Se espera que el mecanismo Post-2015 para el desarrollo garantice la igualdad de género sin ‘dejar a nadie atrás’. Sin embargo, la transversalización de género o incluso los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la revisión de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo + 15 (CIPD+15) aún no han logrado dar una respuesta a la desigualdad de género que contemple todos sus matices. Esto se debe en gran medida a que el enfoque de género en general no se centra en las relaciones de género o los supuestos imperantes sobre sexualidad, masculinidad y feminidad, sino específicamente en las mujeres y en las mujeres como sujetos diferentes a los hombres, dejando atrás a todas las personas ubicadas en otros puntos del espectro de género, en especial a las personas trans*.
En muchos países, la realidad es que la juventud no recibe una educación sexual integral que vaya acompañada de la adecuada formación y sensibilización de padres, madres y docentes. Esto tiene efectos adversos para la salud, tanto en la adolescencia como en la edad adulta. La falta de servicios de salud amigables para la juventud y de conocimientos sobre los derechos humanos y la legislación que los protege agravan aún más la situación, generando una enorme necesidad de información y servicios aún desatendida.
Por eso resulta imperioso que la propia juventud se convierta en agente de cambio y plantee estas demandas a sus gobiernos. La juventud debe recibir apoyo, reconocimiento y contar con espacios seguros para las acciones de incidencia y activismo que le permitan participar de manera significativa en los discursos sobre derechos, desarrollo y justicia. Para esto requiere capacitación continua, al igual que tutorías y oportunidades para llevar su causa a foros pertinentes como la plataforma Post-2015 sin que su participación sea meramente simbólica. La responsabilidad de interesarse por participar en estos diálogos y movimientos no solo atañe a la juventud sino que también la comunidad internacional, las Naciones Unidas, los gobiernos, la sociedad civil, el sector empresarial y el activismo tienen la responsabilidad de prepararla y apoyarla.
Programé y conduje la primera revisión de Beijing+20 hecha por la juventud en Sri Lanka desde una perspectiva de igualdad de género y de salud y derechos sexuales y reproductivos. La declaración final fue presentada ante diversas personas de los niveles más altos de la toma de decisiones y en plataformas como el 59º periodo de sesiones de la Comisión Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas. Ese proceso sobre el Programa de Acción de Beijing y el trabajo de incidencia en torno a la Agenda Post-2015 me hicieron comprender que si a la juventud se nos hubiera permitido tener una participación plena — presentando problemáticas locales y nacionales relacionadas especialmente con asuntos tabú como la sexualidad y la salud y los derechos sexuales y reproductivos, expresando nuestra opinión y necesidades para lograr avances —, todo el proceso hubiera tenido un enorme impacto. En mi opinión, la juventud debe asumir el liderazgo en los procesos Post-2015 y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) organizando diálogos y plataformas a nivel nacional con insumos locales y nacionales para la implementación de los ODS. Desafortunadamente hasta no hace mucho la juventud había sido dejada al margen del proceso que condujo a la formulación de las metas y las plataformas para el desarrollo y de la implementación. Es por ello que ahora la juventud debe tomar las riendas y garantizar que estos acuerdos, metas y compromisos dejen de ser solo palabras en un papel para transformarse en políticas y finalmente en realidades, haciendo que los gobiernos asuman sus responsabilidades.
A continuación se incluye el enlace a un video con algunas de las demandas de las jóvenes feministas luego la revisión Beijing+20 en Sri Lanka (en inglés).
Sarah Soysa tiene 27 años y es activista feminista de Sri Lanka. Posee una maestría en Estudios de Género y Desarrollo de la Universidad de Melbourne y forma parte del comité directivo de Asia Safe Abortion Partnership [Alianza asiática para el aborto seguro]. Además es asesora de FRIDA, el Fondo de Jóvenes Feministas, y profesora auxiliar en la Universidad de Melbourne. Actualmente trabaja como coordinadora mundial de la Commonwealth Youth Gender and Equality Network [Red Juvenil para el Género y la Igualdad de la Mancomunidad de Naciones].