Una poderosa juventud está liderando la lucha por los derechos humanos en Bahréin, pero recibe muy poca cobertura de los medios de comunicación. Después de las secuelas del Levantamiento de Bahréin en 2011, las autoridades bahreiníes continúan reaccionando violentamente a las/os activistas y se rehúsan a poner en libertad a miles de prisioneros/as políticos/as que se encuentran tras las rejas por exigir cambios democráticos.
El Estado de Bahréin, en el Golfo Pérsico, es muy conocido por su Gran Premio de Fórmula 1 o inversiones multimillonarias en turismo y en el sector bancario. Sin embargo, una revolución pionera está ocurriendo dentro del país, que es notorio por reprimir voces disidentes independientes y por sus reacciones violentas a la promoción y defensa pacíficas de los derechos humanos. Centenares de activistas están en la cárcel y se les ha torturado sistemáticamente por exigir respeto a los derechos humanos—civiles, políticos o económicos. Pese al deterioro del récord de derechos humanos en Bahréin, el país goza de un tremendo apoyo diplomático y aumento de relaciones comerciales por parte de las llamadas democracias consolidadas del mundo.
AWID entrevistó a la joven defensora de derechos humanos y co-directora del Centro del Golfo para los Derechos Humanos, Maryam Alkhawaja, que actualmente está sentenciada a un año en prisión, en rebeldía, por la acusación políticamente motivada de “agresión a una agente de policía” cuando fue detenida arbitrariamente el 30 de agosto en Manama, el Aeropuerto Internacional de Bahréin. Alkhawaja, quien adquirió conciencia política al presenciar la promoción y defensa de los derechos humanos por parte de su propio padre, Abdulhadi Al Khawaja (que está cumpliendo cadena perpetua en la infame prisión Jaw de Bahréin), compartió con AWID sus honestas y francas respuestas a los retos y oportunidades que enfrenta en su lucha por los derechos humanos, así como sus aspiraciones para Bahréin.
AWID: En tu calidad de activista, ¿cómo te afectó la sistemática selección de tu familia por su promoción y defensa de los derechos humanos?
Maryam Alkhawaja (MA): Sería inexacto decir que lo único que me afectó fue la defensa de los derechos humanos por parte de mi familia. Lo que me afecta es la situación en general. Mi padre, Abdulhadi Alkhawaja, jugó un papel influyente. Él fue torturado, privado de acceso a atención médica y puesto tras las rejas por su pacífica desobediencia civil al exigir un Bahréin democrático y justo. Al fundar el Centro de Bahréin para los Derechos Humanos (BCHR) y fungir como presidente de éste, mi padre transmitió educación sobre los derechos humanos fundamentales a jóvenes de Bahréin, quienes por iniciativa propia salieron a las calles en febrero de 2011 para exigir la reforma política y justicia y, durante un tiempo, se les dio la oportunidad de mantener la lucha.
También se debe subrayar que la lucha por los derechos humanos en Bahréin es un proceso. Las protestas no surgieron apenas en 2011; ya desde la década de 1920 había habido llamados a favor de los derechos humanos y la democracia en Bahréin. A finales de la década de 1990, cuando se dio el último levantamiento, hubo protestas masivas exigiendo democracia parlamentaria. Por lo tanto, la defensa de los derechos humanos en Bahréin debería analizarse como un proceso, no una ruptura en el tiempo. Indudablemente, este proceso continuará y la gente no detendrá su llamado a una sociedad democrática, justa e igualitaria, pese a todo el silenciamiento y la opresión. Con frecuencia, las/os defensoras/es de derechos humanos y activistas son el resultado de la represión por parte de los regímenes y yo definitivamente soy una de esas/os activistas.
AWID: ¿Cómo encaras las campañas de difamación dirigidas personalmente a ti? ¿Cuáles son algunas de las estrategias que has desarrollado para tu propio bienestar?
MA: En Twitter y otros diversos foros virtuales fui continuamente llamada perra y puta por exigir la reforma política en Bahréin. Al principio pensé que estas personas eran troles y no debía tomarlas en serio. Pero luego me percaté de que esta es precisamente la razón por la cual debía empezar a documentar los ataques y amenazas que recibo en línea. Difamar o amenazar en línea a una persona es una táctica sumamente común en estos días para desestabilizar y desmoralizar a defensoras/es de los derechos humanos.
Cuando alguien te llama perra o puta, o amenaza con asesinarte, realmente no hay mucho que puedas hacer de inmediato, aparte de documentarlo como una forma creciente de acoso contra defensoras/es de los derechos humanos. Si eres mujer, hay formas específicas de acoso cibernético dirigidas a ti, lo cual también debería documentarse para usarlo en promoción y defensa y en informes sobre selección, especialmente selección por motivos de género. Todavía no he desarrollado tácticas integrales para combatir la violencia que ocurre por medio de la tecnología. Esos ataques deberían ser documentados para que a la larga podamos colectivamente elaborar estrategias sobre la mejor manera de reaccionar a ellos, tanto por nuestra lucha como por nuestro propio bienestar.
Nunca planifiqué convertirme en defensora de los derechos humanos. Casi todo lo que hago lo aprendí en el camino. Todo se basa en experiencia práctica, así como en observaciones de mi padre y muchas otras personas que arriesgaron sus vidas trabajando por los de derechos humanos a lo largo de los años. Por tanto, desarrollar mecanismos o estrategias para protegerte a ti misma/o y tu bienestar y, al mismo tiempo, ser capaz de continuar esta lucha legítima es un proceso de aprendizaje.
AWID: ¿Cuáles son algunas lecciones de tu propia experiencia como defensora de derechos humanos en cuanto a abogar contra la reducción del espacio para los derechos cívicos?
MA: La lección más impresionante que he aprendido es que el patriarcado dentro de nuestras propias organizaciones y movimientos existe. Me tomó un tiempo comprender esto plenamente e incluso admitirlo ante mí misma. Al principio piensas que todas las personas que están luchando por los derechos humanos son respetuosas de los derechos de las mujeres. No obstante, en nuestros propios movimientos hay patrones subyacentes de patriarcado. Nuestros propios aliados puede mostrar actitudes patriarcales que para empezar no deberían existir en una lucha por los derechos humanos.
Siempre he ocupado posiciones de liderazgo y toma de decisiones en las organizaciones con las cuales he trabajado. Sin embargo, aun cuando este era el caso, me di cuenta de que algunos hombres miembros de nuestro propio movimiento son paternalistas con las mujeres activistas queriendo “ver por nosotras”, “cuidarnos” o “brindar orientación”. A veces percibo esa misma actitud en feministas de una generación mayor o de feministas occidentales quienes sienten que deberían orientarnos acerca de cómo ser defensoras “apropiadas” de los derechos humanos.
Brindar orientación o cuidarse mutuamente es un concepto complicado. Si no respetas la voluntad y la voz de feministas más jóvenes e integrantes de los movimientos juveniles, la bienintencionada orientación se manifiesta como silenciamiento y paternalismo. Y esto es algo que debemos abordar internamente mientras continuamos abogando por libertades más grandes externamente.
AWID: Por favor cuéntanos sobre el nivel de colaboración regional que tienes con otras defensoras de derechos humanos en Oriente Medio, África del Norte y Asia Occidental.
MA: Los derechos humanos no son un concepto occidental. Son un concepto con el cual toda la gente puede identificarse a nivel humano. Todas las personas queremos igualdad, justicia y libertad, independientemente de dónde hayamos nacido.
Creo que la cooperación regional con mujeres de Medio Oriente y África del Norte (MOAN) y Asia Occidental es extremadamente crucial, y no sólo con el fin de marcar una casilla para diversificar voces. Las mujeres de esta región particular tenemos preocupaciones y aspiraciones en común que podemos abordar colectivamente, así como estrategias increíblemente inteligentes desarrolladas a lo largo del tiempo. Esto no significa que son iguales los contextos de todos los países de MOAN y Asia Occidental; sin embargo, hay un gran valor en apoyarnos y aprender mutuamente.
Hoy día, otras defensoras de derechos humanos y yo estamos iniciando recursos comunes para abordar colectivamente los problemas de MOAN y Asia Occidental.
AWID: ¿Cuáles son tus esperanzas y aspiraciones para Bahréin?
MA: Lo que deseo para Bahréin es lo que las personas de Bahréin quieren para sí mismas. El rey Hamad bin Isa Al Jalifa ha prometido repetidamente un gobierno electo y la reforma legal, pero ninguna de esas promesas ha sido cumplida.
Antes del levantamiento de Bahréin en 2011, sólo exigimos mayores libertades personales y políticas, en vez de la abolición de la monarquía. Sin embargo, tras presenciar el asesinato de personas en las calles por protestar pacíficamente, la demanda pasó de exigir reformas a pedir que el régimen dimitiera. Todos los involucrados en delitos contra los derechos humanos cometidos desde 2011 y responsables de los mismos deben ser llevados a juicio, incluyendo a quienes se encuentran en el nivel político más alto, como el rey, el primer ministro y el príncipe heredero. La gente tiene derecho a todos sus derechos económicos, sociales y políticos fundamentales.
AWID: ¿Cómo puede la comunidad internacional apoyar tu legítima demanda de tener un Bahréin libre y democrático?
MA: Creo que el cambio puede ocurrir sólo desde adentro. Por lo tanto, necesitamos regresar a nuestros propios países y comunidades y continuar la lucha internamente. Al decir eso, de ninguna manera estoy minimizando las contribuciones de la promoción y defensa internacionales de los derechos humanos ni de la presión diplomática. Fueron la campaña y la presión internacionales lo que me liberó de la cárcel el año pasado. La promoción y defensa internacionales de los derechos humanos deberían persistir para exponer las violaciones a los derechos humanos en Bahréin y brindar apoyo a defensoras/es de derechos humanos dentro del país. Sin embargo, el cambio real debe venir desde adentro, de la gente de Bahréin.