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«La revolución no será oenegeizada»: cuatro lecciones de las organizaciones feministas africanas

Los movimientos feministas africanos son diversos. Pero podemos, y debemos, aprender de las décadas de organización transformadora en el continente.


Participantes al Foro de los feminismos negros, en Brasil, 2016

Como feministas africanas, enfrentamos múltiples sistemas de opresión que incluyen los efectos de la colonización, la neocolonización, la supremacía blanca, el militarismo, la globalización del capitalismo y el neoliberalismo. Sin embargo, nuestros movimientos son más dinámicos y más radicalmente políticos que nunca.

Hemos subvertido el borramiento, en los registros históricos, de las mujeres y de las personas cuya identidad o expresión de género difieren de las normativas. Hemos influido sobre la percepción y las políticas públicas. Estamos luchando contra el complejo industrial de las ONG y la despolitización de nuestros movimientos. Crece la necesidad de reconstruir la solidaridad a través de las fronteras y las generaciones.

Nuestros heterogéneos movimientos sociales varían tanto, según las regiones, su carácter y su impacto, que casi no se los puede categorizar. Pero existen lecciones fundamentales que podemos –y debemos– aprender, de las décadas de organización transformadora en el continente. Aquí hay cuatro:

1. Conmemora a tus paladines, pero también recuerda a tus líderes «anónimxs»

Una de las funciones del patriarcado es borrar de los registros históricos a las mujeres y a las personas cuya identidad o expresión de género difieren de las normativas. Crear y amplificar los archivos alternativos se convierte, por lo tanto, en un acto radical de resistencia.

Los espacios como el Foro Feminista Africano (AFF, por su sigla en inglés) han creado oportunidades para feministas de toda África y su diáspora, para que se conecten y aprendan unxs de otrxs, incluyendo lxs gigantes sobre cuyos hombros nos paramos. AFF presentó recientemente una serie de videos llamada «Voice, Power, and Soul» [«Voz, Poder, y Alma»], poniendo rostros y voces a movimientos efervescentes del continente.

«un feroz liderazgo feminista se está movilizando en todo el continente»

La serie de AFF incluye reflexiones de prominentes feministas africanas, así como de otrxs que son menos conocidxs fuera de sus círculos de activismo. Esto es importante, porque documentar a las personas notables puede implicar la invisibilización del poder colectivo de las figuras menos conocidas.

Cada vez se reconoce más el rol de estudiantes y activistas jóvenes, de personas cuya identidad o expresión de género difieren de las normativas, de artivistas, campesinxs y trabajadorxs sexuales. Desde las protestas lideradas por estudiantes en Sudáfrica, hasta la movilización feminista en contra del proyecto de ley antihomosexual «Maten a lxs gays» en Uganda y la resistencia contra la autocracia en Egipto, un feroz liderazgo feminista se está movilizando en todo el continente.

2. La revolución no será oenegeizada

En muchos lugares, la proliferación de ONG y la dependencia excesiva de ellas como vehículos para llevar adelante proyectos feministas han despolitizado lo que debería ser una agenda transformadora. La instrumentalización política y la institucionalización de movimientos a través de ONG están sujetas a una preocupación y a una crítica cada vez mayores.

Participantes del Foro de Feminismos Negros, un encuentro global de artistas y activistas afrodescendientes en Bahia, Brasil, 2016.

Como ejemplo, podemos señalar el foco puesto en la (discutible) necesidad de que los varones participen en los movimientos feministas africanos. Esto ha reducido los recursos para la construcción del movimiento feminista, y ha puesto en peligro los espacios seguros que han sido muy difíciles de conseguir, ya que las mujeres se ven presionadas a incluir varones en sus organizaciones.

En su búsqueda de un cambio transformador, algunxs feministas africanxs está rechazando los modelos y las estructuras más tradicionales, y se están organizando a través de colectivos comunitarios e informales como Ikhtyar y HOLAAfrica!. Internet también se ha convertido en una formidable herramienta para movilizar a la gente, y para hacer oír las voces en formas nuevas y poderosas. Si no nos crees, revisa el hashtag #Afrifem en Twitter.

3. No se puede sacar la política de la lucha

 

Desde la década de 1990, lxs feministas africanxs han llevado las demandas de los movimientos desde las calles a los órganos de decisión nacionales e internacionales. Han negociado con representantes de los gobiernos para que estos se comprometan con convenciones progresistas tales como el «Protocolo de Maputo» sobre los derechos de las mujeres, adoptado por la Unión Africana en 2003. Las campañas progresistas han incrementado la atención pública y política en relación a la igualdad de género.

Ahora, lxs feministas africanxs deben lidiar con la cooptación estatal de las agendas y las herramientas de los movimientos. La investigadora feminista Awino Okech sostiene que el enfoque despolitizado que el desarrollo internacional hace sobre el «género» le ha fallado al movimiento feminista africano, dado que este foco se centra en políticas inclusivas y no en logros transformadores radicales. Las mujeres y lxs líderes feministas que se integran a los gobiernos, para terminar convirtiéndose en meras voces acalladas contra la agresión estatal, parecen ser una consecuencia deliberada de la «incorporación de la perspectiva de género».

«lxs feministas africanxs deben lidiar con la cooptación estatal de las agendas y las herramientas de los movimientos»

Participantes del Foro de Feminismos Negros en Bahia, Brasil, 2016.

Lxs feministas africanxs han comenzado a recentrar y a repolitizar el género y el desarrollo en sus raíces radicales, y a construir nuevas bases de solidaridad politizando al feminismo africano y apuntando a los problemas comunes sin negar las diferencias.

Hemos visto esto, por ejemplo, en las demandas de lxs jóvenes feministas de Sudáfrica: #RhodesMustFall [Rhodes debe caer] pero también #PatriarchyMustFall [el patriarcado debe caer]. Esto ha creado el espacio para que lxs estudiantes sitúen críticamente temas tales como el feminismo negro, el panafricanismo, el género y la sexualidad dentro de las campañas por la descolonialización del sistema educativo y la reformulación de la educación como derecho humano y no como mercancía.

4. Interseccionalidad, todo el día, todos los días

Los movimientos feministas africanos son robustos. Pero ciertas diferencias ideológicas, generacionales y tácticas han creado divisiones. En algunos casos, los movimientos de jóvenes, pobres, personas trans, personas queer y trabajadorxs sexuales se han visto alienadas de los movimientos de personas mayores, de clase media, cisgénero, heterosexuales y trabajadorxs cualificadxs, que obtienen un mayor espacio y la validación de la sociedad convencional.

Una organización profundamente interseccional y el desafío a los sistemas de opresión entrecruzada como el patriarcado y la cis-heteronormatividad son fundamentales para demostrar solidaridad y buscar transformación. Ya no podemos separar nuestras luchas, y esto debe reflejarse en nuestras estrategias y demandas, que deberían entrelazarse con las distintas opresiones que enfrentan lxs feministas. La liberación de un grupo social nunca debería ser la base para la opresión de otro grupo.

 

Este artículo fue publicado por Open Democracy

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Análisis
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