NOTAS DE LOS VIERNES: Esta semana Mirna Cunningham[1] y María Oberto[2] hablaron con AWID sobre la primera Conferencia Mundial de los Pueblos Indígenas (CMPI) que se realizó el 22 y 23 de septiembre en New York y sobre alguna de las implicancias del Documento Final para hacer avanzar los derechos de los pueblos indígenas.
Por Gabby De Cicco y Susan Tolmay
El Documento final de la CMPI fue aprobado por consenso luego de meses de negociaciones, pero como nos lo recuerda Mirna Cunningham, esto es resultado de un proceso de cuatro años desde que la Asamblea decidió organizar la Primera CMPI. Al preguntarle a Cunningham si se siente conforme con el Documento Final ella responde que “después de cuatro años podemos concluir que han habido avances, hay enormes desafíos, no logramos todo lo que queríamos pero sí logramos un Documento como dicen algunos digerible, que no nos hizo retroceder en nuestros derechos”.
“Lo logramos negociando casi de igual a igual y fuimos capaces de sentar un precedente en la ONU en términos de las negociaciones directas entre los pueblos indígenas y los gobiernos” pero agrega Cunningham que “no fue hasta mayo de 2014 que después de mucha presión de parte de los Pueblos Indígenas (PI) y de los países amigos de la Conferencia, que el Presidente de la Asamblea creó un mecanismo que aseguraba la participación de representantes de los PI. Él sería el facilitador y nombró a cuatro asesores, dos de PI y dos de los gobiernos para el proceso de negociación del documento final y los aspectos organizativos de la Conferencia. A pesar de eso todavía en la primera audiencia interactiva que se hizo el 3 de julio hubieron Estados que se opusieron, como el bloque africano que planteó claramente que eso era romper con la “santidad” del proceso intergubernamental. A pesar de eso no se retrocedió y en julio comenzó la negociación del Documento Final”.
El documento final compromete a la ONU y a los estados miembro a tomar una serie de medidas para poner en práctica y fomentar el cumplimiento de la Declaración de la ONU sobre Pueblos Indígenas, adoptada en el 2007 y el Documento adoptado en Alta, que establece las prioridades de los Pueblos Indígenas. Cunningham explica que los pueblos indígenas no querían que se retrocediera con los derechos, “ninguna medida en el Documento Final podía ser menor que lo que ya estaba establecido en la Declaración y que no sería un Documento que definía Derechos nuevos, sino que sería un Documento que dijera cómo se iban a implementar esos Derechos ya reconocidos, o sea un Documento orientado a la acción”.
La feminista indígena joven María Oberto está satisfecha con el resultado y con la inclusión en el documento final del párrafo 15, que incluye el fortalecimiento de capacidades para las y los jóvenes indígenas y su participación plena y efectiva en los procesos de toma de decisiones en las cuestiones que les afectan, así como en las políticas de desarrollo, programas y recursos, que tienen como objetivo el bienestar de la juventud indígena en una gran gama de temas para promover el conocimiento y la comprensión de sus derechos.
Cunningham señala también que la última etapa de negociaciones fue compleja y que hubo dos puntos que no se lograron incluir, “no logramos que el Documento de Alta fuese un Anexo Final, sino que queda como una nota a pie de página, y tampoco no logramos un artículo sobre la desmilitarización de los territorios indígenas. No hubo consenso entre pueblos indígenas y los gobiernos, los gobiernos querían algo tan débil que finalmente no les pareció bien a los PI”.
Los mujeres en el documento
El documento reafirma la Declaración de los derechos de los PI como el marco de referencia que establece compromisos a nivel de los países, y define algunas prioridades como los temas de juventud, niñez, derechos territoriales, las medidas a tomar ante las corporaciones, las industrias extractivas, la violencia contra las mujeres y las niñas y las personas con discapacidad. El documento cuenta con cinco párrafos que reconocen aspectos sobre las mujeres. Uno en general sobre el tema de violencia y discriminación; otro pidiendo que en la próxima agenda de la CSW, haya como tema central el empoderamiento de las mujeres. Otro párrafo se refiere a las medidas que se adopten en los países para el empoderamiento político que facilite la participación de las mujeres indígenas.
“Hay un párrafo muy importante que se refiere a la desagregación étnica y de género que permitan monitorear las medidas políticas que se adopten en relación con Pueblos Indígenas pero que también benefician de forma sustantiva a las mujeres” dice Cunningham y continúa, “En términos generales las mujeres consideremos que estos han sido logros muy importantes. Hubo mucho respaldo de parte de los Estados en el tema de violencia contra las mujeres y niñas indígenas. El tema donde se trabó fue en el de los Derechos Sexuales y Reproductivos. Utilizamos un lenguaje ya acordado que es Salud sexual y reproductiva y Derechos reproductivos, haciendo alusión a Cairo +20, a Beijing, y a los Documentos que salieron a lo largo del proceso. Un grupo de países, incluyendo a la Santa Sede, estuvieron presionando muchísimo para sacar el tema de DDRR. El planteamiento de los países Amigos y las mujeres indígenas fue que nosotras no tenemos que tener menos derechos que el resto de las mujeres, y por lo tanto el lenguaje acordado sobre esos derechos debieran quedar incluidos en un Documento tan importante para los PI. Al final se logró el consenso sobre ese párrafo también”.
Agenda del desarrollo post 2015
Cunningham reconoce que los PI han quedado decepcionados por el trabajo del Open Working Group on Sustainable Development Goals y la agenda post 2015. En el texto de su propuesta de tener inicialmente seis referencias sobre pueblos indígenas sólo quedaron dos referencias: una vinculada al tema de la educación y la otra a la productividad agrícola y acceso a tierra. “Como mujeres creemos que debemos estar transversalmente en todos los distintos indicadores. Sentimos que era importante que quedara en el Documento Final porque en el sistema de ONU funciona mucho el tema de lenguaje previamente acordado y compromisos previos” explica Cunningham.
En el punto 37 se puede leer: “Hacemos notar que los pueblos indígenas tienen derecho a determinar y establecer las prioridades y estrategias para el ejercicio de su derecho al desarrollo. En este sentido, nos comprometemos a tener debidamente presentes todos los derechos de los pueblos indígenas al elaborar la agenda para el desarrollo después de 2015”.
Según Cunningham este llamado a que se incorpore como eje transversal del post 2015, les permite a los PI tener la esperanza de que ahora que comienza la negociación intergubernamental el Documento Final se use como una herramienta para seguir negociando.
Para Cunningham tener este Documento es clave “porque hay que recordar que en la agenda post 2015 el sector privado tiene mucha relevancia, todo el mundo está diciendo quién va a financiar los objetivos, se le está dando más relevancia al sector privado que incluso a la sociedad civil. Entonces como el Documento habla de que los Estados tomen medidas para que los sectores privados respeten los derechos de los pueblos Indígenas nos parece que nos puede servir como herramienta para la negociación”.
Sentando precedentes respecto a los mecanismos de participación y revisión
Cunningham resalta que el Documento Final recoge el proceso participativo que como nos dijo en la entrevista de junio pasado, sentó un gran precedente de participación de los PI en un espacio destinado sólo a negociaciones intergubernamentales.
Hay tres procesos importantes esbozados en el documento final según Cunningham. El primero reconoce y garantiza la participación de las instituciones de los pueblos indígenas en el sistema de la ONU. El segundo es un compromiso de crear herramientas para monitorear cómo los Estados están implementando la Declaración e incorporar el tema de la Declaración en sus procesos de revisión, incluso en el Examen Periódico Universal. El Secretario General tiene dos años para producir un informe sobre cómo se están cumpliendo los compromisos adoptados en el documento final, “Entendemos que este requiere de mucha capacidad de incidencia, mucha presión de parte nuestra, pero definitivamente tenemos que asumir el desafío, y sentimos que esta es una oportunidad y la tenemos que aprovechar”.
Por último se pide el nombramiento de un personal de mayor rango dentro del sistema de ONU para darle seguimiento a todos los temas indígenas, “Estamos buscando el nombramiento de un Subsecretario o alguien de ese nivel de decisión dentro del Secretariado de Naciones Unidas”.
Hay otra herramienta que plantea que toda la ONU tiene que implementar un “plan de acción para todo el sistema” (System wide action plan) que asegure un enfoque coherente para lograr los fines de la Declaración. Cunningham señala que ya comenzaron a reunirse con el grupo interagencial de ONU para América Latina, y lo están haciendo con cada una de las regiones, para que comiencen desde el mismo sistema y desde el grupo interagencial a trabajar para este plan de acción.
La Declaración también plantea que la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer junto con la Relatora de Pueblos Indígenas hagan un Informe sobre Violencia contra las mujeres, y para ello los pueblos indígenas comenzarán tareas de cabildeo.
“Obviamente necesitamos mantener las tres estrategias que utilizamos en todo este proceso: seguir contando con el grupo de países amigos, para que ellos también vigilen esto, seguir contando con la articulación del movimiento indígena y obviamente con la articulación de las mujeres indígenas y la alianza con organizaciones como AWID, y otras de la sociedad civil en general para que se vea que la desigualdad no es sólo un tema de pueblos indígenas, es un tema de todos”.
[1] Presidenta del Centro para la Autonomía y Desarrollo de los Pueblos Indígenas
[2]Coordinadora de Juventudes del Enlace Continental de Mujeres Indígenas