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Mujeres egipcias continúan creando estrategias, protestando y movilizándose por un Egipto justo y equitativo

NOTAS DE LOS VIERNES: AWID entrevista a tres activistas egipcias por los derechos de las mujeres, Yara Sallam, Shahinaz El Hennawi y Dina*, sobre sus esperanzas y preocupaciones desde las primeras elecciones libres realizadas este año en Egipto.

Por Rochelle Jones

Tan clara como el fango

Desde que el régimen de Mubarak fue derrocado por un levantamiento masivo en las calles de Egipto en enero de 2011, las mujeres han estado franqueando el terreno irregular y frágil de la igualdad y los derechos de las mujeres. El Partido por la Libertad y la Justicia (FJP) – el brazo político de facto de la Hermandad Musulmana – ganó las elecciones a principios de 2012 y desde entonces la política egipcia ha sido tan clara como el fango.

La Cámara Baja del Parlamento, o Asamblea Popular, fue disuelta en junio de 2012 debido a una ley electoral injusta que permitía a representantes de partidos políticos nominarse a escaños reservados para independientes. Y en vez de combatir los problemas económicos y sociales más importantes que Egipto enfrenta, la Asamblea Popular inició el debate respecto a imponer las leyes sharia, que incluían reducir la edad legal de las niñas para contraer matrimonio. Mientras tanto, la Asamblea Constituyente (AC), designada por la Asamblea Popular para redactar la nueva Constitución egipcia, es el tema de un desafío en la Suprema Corte Constitucional (SCC) acerca de si su formación es legal. Pese a esto, la AC continuó redactando un borrador de la Constitución, que fue completado y adoptado a finales de noviembre. Ahora el Presidente Mohamed Morsi ha llamado a un referendo el 15 de diciembre. Dado que la SCC engavetó recientemente el caso contra la AC, es probable que la nueva Constitución llegue a un referendo antes de que la SCC emita un dictamen sobre la legalidad real de la AC. La Constitución y la AC han dado lugar a recientes protestas en las calles.

En medio de esta situación, las mujeres continúan elaborando estrategias, protestando y movilizándose por un Egipto justo y equitativo que valore y aliente la participación de las mujeres en todos los aspectos de la vida. Ellas salieron a las calles cuando el primer borrador de la Constitución fue publicado a finales de octubre, resaltando que algunos artículos amenazan los derechos de las mujeres e instando a una representación de género igualitaria en la Asamblea, de cuyos cien miembros actuales sólo siete son mujeres.

Las mujeres y la revolución

Una gran parte de la cobertura mediática sobre los levantamientos egipcios en 2011 se centró en las mujeres que estaban peleando por la revolución junto a los hombres en las calles. Esto se describió popularmente como contrario a las normas sociales egipcias, ya que la revolución fue presentada como una plataforma para que las mujeres finalmente fueran vistas y escuchadas. Mientras que las egipcias vieron la revolución como una puerta mediante la cual podían lograr un cambio positivo para los derechos de las mujeres, su acción y activismo no se materializaron repentinamente durante la revolución.

Yara Sallam, Coordinadora del Programa de Defensoras de los Derechos Humanos de Nazra para Estudios Feministas, cree que desde la revolución “el principal logro para las mujeres es su espacio en la esfera pública... nuevas activistas empezaron a organizarse en diferentes grupos revolucionarios y por los derechos y en grandes números... estuvieron presentes durante este periodo transformador jugando distintos roles, hablando con los medios de comunicación e involucrándose en las negociaciones y pláticas con funcionarios gubernamentales”. Dina* enfatiza que las mujeres egipcias ya estaban en las calles: “ellas trabajan, estudian, se unen a la vida, enfrentan hostilidades, sí – pero eso nunca les impidió estar ahí afuera. Las protestas fueron simplemente otra forma de participación en el ámbito público”.

Shahinaz El Hennawi nos recuerda el trabajo que las mujeres ya estaban haciendo bajo el régimen de Mubarak:

“En mi opinión, ellas (las mujeres durante la revolución) estaban empoderadas y lograron una mayor acción a nivel personal y social... [sin embargo,] las mujeres ya eran activas mucho antes de la revolución y creo que su participación en ésta es un resultado de trabajo social y activismo previos”.

El legado de los derechos de las mujeres patrocinados por el Estado

En el proceso de transición democrática post-Mubarak se hicieron evidentes las realidades y los retos para la promoción y defensa de los derechos de las mujeres, que se asocian no sólo a una dictadura anterior sino también a un régimen que supuestamente se congraciaba con intereses occidentales. Esto tiene implicaciones de largo alcance para las mujeres en un Egipto dirigido por un partido islamista.

Según Sallam, “los cambios que trajo la revolución plantean el riesgo de hacer retroceder algunos logros que el movimiento por los derechos de las mujeres ya había alcanzado”. El Hennawi, quien trabaja con el Movimiento Suzanne Mubarak de Mujeres por la Paz, nos dijo: “Aunque estuve en la revolución y creí cada parte de ésta, no negaré mi historia y no puedo negar que las mujeres fuimos apoyadas y respaldadas por la ex primera dama en cuanto a los derechos legales”. Dina, sin embargo, argumenta que “nunca hubo una igualdad de género real o tangible entre hombres y mujeres en Egipto; durante la era de Mubarak, el régimen dependía de que los derechos de las mujeres parecieran progresistas sin hacer mucho”. Sallam explica cómo esto se relaciona con la situación de las mujeres en la actualidad: “El público estaba acostumbrado a oír de los derechos de las mujeres desde el Estado cuando eran patrocinados por la esposa del dictador. [La revolución] condujo a un rechazo de todas las leyes promulgadas en tiempos de Mubarak pues generalmente se percibía que decoraban la imagen del régimen ante el mundo occidental”.

Entonces, ¿cuáles canales están abiertos para que activistas por los derechos de las mujeres y sus aliadas/os defiendan y promuevan estos derechos en el contexto de tales demandas que se asocian al anterior régimen militar? Sallam cree que “la organización de las mujeres en la esfera pública, en diferentes grupos por los derechos, es la mejor solución... [Las mujeres] deberíamos trabajar dentro de la lucha nacional e incluir las cuestiones de las mujeres en todas las áreas, no mantener los derechos de las mujeres como un conjunto separado de derechos por los cuales abogar”. Según El Hennawi, “hay tantas activistas fuertes que son capaces de continuar el camino”, pero se necesitan “más académicas religiosas que respondan a quienes piensan que pueden hablar en nombre de la religión [y hacer retroceder a las mujeres]”.

¿Acaso no avanzan los derechos de las mujeres?

Las causas del levantamiento de 2011 se centraron en la justicia económica y la supervivencia básica, en vez de la transformación social. Además, el éxito del bloque islamista en las elecciones y la baja representación femenina en cargos de liderazgo significan que son grandes los retos para activistas por los derechos de las mujeres.

Dina dice que las egipcias “enfrentan dogmas políticos islámicos y una sociedad escéptica ante cuestiones relacionadas con las mujeres”. Asevera que “la persona promedio en Egipto no tiene problemas respecto a [conseguir más] derechos económicos, pero se resistiría a los derechos de las mujeres porque esto se relaciona con la identidad”. Sallam plantea que “la lucha social será más fuerte que la lucha política actual. El hecho de que tanto el FJP como el partido Al-Nour ganaron las elecciones debido a que una cantidad tan grande de personas votó por ellos no sólo refleja una reacción adversa desde el régimen anterior sino también muestra una manifestación de una sociedad egipcia conservadora (no religiosa) que antes no era obvia”. Ella teme que el espacio público “vuelva a cerrarse debido a restricciones sociales, lo cual afectará los derechos personales”.

El militarismo es temido como una amenaza para las mujeres igual, si no más, que el auge de partidos fundamentalistas religiosos en el poder. El Hennawi cree que “a fin de lograr un llamado a la transformación social, debería establecerse una creencia en la igualdad en su sentido general, lo cual falta en estos momentos. La violencia sectaria, el racismo y el sexismo aún existen e incluso están propagándose con el ambiente violento en la sociedad egipcia. El militarismo no puede ser ignorado como un elemento que conduce a eso – el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (SCAF) gobernó Egipto por más de un año, cometiendo enormes violaciones contra civiles”. Dina, sin embargo, ve el auge de los partidos religiosos como una igual amenaza para las mujeres, pues el islamismo político es tan ‘violento’ como el militarismo dado que la ideología del islamismo político excluye a mujeres que no cumplen los criterios correctos.

Esperanzas y estrategias de las mujeres y el camino a futuro

Aun frente a tales retos, las mujeres mantienen la esperanza. Yallam desea “que grupos civiles se unan, tanto en el ámbito político como a nivel social, para ganar más terreno con el público y una mayor participación de las mujeres”. El Hennawi admite que las mujeres están enfrentando reacciones adversas y tiene “grandes reservas en cuanto a que las mujeres pertenezcan a partidos [islamistas] porque éstos hablan en nombre de las mujeres pero están contra los derechos de las mujeres”. Dice, no obstante, que sus esperanzas se derivan de “la convicción de que las mujeres egipcias son fuertes y pueden combatir estas reacciones adversas”.

Acontecimientos políticos regionales y similares en los otros levantamientos de la Primavera Árabe generan sentimientos de solidaridad. El Hennawi resalta la campaña por “El Levantamiento de las Mujeres en el Mundo Árabe”: “Están haciendo un excelente trabajo y realmente creo que esto tiene que crecer y ser tomado en serio pues necesitamos unirnos y pronunciarnos por nuestros derechos desde una perspectiva cultural. También creo en el rol de los hombres junto a las mujeres. Ahora hay más hombres involucrados y esto es muy bueno. Las mujeres están luchando y avanzando y me siento optimista pues no creo que renunciarán a los logros que tuvieron en años anteriores”.

¿Puede la solidaridad internacional jugar un rol en apoyar a activistas por los derechos de las mujeres en Egipto? Sallam dice que, en estos momentos, “actores internacionales son presentados como espías o gente con agendas extranjeras que están tratando de destruir los valores egipcios, y uno de los problemas [con la solidaridad internacional] es que no siempre se hace en consulta con grupos locales”. Dina coincide en que, actualmente, hace más mal que bien: esa solidaridad “se usa contra el movimiento como una intervención extranjera en asuntos internos... y la sociedad ya es ajena al discurso [de los derechos de las mujeres] – es muy fácil manipularla cuando se menciona el apoyo occidental”. El Hennawi cree en la solidaridad internacional y dice:

“Tenemos tanto que aprender mutuamente, así como compartir experiencias... necesitamos respetar nuestras diferencias y nuestros orígenes culturales para trabajar conjuntamente con apertura hacia la unidad, sin juicios y asegurando la igualdad en las dinámicas de poder”.

El camino por delante para las mujeres egipcias podría incluir algunos de los más grandes retos que han enfrentado hasta la fecha. Pero pueden lograrse resultados positivos al movilizarse juntas, orientadas por su optimismo y fortaleza. La solidaridad regional e internacional también tiene un rol importante siempre y cuando esté apuntalada por una profunda comprensión de las especificidades locales y el reconocimiento de que las intervenciones deben ser diseñadas y lideradas por mujeres de las localidades.

* Nombre cambiado por motivos de privacidad.

Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 14 de diciembre de 2012. Título original: Egyptian Women Continue To Strategize, Protest And Mobilize For A Fair And Equal Egypt. Traducción: Laura E. Asturias

Category
Análisis
Source
AWID