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En Birmania, activistas por los derechos de las mujeres resisten los proyectos de ‘Leyes para proteger la raza y la religión’

AWID habló con una representante de la Red de Mujeres de Birmania y la Liga de Mujeres de Birmania sobre los proyectos de ‘Leyes para proteger la raza y la religión’.


A comienzos de este año, el gobierno de Birmania dio a conocer cuatro proyectos de ley que en su conjunto se conocen como “Leyes para proteger la raza y la religión”. De implementarse, estos proyectos restringirán aún más la igualdad y las libertades de las mujeres, violarán estándares internacionales de derechos humanos,[1] y agravarán la discriminación contra el pueblo rohingya que ya es objeto de persecución. Estos proyectos de ley han sido ampliamente rechazados,[2] inclusive por activistas de los derechos de las mujeres en Birmania que se han unido para luchar contra ellos bajo el paraguas de la Red de Mujeres de Birmania. La Red se ha pronunciado abiertamente contra estos proyectos en una carta al Presidente y en una declaración pública conjunta difundida por 97 organizaciones de la sociedad civil y firmada por 166 organizaciones de derechos de las mujeres, desarrollo, redes de derechos humanos y organizaciones basadas en la fe.[3] Poco después, el grupo nacionalista religioso 969 que adopta posiciones extremas, dio a conocer su propiopronunciamiento acusando a las organizaciones de derechos de las mujeres y OSC de ‘traidoras’. Varias mujeres defensoras de los derechos humanos recibieron mensajes electrónicos y llamados telefónicos con amenazas, algunas de ellas de muerte.

El paquete de proyectos de ley incluye la Ley de Conversión Religiosa, la Ley de Matrimonios entre Personas de Distintas Religiones; la Ley de Control Poblacional y la Ley de Monogamia, que violan los derechos humanos de diversas formas.[4] Estas leyes imponen un concepto patriarcal del matrimonio según el cual las mujeres pasan de ser propiedad del padre a serlo del marido; violan su derecho a profesar sus creencias y su religión así como a elegir con quién formar pareja y practicar su sexualidad libremente y sin miedo a ser intimidadas; y también podrían resultar violatorias de la libertad de expresión, reunión y movimiento.[5] Por ejemplo: obligan a las personas que quieren convertirse a otra religión a justificarse y a ser investigadas por un comité de inscripción que puede aprobar (o no) lo que debería ser simplemente una decisión personal. También restringe los derechos de las mujeres budistas, obligándolas a obtener el permiso de sus padres y de las autoridades para poder casarse con hombres que no sean budistas. Este proyecto de ley también obliga a los hombres que no sean budistas a convertirse a esa religión para poder casarse con mujeres budistas. También propone medidas discriminatorias para controlar el crecimiento de la población musulmana en el país y se suma a la gran cantidad de leyes que ya restringen y regulan el ejercicio de la sexualidad, los derechos matrimoniales y de herencia de las mujeres en Birmania. El propósito de estos cuatro proyectos de ley es, en esencia, promover una nación con una sola fe y una sola etnia, marginando y criminalizando a quienes no encajen en ese modelo. Por eso, obstaculizan la transición de Birmania a la democracia, a protecciones constitucionales basadas en los derechos y a procesos de pacificación nacional, agravando los conflictos entre comunidades que existen desde hace largo tiempo.

Las activistas afirman que estos proyectos de ley no solo violan los derechos humanos internacionalmente reconocidos sino que en un contexto complicado en el que monjes extremistas están avivando el fervor nacionalista religioso de la población budista, que es la mayoritaria, estos proyectos son también herramientas políticas de cara a las elecciones que tendrán lugar en 2015. Como señala Thin Thin Aung, de la Liga de Mujeres de Birmania: “La gente hace lo que le dicen los monjes. A nosotras nos han llamado traidoras. A la gente común le resulta muy difícil decir lo que piensa”. Según las últimas noticias recibidas, se espera que el gobierno concluya la redacción de estos proyectos de ley en octubre de 2014.

Un breve panorama del nacionalismo religioso en Birmania

La redacción de estos proyectos de ley se inscribe en una larga historia de persecución sistemática contra el pueblo rohingya en Birmania, un grupo musulmán minoritario y sin estado, que vive en Rakhine, al noroeste de Birmania, y no está reconocido entre los 134 grupos étnicos oficiales del país. Para las autoridades birmanas y la población local, se trata de inmigrantes ilegales provenientes de Bangladés. En 2012 y 2013, incidentes de violencia budista contra la población rohingya causaron la muerte a centenares de personas. En la actualidad, hay 150 000 rohingyas viviendo en campamentos para personas internamente desplazadas en los que su acceso a la subsistencia, la alimentación, el agua, el movimiento y la educación se ve restringido.

Desde la transición política ocurrida en 2011 y en paralelo al incremento de las tensiones étnico-religiosas en el noroeste, un grupo de influyentes monjes budistas ha estado llevando adelante ‘una campaña de gran alcance contra la población musulmana’. La animosidad contra esta población es de larga data, reforzada por el régimen militar y por monjes extremistas que difunden el odio, la violencia y la deshumanización del pueblo rohingya, marginándoles aún más de la sociedad budista mayoritaria. Estos conflictos y tensiones entre comunidades se han expandido hacia otras regiones de Birmania, con el apoyo de actores políticos y monjes budistas extremistas, como el Movimiento 969 cuyo líder es U Wirathu y la Asociación de Protección a la Raza y la Religión (Mabatha), los dos principales apoyos con que cuenta el proyecto de ley sobre el Matrimonio entre Personas de Distintas Religiones ya mencionado.[6] Tomás Ojea Quintana, Relator Especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Birmania, observa que “la persecución que sufre la comunidad rohingya podría constituir un crimen de lesa humanidad”.[7] Human Rights Watch la describió como una ‘limpieza étnica’ y la Alianza Mundial de Minorías la llamó ‘un genocidio silencioso’.

Glorificar al budismo como el rasgo común de la identidad nacional y política birmana es tomar el camino más fácil, particularmente considerando que se trata de un país con un pasado muy reciente de conflictos étnicos prolongados y una larga historia de regímenes militares que recién ahora está encarando, de forma tentativa, algunas reformas.

Además, las versiones nunca comprobadas acerca de la radicalización y el reclutamiento de hombres rohingya, sobre todo jóvenes, por grupos islamistas apoyados por Arabia Saudita, han servido como munición para alimentar el temor a una invasión islamista de Birmania. Esto fortalece, profundiza y consolida los sentimientos de patriotismo y supervivencia de la población budista. Para decirlo de manera más simple: la eliminación de la población rohingya se está plantea como un acto de violencia que resulta necesario para la supervivencia de la identidad nacional ‘auténtica’ de Birmania.

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) también hay entre 200 000 y 500 000 rohingyas en Bangladés. A comienzos de septiembre de 2014, las autoridades de ese país anunciaron que iban a enviar a 2000 refugiados/as rohingya de regreso a Birmania donde quedarán atrapados/as en las tensiones comunales entre la población budista y la musulmana. En abril de 2014 el personal que brinda ayuda internacional huyó de Rakhine después de sufrir agresiones por parte de muchedumbres budistas que arrojaron piedras a sus hogares y oficinas, porque consideraban que la ayuda humanitaria estaba favoreciendo a las/os rohingyas en detrimento de otras/os en Birmania. El gobierno pidió a las organizaciones internacionales humanitarias que trabajaban en los campos de refugiadas/os en Bangladés que cesaran sus operaciones, para que empeoraran las condiciones en los campos y otras personas desistieran de buscar refugio allí.

La actitud de la líder pro-democracia y galardonada con el Premio Nobel, Aun San Suu Kyi, que permite que la persecución al pueblo rohingya continúe impune, llegando incluso a negar que sea objeto de particular violencia o marginación, ha causado estupor y desilusión en el mundo.

Activistas de los derechos de las mujeres están liderando el movimiento de resistencia

El movimiento de resistencia frente al nacionalismo religioso en general y a estos proyectos de ley en particular ha sido liderado por mujeres activistas de derechos humanos, estudiantes, intelectuales y otras organizaciones de la sociedad civil. Los grupos de mujeres y OSC afirman que: “Creemos que las actividades políticas de cuño religioso que están teniendo lugar en este momento, como los argumentos contra los casamientos entre personas de distintas religiones, no son compatibles con los objetivos de coexistencia pacífica entre todas las religiones y de prevención de la violencia extrema y los conflictos. Son eventos e ideas pensados para distraer a la opinión pública antes de las elecciones de 2015… Entre la población birmana hay diferencias religiosas y étnicas, y promover iniciativas basadas en la religión es un obstáculo para la solidaridad nacional y para el proceso de construcción de la paz que estamos llevando adelante en el país.”[8]

En particular el proyecto de ley sobre el Matrimonio entre Personas de Distintas Religiones amenaza con recortar significativamente las libertades de las mujeres al mismo tiempo que coloca exclusivamente sobre ellas la responsabilidad de preservar la raza, la religión, la cultura y las tradiciones. May Sabe Phyu, activista por los derechos de las mujeres, ha dicho: “A las mujeres se las presenta como mental y físicamente inferiores a los hombres … ya sea que se trate de la fe, del matrimonio o del número de hijas/os, las mujeres deben tener el derecho de tomar decisiones por su cuenta con respecto a sus vidas, y si este proyecto de ley se aprueba, su libertad para elegir se verá restringida.”

La Red de Mujeres de Birmania planteó preguntas importantes en torno a estos proyectos de ley, a través de su representante Agatha Nu Nu: “¿Por qué 969 y Mabatha están proponiendo leyes sobre conversión religiosa y matrimonio entre personas de distintas religiones en los que solo se tiene en cuenta a las mujeres budistas? El estado debería … adoptar la normativa internacional y contar con leyes contra la violencia que afecta a las mujeres”. En su pronunciamiento público destacan que hay elementos en estos proyectos de ley que no cumplen con estándares internacionales de derechos humanos y violan la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Violencia contra la Mujer (CEDAW) que el gobierno birmano firmó en 1997.

Las acciones futuras de las activistas por los derechos de las mujeres están centradas en exigir que el gobierno asuma los compromisos adquiridos a través de las convenciones internacionales de derechos humanos que ha firmado y en recordarle que la transición del país hacia la democracia está siendo observada con atención. Para esto, la presión internacional y la solidaridad con el trabajo de incidencia que llevan adelante las activistas por los derechos humanos y las OSC es importante. Una representante de la red de mujeres le comentó recientemente a AWID que “Estamos observando cuidadosamente cada movimiento tanto del gobierno como de 969”, y agregó que continuarán desarrollando sus acciones colectivas según lo que vaya haciendo el gobierno.


[1] Birmania adhirió a la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) en 1997.

[2] Por ejemplo, Human Rights Watch sostiene que estos proyectos de ley van a politizar la religión y a alentar una mayor represión y violencia contra las minorías religiosas: http://www.hrw.org/news/2014/05/29/Birmania-drop-draft-religion-law. Ver también: http://www.reuters.com/article/2014/06/11/us-myanmar-religion-usa-idUSKBN0EM2NZ20140611; http://www.un.org/apps/news/story.asp?NewsID=48094#.VA5ZofmSyGc; y http://edition.cnn.com/2014/05/29/world/asia/myanmar-interfaith-marriage-laws/

[3] Y por una amplia gama de figuras políticas incluyendo al Presidente de la Cámara Baja, Thura Shwe Mann

[4] http://www.hrw.org/news/2013/04/22/Birmania-end-ethnic-cleansing-rohingya-muslims;http://www.reuters.com/article/2013/06/27/us-myanmar-969-specialreport-idUSBRE95Q04720130627; y http://america.aljazeera.com/articles/2014/2/25/rights-group-blastsmyanmaroverrohingyapolicies.html

[5] AWID Urgent Action, July 15, 2014. APWLD condemns attacks and threats against women human rights defenders in Birmania / Myanmar targeted for opposing the Interfaith Marriage Bill.

[6] Se pueden consultar análisis acerca de estos dos grupos (en inglés) en:http://www.nytimes.com/2014/06/07/opinion/the-people-vs-the-monks.html?_r=0 y http://www.reuters.com/article/2013/06/27/us-myanmar-969-specialreportidUSBRE95Q04720130627; http://www.aljazeera.com/video/asia-pacific/2013/06/201368111727397847.html

[7] Tomás Ojea Quintana mencionado en “UN envoy warns of possible ‘crimes against humanity’ in Birmania” en The Star, 8 de abril de 2014. Se puede leer en línea en:http://www.thestar.com/news/world/2014/04/08/un_envoy_warns_of_possible_crimes_against_humanity_in_Birmania.html

[8] Pronunciamiento de los grupos de mujeres y OSC frente a la redacción del borrador del proyecto de Ley sobre Matrimonio entre Personas de Distintas Religiones en Birmania. Para más información consultar: http://humanrightsinasean.info/campaign/statement-women’s-groups-and-csos-preparation-draft-interfaith-marriage-law-myanmar.html - sthash.cmedgJYW.dpuf (en inglés)

Category
Análisis
Region
Asia
Source
AWID