NOTA DE LOS VIERNES: El 24 de abril de 2013 se produjo el derrumbe del Rana Plaza, un edificio que albergaba talleres de confección textil en el distrito de Daca en la capital de Bangladesh, provocando la muerte de 1138 personas, principalmente trabajadoras textiles. Después de dos años, feministas de todo el mundo han organizado para el 24 de abril de 2015 las “24 horas de solidaridad feminista internacional” (24 heures de solidarité féministe internationale) en memoria de las víctimas de esta catástrofe.
La organización francesa Collectif Ethique sur l’étiquette, miembro de la red Clean Clothes Campaign, está realizando un importante trabajo para promover la aplicación de normas internacionales en favor de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, específicamente en el sector textil. En la presente entrevista, la coordinadora de esta organización, Nayla Ajaltouni, aborda algunas de las principales problemáticas que enfrentan las obreras del sector textil, así como también las estrategias por parte de organizaciones de la sociedad civil que permitirían garantizar los derechos económicos y sociales de estas personas.
La catástrofe en el Rana Plaza que dejó un total de 1.138 víctimas fatales y más de 2.000 heridos, en su mayoría mujeres, ha dado lugar a una movilización ciudadana y mediática a nivel internacional sin precedentes que busca sobre todo llamar la atención sobre las condiciones de trabajo y la seguridad de los obreros-as del sector textil. Desde que ocurrió este desastre hace dos años, una cantidad importante de sindicatos y asociaciones han estado desarrollando actividades de promoción y de movilización para que las 50.000 víctimas y otras personas afectadas reciban algún tipo de indemnización y para que, de una manera más generalizada, las multinacionales occidentales asuman un obligación de vigilancia en lo relativo al respeto de los derechos humanos de los trabajadores y las trabajadoras a través de todas sus cadenas de subcontratación en el extranjero.
AWID: ¿Cuáles son las consecuencias de la actual globalización sobre los derechos económicos y sociales de los-as trabajadores-as del sector textil?
Nayla Ajaltouni (N.A): La globalización desregulada ha permitido la aparición de actores y actrices mundializados-as, como las multinacionales, que han establecido sistemas de producción basados —según creen— en las ventajas comparativas que ofrecen algunos países. Hay países que ofrecen mano de obra a bajo costo y acceso a recursos naturales que favorecen un modelo económico basado en la minimización de los costos de producción y la maximización de las ganancias. Los países en desarrollo, por lo general pobres, se transforman en una plataforma ideal para que las multinacionales infrinjan gravemente las normas laborales internacionales y los derechos económicos, sociales y culturales. En el sector textil, existe una dinámica generalizada para el proceso de contratación de trabajadores-as, ya no solamente dentro de un mismo país, sino de manera más global en la región e incluso entre las regiones.
AWID: ¿Por qué el género constituye un factor importante en este sector?
N.A.: Gran parte de los trabajadores del sector textil son mujeres. En su mayoría son jóvenes migrantes internas que provienen de medios rurales pobres y con un bajo nivel de escolarización, muchas de las cuales comienzan a trabajar desde los 15 años. Por lo general, las mujeres son víctimas de diversos tipos de discriminación: son discriminadas al momento de ser contratadas, mientras trabajan y también en lo que respecta a sus salarios; y a pesar de que constituyen el 85 % de la mano de obra, muy pocas logran alcanzar un puesto de nivel superior.
También podemos ver discriminación en estos países debido a que casi no existen legislacionesque aborden temas como el permiso de maternidad o incluso las ausencias por enfermedad. Es más, en Camboya muchas mujeres se han visto obligadas a recurrir a pruebas para demostrar que no están embarazadas en el momento de la contratación, lo que claramente es una violación flagrante a sus derechos más fundamentales. No está permitido que las trabajadoras tomen un descanso o que vayan a los servicios, lo que explica la enorme cantidad de enfermedades crónicas como las infecciones urinarias. También hay que considerar las consecuencias que conlleva el hecho de que las más jóvenes siguen los pasos de sus madres para ir a trabajar a las fábricas de productos textiles.
Además, los hombres que están a cargo abusan sexualmente y maltratan a las trabajadoras, lo que explica claramente el acoso sexual y maltrato físico que sufren todas estas mujeres. En Túnez, existen testimonios de mujeres que han quedado embarazadas luego de ser violadas regularmente por sus empleadores en las fábricas. En Camboya también hay testimonios de mujeres que sufren violencia y no solamente en las mismas fábricas, sino que también fuera de estas; en zonas industriales aisladas donde las trabajadoras se ven expuestas al abuso por parte de hombres, ya que sus empleadores no ofrecen ningún tipo de protección necesaria para ellas.
AWID: ¿Cómo se organiza la movilización de las mujeres dentro de los movimientos sindicales?
N.A.: Según su situación de vulnerabilidad, las mujeres sienten miedo de alzar la voz para pedir mejores condiciones de trabajo y mejores salarios. Ellas no saben que existen derechos y obligaciones por parte de sus empleadores y no tienen noción de que al mismo tiempo son sujetos de derecho y que pueden recurrir a los sindicatos. En los países con producción textil, estos sindicatos están, por lo demás, dirigidos por hombres, lo que dificulta aún más el acceso a este tipo de asociaciones. En términos generales, nuevamente podemos ver que las mujeres están limitadas y que no pueden participar en la estructuración de los principales sindicatos dentro de las fábricas. Asimismo, si hacemos la comparación con las confederaciones sindicales occidentales, podemos observar que los temas de solidaridad Norte-Sur todavía no se han asentado lo suficiente. El sector textil es un sector emblemático que permitiría abordar el tema del género, ya que está compuesto en su mayoría por mujeres y por los testimonios que muestran de manera clara las dificultades que se relacionan con el tema del género. En algunos países, se ha logrado establecer estructuras intermediarias que corresponden por lo general a asociaciones locales entre las trabajadoras y los sindicatos. Estos sindicatos informan a las mujeres sobre sus derechos y la necesidad de contar con organizaciones que defiendan estos derechos, las capacitan para que puedan hacer efectivos estos derechos y las introducen así en el contexto de la sindicalización. Por ejemplo, en Camboya existe la Workers Information Centerque es una asociación que se dedica a fomentar el empoderamiento de las trabajadoras, sobre todo en aquellos sindicatos donde todavía existe una estructura masculina que opera a nivel nacional y que está completamente alejada de la realidad.
AWID: ¿Cuáles son los instrumentos jurídicos a nivel internacional que permiten garantizar los derechos de las y los trabajadores y cuáles son sus limitaciones?
N.A.: Los Convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo(OIT) relativos a la defensa de los derechos humanos en el lugar de trabajo, a la universalidad de estos derechos y a lo que significa un trabajo decente constituyen un cuerpo normativo sobre este tema. Lamentablemente, estos convenios no son ni vinculantes ni tampoco imponen sanciones cuando no se respetan. También existen los Principios rectores sobre las empresas y los derechos humanos de las Naciones Unidas que consignan la obligación de vigilancia que se debe imponer a las multinacionales y el deber que tienen los Estados de hacer respetar estas obligaciones. Esta obligación atañe a las relaciones comerciales, es decir, no solamente a lo que concierne el vínculo entre dos entidades económicas, sino también a todo el conjunto de la cadena de subcontrataciones. Sin embargo, hoy en día todavía no existen sanciones y las multinacionales siguen ignorando cualquier obligación relacionada con los derechos humanos.
AWID: ¿De qué manera las empresas multinacionales han asumido sus responsabilidades ante la violación de los derechos humanos luego de la catástrofe de Rana Plaza?
N.A.: Actualmente, no existen mecanismos que normalicen la rendición de cuentas y la responsabilidad jurídica de las multinacionales. Frente a este vacío y en relación con lo acontecido en Rana Plaza, hubo algunas iniciativas locales por parte de los trabajadores y las trabajadoras, junto con el apoyo de organizaciones locales de abogados, para poder obtener algún tipo de indemnización de parte del Estado y de los dueños de la fábrica. En este tipo de casos, los querellantes necesitan mucho dinero o poder contar con abogados-as para instruir la causa y solicitar indemnizaciones ante entidades locales de manera casi voluntaria.
En el contexto internacional, hubo una movilización ciudadana y mediática tan trascendental que generó negociaciones en torno a un Fondo de Compensación de las víctimas y que contó con el respaldo de la OIT. Los procesos de negociación entre las multinacionales, los sindicatos internacionales y la OIT demuestran que el tema de la responsabilidad y de la indemnización no está reglamentado. De igual manera, el Fondo de Compensación está abierto a cualquier tipo de contribuyente y no solamente a las empresas implicadas en el colapso del edificio, es decir, las empresas pueden seguir entregando sus aportes de manera anónima, hecho que nuevamente incide la rendición de sus cuentas. Los fondos recaudados hasta ahora alcanzan el 75 % de los montos necesariosy casi la totalidad de las víctimas ha recibido los primeros pagos.
Es insólito que tengamos que pasar por un proceso de negociación y que para otros casos menos mediáticos no exista el mismo nivel de presión ante las multinacionales. Es por esta misma razón que es urgente que se pueda normalizar esta responsabilidad a través de las leyes.
AWID: ¿Cuáles son las medidas que ha adoptado el Collectif Ethique sur l’étiquette para enfrentar estos desafíos?
N.A.: Hace dos años que estamos trabajando en Francia en una propuesta legislativa que establezca medidas de prevención y que permita identificar y evitar las violaciones de los derechos humanos por parte de las multinacionales fuera del territorio francés y, cuando sea el caso, poder contar con una sección que establezca indemnizaciones para las víctimas. El 30 de marzo de 2015, la Asamblea Nacional votó un proyecto de ley en relación con los deberes de fiscalización de las sociedades matrices y las empresas contratistas; sin embargo, el contenido de este proyecto apenas refleja nuestra propuesta inicialdebido a las presiones por parte de las organizaciones de empleadores. A pesar de todo, este proyecto representa un paso histórico en lo relativo a la obligación de prevención de las multinacionales. No obstante, esta ley jamás verá la luz si no pasa al Senado y dado que hay falta de consenso debemos seguir presionando para que pase prontamente a la orden del día del Senado y pueda ser aprobado. Otra opción es entablar juicios en contra de las empresas al amparo del Código del Consumidor de Francia cuando se presenten prácticas inapropiadas.
Nuestra organización se apoya enormemente en las movilizaciones ciudadanas para abogar por la promoción y defensa ante las multinacionales, lo que implica ofrecer un soporte de información y de sensibilización que incentive a la ciudadanía a adoptar acciones para solicitar prácticas alternativas. La campaña internacional #Soldées es una iniciativa que surgió tras las movilizaciones de trabajadores-as en Camboya, Sri Lanka, China y Bangladesh y que busca reivindicar un salario vital que satisfaga no solamente las necesidades fundamentales de los trabajadores y las trabajadorasy de las personas que dependan de ellos-ellas, sino que también permita ahorrar una parte de este para el futuro. Esta campaña internacional se basó principalmente en la definición de un indicador de cálculo de salario mínimo que propone la Asia Floor Wage Alliance para instar a las multinacionales a considerar este tipo de indicadores en sus relaciones comerciales, fomentar la adaptación de estos indicadores a los diferentes contextos y entregar también las herramientas prácticas para que la ciudadanía se movilice. Nuestra visión es que existe una alternativa posible y para ello debemos movilizar a la ciudadanía para que cambien las pácticas de las grandes marcas.