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Mujeres se posicionan contra Monsanto en América Latina

NOTAS DE LOS VIERNES: Este año, en el Día Mundial de la Alimentación, 52 países organizaron un Día Global de Acción contra Monsanto que se convirtió en catalizador de varias expresiones de resistencia contra esa corporación. En esta edición de Notas de Los Viernes damos una mirada a las acciones en tres naciones latinoamericanas donde las mujeres están encabezando movimientos de resistencia.

Por Gabriela De Cicco

Fundada en 1901, Monsanto es una corporación multinacional responsable de fabricar semillas genéticamente modificadas utilizando químicos tóxicos, diseñadas para ser estériles, creando ‘monocultivos’ y forzando a agricultores a comprar semillas cada año. Al mismo tiempo, Monsanto es una líder mundial en el mercado de pesticidas y suministra los pesticidas dañinos que se usan en los cultivos de organismos genéticamente modificados.

Demandas de semillas orgánicas libres de toxinas

En El Salvador, unas dos mil mujeres de diferentes áreas rurales caminaron hacia un hotel donde diputados de la Asamblea Legislativa se encontraban reunidos, con demandas dirigidas principalmente a legisladores de los partidos de derecha que estaban planificando votar a favor de autorizar la venta y comercialización de once productos agrotóxicos en el país.

Según Sara Guardado, Presidenta de la Asociación de Desarrollo Comunal de Guaymango La Colmena en el municipio de Sonsonate, “En esta marcha nos estamos manifestando como mujeres para que se eliminen los agrotóxicos y nosotras poder producir nuestros propios alimentos para que sean buenos para nuestra salud, nuestras familias, nuestros hijos, para todo El Salvador en general. Y necesitamos semillas nativas—no semillas transgénicas—que es lo que más producimos en nuestras parcelas, todo orgánico”.

Uno de esos agrotóxicos es Paraquat, que constituye el 50 por ciento del total de importaciones de productos agroquímicos en El Salvador y cuyo principal distribuidor es Semillas Burkard—antes propiedad del ex Presidente Alfredo Cristiani y ahora de la corporación transnacional Monsanto. El producto causa insuficiencia renal crónica y las áreas costeras están particularmente en riesgo, ya que los cultivos de caña de azúcar y algodón están siendo fumigados con este herbicida.

Oponiendo resistencia a la legislación propuesta

En Chile fue debatido el Proyecto de Ley sobre Derechos de Obtentores Vegetales en el Senado en junio de 2013. Tras analizar el anteproyecto propuesto, la iniciativa ciudadana Chile sin Transgénicos dijo lo siguiente sobre la propuesta: “fomenta la agricultura a escala industrial, facilita una concentración aún mayor de semillas y otros suministros agrícolas en las manos de unas pocas compañías transnacionales, alienta una investigación y un desarrollo inapropiados, constituye una amenaza para la sostenibilidad de la producción alimentaria, acelera la reducción de la biodiversidad agrícola y crea un espacio para que la biopiratería se desarrolle”.[i]

Según este colectivo, el Proyecto de Ley no incluye “ninguna protección para especies autóctonas ni variedades vegetales ni protege los usos agrícolas, medicinales y otros que son tradicionales para campesinos y comunidades indígenas. El Proyecto de Ley también conferirá derechos a productores de semillas y especies vegetales para que genéticamente diseñen especies y/o variedades, lo cual constituye un primer paso hacia la aceptación de los cultivos transgénicos a gran escala”.

Nancy Antillanca, representante de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI), dijo en el programa radial La Radio que, de ser aprobado, el Proyecto de Ley “sería un gran contratiempo para toda la nación porque en términos simples fomentaría la expansión de transgénicos y contaminación genética, pues otorgaría beneficios y poder a las empresas semilleras para perseguir a los agricultores, destruir sus cosechas y confiscar sus productos”. También señaló que “el Estado chileno no ha respetado nuevamente el Convenio 169 de la OIT, por la falta de consulta a los pueblos originarios frente a la instancia legal, a pesar de que son justamente estos pueblos quienes han trabajado siempre la tierra y las semillas”.

Resistencia pública por la salud humana y ambiental

La considerable recuperación económica de la Argentina en los últimos diez años se debe en gran medida al “boom de la soja”, que ha proporcionado a esta nación la tasa de crecimiento más rápida en Sudamérica, pero se dice que también ha tenido consecuencias devastadoras para la salud de la comunidad local debido a semillas de soja genéticamente modificadas y a los pesticidas que se utilizan con éstas.

La Argentina, que alguna vez fuera conocida como “el granero del mundo”, cuya economía se basaba en ganado y cultivos, produciendo una gran variedad de cereales y legumbres, vio a principios de la década de 1990, cómo toda la cultura agrícola comenzó a cambiar cuando Monsanto llegó al país, y esto ha tenido efectos dramáticos sobre las poblaciones para quienes la agricultura es su medio de sustento, ya que la biodiversidad en esta nación está disminuyendo rápidamente.[ii]

Malvinas Argentinas es un municipio tranquilo, a 17 km de la capital de la provincia de Córdoba en el oriente del país, donde Monsanto está construyendo una enorme planta para producir semillas de maíz.[iii]Se había programado que la planta empezara a funcionar en marzo de 2014, pero la construcción fue detenida el 18 de septiembre de 2013 cuando residentes bloquearon el acceso al sitio en una resistencia organizada contra dicha construcción. Residentes han organizado manifestaciones y presentaron una acción legal. El 30 de noviembre, veinte personas resultaron heridas en una confrontación con policías anti-motines que intervinieron después de que camiones fueron dañados en un intento de la Unión Obrera de la Construcción por romper el bloqueo creado por residentes que acampaban en el sitio.[iv]

El movimiento comunitario está conformado en gran medida por mujeres pues en Malvinas Argentinas mucha gente está sufriendo enfermedades respiratorias causadas por fumigaciones de cultivos en la provincia de Córdoba, una de las principales productoras de soja transgénica en la Argentina. También se está notificando un número cada vez mayor de casos de cáncer y malformaciones genéticas.[v]

La llegada de Monsanto fue la provocación final, junto con el temor a enfermedades y muertes que impulsó a muchas personas a actuar. María Torres dijo a Tierramérica que su hijo ya está enfermo y con el arribo de Monsanto él va a empeorar. A otra residente, Eli Leiria, se le halló glifosato en la sangre y, según los informes de sus médicos, “es como si un tornado hubiera pasado por mi cuerpo”.

El biólogo Raúl Montenegro, quien preside la Fundación para la Defensa del Ambiente, asevera que no hay monitoreos oficiales de morbilidad y mortalidad para comprobar si las crecientes dolencias que observan los médicos son efecto de los plaguicidas y que tampoco existe un control adecuado de los contenidos de plaguicidas en la sangre, ni un monitoreo ambiental que detecte esos residuos en tanques de agua.

Aunque la Presidenta argentina Cristina Fernández creó en 2009 la Comisión Nacional de Investigación sobre Agroquímicos con el mandato de investigar, prevenir y tratar los efectos de esos productos en la salud humana y ambiental, la nación es una especie de “paraíso de los transgénicos”, ya que la autorización para éstos se otorga con base en “información técnica principalmente aportada por las corporaciones biotecnológicas”, afirmó Montenegro.

Mujeres, hombres y en algunos casos también sus hijos e hijas montaron cinco campamentos de bloqueo alrededor de la planta en Malvinas Argentinas, turnándose para impedir que camiones ingresaran al sitio. Aunque el temor por la salud de sus hijas e hijos ha motivado a muchas mujeres, otras personas están reacias a involucrarse pues temen enfrentar represalias y perder sus empleos en la Municipalidad o beneficios de la seguridad social. Varias mujeres del municipio han negado acusaciones difundidas por los medios de comunicación respecto a que su resistencia está siendo orquestada por partidos políticos. Beba Figueroa dijo: “No es cierto lo que dicen la televisión y los diarios, que hay metidos partidos políticos… la mayoría somos madres que tenemos miedo por nuestros hijos”.[vi]

Tierramérica informa: “Una encuesta realizada por dos universidades y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas reveló que 87 por ciento de los entrevistados del pueblo quiere una consulta popular para decidir y 58 por ciento rechaza la planta de Monsanto”.

Más información sobre Monsanto en la Argentina:

Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 3 de enero de 2014. Título original: Women Take a Stand Against Monsanto Across Latin America. Traducción: Laura E. Asturias

[i] Ver también: Ley Monsanto-von Baer y la privatización de la semilla chilena – Vacíos del Proyecto de Ley de Obtentores Vegetales que deroga la Ley 19.342: Análisis de su injusticia y de las perjudiciales consecuencias del proyecto para la pequeña agricultura y el patrimonio genético del Estado y los campesinos, Esteban Órdenes Abarca, 25 de agosto de 2013; Transgénicos en Chile: Aprueban Ley Monsanto-von Baer en Comisión de Agricultura del Senado, El Puelche, 30 de julio de 2013; Ley Monsanto en el Senado: Por qué debes movilizarte para rechazarla, Iván Andrés Santandreu, Chile sin Transgénicos, 16 de agosto de 2013.

[ii] El boom de la producción de soja transgénica, Alicia Caldarone, EcoPortal.net, 25 de octubre de 2006.

[iii] Ver: Transgénicos causan “alarmante” toxicidad en ratas, Informador.com.mx, 9 de septiembre de 2012; 4 riesgos potenciales de consumir alimentos genéticamente modificados, Yo No Quiero Transgénicos, 21 de agosto de 2013; Genes completos pueden pasar desde los alimentos a la sangre humana – Estudio, Ignacia, 20 de agosto de 2013.

[iv] La patota de Monsanto, Lucrecia Fernández, Marcha, 29 de noviembre de 2013.

[v] “Según la Red Universitaria de Ambiente y Salud – Médicos de Pueblos Fumigados, la fumigación se expande por casi 22 millones de hectáreas plantadas con soja, maíz y otros cultivos transgénicos en 12 provincias argentinas en cuyos pueblos viven unos 12 millones de personas”. Argentinos versus Monsanto: “Tenemos el monstruo encima”, Fabiana Frayssinet, IPS, 30 de noviembre de 2013.

[vi] http://www.ipsnoticias.net/2013/11/argentinos-versus-monsanto-tenemos-el-monstruo-encima/

Category
Análisis
Source
AWID