NOTAS DE LOS VIERNES – El QueerFest 2014 de Rusia se vio empañado por cuatro cancelaciones a última hora de la sede del festival, más de 40 rechazos de sede, una amenaza de bomba, visitas frecuentes de hombres agresivos y personas invitadas que fueron “rociadas con una sustancia verde nociva”. Ahora más que nunca, sin embargo, el QueerFest demostró que es necesario e importante en un país hostil hacia los derechos de las personas LGBTI.
Por Rochelle Jones
QueerFest—el festival internacional ruso de la cultura queer se realizó por primera vez en San Petersburgo en 2009. Fue visto como un paso hacia una cultura más inclusiva que representó “el inicio de un diálogo... pero también suscitó la pregunta sobre los límites de la visibilidad de la comunidad LGBT en Rusia [y] se convirtió en un indicio de la necesidad de reexaminar los estereotipos sociales”. Durante diez días en diferentes lugares, el QueerFest 2009 tuvo seminarios, debates, música, poesía, fiestas y exhibiciones de arte. En total, unas 3.000 personas visitaron el festival.
En 2014, la cantidad de participantes se redujo, lo que refleja que los espacios para la libre expresión están disminuyendo en Rusia. Según las/os organizadoras/es del QueerFest, unas mil personas se unieron a las actividades este año y otras 800 lo hicieron en línea. La comunidad LGBTI previó hostilidades, pero las y los organizadores reportan que “En los seis años de organizar el festival nunca había habido un ataque tan constante y organizado contra nuestra libertad de reunión y expresión”.
El programa del QueerFest 2014 incluyó un debate acerca de cómo a niñas y niños se les puede enseñar tolerancia, discusiones sobre el arte queer, espectáculos de danza, exhibiciones fotográficas y una ceremonia y concierto de clausura contra la homofobia. Sin embargo, dos horas antes de la ceremonia inaugural, la sede llamó para cancelar. El nuevo lugar fue luego objeto de ataques por parte de unos 20 ‘matones’ seguidos por Vitaly Milonov, el político ruso abiertamente homofóbico a quien se le atribuye ser “uno de los arquitectos de leyes contra la homosexualidad”. De acuerdo a un informe, pese a que “fuera del edificio había una gran cantidad de policías”, estos no detuvieron los ataques sino hasta que intervino el procurador de los derechos humanos, Alexander Shishlov. Las y los organizadores del QueerFest afirman que 24 quejas formales fueron presentadas a la policía por personas afectadas por los ataques, incluyendo miembros del personal de la Procuraduría de Derechos Humanos de San Petersburgo.
Durante los diez días del festival hubo una ola constante de acoso e intentos de clausurar el evento. La sede fue cancelada cuatro veces a última hora, hubo 40 rechazos de sede e incluso una amenaza de bomba. Aun así, pese al hostigamiento, los/as activistas, organizadoras/es, aliados/as y participantes se mantuvieron firmes—un despliegue increíble de resistencia y convicción.
“No son los extremistas quienes atemorizan a las sedes, sino la policía”
Éste es el segundo festival que se realiza desde que fue aprobada la controvertida ley contra la propaganda homosexual, que ambiguamente prohíbe la “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales dirigida a menores de edad” y es un indicador de la propagación de violencia y acoso contra personas LGBTI en Rusia. Human Rights Watch (HRW), por ejemplo, atrajo la atención hacia el grado de abusos de derechos humanos y violencia contra personas LGBTI en un video que publicó pocos días antes de que se iniciaran los Juegos Olímpicos de Invierno este año. De particular importancia fue el mensaje de HRW: que el hecho de que las autoridades no actúen en casos de abusos contra integrantes de la comunidad LGBTI esencialmente “ha envalentonado a los atacantes”.
El QueerFest 2014 puso al descubierto este clima de impunidad cuando el 24 de septiembre la policía intentó clausurar la conferencia de prensa denominada, irónicamente, “¿Quién está clausurando el QueerFest?” Se reveló que el Instituto de Prensa Regional (IRP), anfitrión de esa conferencia, fue presionado por la policía para que cancelara el evento bajo el pretexto de que “podrían resultar violaciones del orden público”. Sin embargo, el IRP no cedió y se convirtió en “el primero que resistió la presión, exponiéndola ante los medios de comunicación y el público”.
Mantener la visibilidad en un ambiente hostil
Las y los organizadores del festival declararon: “Se utilizan todos los medios para regresarnos al gueto. Aun así, el festival se trata de diálogo y de apertura en la sociedad, y ahora mismo nuestra mejor defensa es mantenernos visibles”.
No obstante, al enfrentarse a un espacio civil que se reduce gradualmente, a las/os activistas LGBTI les está resultando cada vez más difícil mantenerse visibles y abogar por los derechos humanos sin distinción de género y/u orientación sexual. De conformidad con la más reciente ley rusa de agentes extranjeros, las ONG están siendo ahora seleccionadas y clasificadas como organizaciones ‘involucradas en actividades políticas en nombre de países extranjeros’. Esto limita su capacidad de operar y las convierte en objeto de mayor escrutinio por parte del Gobierno. Un tribunal de San Petersburgo, por ejemplo, dictaminó recientemente que cinco destacadas organizaciones independientes eran agentes extranjeros. La organización LGBT ‘Coming Out’ también ha pasado por una serie de cuatro audiencias para determinar si también a ella se le puede aplicar la etiqueta de agente extranjero.
Otra táctica que está siendo utilizada por las autoridades es la aparente ‘privatización’ o ‘subcontratación’ de la homofobia. Tatiana Vinnichenko, Directora de la organización LGBT rusa Rakurs,* dijo recientemente que “las autoridades rusas están presionando a todo tipo de instituciones—bancos, arrendadores, empleadores—para que no hagan negocios con personas y organizaciones LGBT”.
Sin embargo, para las/os organizadoras/es y aliados/as del QueerFest, el sexto festival anual que celebró la cultura queer concluyó con un alto grado de éxito por la perseverancia a pesar del contragolpe y debido a él: “El hecho de que se hicieron tantos esfuerzos para clausurarnos es un reflejo de la importancia de nuestro evento, y el hecho de que lo hayamos logrado es un estímulo para la confianza de la comunidad LGBT”.
“Gracias al trabajo de 40 personas voluntarias y socios/as y a la generosidad fortuita de extraños/as y transeúntes, nuestro evento fue un éxito. Nuestro festival se trata de las personas, sus derechos, pero también de su luz y nobleza. Y cada día hay más de ellas a nuestro alrededor. Es por eso que prevaleceremos”, declara Polina Andrianova, una de las organizadoras del festival.
* El sitio virtual de esta organización, http://rakurs.ucoz.com, está bloqueado.
Más información:
Queerfest de Rusia: Un campo de batalla (disponible en inglés): Polina Andrianova detalla los contratiempos que afectaron el festival entre el 18 y el 24 de septiembre de 2014.
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Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 24 de octubre de 2014. Título original: Russia’s QueerFest – Staying visible and positive amidst harassment and rights violations. Traducción: Laura E. Asturias