NOTAS DE LOS VIERNES: AWID asistió a la reciente Conferencia Anual de la Asociación Internacional para la Economía Feminista (IAFFE) con el fin de averiguar qué están pensando las economistas feministas sobre asuntos clave de la justicia económica, así como los retos que aún existen para la igualdad de género y los derechos de las mujeres en las negociaciones de la Agenda de Desarrollo Post-2015.
Por Ana Abelenda
La desigualdad económica está profundamente arraigada en la desigualdad de género. Aun así, la mayoría de las políticas económicas propuestas por gobiernos y otras instituciones continúa sin abordar las maneras particulares en que sus acciones afectan negativamente a las mujeres y las niñas, además de reproducir la pobreza y explotación en todo el mundo. El espacio de la IAFFE no sólo es una fuente de inspiración e intercambio de conocimientos sobre las intersecciones entre la macroeconomía y las cuestiones feministas, sino también constituye una oportunidad para cerrar las brechas entre la academia de la economía feminista y la incidencia en torno a los derechos de las mujeres a nivel local, regional y global.
El evento,[1]que se realizó del 27 al 29 de junio de 2014 por primera vez en un país africano y cuya anfitriona fue la Universidad de Ghana en Accra, reunió a economistas feministas, estudiantes, organizaciones de promoción y defensa y activistas bajo el tema “El empoderamiento económico de las mujeres y la nueva agenda mundial del desarrollo”. En las sesiones se discutió y presentó investigación actualizada sobre asuntos clave de la justicia económica tales como el trabajo de las mujeres; la tributación; el cuidado no remunerado de personas; el acceso a protección social; la tierra y otros recursos esenciales, así como la redistribución de la riqueza desde una perspectiva feminista.
Las limitadas conexiones con la agenda del desarrollo sostenible post-2015 fueron una evidencia del escaso involucramiento que la mayoría de participantes ha tenido con el complicado proceso de las Naciones Unidas (ONU),[2]que está teniendo lugar principalmente en Nueva York. También hubo cierto motivo para escepticismo respecto a la transformación real del sistema económico global en vista de las fallas demostradas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y la falta de respuestas efectivas a la crisis económica mundial por parte de la esfera de la ONU.
A continuación ofrecemos un panorama de los aspectos sobresalientes y reflexiones desde un punto de vista no académico:
El empoderamiento económico como parte de la construcción de movimientos de mujeres
La ghanesa Abena Busia, académica feminista negra, poeta y Presidenta del Departamento de Estudios sobre Mujeres y Género de la Universidad de Rutgers, al dar un discurso en la plenaria inaugural dijo: “Las políticas económicas continúan siendo un ámbito principalmente masculino” y “En gran medida, el trabajo de las mujeres no es reconocido. Estamos presenciando un rápido crecimiento del sector de servicios dominado por corporaciones bancarias y de telecomunicaciones. Se da poca importancia al sector agrícola y las mujeres continúan trabajando y comerciando tanto en el sector informal como a través de fronteras ilegales”.
Busia citó la movilización y organización sin precedentes de movimientos de mujeres que condujeron a Manifiesto de las Mujeres por Ghana en 2004 para mostrar cómo los movimientos de mujeres organizadas pueden marcar una gran diferencia. Aunque no todas las demandas han sido cumplidas y aún existen retos importantes, el Manifiesto de las Mujeres se ha convertido en un mapa de ruta para esfuerzos focalizados y coordinados por parte de la sociedad civil con el fin de promover la igualdad de género y un desarrollo inclusivo. Pero ella enfatizó que estos esfuerzos no pueden mantenerse por sí mismos: “se hace increíblemente importante apoyar a los movimientos locales de mujeres con financiamiento de múltiples años a fin de desarrollar capacidad para el cambio”.
Resaltando la importancia de la construcción de movimientos de mujeres para la transformación, Sarah Mukasa, del Fondo de Desarrollo de las Mujeres Africanas (AWDF), dijo: “La experiencia nos ha mostrado que, al combatir la violencia contra las mujeres, el factor más importante es la existencia de movimientos por los derechos de las mujeres en el terreno, los cuales son aun más cruciales que las políticas gubernamentales y las leyes”.
Trabajo no remunerado de cuidado y de las mujeres: ¿nuevas tendencias?
Las investigaciones muestran que, comparada con décadas anteriores, una mayor participación de las mujeres en la economía no siempre se ha traducido en mejores condiciones de vida o bienestar para la gran mayoría de ellas. La investigadora feminista Maria Floro[3]plantea que debemos ver no sólo la pobreza de ingresos sino, particularmente, la pobreza de tiempo para explicar la desigualdad de género en la distribución del trabajo. Varios países han avanzado en reconocer las dimensiones de género del cuidado no remunerado de personas pero, según Floro, quedan preguntas importantes: ¿Cuál es la mejor manera de satisfacer la demanda de cuidado de personas? ¿Puede el cuidado ser satisfecho simplemente por un cuidado remunerado del ‘mercado’?
La investigación inicial presentada por la académica feminista argentina Corina Rodríguez,[4] basada en estudios realizados en tres países latinoamericanos (Costa Rica, Ecuador y Uruguay), expone los efectos directos e indirectos de las políticas fiscales en la provisión de servicios de cuidado. Las políticas de tributación redistributiva que mejoran el ingreso de los hogares pobres tienden a tener un efecto positivo sobre las posibilidades de acceder a servicios de cuidado prestados ya sea por el sector público o el mercado. El incremento de las necesidades de cuidado para personas ancianas, que dependen principalmente del trabajo no remunerado de las mujeres en la mayoría de poblaciones envejecidas latinoamericanas, continúa planteando una presión adicional sobre los sistemas nacionales de cuidados que aún tienen que afrontar este asunto más eficazmente a largo plazo.
Refiriéndose a las tendencias más recientes en el trabajo de las mujeres, Stephanie Seguino,[5] ex Presidenta de la IAFFE e investigadora feminista de la Universidad de Vermont en Estados Unidos, resaltó las tres tendencias más preocupantes: 1) En algunos casos, el cambio es conflictivo en lo que respecta al género: en varios países donde los empleos de las mujeres han aumentado, los de hombres han disminuido; 2) las brechas en la representación política siguen siendo amplias y las políticas públicas no reflejan las condiciones de vida ni la perspectiva de las mujeres en la asignación de recursos; y 3) la igualdad en el empleo está sustancialmente a la zaga de las mejoras educativas; cerrar las brechas educativas no es suficiente para lograr la igualdad de género.
Tierra, género y seguridad alimentaria[6]
En una serie de sesiones durante la Conferencia de tres días se abordaron los efectos que sobre el género está teniendo el aumento de los acaparamientos de tierra en el Sur global desde 2008.
Los casos presentados, principalmente de África meridional y oriental y América Latina, muestran factores que distinguen el acaparamiento de tierra: el incremento se asocia a la búsqueda de seguridad alimentaria y energía alternativa en respuesta a la crisis mundial a finales de la década de 2000. Las adquisiciones son más rápidas y extensas que en las eras colonial y de liberalización económica; asimismo, los países industrializados, así como las economías emergentes más ricas, son inversionistas principales y los incentivos de los agrocombustibles en los países desarrollados están jugando un enorme rol.
Examinar las implicaciones de este fenómeno para el género significa centrarse en cómo la desposesión de tierra o la pérdida de recursos de propiedad común afecta las actividades para medios de sustento y el empleo, el trabajo reproductivo y la condición social de las mujeres. “Un buen modelo empresarial aplicado a las transacciones de tierra que incluya a las comunidades locales en la producción y en el reparto de ganancias no es suficiente para proteger los medios de vida de las mujeres si los proyectos ignoran las desigualdades de género preexistentes en los sistemas de producción agrícola y los sesgos de género en el diseño de los proyectos”, concluyó Dzodzi Tsikata al referirse al caso de los acaparamientos de tierra en el norte de Ghana.
Conectando el acaparamiento de tierra con el pasado colonial de África, Ritu Verma[7]explicó cómo las pequeñas pérdidas de tierra de mujeres individuales—pérdidas que no se han reducido durante largos periodos desde el acaparamiento de tierra en tiempos coloniales y por la elite masculina—se suman a las pérdidas de tierra a gran escala de las mujeres en general. Los acaparamientos de tierra continúan ocurriendo pese a leyes fuertes contra éstos, lo cual ilustra el rol crucial de las relaciones de poder que les dan forma.
La Agenda Post-2015: ¿una oportunidad para la economía feminista?
¿En qué medida está el proceso posterior a los ODM ofreciendo oportunidades para arraigar los principios feministas en el marco macroeconómico? Éste fue el centro de un debate con presentaciones de la IAFFE, del Centro para el Liderazgo Global de las Mujeres (CWGL) y de ONU Mujeres que dejó más preguntas que respuestas.
Las panelistas identificaron retos clave remanentes para la igualdad de género y los derechos de las mujeres en las negociaciones de la Agenda de Desarrollo Post-2015 que están teniendo lugar en la ONU. Uno de los principales aspectos que está en juego ahora mismo es asegurar que los derechos humanos sean el marco ético para las políticas macroeconómicas, comprometerse con los principios de la no regresión y usar el máximo de recursos disponibles para la realización progresiva de los derechos humanos de todas las personas. Esto requiere un giro del enfoque en el crecimiento y el alivio de la pobreza hacia un enfoque de igualdad en el desarrollo.
En lo concerniente a los derechos de las mujeres y la igualdad de género, Radhika Balakrishnan, Directora Ejecutiva del CWGL, explicó que el lenguaje del “empoderamiento de las mujeres” está superando el de los derechos de las mujeres y en particular el de los derechos económicos, sociales y culturales. Los derechos sexuales y reproductivos siempre son el ‘punto peliagudo’ en las negociaciones, y los vínculos con el cuidado no remunerado de personas y la reproducción social corren el riesgo de quedar al margen. La prominencia otorgada al sector privado y sobre todo a las asociaciones público-privadas sigue siendo una gran preocupación, particularmente en vista de que no hay intentos por hacer que las corporaciones transnacionales cumplan sus responsabilidades extraterritoriales y rindan cuentas.
Papa Seck, de ONU Mujeres, mencionó los importantes retos por delante respecto a los Medios de ejecución de la Agenda Post-2015 y la financiación para aspectos del desarrollo que podrían “construir o destrozar todo el asunto”. La Conferencia Internacional de Seguimiento sobre la Financiación para el Desarrollo, que se realizará en julio de 2015 en Addis Abeba, Etiopía, será un espacio clave donde asegurar que haya un financiamiento concreto para los compromisos acordados en papel.
En la clausura, Sarah Mukasa, del AWDF, ofreció una aguda reflexión: “La nueva agenda de desarrollo no tendrá éxito si no defiende los principios de la acción y el poder de las mujeres que son parte del marco de los derechos humanos. Debemos cuidarnos de los intentos por despolitizar la economía y el desarrollo y evitar que esta agenda sea impulsada completamente por los donantes”. Los movimientos de mujeres tienen retos clave por delante.
Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 18 de julio de 2014. Título original: Feminist Economics: Looking to the New Global Development Agenda. Traducción: Laura E. Asturias
[1] La IAFFE fue establecida en 1992 en respuesta a la necesidad de un espacio para que la economía feminista fuera deconstruida, debatida y promovida. Aunque conformada primordialmente por académicas, la IAFFE tiene una amplia gama de integrantes, incluyendo estudiantes, trabajadoras/es de ONG, activistas y formuladoras/es de políticas. Una meta central de la IAFFE es reunir a diversos grupos de feministas para dialogar, contribuyendo así a fortalecer los vínculos entre feministas que ocupan diferentes ámbitos.
[2] Más información sobre este proceso desde una perspectiva feminista está disponible en Análisis especial: Agenda de Desarrollo Post-2015.
[3] Más sobre su trabajo está disponible en este sitio.
[4] Más sobre su trabajo en este tema se encuentra en este sitio y en Grupo Género y Macroeconomía América Latina. Ver también: La economía feminista desde América Latina: una hoja de ruta sobre los debates actuales en la región.
[5] Más sobre su trabajo está disponible en este sitio.
[6] Muchos de los documentos de investigación relacionados con estas sesiones se encuentran (en inglés) en la revista Feminist Economics, Vol. 20.1, enero de 2014.
[7] Investigadora principal del Centro para Estudios sobre Bután y Out of the Box Research and Action.