La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se celebró en Copenhague en diciembre de 2009. Había grandes esperanzas de que ésta diera pasos sustanciales para reducir y finalmente detener el cambio climático causado por seres humanos, aliviando sus efectos. El resultado fue desalentador pero ¿significa una completa pérdida de esperanza?
Por Kathambi Kinoti.
Ésta es la cuarta y última entrega de una serie de artículos que examinan los impactos del cambio climático sobre el género. La parte 1 analizó cómo el cambio climático afecta a las mujeres; la parte 2 detalló las maneras en que ellas están respondiendo al cambio climático “en el terreno”; y la parte 3 abordó cómo las mujeres se organizaron para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Esta cuarta y última parte se refiere a los impactos que los resultados de esta cumbre podrían tener sobre los derechos de las mujeres.
Previo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Presidente de las Maldivas, Dr. Mohammed Nasheed, presidió una reunión de su Gabinete en el fondo del mar. Usando equipo de buceo y con peces nadando en medio de ellos, el Presidente y sus ministros se sentaron a la mesa detrás de tarjetas que les identificaban. Utilizaron señales manuales y pizarras blancas para comunicarse, y mientras estaban en el agua firmaron una declaración que insta a recortar las emisiones de carbono. El gesto del Gabinete de las Maldivas resaltó las preocupaciones inmediatas más serias para áreas costeras bajas e islas: podrían quedar sumergidas bajo el agua si no se detiene el aumento de los niveles del mar.
Noelene Nabulivou es la Coordinadora de Acción de Mujeres por el Cambio (WAC), una organización feminista de base comunitaria en Fiyi. “El Océano Pacífico es una fuente principal de recursos, especialmente para pequeños Estados insulares como Palao, Kiribati y Tuvalu”, dice. “Sin embargo, el rápido crecimiento del nivel del mar debido al calentamiento global causado primordialmente por acciones humanas significa que el océano también se está convirtiendo en nuestra mayor amenaza”.
Un resultado desalentador
El resultado de la Conferencia de las Partes 15 (CP 15) no disipará los temores de las personas que habitan estas islas. Activistas por un acuerdo integral en Copenhague esperaban un documento final vinculante, pero el resultado fue el poco ambicioso Acuerdo de Copenhague negociado por Brasil, China, India, Sudáfrica y Estados Unidos.[1] El Acuerdo señala la necesidad de reducir el calentamiento global en 2 grados centígrados, pero no especifica acciones concretas o armonizadas para lograr esta meta. En un comunicado de prensa, el Grupo de Mujeres y Género bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) citó a científicos que durante la Conferencia advirtieron de que la inacción tendrá como consecuencia un aumento de 3.5 grados de la temperatura en este siglo.[2]
En el periodo previo a la Conferencia, los países en desarrollo habían solicitado financiamiento a las naciones industrializadas para la mitigación del cambio climático y la adaptación a éste. El Acuerdo de Copenhague instó a los países desarrollados a proporcionar USD 30 mil millones de esto entre 2010 y 2012, además de USD 100 mil millones para el año 2020. Sin embargo, no especifica quién pagará cuál cantidad y, por lo tanto, no impone algún compromiso real a ninguna nación industrializada. Aunque ciertamente se requieren fondos a corto plazo, es necesario un plan de financiamiento más integral para la mitigación del cambio climático y la adaptación a éste. El Acuerdo de Copenhague no fijó una meta para frenar la deforestación, pero sí propuso el establecimiento de un fondo climático que brindaría dinero para acciones de los países en desarrollo encaminadas a proteger los bosques.
El Grupo de Mujeres y Género criticó que se restringiera el acceso a la Conferencia de millares de personas representantes acreditadas de la sociedad civil que, según dijo, habían llegado “bien preparadas con presentaciones, materiales de investigación, documentación y testimonios personales—todas dispuestas a contribuir a un resultado real de la CP”. Esto, señaló el Grupo, limitó las opciones para encontrar una solución al cambio climático, silenció las voces de esas personas y significó que se haya desperdiciado mucho dinero.
Repercusiones para las mujeres
Sobre las mujeres recae la mayor carga del cambio climático, ya sea porque tienen que caminar distancias más largas para encontrar agua, debido a que las afectan más seriamente los brotes de enfermedades que los desastres naturales acarrean, o por varias otras razones.[3] En ausencia de un acuerdo integral que pueda hacerse cumplir para detener el cambio climático, más niñas asiáticas y africanas podrían ser mantenidas fuera de la escuela por sus familias a fin de que recolecten agua que se ha vuelto más difícil encontrar. En Fiyi, las mujeres pescan en los manglares costaneros que están en peligro de desaparecer. Peni Moore, Directora Creativa de WAC, dice las mujeres son quienes sobrellevan la carga adicional de reemplazar existencias de alimentos e ingeniar iniciativas alternativas para vivienda y tierra. “Sin embargo, nunca ocupan los principales asientos en la mesa”, señala Moore. “A veces ellas ni siquiera están en la habitación cuando hay discusiones entre formuladores de políticas”. El cambio climático va a empobrecer aún más a las personas pobres, y las más pobres entre ellas son mujeres.
La declaración emitida por el Grupo de Mujeres y Género reconoció que en los documentos de negociación se ha mantenido un lenguaje sensible al género, pero esto es poco consuelo en vista de que el Acuerdo final no es legalmente vinculante.
¿Y ahora qué?
Cate Owren[4], de la Organización de Mujeres por el Medio Ambiente y el Desarrollo (WEDO), la cual es parte del Grupo de Mujeres y Género, dice que el cambio climático es el asunto más urgente de nuestros tiempos y también el más abarcador, ya que alcanza cada aspecto de nuestras sociedades, economías y gobiernos. “El hecho de que sea abarcador es, por supuesto, una de las razones por las cuales resulta tan difícil diseñar políticas”, comenta, “pero no podemos permitir que esa dificultad nos retrase aún más”.
El Grupo insta a que haya un mayor número de mujeres presidentas en la CMNUCC y una participación más significativa de mujeres y hombres de todos los sectores en lo relacionado con el cambio climático nacional y global. También llama a un compromiso fortificado de priorizar a las personas más vulnerables y al fortalecimiento de enfoques sensibles al género en el acuerdo preliminar para la siguiente conferencia de la ONU sobre el cambio climático, que tendrá lugar en México a finales de este año.
Aunque las grandes industrias son los actores más culpables en el cambio climático, las personas sí tienen algún poder para resguardar la Tierra. En su comunicado, el Grupo de Mujeres y Género llama a las personas a “hacer uso de nuestro poder como consumidoras y apoyar servicios y productos que sean sanos para el clima y el planeta”.
Owren dice que el Grupo continúa centrado en asegurar que, en 2010, el lenguaje de género que fue incluido en los textos preliminares de la Conferencia de Copenhague quede plasmado en el documento de resultados más abarcador de la reunión en México. El Grupo urge a mantener la esperanza, diciendo que aún no es demasiado tarde. “Sin un acuerdo vinculante, el único éxito real de Copenhague puede llegar a ser un movimiento más amplio de ciudadanas, ciudadanos y consumidores”, dice su comunicado de prensa. “Este movimiento sería alimentado por la conducta de cada persona para adoptar un estilo de vida sostenible y puede convertirse en la base de un acuerdo global, ambicioso y equitativo para la protección frente al clima”.
Copenhague vino y se fue con sus desilusiones. Su resultado no impedirá una acción positiva por parte de los gobiernos en la conferencia de México, pero las personas a título individual sí tienen un poder significativo para revertir la situación.
Traducción del inglés: Laura E. Asturias