NOTAS DE LOS VIERNES: Tras 42 años de dominio indonesio, las mujeres en Papúa Occidental continúan luchando por su libertad y la paz.
Por Rochelle Jones
Papúa Occidental—oficialmente bajo dominio de Indonesia desde 1963—está ubicada en la mitad occidental de la isla de Nueva Guinea, 250 km al norte de Australia. En 2012, West Papua Media entrevistó a cuatro mujeres de Papúa Occidental que participan activamente en el movimiento pacífico por la libertad. En este artículo, AWID ofrece algunos antecedentes, así como extractos de dichas entrevistas.
Acto de No Elección
La Campaña por la Libertad de Papúa Occidental, con sede en Australia, describe cómo durante la década de 1950 Papúa Occidental se encontraba bajo dominio colonial de los Países Bajos pero hacia 1961 estaba aproximándose a la independencia con su propia bandera, la Estrella de la Mañana, y funcionarios gubernamentales papúes. Sin embargo, a principios de la década de 1960, “Surgió un conflicto por Papúa Occidental entre los Países Bajos e Indonesia y un acuerdo de las Naciones Unidas otorgó control de la colonia a Indonesia por seis años, tras lo cual habría de realizarse un referendo. Durante esos seis años de control indonesio hubo casos bien documentados de violencia y abusos por parte del ejército. Luego, en 1969, Indonesia llevó a cabo un referendo fraudulento llamado Acto de Libre Elección.[1] Solamente 1,025 personas papúes, representando a una población de un millón, fueron seleccionadas para que votaran. Estas personas, bajo coacción extrema que incluyó a oficiales militares de alto rango amenazando con cortarles la lengua, votaron a favor de seguir siendo parte de Indonesia. Pese a un informe crítico de un funcionario de la ONU que estaba presente y citó graves violaciones, de manera vergonzosa la ONU sancionó el voto y Papúa Occidental se convirtió oficialmente en parte de Indonesia. Papúes llaman a este referendo el ‘Acto de No Elección’”.[2]
Con una trayectoria de denegar el acceso de periodistas extranjeros a Papúa Occidental (o arrestarles y deportarles), el Gobierno indonesio continúa teniendo un fuerte control sobre esta región rica en recursos—un control mantenido en gran medida por la presencia del ejército indonesio (conocido por su violencia impune), pero también debido al silencio de la comunidad internacional. La Campaña por la Libertad de Papúa Occidental calcula que “desde 1962, 100,000 personas han sido asesinadas o desaparecidas por el brutal régimen militar. Centenares de personas han sido violadas y torturadas y se han destruido aldeas enteras, especialmente en el altiplano”.[3] En mayo de este año, West Papua Media publicó un perturbador reportaje sobre recientes asesinatos y violaciones sexuales que el ejército indonesio perpetró.
Trágicamente, reportajes tales como éste son parte de la vida cotidiana de papúes occidentales—que son de descendencia melanesia y culturalmente diferentes a personas indonesias. Desde el inicio ha habido resistencia a la ocupación por Indonesia, pero el ejército ha respondido repetidamente con violencia e intimidación. Aunque está saliendo a luz más información sobre Papúa Occidental y aumenta la preocupación internacional por la situación de los derechos humanos, esto puede verse empañado por la política y la economía, con gobiernos que vacilan para no contrariar a Indonesia. En años recientes, una nueva organización independentista, el Comité Nacional de Papúa Occidental (KNPB), ha realizado “enormes concentraciones a favor de la independencia... en toda Papúa Occidental y la voz papú occidental está más unida que nunca”.
Las mujeres en la lucha
Al preguntarles por qué se unieron al movimiento pacífico, Fanny Kogoya, Rini Tabuni, Heni Lani y Ice Murib,[4] las mujeres entrevistadas por West Papua Media, cada una relata experiencias de injusticia, irrespeto y la violencia de crecer en una tierra sin libertad. Murib resalta la simplicidad de su lucha: “Queremos ser libres. Queremos que ustedes nos ayuden a ser libres. A Indonesia no le importamos como personas. Entonces, lo único que queremos es ser libres... vivir nuestra propia vida en nuestra propia tierra”.
Kogoya dice: “De niña vi con frecuencia personas que estaban siendo golpeadas por la policía, sin ningún motivo en absoluto... Como estudiante empecé a comparar las políticas gubernamentales con lo que de hecho estaba sucediendo... Por un lado teníamos la Constitución, que hablaba de libertad y de Pancasila,[5] que se refiere a la justica social, pero en realidad había muy poco espacio político para nosotras/os papúes. Cuando estuve viviendo en Java pude comparar el sistema de salud y educación con lo que teníamos en Papúa Occidental y era tan diferente... Hay muy poca diferencia política para papúes antes o después de [el régimen de] Suharto... Papúa aún tiene que experimentar un verdadero espacio democrático. Este tipo de cosas me pone realmente emotiva. Me di cuenta de que tenía que oponer resistencia. No puedo guardar silencio”.
Tabuni recuerda: “Mi padre fue una de las víctimas en 1977. Soldados indonesios le abrieron el pecho con cuchillos. Sacaron el contenido de su estómago y le arrancaron el corazón. Mi padre vio con sus propios ojos cómo esto ocurría. Mientras los soldados le abrían el pecho decían: “¿Dónde está tu Dios ahora? ¿Quién está aquí para salvarte?” Tabuni explica cómo Benny Wenda, activista por la libertad que ahora vive exiliado en el Reino Unido,[6] la inspiró después de que la familia de ella vivió en Jayapura con el pueblo de Wenda: “En 2000, Benny empezó a volverse más activo... [y se le otorgó] estatus de refugiado en Inglaterra. Vimos... cómo él siguió luchando. Eso nos inspiró a quienes vivíamos dentro de Papúa a continuar la lucha... Fue en este contexto que inició el KNPB. Mis amistades y yo dijimos ‘quedémonos con esta organización, sentémonos con estas personas y veamos qué podemos hacer juntas’”.
Después de presenciar incontables acontecimientos en su niñez, como el arresto de su padre, Lani relata su despertar político en sus años de estudiante, cuando se le contó la historia de la lucha de Papúa Occidental: “Antes [de esto] era como si yo hubiera estado sentada en esta pequeña habitación oscura en la que entraban pocos rayos de luz. Estos rayos de luz podrían compararse con el arresto de mi padre y el arresto de Benny Wenda. Cuando concluí mi educación fue como si la puerta de esa habitación se hubiera abierto de par en par... Salí de ahí por primera vez y vi lo que realmente estaba sucediendo. El día en la playa en Hamadi fue la primera vez que vi la bandera Estrella de la Mañana. La agarré y me aferré a ella. Finalmente me di cuenta de que no soy indonesia, ¡soy papú!”
Sin embargo, existe una lucha dentro de movimiento. Kogoya lo describe como un “doble reto” que las mujeres enfrentan: “Luchamos contra Indonesia pero también luchamos contra el patriarcado en el movimiento. Mira, tenemos dos enemigos: la manera en que las mujeres somos tratadas dentro del movimiento y la maldad e injusticia del Estado. Definitivamente estamos luchando contra algunos hombres dentro del movimiento que piensan que no somos capaces”. A esto, sin embargo, Lani dice: “Las mujeres estamos en cargos de liderazgo y diciéndoles a los hombres qué hacer, así que ya estamos ahí... ocupando posiciones de liderazgo en el movimiento”.
Resistencia pacífica en curso
Aun viviendo con tal violencia y opresión, las mujeres coinciden en que la resistencia pacífica es el camino a seguir y, sin embargo, también admiten que piensan en tomar las armas. Una de las barreras obvias a emprender una lucha armada es la fortaleza del ejército indonesio. Kogoya dice: “Aunque estamos luchando pacíficamente, el Estado indonesio continúa respondiendo con violencia. Arrestan a personas, las golpean, las matan. A menudo mis amistades activistas dicen, ‘¿Qué sentido tiene? Si luchamos pacíficamente nos van a golpear, nos arrestarán... si luchamos violentamente harán las mismas cosas’. Con frecuencia, la gente se une a la lucha armada porque... ha tenido estas experiencias traumáticas y... es una reacción emocional. Por supuesto, en nuestra cultura también tenemos una historia de reacción a los ataques... de guerra tribal. Somos un pueblo valiente. Así que con estas tres cosas—nuestros recuerdos de sufrimiento, nuestra historia y cultura y nuestra valentía—la lucha armada es una opción real en nuestro caso... Pero las personas papúes también somos muy prácticas. Sabemos que la resistencia civil también puede funcionar. Así que mi sueño es conocer más sobre la resistencia civil”.
Tabuni comprende por qué la gente querría reaccionar con violencia; sin embargo, dice: “Si lucho recurriendo a la violencia voy a tener varios problemas. Perderé muchos de mis derechos. Voy a perder a mis mejores amistades. Y la gente va a... robar mi tierra y matarme... Pero ahora veo que existe una oportunidad de oponer resistencia a través de la lucha pacífica. La gente en las bases necesita saber que una acción no violenta puede ser realmente exitosa... Podemos aprender de ejemplos de otros países”.
¿Cómo puede ayudar la comunidad internacional?
Ser una nación independiente es la meta de Papúa Occidental—liberarse del dominio indonesio y de la violencia asociada a éste. Pero también es una lucha por la cultura y el medio ambiente. Lani dice que desde que se unió a la lucha “mis amistades han sido arrestadas, algunas han muerto en la cárcel, otras han huido a Papúa Nueva Guinea. Es como si fuéramos migrantes en nuestra propia tierra. Tantas personas de Java, de Célebes, de Sumatra han venido a nuestra tierra”. Una migración a gran escala de personas indonesias hacia Papúa Occidental podría destruir el tejido mismo de su cultura y existencia; asimismo, la minería y la deforestación de bosques ancestrales[7] amenazan con destruir también el medio ambiente.
A fin de lograr la libertad, las mujeres entrevistadas enfatizan la necesidad de que tantas personas como sean posibles se solidaricen. Kogoya dice que necesitan el apoyo de grupos ambientalistas de todo el mundo que se unan a la lucha y añade: “Necesitamos apoyo institucional. Y queremos que la gente haga campañas sobre Papúa para frenar la violencia... Realmente requerimos asistencia técnica con los medios de comunicación. También necesitamos influir en otros países, particularmente Estados Unidos”. El mensaje de Lani es “que toda la gente papú se involucre en la lucha de resistencia civil. Tenemos que trabajar conjuntamente” y agrega: “Diles a tus amistades en Australia y Estados Unidos, ‘Dejen de enviar armas militares a Indonesia. Dejen de hacerlo. Porque siempre que hacemos cosas nos enfrentamos con el ejército que tiene esas armas, y esas armas son enviadas por los países de ustedes. El ejército está siendo entrenado por los países de ustedes para matarnos’”.
¡Actúa!
Visita el sitio de la Campaña por la Libertad de Papúa Occidental.
Envía una carta a tu representante en el Parlamento solicitando que inste a la ONU a reconocer el derecho de Papúa Occidental a la independencia y apoye aParlamentarios Internacionales por Papúa Occidental, un grupo político iniciado por Benny Wenda en 2008.
Más información:
Análisis por países - Indonesia (Papúa Occidental), Observatorio de Conflictos y Derechos Humanos.
Campaña por la Libertad de Papúa Occidental en España | Costa Rica | México.
El CMI preocupado por las violaciones de derechos humanos en Papúa Occidental, Consejo Mundial de Iglesias, 29 de febrero 2012.
Indonesia – Informe 2013: El estado de los derechos humanos en el mundo, Amnistía Internacional.
Informe Enough is Enough! Testimonies of Papuan Women Victims of Violence and Human Rights Violations 1963-2009 [¡Ya basta! Testimonios de mujeres de Papúa Occidental víctimas de violencia y violaciones a los derechos humanos 1963-2009], Centro Internacional para la Justicia Transicional.
Informe sobre derechos humanos más reciente de la Coalición Internacional por Papúa.
La olvidada guerrilla de los papúes, Damien Faure, septiembre de 2002.
Papúa Occidental: biodiversidad y libertad, Chris Lang, Boletín Nº 104 del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, marzo de 2006.
Papúa Occidental: el genocidio indígena, Josué Ferrer, 1 de agosto de 2012.
Papúa Occidental: el país que no tiene derecho a tener derechos, Julie Wark, 24 de octubre de 2010.
Sitio del medio de comunicación independiente sobre los derechos humanos en Papúa Occidental.
Ver: Papúa Occidental, 50 años de ocupación ilegal por parte de Indonesia, Tangata O Te Moana Nui, 3 de octubre de 2012; Soldados de Indonesia disparan contra civiles en Papúa y dejan al menos un muerto, EFE, 8 de junio de 2012.
Según los Prisioneros Políticos Papúes por la Libertad que se encuentran en la Prisión Estatal de Abepura de Papúa Occidental: “El ‘Acto de Libre Elección’ no fue implementado de conformidad con los requisitos del derecho internacional tal como lo dispuso el Acuerdo de Nueva York y en efecto fue implementado por Indonesia como el ‘Acto de No Elección’ (en otras palabras, la ‘Opinión Comunitaria Forzada’). El llamado ‘Acto de Libre Elección’ fue defectuoso tanto legal como moralmente”. Fuente: Clarificación del punto de vista de los Prisioneros Políticos Papúes por la Libertad, Selpius Bobii, 28 de junio de 2013 (disponible en inglés).
Ver: El programa de “desarrollo” militar de Indonesia hace que cunda el miedo en Papúa Occidental, Survival, 24 de abril de 2013.
“Queremos ser libres”: Entrevista a cuatro mujeres del Movimiento por la Libertad de Papúa Occidental. Entrevista por Alex Rayfield y Claudia King, de West Papua Media. Fotografías por Javiera Rose.
Pancasila (pronunciada Panchasila en castellano) es la ideología y filosofía en que se basa el Estado indonesio. Los cinco principios que la sustentan son: Creencia en un dios supremo; Sentido de la humanidad justa y civilizada; Unidad de Indonesia; Democracia guiada por la sabiduría interior y emanada de las deliberaciones entre representantes del pueblo; y Justicia social para todo el pueblo de Indonesia.
Ver: Benny Wenda: un corazón que palpita en el ostracismo, Larry Montenegro Baena, 7 de septiembre de 2012.
Ver: Papúa Occidental, un infierno en el medio del paraíso, Sara Enrica Marci, 12 de abril de 2011.
Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 9 de agosto de 2013. Título original: Women and the Fight for Peace and Freedom in West Papua. Traducción: Laura E. Asturias