NOTAS DE LOS VIERNES: En diciembre 2013, Michelle Bachelet obtuvo una aplastante victoria en la primera carrera presidencial entre dos mujeres candidatas, dándole un segundo mandato en ese alto cargo de toma de decisiones. AWID conversó con la socióloga y feminista Teresa Valdés, Coordinadora del Observatorio de Género y Equidad de Chile, sobre las expectativas del movimiento de mujeres respecto al nuevo mandato de la presidenta Michelle Bachelet y los desafíos a dar respuesta.
Por Gabby De Cicco
AWID: ¿Cuáles fueron los desafíos del primer mandato (2006–2010) de la presidenta Bachelet según el movimiento de mujeres y activistas feministas?
Teresa Valdés (TV): El primer mandato de Bachelet se dio en medio de un déficit democrático expresado en un sistema electoral que no representa a las mayorías y minorías, que excluye a sectores de izquierda, y con la persistencia de nudos autoritarios en la Constitución Política vigente, proveniente de la época de la dictadura militar.
En este contexto, los desafíos que enfrentó fueron la sub representación de mujeres en cargos de elección popular, una crisis creciente de la alianza política que la apoyaba (la Concertación de Partidos por la Democracia), ya que varios parlamentarios abandonaron los partidos de la Concertación debilitando su respaldo en el Parlamento. El machismo de los partidos de esa alianza le cobró caro la instalación de un gabinete paritario y el acceso de muchas mujeres a cargos para los que tenían destinados a varones; la debilidad de las organizaciones de la sociedad civil y de la participación ciudadana, la concentración de la propiedad en pocos grupos económicos, y el escaso pluralismo en los medios de comunicación.
Sectores del movimiento feminista criticaron diferentes aspectos de su gobierno. La principal fue que su programa no representaba un cambio sustantivo del modelo económico vigente en el país, marcado por el neoliberalismo, que no incluía la despenalización del aborto, y que no se declaraba feminista. Se sumaron críticas a la gestión del Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM), y también al actuar de algunos de los partidos conservadores de la Concertación, que inhibieron numerosos avances en la agenda de derechos sexuales y reproductivos y en participación política, es decir, lo que tuviera que ver con la autonomía política y la autonomía física de las mujeres.
AWID: ¿Cuáles son las expectativas de las activistas feministas y del movimiento de mujeres chileno de este nuevo mandato de la presidenta Bachelet?
TV: En Chile son múltiples las estrategias feministas y por lo tanto, la aceptación o rechazo de este nuevo gobierno de Bachelet también lo son. Para las feministas jóvenes, este es un gobierno más, que mantendrá las políticas neoliberales y que por lo tanto no tiene un compromiso efectivo con transformaciones que lleven a la eliminación de las discriminaciones de género y a la superación de las desigualdades.
Otros sectores valoran las reformas estructurales comprometidas en el programa de gobierno, como la elaboración democrática de una nueva Constitución Política, con la inclusión de la igualdad de género, los derechos económicos, sociales y culturales (DESC), los derechos sexuales y reproductivos (DDSSyRR), el cambio del rol subsidiario del Estado en la economía y en las políticas públicas. Sectores del feminismo ven positivamente que el programa de gobierno incluya la despenalización del aborto por tres causales: peligro de vida de la madre, inviabilidad fetal y embarazo como resultado de una violación.
Entre las mujeres pobladoras[1] existe un respaldo masivo a la Presidenta y tienen confianza en su capacidad de llevar adelante los cambios comprometidos en su programa de gobierno. Esta confianza proviene, por ejemplo, en las mayores, porque la aprobación de la reforma previsional, el reconocimiento del trabajo doméstico y la maternidad les está empezando a cambiar sus vidas; en las jóvenes, estudiantes madres y a las trabajadoras, la red de salas cuna y jardines infantiles, del programa “Chile Crece contigo” se las está facilitando también.
AWID: ¿Cuáles son los temas claves que como feministas consideran que deben ser abordados en este mandato de la presidenta Bachelet?
TV: Una nueva Constitución, generada democráticamente, que incluya en plenitud la igualdad, la paridad y los derechos humanos de las mujeres; una Ley marco de Derechos Sexuales y Reproductivos, la despenalización del aborto en todo evento; una Ley de Violencia de género que penalice la violencia no sólo en el ámbito familiar, sino en toda la sociedad, con políticas eficaces de prevención y protección de los derechos de las mujeres, y también son necesarias una ley que establezca el matrimonio igualitario, el reconocimiento de las identidades de género.
AWID: Bachelet presentó un proyecto de ley de reformar del sistema electoral que promovería una mayor participación en la política de las mujeres. ¿Qué piensan sobre este proyecto? ¿Qué se necesita realmente para lograr una mayor participación?
TV: Recientemente se aprobó en una comisión de la Cámara de Diputados la propuesta de reforma al sistema electoral heredado de la dictadura que privilegia a la minoría[2]. En este proyecto se incluyó una norma paritaria que obliga a los partidos a que sus candidaturas al Parlamento no puedan superar el 60% de un mismo sexo. Asimismo, establecen un financiamiento[3]mayor para las candidatas que sean electas. Sin duda, estamos ante una gran oportunidad, no sólo de tener un sistema electoral más representativo, sino de dar un salto en cuanto a la representación de las mujeres en el Parlamento.
Sin embargo, en el movimiento de mujeres existe el convencimiento de que esta reforma no garantiza por sí misma el aumento de la participación femenina en instancias de representación. De hecho, existen barreras que no están siendo consideradas de manera integral: se necesita una reforma al funcionamiento de los partidos políticos, el financiamiento público de la actividad política que asegure recursos para la formación de líderes mujeres y para las campañas políticas en condiciones de igualdad, políticas de conciliación entre trabajo y familia que contribuyan a modificar la actual distribución de tareas reproductivas.
AWID: ¿Podrías hablarnos de los proyectos de ley de despenalización que se están considerando en el Congreso?
TV: En estos momentos hay tres proyectos de ley sobre despenalización del aborto en el Parlamento, presentados por parlamentarios, sin respaldo del gobierno[4], uno en la Cámara de Diputados y dos en el Senado. Todos ellos incluyen la reposición del aborto terapéutico existente hasta el año 1989, cuando fue eliminado por la dictadura de Pinochet, y agregan las causales de inviabilidad fetal y de embarazo por violación. Las diferencias entre los proyectos son menores. Sin embargo, el movimiento de mujeres aspira al reconocimiento de las mujeres a decidir sobre su reproducción, eliminando cualquier forma de penalización. Además, de acuerdo con la experiencia de otros países de la región (Brasil, Colombia y Uruguay), aspira a que la interrupción voluntaria del embarazo sea realizada en los hospitales públicos, de modo de asegurar ese derecho.
AWID: Se habla también de la posible presentación de un proyecto de ley sobre derechos sexuales y reproductivos en general ¿Cuál es la situación respecto a estos derechos en Chile?
TV: Efectivamente, desde hace al menos 10 años el movimiento de mujeres ha propuesto una Ley marco sobre derechos sexuales y reproductivos. Ello no ha sido posible hasta la fecha, si bien desde los años 60 existen políticas de control de la fecundidad, con acceso desde la adolescencia.
Recién a inicios de 2010, la Presidenta Bachelet casi al finalizar su mandato, promulgó Ley N°20.418 que reconoce el derecho a recibir información, educación, orientación y a elegir libremente el método de regulación de la fertilidad –incluidos los de emergencia, y consagra la obligación del Estado de garantizar educación sexual en la enseñanza media, pero la ley no da un marco de protección, reconocimiento, garantía, protección y promoción del ejercicio pleno de los derechos sexuales y reproductivos de la población, el derecho a la libertad sexual e integridad física y psíquica en materia sexual, lo que implica el derecho a decidir libremente sobre el ejercicio de la sexualidad, a la autonomía y control corporal y a no ser sometido a ninguna forma de coacción, abuso, tortura, o violencia sexual.
Lo más importante de contar con una ley general es poner en debate público el derecho de todas las personas a vivir una sexualidad satisfactoria, libre de riesgos de embarazos no deseados y de contagio de infecciones de transmisión sexual, asimismo, hacer visibles la pluralidad y legitimidad de las expresiones de la sexualidad. En Chile, la existencia de poderes "fácticos", no democráticos, en especial de las iglesias y de la prensa controlada por grupos empresariales conservadores, ha hecho imposible debatir sobre estas materias, prevaleciendo la negación de la sexualidad, mientras la sociedad ha evolucionado hacia el reconocimiento de la misma.
AWID: ¿Creen que es posible romper con esas barreras conservadoras de la mano de Bachelet ahora?
TV: Su programa de gobierno es el resultado de un acuerdo político entre las fuerzas de centro y de izquierda que forman parte de la Nueva Mayoría. Incluye tanto la despenalización del aborto por tres causales, como la Ley marco de derechos sexuales y reproductivos. La ciudadanía apoya ampliamente ambas iniciativas, como se aprecia en las últimas encuestas[5] de opinión pública, y es eso lo que permite augurar que, no sin dificultades, serán debatidas y aprobadas en el Parlamento. Además, el hecho que el debate se abre cuando faltan tres años para las próximas campañas electorales, reduce la presión que pueden ejercer las iglesias (Católica y evangelista) sobre los y las candidatas.
Podríamos decir que el hecho de que la Presidenta haya encabezado e impulsado la creación de ONU Mujeres, se traduce en que muchos elementos de la agenda feminista estén presentes en su programa político, y que su discurso público hace referencia permanentemente a la agenda de género en su programa.
[1] Mujeres de nivel socioeconómico bajo.
[2] La dictadura militar tras su derrota en el plebiscito de 1988 dejó amarrada la democracia con un sistema electoral en que sólo se eligen 2 cargos por distrito o circunscripción electoral. Es un sistema que beneficia a las minorías. Para que una lista obtenga los 2 cargos, debe doblar la cantidad de votos de la lista que obtiene el segundo lugar. Es decir, el segundo cargo puede ser elegido con sólo el 33% de los votos, aunque la lista ganadora obtenga 60% de los votos, o un candidato que va sólo obtenga 35%.
[3] Actualmente, la ley de financiamiento de las campañas electorales (presidencial y parlamentarias) reintegra al partido –o candidato/a independiente- un monto por voto obtenido. La modificación propuesta es que en el caso de las mujeres elegidas ese monto se incremente de manera que se restituya el gasto de campaña y se premie al partido que llevó candidatas mujeres en distritos y posiciones donde sean elegibles.
[4] En Chile, los parlamentarios presentan “mociones parlamentarias”, sin embargo, por el carácter fuertemente presidencialista, en la organización del trabajo parlamentario, el Ejecutivo fija prioridades al poner urgencias simples o mayores. Los presidentes de comisiones parlamentarias pueden incluir en la tabla de debate estas mociones, pero avanzan muy lentamente. Sólo si el gobierno las “patrocina”, avanzan con mayor celeridad. En general, el Ejecutivo hace suyas las mociones pero las modifica… con lo que define los términos finales del proyecto. No está todavía claro si va a fusionar mociones o si llevará un proyecto propio.
[5] Encuesta Cadem: aumenta respaldo a la reforma tributaria tras acuerdo entre el Gobierno y la oposición.