Esta declaración conjunta fue dada a conocer por el Centro de Derechos Reproductivos (CRR en inglés), la Iniciativa por los Derechos Sexuales (SRI) y la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID) como respuesta a las enmiendas hostiles presentadas por Estados durante el proceso de adopción de la Resolución sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas en la sesión 50°del Consejo de Derechos Humanos.
La Iniciativa por los Derechos Sexuales, la Asociación para los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo y el Centro de Derechos Reproductivos expresan su preocupación por los discursos y discusiones acerca de los derechos humanos de las mujeres que se dieron particularmente durante las negociaciones en torno a la resolución sobre la eliminación de la discriminación contra las mujeres y las niñas y la violencia contra ellas, entre otras. En esta sesión 50° la hostilidad no ha hecho más que incrementarse y eso justifica una mayor movilización para garantizar que las voces de mujeres y niñas se escuchen fuerte y claro. La cantidad y el alcance de las enmiendas presentadas constituyen una evidencia más de la escalada de ataques contra los derechos humanos de mujeres y niñas y los intentos por retroceder en el lenguaje de los acuerdos intergubernamentales fundacionales adoptados hace más de 25 años. Bajo el disfraz del relativismo cultural, algunos Estados continúan negando la universalidad de los derechos humanos cuando se trata de los cuerpos y las vidas de mujeres y niñas, y del daño que causan por su mera existencia las normas patriarcales en todas las sociedades. Algunos Estados proponen condicionantes innecesarios, utilizan tácticas dilatorias en las negociaciones, procurar atenuar el lenguaje sobre las obligaciones estatales e insisten en proponer referencias que imponen el control masculino y/o estatal sobre mujeres y niñas; todos esos constituyen intentos desembozados de erosionar la sustancia y el proceso de realización de los derechos humanos de mujeres y niñas.
Si bien ninguna de las enmiendas presentadas fue aceptada y la resolución se adoptó por consenso (aunque con algunos Estados disociándose de párrafos específicos), no podemos ignorar el impacto inmediato y acumulativo de estos procesos y tácticas de negociación. Su propósito es sembrar dudas sobre la legitimidad del sistema internacional de derechos humanos; agotar, frustrar y distraer a quienes intentan lograr avances en todo el espectro de los derechos humanos de mujeres y niñas; y acorralar políticamente a otros Estados dejándoles poco margen para un diálogo genuino. Estas tácticas son reflejo de un contexto más amplio de retrocesos en cuanto a los avances logrados hacia la liberación de mujeres y niñas en todos los niveles, y en el que intervienen a menudo los mismos actores reaccionarios desplegando sus redes en espacios tanto nacionales como globales. En todos los países son las mujeres y las niñas quienes pagan el precio por este teatro geopolítico. Como personas que defienden los derechos humanos de las mujeres y como activistas feministas, nuestra capacidad de resistir la cooptación por parte de este sistema viciado y de continuar haciendo que se escuchen nuestras voces en estos espacios es más importante que nunca