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Desarrollo humano: ¿Qué significa realmente?

NOTAS DE LOS VIERNES: Una mirada al Informe sobre Desarrollo Humano 2010.

Por Kathambi Kinoti

¿Qué es el bienestar? ¿Es riqueza, salud y/o participación política individuales o colectivas? En los últimos 20 años, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha producido anualmente un Informe sobre Desarrollo Humano que procura medir cuánto han avanzado las naciones en asegurar que sus ciudadanas y ciudadanos sean saludables, gocen de seguridad, participen políticamente y disfruten de igualdad.

Según la edición de 2010 del informe,[1] los criterios que la ONU utiliza actualmente para medir el bienestar son:

  • el progreso social: mayor acceso a la educación, mejores servicios de nutrición y salud;

  • la economía: la importancia del crecimiento económico como medio para reducir las desigualdades y mejorar los niveles de desarrollo humano;

  • la eficiencia en términos de uso y disponibilidad de los recursos. El desarrollo humano propicia el crecimiento y la productividad, siempre y cuando este crecimiento beneficie de manera directa a las personas pobres, las mujeres y otros grupos marginados;

  • la igualdad en cuanto al crecimiento económico y otros parámetros del desarrollo humano;

  • la participación y la libertad, en especial mediante el empoderamiento, la gobernabilidad democrática, la igualdad de géneros, los derechos civiles y políticos y la libertad cultural, particularmente en los grupos marginales definidos por parámetros tales como urbanos/rurales, sexo, edad, religión, origen étnico, parámetros físicos y mentales, etc.;

  • la sostenibilidad para las generaciones futuras, en términos ecológicos, económicos y sociales;

  • la seguridad humana: la seguridad ante amenazas crónicas de la vida cotidiana tales como el hambre y las discontinuidades repentinas como la desocupación, la hambruna, los conflictos, etc.[2]

No es sorprendente que el país con el mayor grado de desarrollo humano es escandinavo: Noruega. La nación con el nivel más bajo es Zimbabue. El informe de este año también ofrece conclusiones sobre patrones de desarrollo humano basadas en los últimos 20 años de observación. Algunas de esas conclusiones son las siguientes:

  • Los habitantes de la mayoría de los países, aunque no de todos, han conseguido avances permanentes y de largo plazo en salud y educación durante las últimas décadas.

  • No ha habido una convergencia general de ingresos entre los países, pese al crecimiento significativo de algunas economías de Asia Oriental, el Pacífico y la India.

  • Existe una correlación débil entre cambios en los ingresos y cambios en salud y educación en los últimos 40 años. La explicación más plausible es que las oportunidades y los procesos que hoy viven los países en desarrollo son distintas a lo que eran en el pasado.

  • Esto no significa que el crecimiento carezca de importancia: tener el control sobre los recursos sigue siendo fundamental para ampliar muchas capacidades. No obstante, señala que el progreso en salud y educación se puede lograr incluso cuando el crecimiento resulta esquivo.

  • El desarrollo mundial de conocimiento y tecnologías está abriendo nuevas puertas y caminos y reduciendo el costo de logros básicos; ello otorga gran importancia a políticas dispuestas a aprovechar las oportunidades de manera estratégica.

  • Existen múltiples vías para conseguir los objetivos planteados y los resultados varían enormemente entre países con condiciones iniciales diferentes. Muchos han conseguido avances sostenidos poniendo énfasis en salud y educación; otros han priorizado el crecimiento económico rápido, aunque a veces con un alto costo en cuanto a sostenibilidad ambiental.

  • Las políticas y reformas compatibles con el progreso varían considerablemente según el marco institucional y dependen de restricciones estructurales y políticas. Los intentos por importar soluciones institucionales y normativas de países con condiciones diferentes suelen terminar en fracaso.[3]

Situación de las mujeres

Aunque el Informe sobre Desarrollo Humano no proporciona un desglose por sexo de sus hallazgos, sí introduce un nuevo índice que ajusta el índice de desarrollo humano para reflejar la desigualdad de género. El Índice de Desigualdad de Género[4] mide tres dimensiones: empoderamiento de las mujeres, salud reproductiva y presencia en la fuerza laboral. Los indicadores de estas dimensiones son: tasa de mortalidad materna, tasa de fecundidad adolescente, escaños en el parlamento, población con al menos educación secundaria completa y tasa de participación en la fuerza de trabajo.

El informe muestra que los Países Bajos son el país con mayor igualdad de género, mientras que en Yemen se observa el menor nivel. Siete de los diez países que ocupan los lugares más bajos en la escala del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo se encuentran en África, pero Burundi tuvo una puntuación excepcionalmente buena. El informe reafirma lo que las defensoras de los derechos de las mujeres han estado diciendo por décadas: en los países con una desigual distribución de desarrollo humano también hay altos niveles de desigualdad de género. Asimismo reitera que, como en los casos de Burundi y Ruanda, el dinero no es el requisito más importante para producir cambios perdurables en los derechos de las mujeres. Las políticas y la voluntad política pueden lograr mucho más. Qatar, que ha tenido progresos económicos impresionantes, obtiene una puntuación baja cuando el Índice de Desigualdad de Género se aplica a su récord en materia de desarrollo humano.

Según el informe, la salud reproductiva (o falta de ésta) es la que más contribuye a la desigualdad de género.[5] Si hubiera datos disponibles, éstos probablemente mostrarían que los roles reproductivos asignados a las mujeres son de hecho los que más contribuyen a la desigualdad. El informe reconoce que es escasa la información acerca del impacto que el trabajo no remunerado de las mujeres tiene sobre su bienestar, y por lo tanto no aborda el grado al cual esto afecta las economías locales, nacionales e internacionales.[6]

Lecciones aprendidas

Túnez obtuvo una mención favorable porque sus reformas a favor de los derechos de las mujeres han afectado positivamente su desarrollo humano como país. Cuando se independizó hace más de 50 años, elevó la edad mínima permitida para contraer matrimonio, introdujo la planificación familiar, legalizó el aborto, permitió que las mujeres iniciaran el proceso de divorcio y les otorgó el derecho a votar y a postularse para cargos de elección popular. Todo esto, señala el informe, ha tenido un impacto profundo y perdurable en el desarrollo humano del país.

Algo más que esta nación hizo fue centrarse en sus propias prioridades en una era en que las instituciones financieras internacionales y otros poderes estaban prescribiendo (o imponiendo) reformas económicas que al final resultaron ser perjudiciales para las economías nacionales, como ha ocurrido con los programas de ajuste estructural.

El Informe sobre Desarrollo Humano 2010 también examinó otras dimensiones del desarrollo humano y halló lo siguiente:

  • Los procedimientos democráticos formales han proliferado en los países, de manera que la mayoría de la gente vive ahora en sociedades democráticas y, además, tiene oportunidad de votar en elecciones locales; no obstante, la democracia no siempre garantiza transparencia y rendición de cuentas.

  • Sigue habiendo enormes desigualdades entre países, grupos y personas en todos los aspectos del bienestar; más aún, las desigualdades en materia de ingresos van en aumento.

  • Existen cada vez más pruebas de que los actuales patrones mundiales de producción y consumo son insostenibles en términos ambientales.[7]

El informe no analiza a suficiente profundidad la situación de personas que no son heterosexuales o de quienes carecen de las habilidades que no suelen verse como la norma, pero sí intenta abordar las múltiples dimensiones de la pobreza y la desigualdad de género mediante la introducción de nuevos índices. Sin embargo, dado que las desigualdades se encuentran en gran medida al centro del subdesarrollo, estos índices deberían haber sido más centrales en el informe.

Notas:

  1. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Informe sobre Desarrollo Humano 2010, La verdadera riqueza de las naciones: Caminos al desarrollo humano.

  2. Naciones Unidas, Orígenes del enfoque de Desarrollo Humano.

  3. Ibíd., nota 1, Capítulo 6: El programa después de 2010, pág. 113.

  4. Ibíd., nota 1, Cuadro 4, págs. 176-180. Ver también: Medición de la desigualdad: el Índice de Desarrollo ajustado por Género (IDG) y el Índice de Potenciación de Género (IPG).

  5. Ibíd., nota 1, Figura 5.5, pág. 104.

  6. Ibíd., nota 1, Recuadro 6.5, La necesidad de reconocer el trabajo no remunerado, pág. 127.

  7. Ibíd., nota 3, págs. 113 y 114.

Fuente: Notas de los Viernes de AWID, 19 de noviembre de 2010. Traducción del inglés: Laura E. Asturias. Título original: ‘Human Development: What does it really mean?’.

Category
Análisis
Region
Global
Source
AWID