NOTAS DE LOS VIERNES: El 25 de enero de 2011, millares de personas egipcias iniciaron un levantamiento popular contra el régimen del entonces Presidente Hosni Mubarak. Salieron a las calles protestando por la falta de democracia, los crecientes niveles de pobreza, las tasas de desempleo y una corrupción gubernamental desenfrenada. Exigieron la renuncia del mandatario.
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Inspiradas en manifestaciones similares que tuvieron lugar en Túnez a finales de 2010 e inicios de 2011, las protestas en Egipto comenzaron como un acto pacífico de desobediencia civil, pero después de algunos días surgieron enfrentamientos violentos entre las personas manifestantes y simpatizantes de Mubarak. Debido a la constante presión de las y los manifestantes, Mubarak renunció a su cargo el 11 de febrero.
Aunque las protestas se dieron en todo el país, la plaza Tahrir en El Cairo fue el epicentro de la revolución. Hadil El-Khouly,[1] una de las manifestantes en la plaza Tahrir, conversó con AWID sobre el rol integral que las mujeres jugaron en la revolución.
AWID: ¿Puedes describir la situación actual en Egipto desde la dimisión del ex Presidente Mubarak?
Hadil El-Khouly (HEK): El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas está gobernando en Egipto hasta que haya elecciones presidenciales y parlamentarias. Las elecciones deberían llevarse a cabo en un plazo de seis meses después de que el Consejo asumió el poder. El Consejo suspendió la Constitución y disolvió el Parlamento.
Una de nuestras principales preocupaciones respecto al liderazgo de Mubarak era que él hizo enmiendas graduales a la Constitución para otorgarse poderes excesivos. También la modificó de modo que, cuando él se retirara, su hijo pudiera asumir el cargo.
El 19 de marzo de 2011, el Consejo militar llevó a cabo un referendo sobre propuestas de enmiendas a la Constitución, las cuales limitarán el cargo presidencial a dos periodos de cuatro años y crearán nuevos requisitos para candidatos presidenciales.
Al igual que la mayoría de activistas, yo esperaba que las enmiendas fueran rechazadas porque habríamos preferido que se iniciara un proceso de reforma constitucional más abarcador. En particular me habría gustado ver garantías más fuertes que limitaran el abuso potencial del poder por cualquier futuro presidente. Sin embargo, la mayoría de votantes aprobó las enmiendas.
AWID: ¿Cómo participaron las mujeres en el levantamiento? ¿Habían participado antes de esta manera?
HEK: En la región, Egipto es pionero en cuanto a la participación política y el activismo de las mujeres por la reforma política. En 1956 fue el primer país árabe donde hubo mujeres parlamentarias. De modo que no es inusual que las mujeres estuvieran en el centro de la reciente revolución.
Las mujeres que participaron lo hicieron como ciudadanas, al lado de los hombres y no necesariamente con una “agenda por los derechos de las mujeres”. La revolución se desarrolló en una forma muy orgánica y hubo una sensación de unión. Todas las personas sintieron que tenían un rol que jugar independientemente de su sexo, religión o edad.
AWID: ¿Qué influencia tuvo la revolución en Túnez, a finales de 2010 y principios de 2011, en las y los manifestantes de Egipto?
HEK: Los acontecimientos en Túnez fueron un factor que definitivamente contribuyó a encender la revolución egipcia porque mostraron que era posible que la ciudadanía hiciera escuchar su voz en una manera potente. Sin embargo, la revolución en Egipto venía gestándose desde hace mucho tiempo. Nos habían hastiado la corrupción generalizada, el abuso de poder por parte de la policía y los líderes, así como otras injusticias. Nos decidimos a reclamar nuestros derechos como ciudadanas y ciudadanos.
Los medios de comunicación jugaron un papel importante en dar a conocer los avances en la revolución tunecina y luego en la egipcia. Al permitir una dosis limitada de libertad de prensa, el régimen de Mubarak daba la impresión de que respetaba la democracia. Pero la realidad era que el régimen a menudo perseguía a prominentes periodistas críticos, escritores y comentaristas de bitácoras. Cuando se hizo obvio que las personas manifestantes estaban volviéndose cada vez más poderosas, las autoridades cortaron las comunicaciones por teléfono móvil e internet. Su intención era impedir que la gente se organizara y bloquear el flujo de información hacia el resto del mundo. Querían ocultar el hecho de que el régimen estaba colapsando. La suspensión de las comunicaciones tuvo el efecto inicial de hacernos sentir temor por la seguridad de nuestras amistades y familias. Nos preocupaba que el gobierno estuviera planificando una persecución brutal y no quisiera que el mundo se enterara. Durante días no se supo nada de algunas personas manifestantes y sus familias no sabían si estaban muertas o vivas, o dónde localizarlas.
Sin embargo, la determinación de la gente era fuerte y pese a todo podíamos comunicarnos y organizarnos. Trabajamos con personas egipcias fuera del país para transmitir al resto del mundo información sobre lo que estaba sucediendo en Egipto.
AWID: ¿Cómo movilizaron a las mujeres las organizaciones feministas y defensoras de los derechos de las mujeres para que participaran en las manifestaciones?
HEK: ¡No tuvieron necesidad de hacerlo porque las mujeres ya estábamos en las calles! Las organizaciones de la sociedad civil y los partidos políticos siempre parecían estar un paso detrás de la gente a medida que la revolución se desarrolló. Inicialmente, los partidos de oposición habían instado a manifestar contra el intento de Mubarak de que su hijo asumiera la Presidencia. Esta acción se convirtió en llamados a derrocar el régimen.
AWID: ¿Cuáles eran las preocupaciones de las mujeres egipcias respecto al gobierno de Mubarak? ¿Cuáles eran sus demandas?
HEK: Egipto tiene varias leyes discriminatorias sobre el matrimonio, el divorcio y la custodia infantil. Es difícil que a las mujeres se les conceda el divorcio. Los casos suelen estar por años en los tribunales y las mujeres a menudo enfrentan dificultades para conseguir que se hagan cumplir las órdenes de pago de pensión alimenticia. También hay un gran número de hogares encabezados por mujeres. Y de las mujeres que proveen el sustento familiar todavía se espera que desempeñen roles tradicionales en el hogar, de modo que sus esposos continúan disfrutando privilegios a la vez que cuentan con los ingresos de ellas.
Asimismo, hay altos niveles de violencia contra las mujeres y acoso sexual, por lo que necesitamos leyes más duras que protejan a las mujeres. También quisiéramos que se prohíba el matrimonio infantil.
AWID: Egipto es notorio por los altos niveles de acoso sexual contra las mujeres. ¿Cómo trataron los hombres a las mujeres durante las manifestaciones? ¿Ha continuado esta tendencia después de las protestas?
HEK: Mientras estuve en la plaza Tahrir me sentí segura y no sufrí ningún acoso. Por el contrario, tuve una sensación de unión sin precedentes. Por ejemplo, vi gente que protegía a otras personas manifestantes mientras estaban orando.
No me he enterado de ningún caso de acoso a mujeres durante las manifestaciones,[2] pero sé que el 8 de marzo de 2011 algunos hombres hostigaron a mujeres que estaban participando en una marcha para celebrar el Día Internacional de las Mujeres. Sin embargo, no se sabe si estos ataques fueron cometidos por maleantes o por remanentes organizados del régimen.
HEK: Esperamos que haya elecciones presidenciales y parlamentarias en septiembre de este año.[3] Las mujeres tendremos que trabajar estrechamente con otros sectores de la sociedad civil para asegurar que las reformas constitucionales sean integrales y las instituciones de gobernanza se fortalezcan. Tendremos que asegurar que los procesos de redacción de la Constitución recojan las demandas de las mujeres. Hasta el momento, ninguna mujer ha sido incluida en el comité constitucional o nombrada a un cargo público.
AWID: ¿Crees posible que la participación de las mujeres en la revolución sea un catalizador de cambios positivos en las relaciones de poder entre los sexos en el país?
HEK: El rol crucial de las mujeres en la revolución fue muy prominente. Sin embargo, suele ocurrir que las mujeres participamos junto a los hombres en las luchas revolucionarias pero luego perdemos cuando se establecen leyes e instituciones. Sería simplista que nosotras esperáramos que tener mujeres en el nivel más alto necesariamente cambiará las relaciones de poder. Es necesario que las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres tengan una participación constante. Será importante asegurar que las mujeres jueguen roles significativos en todos los procesos de reforma y no sean incluidas como un mero formulismo.
Como nota final quisiera manifestar cuánto me enorgullece ser una mujer árabe egipcia. Me siento orgullosa de mi gente, de las mujeres, de los hombres, de jóvenes y especialmente de las y los trabajadores de Egipto por cambiar el curso de la historia no sólo en la región sino en el mundo entero, inspirando a la gente a alzarse y exigir cuentas a sus gobiernos. Durante muchísimo tiempo, los medios de comunicación tradicionales en el mundo habían mostrado estereotipos de las mujeres árabes como víctimas pasivas, de la juventud como desesperanzada e indefensa y de los hombres árabes como perversos. Estas revoluciones desafiaron cada estereotipo de lo que significa ser árabe, musulmán y, por supuesto, la imagen de mujeres en la región árabe, quienes han demostrado que pueden ser lideresas y pronunciarse contra la injusticia.
También quiero expresar mi solidaridad hacia la gente valiente de Siria, Libia, Bahréin y Yemen, tal como personas egipcias están manifestándose solidariamente por su libertad. Están escribiendo un nuevo capítulo de la historia y la justicia prevalecerá.
Notas:
Hadil El- Khouly trabaja con Musawah en Kuala Lumpur, Malasia.
La prensa sí reportó que una periodista que cubría las manifestaciones sufrió violencia sexual. Ver: ‘Lara Logan creyó que sufriría una “muerte con tortura” durante la agresión sexual en Egipto’, Diario El País, 29 de abril de 2011.
EFE, ‘Egipto celebrará elecciones parlamentarias antes del 30 de septiembre de este año’, 19 de mayo de 2011.
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