de Defensoras de los Derechos Humanos (WHRD IC) presentó su Informe global sobre la situación de las defensoras de los derechos humanos para promover el reconocimiento de estas defensoras, la violencia y las violaciones de derechos humanos que enfrentan, así como los contextos que propician tales violaciones.
Por Katherine Ronderos
Hace un año, la ecologista y activista Sandra Viviana Cuéllar Gallego,[1] de 26 años, desapareció en las afueras de la ciudad de Cali, Colombia, cuando se dirigía a la Universidad Nacional de Colombia en Palmira para participar en un foro sobre asuntos relacionados con el agua. Continúa desaparecida y se considera que es una de muchas/os activistas a quienes se ha secuestrado forzadamente por su defensa de los derechos medioambientales.
Éste es uno de 43 casos resaltados en el nuevo Informe global sobre la situación de las defensoras de los derechos humanos (en adelante, Informe global) que fue presentado el 29 de febrero por la WHRD IC. Al seleccionar una amplia gama de regiones geográficas, perpetradores, grupos afectados y otros elementos relevantes, la WHRD IC pretende exponer los variados y complejos contextos en los cuales ocurren las violaciones contra las defensoras de los derechos humanos (en adelante, las defensoras), el impacto diferenciado de esto con base en su género y las estrategias que han sido utilizadas hasta ahora para apoyar sus vidas y trabajo.
En su tercer informe en 2010, la Relatora Especial de la ONU sobre la situación de los defensores de derechos humanos resaltó la necesidad de afrontar la gravedad de las violaciones, persecuciones y amenazas contra las vidas de las defensoras y de sus familias.[2] Sin embargo, aún se requiere mucho trabajo en cuanto a proporcionar un análisis contextual sobre la situación de las defensoras.
El Informe global se centra en el contexto en el cual las defensoras trabajan y busca responder a esta brecha “reconociendo que el ambiente social, cultural, económico y político influye sustancialmente en los retos que las defensoras de los derechos humanos enfrentan y puede exacerbar su vulnerabilidad”.[3] Las integrantes de la Coalición alientan el uso del Informe global como una herramienta de incidencia y desarrollo de capacidad para organizaciones que trabajan con las defensoras y les brindan apoyo.
Este informe presenta estudios de casos provenientes de todo el mundo que ilustran tendencias y marcos específicos usados por grupos de defensoras para identificar las causas fundamentales de los riesgos para las defensoras. La premisa del informe es que “las ideologías patriarcales y heteronormativas moldean los contextos diversos y a menudo entretejidos en que las defensoras trabajan”.[4] El informe examina estos contextos a la luz de cinco fenómenos clave: fundamentalismos, militarización y situaciones de conflicto, globalización, crisis de democracia o gobernabilidad y heteronormatividad. Ofreciendo discusiones abarcadoras, con el patriarcado y la heteronormatividad como las dos ideologías particulares para investigación, esta publicación asevera que ambas ideologías han permeado los discursos privados y públicos, resultando en la perpetuación de la discriminación y desigualdad de género.
Fundamentalismos y otros discursos
Estudios de casos de Nepal, la República de Chechenia, Malasia y Estados Unidos ilustran el crecimiento de fuerzas fundamentalistas que plantean riesgos particulares para las defensoras. Estos ejemplos y análisis exponen el surgimiento de nuevos retos, perpetradores y formas de violaciones contra las defensoras, incluyendo violencia doméstica en represalia por su trabajo relacionado con los derechos humanos, legitimidad de actores fundamentalistas e impunidad, discurso desde ‘dentro’ de la religión, estructuras tradicionales de autoridad y amenazas a los derechos reproductivos de las defensoras.
El caso de Hermanas en el Islam (SIS) muestra cómo se utiliza la intimidación para obstaculizar el trabajo de las defensoras. SIS enfrentó una demanda judicial interpuesta por la Asamblea Malaya de Jóvenes de Mezquitas (MAMY) que exigía prohibirle a SIS usar ‘Hermanas en el Islam’ como su nombre e identificación en panfletos, correspondencia, publicaciones o declaraciones hasta que se hicieran provisiones para esto en la ley. MAMY también pretendía conseguir una orden judicial para que SIS eliminara el nombre ‘Hermanas en el Islam’ de su sitio web e impedirle distribuir, imprimir y publicar materiales y/o difundir dicho nombre.[5] El 29 de octubre de 2010, la Corte Suprema de Malasia dictaminó que SIS podía conservar la palabra ‘Islam’ en su nombre “porque MAMY carecía de posición legal para impugnar el nombre”.[6]
Militarismo y situaciones de conflicto
El Informe global reconoce el crecimiento de la militarización y las situaciones de conflicto en diversas partes del mundo. Ejemplos provenientes de Colombia, México y la República Democrática del Congo ofrecen un panorama completo de situaciones y de los riesgos relacionados con la normalización de la presencia militar, la violencia sexual contra las defensoras y amenazas de actores no estatales contra ellas.
El análisis subraya al resurgimiento de antiguos retos y el surgimiento de otros nuevos para las defensoras, ya que la militarización de las sociedades apoya el crecimiento de los fundamentalismos, así como ideologías y prácticas patriarcales y heteronormativas fortalecidas. Asuntos que incluyen roles en la adopción de decisiones y procesos políticos, consolidación de la paz y democratización, además de procesos de reconstrucción post-conflicto, se abordan en esta sección, la cual plantea que la exclusión de las defensoras de estos procesos es una gran preocupación debido a “la replicación de jerarquías de género y sociales previas al periodo de conflicto y exacerbadas por éste”.[7]
Los casos de Valentina Rosendo e Inés Fernández, integrantes de la Organización del Pueblo Indígena Me’phaa (OPIM) en México, son ejemplos de ataques contra comunidades indígenas dirigidos a frenar sus protestas y demandas de justicia y derechos humanos en sus territorios.[8] Además, la impunidad no disminuye y se convierte en un elemento importante para cabildeo, promoción y defensa.
Globalización
El informe analiza los casos de defensoras de los derechos humanos en Guatemala, Colombia y Honduras, ilustrando cómo asuntos relacionados con la falta de rendición de cuentas por parte de actores económicos, la defensa de los derechos a la tierra y los recursos naturales y la vulnerabilidad de las defensoras que trabajan en torno a los derechos económicos, sociales y culturales continúan poniendo en riesgo sus vidas y su trabajo. Esta sección del informe muestra el poder e influencia del sector privado – apoyado por los Estados – como el principal factor que contribuye a la marginación de personas indígenas y a un mayor empobrecimiento de las comunidades bajo la agenda de la globalización.
Entre los ejemplos figuran el de Lorena Cabnal y otras integrantes de la Asociación de Mujeres Indígenas de Santa María Xalapán (de la etnia xinka) en Guatemala. A pesar del apoyo público a su oposición contra las actividades mineras y petroleras que están realizándose en la región y a su trabajo para exigir reconocimiento y respeto de los derechos colectivos de los pueblos indígenas y las mujeres, ellas continúan recibiendo “amenazas abiertas”.[9]
Crisis de democracia o gobernabilidad
Utilizando estudios de casos provenientes de Zimbabue, Gambia, Colombia, México, Brasil e Irán, el informe explora cinco áreas de análisis que evidencian cómo los regímenes autoritarios refuerzan las jerarquías de género y otras de índole social que pueden tener consecuencias negativas para las defensoras: entornos sin democracia, falta de protección, impunidad en casos de violencia contra las mujeres, violaciones cometidas por agentes estatales y violaciones de los derechos a la libertad de expresión y de asociación.
Existen sólidas evidencias de que los Estados no cumplen su obligación de proteger a las defensoras contra violaciones a los derechos humanos, mostrando que el desgobierno e impunidad generales ante las violaciones, así como las restricciones a la libertad de expresión y de asociación, se usan contra las defensoras y censuran los asuntos de derechos humanos que ellas se esfuerzan por llevar al dominio público.[10]
A fin de ilustrar este punto, el informe cita violaciones a los derechos humanos contra integrantes de la organización Mujeres de Zimbabue ¡Levantémonos! (WOZA),[11] incluyendo hostigamiento y malos tratos por parte de agentes policiales desde que WOZA fue creada en 2003.[12]
Heteronormatividad
Una especial atención a la heteronormatividad no sólo está presente en todo el informe sino además es analizada como un contexto particular. Esta sección desafía fuertemente el peligroso clima del trabajo de lesbianas, gays y personas bisexuales, transgénero o intersex (LGBTI), así como la criminalización o discriminación en su contra.
Organizaciones de Uganda, Guatemala, Kenia, Mongolia, Filipinas y China brindan evidencias de que, a pesar del reconocimiento logrado a nivel internacional por su trabajo en torno a los derechos relacionados con la identidad de género y la orientación sexual, “las defensoras a nivel local o nacional continúan siendo perseguidas, con frecuencia en formas sumamente violentas, debido a su trabajo en estos asuntos o por sus identidades”.[13] Dichos estudios de casos complementan el argumento presentado en esta sección, que confronta el hecho de que la falta de apoyo a los derechos sexuales por parte de defensores regulares de los derechos humanos puede dejar aisladas, vulnerables y sin “aliados naturales” a las defensoras que se centran en esta área.
El caso de Uganda muestra el acoso público ejercido por el tabloide ugandés Rolling Stone, que en octubre de 2010 publicó una historia bajo el titular ‘100 fotografías de principales homosexuales en Uganda – Cuélguenlos’, divulgando los nombres y, en algunos casos, fotos y descripciones de dónde vivían específicamente activistas y defensoras de los derechos humanos que trabajan por los derechos de LGBTI. En un seguimiento el mismo mes, el tabloide publicó “fotografías e información detallada de otras 17 personas supuestamente LGBTI”. Personas nombradas en la publicación fueron verbalmente hostigadas, algunas atacadas físicamente y vecinos apedrearon sus hogares.[14]
Al utilizar este enfoque interseccional, el informe expone “las ‘formas en que el poder, el privilegio y la marginación se producen a través del despliegue interseccional de identidades’, mediados por múltiples factores tales como género, clase, raza, etnia y sexualidad”.[15] El marco interseccional utilizado en el informe tiene en cuenta las múltiples estructuras e ideologías de la opresión subyacentes en las violaciones contra las defensoras. Esta herramienta ayudará al público lector a adoptar un enfoque más dinámico al análisis y simultáneamente examinar las particularidades de las experiencias de las defensoras de los derechos humanos, así como reconocer sus identidades múltiples y cambiantes, analizando al mismo tiempo la discriminación estructural y sistémica presente.
Más información:
El Informe global fue dado a conocer el 29 de febrero de 2012 ante la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) de la ONU en Nueva York y será presentado al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra el 8 de marzo. También habrá presentaciones regionales y nacionales a lo largo del año,[16] incluso en el Foro Internacional AWID 2012.
Aunque el informe completo se encuentra actualmente sólo en inglés, el resumen está disponible en español y francés y puede leerse en línea y descargarse en el sitio de AWID.
Notas:
Sandra Viviana es la directora de Sur Viviendo, una organización no gubernamental que trabaja en protección del agua, las cuencas hidrográficas y los humedales en el Valle del Cauca, en la región suroccidental de Colombia. Ver: Amnistía Internacional, ‘Acción urgente: Una ecologista, posible víctima de desaparición forzada’ (AMR 23/002/2011), 28 de febrero de 2011.
Ver también: Penchaszadeh, Analía, ‘Defensoras de los derechos humanos: Un claro blanco de violencia y represión’, Notas de los Viernes de AWID, 18 de febrero de 2011; y AWID, Respuestas urgentes para las mujeres defensoras de los derechos humanos en riesgo: Mapeo y evaluación preliminar, junio de 2011.
Informe global sobre la situación de las defensoras de los derechos humanos, pág. v.
Ibíd.
Ibíd, pág. 17.
Ibíd.
Ibíd, pág. 29.
Ibíd, pág. 32. [Ver también: Mujeres sin Miedo, ‘Casos: Valentina e Inés’, 19 de mayo de 2010.]
Ibíd. [Ver también: Protection International, ‘Guatemala: Lorena Cabnal da su testimonio sobre los derechos humanos de mujeres indígenas’, 25 de noviembre de 2010.]
Ibíd, pág. 54.
En solidaridad, AWID ha difundido información, llamados a acciones urgentes y una edición dedicada de Notas de los Viernes (‘Defendiendo a defensoras de los derechos humanos en Zimbabue: Un examen de las complejidades’, 30 de septiembre de 2011).
Informe global sobre la situación de las defensoras de los derechos humanos, pág. 57.
Ibíd, pág. vii.
Ibíd, pág. 78.
Ibíd, pág. 103.
Para más información visitar www.defendingwomen-defendingrights.org.
Fuente:
Traducción: Laura E. Asturias