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Declaración de AWID frente al 58° período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la mujer (CSW58)

El 58° período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer tuvo lugar en la sede de Naciones Unidas en Nueva York del 10 al 21 de marzo de 2014. El tema prioritario será "retos y logros en la implementación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para las mujeres y niñas". AWID elaboró la siguiente declaración como un aporte de cara a los debates que tendrán lugar.

La Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID) insta a la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer en su 58°período de sesiones, a que escuche lo que las defensoras de los derechos de las mujeres han estado diciendo respecto de las limitaciones de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) para mejorar las vidas de las mujeres y las niñas de todo el mundo. La evaluación que esta Comisión realice del progreso que se ha alcanzado hasta la fecha, puede y debe tener consecuencias vitales para la voluntad política, el nivel de ambiciones y los recursos necesarios para posicionar la igualdad de género y los derechos de las mujeres en el centro de todo programa de desarrollo internacional a futuro.

Algunos de los desafíos que presentan los objetivos establecidos en el 2000, incluyen su incapacidad para abordar las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad. No reconocen o toman en consideración las consecuencias y efectos continuos del sistema mundial actual, las políticas macroeconómicas y la arquitectura financiera, que muchas veces han descarriado los logros potenciales y reales de los ODM.

Los objetivos fueron formulados sin la participación de las organizaciones de la sociedad civil, incluyendo las organizaciones por los derechos de las mujeres. La agenda fue formulada utilizando una perspectiva vertical, desde arriba hacia abajo, dónde actores poderosos como Estados Unidos, la Unión Europea, Japón e instituciones financieras internacionales asumieron un rol central en la toma de decisiones. Así, a pesar de los evidentes efectos que estos objetivos tienen sobre los Estados del sur global y sus pueblos, dejaron a la mayoría de dichos Estados y a la sociedad civil con poco espacio para participar, influenciar y determinar las prioridades y el enfoque de estos objetivos globales.

Centrarse en objetivos nacionales y mundiales enmascara las desigualdades y crecientes disparidades a nivel subnacional y entre poblaciones específicas, como por ejemplo las personas discriminadas o marginalizadas por su género, sexualidad, religión, edad, habilidad, etnicidad, idioma, nacionalidad, clase y otros factores.

Al utilizar un modelo de desarrollo dirigido por el mercado y el crecimiento económico, el proceso llevado a cabo por los Objetivos de Desarrollo del Milenio ha eclipsado los intentos por llevar a la arena mundial paradigmas de desarrollo alternativos. La suposición fue y sigue siendo que la generación de riqueza es un prerrequisito para el progreso del desarrollo humano y su bienestar.

Los objetivos no reflejan el principio de que los derechos humanos son indivisibles, interrelacionados e interdependientes, sino que han sido considerados en forma aislada los unos de los otros y desapegados de los compromisos y obligaciones internacionales sobre derechos humanos ya acordados.

En cuanto a la igualdad de género, el marco de los ODM calla en temas de desarrollo que son clave, tales como poner término a la violencia en contra de las mujeres, dar reconocimiento al trabajo no remunerado de las mujeres, y el reconocimiento y protección de los derechos sexuales y reproductivos, incluyendo una educación sexual integral para las personas jóvenes. No aborda el aumento y escalada de la violencia perpetrada por actores extremistas y fundamentalistas en nombre de la religión, la cultura y la tradición, constituyendo una creciente amenaza mundial a los derechos de las mujeres, los derechos sexuales y los derechos de las minorías.

A pesar de la inclusión de la meta 1.b en 2005 y de los indicadores del Objetivo 3 que buscan medir la porción que corresponde a las mujeres en el trabajo remunerado de los sectores no agrícolas, el acceso igualitario de las mujeres al empleo pleno y productivo y al trabajo decente son tratados de forma muy restringida. Este marco pasa por alto el hecho de que las mujeres son sometidas muchas veces al mercado laboral “flexible,” tienen una representación abrumante en las economías informales y no remuneradas y son más vulnerables en tiempos de crisis a perder su trabajo, a tener limitada su seguridad social, y a condiciones de trabajo precarias.

No obstante, el Objetivo 3 ha jugado un rol importante en estimular el apoyo financiero e institucional para los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Las investigaciones llevadas a cabo sobre el Fondo ODM3 de Holanda [véase ‘Women Moving Mountains’] han demostrado su naturaleza única y su capacidad para suministrar recursos para el avance de los derechos de las mujeres de manera efectiva y poderosa. Esto es una indicación de la importancia de asignar fondos específicos al avance de los derechos de las mujeres y la justicia de género.

Además, en ciertos contextos, los ODM han logrado mejoras importantes para las mujeres y las niñas aumentando la asistencia escolar y disminuyendo la mortalidad materna. Sin embargo, han demostrado un entendimiento muy limitado de la igualdad de género en educación, al excluir un análisis de género de las experiencias de las mujeres jóvenes y las niñas dentro y fuera de la escuela, particularmente, en cuanto a la violencia de género y planes de estudio con sesgo de género y que tienden a perpetuar estereotipos.

Reconocemos los esfuerzos por llevar a cabo una consulta amplia de actores múltiples para dar forma a la agenda de desarrollo post-2015. Esperamos que el período de negociaciones continúe por este camino, asegurando y permitiendo que la sociedad civil, en especial las organizaciones y movimientos por los derechos de las mujeres, pueda participar plenamente. Además, los procesos post-2015 deben establecer un marco de monitoreo ambicioso, con asignación de responsabilidades y mecanismos regulatorios que permitan a las personas apropiarse y recurrir aquellas decisiones que afectan sus vidas y su futuro.

Instamos a la Comisión a que considere las siguientes recomendaciones en sus deliberaciones de marzo 2014:

Todo programa de desarrollo debe basarse en los derechos humanos, la justicia de género y la justicia económica:

  • La agenda post-2015 debe estar alineada con todos los acuerdos existentes en materia de derechos humanos, incluyendo los derechos de las mujeres y la igualdad de género.

  • Los procesos post-2015 deben basarse en mecanismos existentes para la rendición de cuentas a nivel mundial y regional dentro del sistema de derechos humanos de la ONU. Como por ejemplo, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer y el sistema de Revisión Periódica Universal.

  • El marco de desarrollo debe reconocer el rol crucial que las mujeres cumplen como defensoras de los derechos humanos en el avance de la implementación de la agenda global de desarrollo, en particular en defensa de los derechos de la Madre Tierra, en contra de la violencia y el militarismo, y en la promoción y protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las niñas. Este marco debe proveer un ambiente propicio para que las mujeres defensoras puedan llevar a cabo sus trabajos libres de todo tipo de violencia, de acuerdo a normas internacionales de derechos humanos.

Posicionar los derechos de las mujeres y la justicia de género en el centro del desarrollo:

  • Debe incorporarse sistemáticamente un análisis social interseccional y de género en todos los ámbitos de la agenda post-2015: diseño de políticas, implementación, monitoreo, evaluación y elaboración de presupuestos. Recomendamos un triple enfoque en esta dirección: (i) La igualdad de género como un área temática sectorial; (ii) La integración de la igualdad de género en todos los procesos y objetivos de desarrollo; y (iii) Apoyar, fomentar y garantizar la participación de las/os defensoras/es de los derechos de las mujeres en todos los procesos de formulación de políticas de desarrollo.

  • El avance de la igualdad de género requiere del fortalecimiento de las distintas dimensiones de la autonomía de las mujeres en reconocimiento de la intersección y las múltiples dimensiones de la desigualdad de género: autonomía económica; autonomía política; autonomía sexual, libertad de toda forma de violencia y discriminación (incluyendo aquella perpetrada por agentes estatales y no estatales, a nivel comunitario o dentro de las familias); libertad de movimiento; participación política y ciudadanía plena.

  • El goce de los derechos de las mujeres y el avance de la igualdad de género debe ser un objetivo central y bien financiado de las estrategias de desarrollo, incluyendo un enfoque e indicadores específicos para medir los cambios en los desequilibrios de poder arraigados, las normas patriarcales, los cambios sociales y culturales, las disparidades económicas, y las formas múltiples e interrelacionadas de discriminación y desigualdad.

  • Las mujeres deben ser reconocidas como líderes clave y agentes activas en la transformación social y económica, y no meramente como actoras o beneficiarias.

  • Desafiar las relaciones de poder desiguales en el hogar, en la comunidad y a nivel mundial, que dan sustento a políticas y prácticas económicas discriminatorias, incluyendo la falta de reconocimiento de la economía del cuidado y el apoyo tanto del trabajo remunerado como del no remunerado.

  • Reconocer el profundo y amplio impacto que el aumento de los extremismos y los fundamentalismos tienen sobre los derechos de las mujeres, los derechos de las minorías y en todas las áreas de desarrollo basadas en derechos. Todo programa de desarrollo mundial debe garantizar estrategias que desafíen efectivamente las fuerzas regresivas que utilizan la religión, la cultura y la tradición para cometer violaciones con impunidad, y debe fomentar y apoyar los esfuerzos existentes de las/os activistas que trabajan en esta área.

  • Nos gustaría que la Comisión jugara un rol central en la agenda post-2015 y, en términos más generales, en las políticas de desarrollo mediante la evaluación del progreso, identificando los desafíos, y estableciendo estándares más altos para avanzar los derechos de las mujeres y la igualdad de género. En este sentido, vemos la importancia del tema prioritario de este año como un paso positivo.

Erradicar la pobreza de raíz

  • Todo proceso de desarrollo debe basarse en la erradicación de la pobreza, lo cual requiere: remediar las desigualdades y los desequilibrios de poder; garantizar el bienestar de los pueblos y del planeta; reformular el rol del Estado; asegurar la igual distribución de la riqueza, los servicios y los recursos; acceso al trabajo decente y modelos de producción y consumo sustentables.

  • La previsión social debe ser reconocida como fundamental para el desarrollo, con visibilidad de la diversidad de trabajo no remunerado que sustenta la economía.

Transformar el modelo económico insostenible y la estructura de gobernabilidad mundial

  • Transformar el modelo de desarrollo basado en el mercado, reformular los modelos e indicadores económicos para que reflejen una valoración de las personas y del planeta y, consecuentemente, desafiar los modelos existentes de desarrollo neoclásicos, patriarcales, insostenibles y extractivos.

  • Todo marco de desarrollo post-2015 debe estar nutrido de las innovaciones de las personas de base de todo el mundo, muchas de ellas lideradas por mujeres, pueblos indígenas y personas jóvenes que están basados en los valores de los derechos humanos, la sustentabilidad ambiental, la solidaridad y el bienestar colectivo.

Garantizar la coherencia en las políticas globales y espacios para diseñar políticas a nivel nacional

  • Garantizar que las políticas de desarrollo, fiscales y macroeconómicas -particularmente aquellas relacionadas con la ayuda, la regulación financiera y el comercio- estén alineadas con los planes de desarrollo nacionales, los objetivos de desarrollo acordados internacionalmente, los estándares y obligaciones en materia de derechos humanos y medioambientales.

  • Garantizar que existe el suficiente espacio a nivel nacional para que los Estados determinen las prioridades y programas nacionales basados en los derechos humanos internacionales y la sustentabilidad ambiental, reconociendo el derecho al desarrollo y la diversidad.

El financiamiento para el desarrollo debe ir más allá de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y avanzar los derechos de las mujeres y la justicia

  • Si bien los gobiernos donantes deben cumplir con sus obligaciones para que la AOD constituya un 0,7% de su Producto Interno Bruto (PIB), se deben establecer nuevos mecanismos para financiar el desarrollo. Se debe buscar reemplazar el problemático sistema de endeudamiento y de la ayuda por uno basado en el respeto, la solidaridad, la equidad, la inclusión, la no subordinación y la justicia para todas/os.

  • Los donantes de todos los sectores financieros, ya sean públicos o privados, necesitan establecer objetivos claros, conmensurables, y con plazos determinados sobre los derechos de las mujeres y la igualdad de género. También establecer mecanismos de rendición de cuentas por los recursos asignados, desembolsados e implementados, e informar sobre los resultados del apoyo financiero en materia de transformaciones a nivel social, económico, cultural y político que provocaron.

  • Con el fin de fomentar cambios positivos y sustentables en la vida de las mujeres de todo el mundo, es importante garantizar que las organizaciones por los derechos de las mujeres – quienes poseen estrategias creativas y una estrechas conexión con las preocupaciones de las mujeres locales y de base- sean la principal fuente para guiar y formular las estrategias de financiamiento. Las investigaciones han demostrado que aún cuando las mujeres y las niñas a nivel individual reciben una creciente atención por parte de la comunidad donante, existe una falta de apoyo a las acciones colectivas y sostenidas de las activistas y organizaciones feministas que han estado en el centro de los logros y avances de los derechos de las mujeres históricamente. [Véase ‘Watering The Leaves, Starving The Roots’]

Garantizar un marco de monitoreo sólido y la rendición de cuentas múltiple

  • Aplicar un enfoque de rendición de cuentas múltiple asegurando que los actores del desarrollo se responsabilizen por el financiamiento para el desarrollo, los derechos de las mujeres y la igualdad de género basado en los estándares y acuerdos de derechos humanos y ambientales. Esto incluye la responsabilidad de los agentes no estatales, y la necesidad de un marco normativo para el sector corporativo y las alianzas público-privadas.

  • Ir más allá de la utilización de indicadores ya existentes (como el PIB) para que las diversas comunidades puedan exigir sus propios indicadores de bienestar y sustentabilidad que se correspondan con sus realidades y estén basados en las condiciones socioeconómicas de cada nación (y aún en línea con los compromisos universales de derechos humanos).

Reformar la arquitectura financiera internacional

  • Reformar las instituciones financieras internacionales para que su marco guía no sea una imposición de políticas económicas neoliberales y la maximización del crecimiento económico, sino el avance de los derechos humanos y la solidaridad internacional dentro de un sistema mundial económico y financiero más apropiado y equitativo.

  • Democratizar estas instituciones y garantizar la participación de la sociedad civil y de todos los Estados en los procesos de toma de decisiones, independientemente de su poder económico.

  • Abordar la inestabilidad mundial financiera y las desigualdades mundiales, las deudas odiosas y los sistemas de impuestos injustos a través de un lente de derechos humanos y desarrollo.

Garantizar una mayor participación de las organizaciones feministas y por los derechos de las mujeres

  • Se necesita más participación de la sociedad civil en los procesos de toma de decision dentro de la agenda post-2015.

  • Garantizar que los grupos por los derechos de las mujeres y feministas formen oficialmente parte de los foros de múltiples partes interesadas. En particular, incluir de manera oficial a los grupos feministas y de mujeres en el Comité Financiero sobre los Objetivos de Desarrollo Sustentable y el Foro Político de Alto Nivel.

Reiteramos el compromiso de la Asociación para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo para colaborar con la Comisión en el fortalecimiento del aprendizaje colectivo y en ofrecer propuestas ambiciosas junto con nuestras colegas defensoras de los derechos de las mujeres.

Gracias por su consideración.

Category
Declaraciones
Region
Global
Source
AWID