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Después de años de activismo, CAL obtiene estatus de observadora en la CADHP

El sábado 25 de abril de 2015, la Coalition of African Lesbians [CAL, Coalición de Lesbianas Africanas] recibió el estatus de Observadora frente a la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (CADHP). Cinco países apoyaron la solicitud de la CAL (Benín, Mali, Sudáfrica, República Democrática del Congo y Burundi). Representantes de Ruanda, Túnez y Argelia se opusieron. Uganda se abstuvo.

La Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos es el organismo panafricano responsable de promover y proteger los derechos humanos y de los pueblos en el continente. Fue creada por la progresista Carta Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos, y también es responsable por interpretar los contenidos de la Carta. Pese a contar con este mandato, los temas referidos a la orientación sexual y la identidad de género continúan siendo polémicos en la Comisión. Sin embargo, como espacio crítico dentro del sistema formal africano de protección de los derechos humanos, obtener el estatus de observadora frente a la CADHP resultaba estratégicamente importante para CAL.

AWID entrevistó a Fikile Vilakazi, directora ejecutiva fundadora de la CAL, y a Fardzai Muparutsa, coordinadora de incidencia regional de la CAL para saber más acerca de su decisión de aplicar al estatus de organización observadora frente a la CADHP y la construcción del movimiento que permitió que el proceso fuera exitoso.


Un proceso signado por la hostilidad y el odio desembozados

Fardzai Muparutsa estaba presente cuando se tomó la decisión. "Cuando las comisionadas y comisionados fueron levantando la mano para votar, recuerdo que grité muy fuerte, con la esperanza de que mi grito rompiera el techo y lo hiciera caer sobre las cabezas de las y los que se oponían". Tenía buenas razones para gritar. El trámite de la solicitud de CAL había estado marcado por violaciones al debido proceso, una franca hostilidad y discursos de odio por parte de algunas comisionadas y comisionados. Mohamed Bechir Khalfallah, vice-presidente de la Comisión, pronunció un discurso rechazando la solicitud de CAL en el que afirmó que: "... estas personas son un virus importado que se va a propagar por toda el África y no tienen lugar en este organismo de derechos humanos". El comisionado Med Kaggwa, dijo que África no estaba preparada y necesitaba tiempo "... para entender y responder a las personas LGBT y sus derechos", para luego pedir que no se considerara la solicitud de CAL hasta que no llegara el momento adecuado. La comisionada Maya Sahli Fadel "expresó con preocupación que le habían hecho creer que el objetivo de CAL era la protección pero ahora comprendía que (la organización) se proponía expandirse y desplegar más personas en todo el continente", objetivo que a su juicio no estaba en consonancia con el trabajo de la Comisión. La presidenta de la Comisión, Sylvie Kaytesi manifestó que "... no podemos aceptar las actividades de las personas LGBT. Los estados tienen opiniones diferentes. La Comisión debe respetar la soberanía de los estados". Mientras estas comisionadas y comisionados hablaban, en el salón había personas que las y los alentaban, golpeando las mesas. ¿Qué sintió Fardzai en ese momento?:

"Sentí el mismo miedo que cuando estaba en Sudáfrica, antes de viajar a la Comisión Africana, hablando con amigas y colegas de Durban que estaban ocultándose de los ataques xenofóbicos. Aunque no sufrí ninguna agresión física, la violencia era evidente en esa plenaria. A mi derecha se sentaba un grupo de 'activistas de derechos humanos' a quienes yo venía saludando todos los días durante la semana que llevábamos en la Comisión pero ahora los veía alentar a un comisionado que estaba llamando 'virus' a las personas LGBT. Esos mismos 'activistas de derechos humanos' habían aplaudido a todas y todos los que hablaron contra la xenofobia. Sentí que me hervía la sangre de furia. Pero en ese espacio hay que mostrarse respetable: no se le pueden decir groserías a la gente, ni objetar a los gritos un proceso, sobre todo cuando una es queer y ya ha hecho demasiado ruido con su presencia y su expresión".

Otras comisionadas y comisionados se manifestaron contra la homofobia y la falta de profesionalismo de sus colegas. La comisionada Pansy Tlakula “llamó al orden al vicepresidente y le recordó que  los discursos de odio llevaron al genocidio en Ruanda". También pidió a la Comisión que recordara la existencia de procedimientos y directrices claras para las solicitudes de estatus de organización observadora según las cuales dichas solicitudes debían ponerse a votación. La comisionada Reine Alapini-Gansou amenazó retirarse del procedimiento por considerarlo inconsistente con los valores y principios de la comisión, y una afrenta a los mismos. El comisionado Lawrence Mute afirmó que "cien años atrás, las mujeres no tenían derechos. Nuestro mandato nos impone la responsabilidad de proteger a las personas vulnerables".

Una larga espera

El proceso que llevó a CAL a obtener su estatus de organización observadora ante la CADHP en 2015 fue prolongado. La Coalición de Lesbianas Africanas ya contempló la necesidad de dar este paso en su plan estratégico 2003-2007. En 2004, integrantes de la CAL se reunieron en Namibia y ratificaron oficialmente su visión de "dar voz y visibilidad a las mujeres lesbianas en África". Hacerlo revestía una importancia estratégica. Fikile Vilakazi, la primera directora ejecutiva de CAL explica:

“Los primeros años de este siglo XXI estuvieron marcados por niveles muy altos de invisibilidad de las voces y expresiones organizativas de las lesbianas dentro del 'movimiento' LGBTI en África. La realidad es que la verdadera voz 'LGBTI' de ese momento era básicamente gay, blanca y sudafricana, y hablaba en nombre de África. Esto se reflejó en cómo se representaron y se simbolizaron los procesos organizativos LGBTI en toda África. Y el resultado fue que nuestras sexualidades fueron leídas y percibidas como productos importados de la colonización europea, sobre todo por el 'rostro blanco' que tenía el movimiento en esa época, y al que se le atribuyó como agenda la imposición de una cultura y valores sexuales europeos en África. Así se creó el discurso de que 'la homosexualidad no es algo africano' y la supuesta necesidad de construir 'valores africanos', que estuvo presente en procesos políticos de la Unión Africana y de Naciones Unidas durante casi una década, y lo sigue estando aun hoy, en forma sutil, en distintos espacios."

Cambiar el 'rostro' y la voz de lxs africanxs que son disidentes en relación a la orientación sexual y la identidad y expresión de género, significó para quienes integran CAL tener que hacerse más visibles. Tomaron la decisión de que la Comisión Africana podía ser un espacio estratégico para promover y defender sus derechos, ya que se reunía dos veces al año en Gambia y contaba con representantes de estados africanos y de una gran cantidad de organizaciones de derechos humanos. En 2007, la CAL presentó su primera solicitud de estatus como observadora, más que nada para sentar posición política. Como dice Fikile, "... existimos, estamos aquí, somos africanas, somos lesbianas, tenemos sexo y no somos productos importados de la colonización europea"

El rechazo de esa solicitud para obtener el estatus de organización observadora presentado por CAL en 2010 les dio la oportunidad de repensar su estrategia y construir un movimiento que apoyara su solicitud. Para eso contaron con el apoyo de organizaciones aliadas principalmente africanas y lo hicieron sin traicionar sus principios feministas. CAL tomó la decisión estratégica de trabajar en iniciativas feministas como la campaña ‘Voces feministas en la Comisión Africana’ liderada por People Opposing Women Abuse [POWA, Personas oponiéndose a los abusos contra las mujeres] y se sumó a las organizaciones que trabajan juntas en la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos y que comparten objetivos similares acerca de la importancia de que haya procesos organizativos LGBTI en la Comisión. Algunas de esas organizaciones son la Comisión Internacional por los Derechos Humanos de Lesbianas y Gays (IGLHRC), INTERIGHTS, African Men for Sexual Health and Rights [AmSHER, Hombres africanos por la salud y los derechos sexuales], African Sex Workers Alliance [ASWA, Alianza de trabajadoras y trabajadores sexuales de África] y People Opposing Women Abuse [POWA]. Esa red fue el espacio en el que, junto con organizaciones afines, CAL planificó su estrategia de trabajo con la Comisión Africana.

Algunos de los primeros trabajos que CAL hizo en la construcción de relaciones con otras organizaciones feministas incluyeron la colaboración en temas relacionados con los derechos de las mujeres con la Human Rights Institute of South Africa [HURISA, Instituto de Derechos Humanos de Sudáfrica]. Esa colaboración fue fundamental para darle visibilidad a la orientación sexual, la identidad y expresión de género en el Foro de ONG de la CADHP, y facilitó que CAL pudiera trabajar con Open Society Institute of Southern Africa [OSISA, Instituto Sociedad Abierta del África Meridional] (como espacio de incidencia y no solo como financiadora), Southern African Litigation Centre [SALC, Centro de Litigio de África Meridional], y el Centro de Derechos Humanos, Universidad de Pretoria. Todas estas organizaciones apoyaron a CAL en sus esfuerzos por obtener estatus de observadora ante la Comisión.

El estatus de observadora ante la CADHP le permitirá a la CAL profundizar su trabajo de incidencia, y posiblemente influir sobre las decisiones que tome la Comisión aportándole información, estudios de caso y detalles acerca de las violaciones a las que se enfrentan las personas LGBTI. CAL podrá presentar informes en plenaria, y se propone hablar sobre orientación sexual, identidad y expresión de género (OSIEG) utilizando la interseccionalidad y el feminismo como marco analítico. Fidzile considera que este es solo el primer paso: "Creo que podría ser útil imaginar cómo podremos utilizar ese estatus para trabajar con otras estructuras de la Unión Africana para garantizar que todas las formas de violencia por orientación sexual e identidad de género sean eliminadas del África y que a las mujeres lesbianas se nos respete como ciudadanas plenas de Africa."

Al mismo tiempo que celebramos el logro de CAL, es importante no dejar pasar los discursos de odio por parte de algunos comisionados. Por eso, el recientemente creado Collective of African Sexuality-Related Rights Advocates [CASRA, Colectivo africano de activistas por los derechos relacionados con la sexualidad] intenta encarar acciones contra el comisionado Mohamed Khalfallah, cuya intervención constituyó un discurso de odio. #KhalfallahMustGo [Fuera Khalfallah]


Cuando Fikile Vilakazi, directora ejecutiva fundadora de la CAL, se enteró de esa victoria largamente esperada en la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, expresó su alegría en forma poética.

 

Hoy

Has hablado África

Ayer ... piedras errantes a la fuerza ... pimienta roja

Decías…

Que las maten … Que las cacen…

Hoy …

Públicamente te has negado….

África

Tu mandato ha sido…

Que nunca más …

Podrán cazarme…. Matarme…

No en tu nombre …

África…

Volverán... A violarme …Torturame… Arrestarme…

Hoy

Me legitimaste … Mi humanidad…

Tu voz … es justicia…

Para mí … y mi gente africana …

Hoy …

Somos humafricanas … Observadoras…

Hiciste legítimo … y Justo y Humano …

Nuestro ser … África… y más ….

Hoy

Has hablado

Hoy

Me has legitimado …

Hoy

Has Justi/ficado ... Mi humanidad...

Hoy

Dijiste ... Soy africana ...

Hoy

Dijiste … Soy una observadora…

Fikile Vilakazi, 28 de abril de 2015

Category
Análisis
Source
AWID