«No existe algo así como una lucha por un único tema, porque no vivimos vidas de tema único.»
- Audre Lorde
Los movimientos feministas, como todos los movimientos sociales, están en evolución y cambio constantes. El 13º Foro AWID, que tiene lugar cada tres o cuatro años y que constituyó la reunión más numerosa de organizaciones así como también movimientos y colectivos feministas, fue una oportunidad para volver a revisar un fenómeno cultural y social vivo, que respira, y que ha evolucionado de forma significativa en un mundo que está cambiando rápidamente.
Lxs casi 2000 feministas representantes de movimientos y organizaciones internacionales, regionales y locales; de empresas, fundaciones y otras entidades, tuvieron mucho para decir acerca del estado de los movimientos feministas en el mundo de hoy. Mostraron cómo se ven hoy los movimientos feministas y cómo es el futuro que imaginan.
«El estado de nuestros movimientos feministas» fue una sesión sobre un eje temático dentro del Foro que duró toda una tarde, con gran riqueza de voces de distintos movimientos feministas y regiones.
En retrospectiva
Para poder comprender el estado de los movimientos feministas hoy, también es importante mirar hacia atrás. Algunos momentos han marcado claramente la historia de un movimiento de mujeres cada vez más internacional. En 1975 en México, en la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer, ellas dijeron que querían ser incluidas. Sin embargo, para 1995 en Beijing, los movimientos feministas globales decidieron que no querían sentarse a la mesa si lo que se les servía no era bueno.
«Ellas querían ser las arquitectas de esa mesa y también las cocineras que deciden qué contiene el menú», dijo Farida Shaheed, de Shirkat Gah, en Pakistán.
«En el proceso hacia la Plataforma de Acción de Beijing (1995), nos reunimos y desarrollamos una agenda, una agenda feminista, para cambiar el mundo. Tuvimos reuniones inéditas que nos permitieron trabajar nacional e internacionalmente y comprender mejor las problemáticas que las mujeres estaban enfrentando en diferentes lugares.»
Las mujeres se dieron cuenta de que su trabajo local no era suficiente para cambiar el mundo: necesitaban entender mejor los sistemas existentes y desarrollar una agenda compartida y sólida. En Beijing lograron acordar una agenda global y desde entonces han estado intentado implementarla.
El Estado y otras instituciones de poder nos pusieron dentro de compartimentos estancos
El trabajo multilateral no funcionó. En todos lados, el Estado ha fallado en cuanto a garantizar los derechos de las mujeres. Lo más preocupante es que hay nuevos factores que han cambiado radicalmente el paisaje en el cual están luchando los movimientos feministas: según Shaheed, esos factores son el auge del estado militar-industrial y los fundamentalismos extremistas.
Las financiadoras son otro ejemplo de instituciones que influyen sobre los movimientos feministas. Rudo Chigudo, de Zimbabwe, describió cómo nuestros movimientos han quedado presos en compartimentos estancos durante las dos últimas décadas.
«Nos centramos en temas puntuales para poder ajustarnos a las agendas de nuestros donantes. Nosotrxs mismxs estamos cambiando. Cambiamos la naturaleza de nuestras organizaciones para parecernos a lo que quienes tenían el dinero y el poder ya conocían.»
La oenegización de los movimientos feministas ha hecho que las organizaciones de derechos de las mujeres — como estructuras y como formas de trabajar — ahora resulten más cómodas y familiares. Sin embargo, el trabajo que se está haciendo en las organizaciones de derechos de las mujeres no siempre es feminista ni tampoco busca necesariamente transformar los sistemas de poder, insiste Chigudo. El dinero está yendo hacia temas puntuales, bien definidos, mientras que las interconexiones y repercusiones globales de las temáticas feministas han quedado en el olvido.
Las desigualdades que resultan en silencios dentro de nuestros movimientos
La geopolítica, los financiamientos, la raza y la sexualidad dividen y silencian a los movimientos y organizaciones. Lara Aharonian, de Armenia, resaltó esta realidad: «Las antiguas repúblicas soviéticas, Europa del este y Asia central, son todas regiones que no estaban en el mapa feminista mundial y todavía hoy no lo están.» No se están analizando los procesos organizativos feministas en esas regiones, aunque el proceso militarizado de construcción nacional post-conflicto en estos países conlleva lecciones importantes. Este es un proceso que ahora es global y otros movimientos feministas podrían estar mirando cómo se desarrollaron los procesos organizativos feministas en la región del Cáucaso, para comparar y diseñar estrategias.
Leigh Ann van der Merwe, quien se presenta como mujer trans colored [descendiente de personas llegadas del Asia meridional] del Social, Health and Empowerment Feminist Collective of Transgender Women of Africa [Colectivo feminista social para la salud y el empoderamiento de las mujeres transgénero en África], de Sudáfrica, reflexionó sobre el hecho de que hoy ella ve mujeres transgénero en estos espacios feministas internacionales y lo que eso significa. El movimiento trans es reciente en todo el mundo, y en África está apenas en sus comienzos: en 2015 se formó la primera organización trans en Sudáfrica, también primera en todo el continente. Recientemente se realizó el primer encuentro pan-africano transgénero que elaboró una Carta Política Transgénero, publicada en una revista académica [en inglés].
Hablando acerca del Foro AWID, van der Merwe dice:
«En este espacio he visto a varias mujeres trans. El espacio se está abriendo. Estamos empezando a hablar sobre estos temas.»
Emanuelle Goes, del Instituto Odara, en Brasil, recurrió a una cita clásica de Audre Lorde para describir al movimiento feminista negro en su país:
«No soy libre mientras alguna otra mujer no lo sea, aun si sus cadenas son muy diferentes de las mías».
Los derechos y realidades de las mujeres negras nunca fueron una prioridad ni para el movimiento de derechos de las personas negras ni para el movimiento feminista. La única forma que encontraron las feministas negras para que sus realidades también fueran prioritarias, fue crear su propio movimiento, su propia agenda y sus propias prioridades. Hoy, el movimiento feminista negro está creciendo en Brasil y especialmente está llegando a las mujeres negras jóvenes.
El estado de los movimientos feministas jóvenes, también
A pesar de que la sesión «El estado de nuestros movimientos feministas» planteó preguntas sobre lxs feministas jóvenes, no entró en detalles acerca de las realidades específicas de los procesos organizativos de lxs jóvenes feministas alrededor del mundo. Se reconoce que lxs feministas jóvenes están marginadxs, pero por lo general se desconoce el alcance de la falta de reconocimiento de sus movimientos feministas y de su liderazgo así como su marginalización en cuanto al financiamiento. Al día siguiente, FRIDA El Fondo de Jóvenes Feministas presentó la sesión «Valientes, creativas y resilientes: El estado de las organizaciones feministas jóvenes», en el Espacio de Activismo Joven Feminista así como una investigación exclusiva [documento en inglés] que realizaron durante tres años y que analiza los procesos organizativos liderados por jóvenes feministas de más de 1500 organizaciones alrededor del mundo.
Los puntos destacados de esta investigación incluyen el hecho de que la mayoría de estas organizaciones se crearon durante los últimos 5 años; que trabajan mucho en colaboración (el 94% han estado o actualmente están asociadas con otras organizaciones feministas); que se dedican a múltiples temas y son interseccionales; y que el 54% informa no sentirse a salvo en sus respectivos contextos, lo cual lxs disuade de intentar registrar formalmente a sus organizaciones, de realizar determinadas actividades o de participar en procesos que involucren al Estado. Esta investigación pone un énfasis importante en el financiamiento: los grupos liderados por jóvenes feministas informan tener un ingreso medio de sólo 5000 dólares y aproximadamente la cuarta parte de ellos están trabajando con menos de 500 dólares por año. El 81% dice no tener asegurado el apoyo para el próximo año fiscal. Se puede decir sin temor a equivocarse que las organizaciones feministas jóvenes constituyen algunas de las iniciativas feministas más interseccionales, radicales, creativas e importantes de hoy en día, pero también que necesitan muchos más recursos, acompañamiento y espacio para crecer.
El feminismo se ha despolitizado y se vende como guiado por la decisión individual
Amina Mama, de la Universidad de California en Davis, profundizó la reflexión acerca de la necesidad de repolitizar los movimientos feministas. Los silencios y silenciamientos dentro de los movimientos feministas globales implican que si bien hay temas de los cuales resulta más fácil hablar, a lxs feministas todavía les resulta incómodo plantearlos y discutirlos. No obstante, la esencia misma de los movimientos feministas es desafiar al status quo y exigir que otrxs discutan temas que les resultan incómodos. Debemos hacer lo mismo entre nosotrxs y debatir sobre raza, clase, geopolítica y lo que significan las dinámicas de poder dentro de nuestros propios movimientos y de nuestrxs aliadxs.
«No es que el feminismo sea demasiado fácil. Es el feminismo liberal el que resulta demasiado fácil y es el feminismo neoliberal el que constituye un peligro. Le hemos dado demasiado peso a la idea de decisión individual en las definiciones que desarrollamos. No importa que una decisión sea sexista, igual la defendemos porque es 'nuestra decisión'. Así despolitizamos el feminismo», dijo Amina Mama.
«No es suficiente que haya mujeres ocupando cargos políticos. Es algo que va más allá del género. Necesitamos llegar más profundo. Necesitamos gente que esté dispuesta a comprometerse con la construcción política, con la discusión política», afirmó.
Los nuevos desafíos reclaman análisis políticos renovados y respuestas colectivas
Los esfuerzos organizativos de los fundamentalismos extremistas están teniendo éxito donde no lo tiene el Estado, quizás porque prometen soluciones que el Estado no ha sido capaz de proporcionar. La gente joven es especialmente propensa a ser seducida porque por lo general están entre lxs más marginadxs y necesitan tanto soluciones como futuros. Lxs diferentes feministas que participaron en esta sesión dejaron claro que los movimientos feministas deben ir más allá del discurso liberal centrado en el Estado y aportar una idea alternativa y colectiva de justicia que pueda ganarse los corazones y las mentes, en especial de la gente joven. Mientras tanto, los movimientos feministas deben cuidarse mutuamente y trabajar de manera más colaborativa e interseccional.
Entonces, ¿cómo construimos solidaridad y política feminista internacional que enfatice también la importancia de entender nuestras diferencias? Puede que no haya respuestas fáciles a tales preguntas. Pero como remarcaron varixs participantes, no hay otros movimientos que se preocupen por estas intersecciones y que luchen por encontrar las respuestas con la intensidad con que lo hacemos nosotrxs. Las conversaciones ricas y desbordantes en el Foro AWID fueron en sí mismas una suerte de respuesta y un indicador de hacia dónde nos dirigimos.
Sobre la autora
Ani Phoebe Hao es investigadora y escritora feminista y vive en Río de Janeiro, Brasil. Es una de las fundadoras de Agora Juntas [Ahora juntas], una red de colectivos, organizaciones e iniciativas que está construyendo un espacio feminista colaborativo en Río. Su investigación se centra en las organizaciones de la sociedad civil lideradas por jóvenes, en el activismo feminista joven en torno a los derechos reproductivos en Brasil, y en las políticas sobre juventud. Sus escritos sobre movimientos feministas en Brasil han sido publicados en The Guardian, Open Democracy y VICE.