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Cómo las mujeres mayas en Guatemala luchan por proteger sus diseños y su identidad

Las tejedoras mayas se están organizando para defender su arte y presionar por una nueva legislación que reconozca y proteja su "propiedad intelectual colectiva"

"La cultura maya es como los hilos de nuestros tejidos", cuenta Carmelina Lix Socop, refiriéndose a los textiles de colores brillantes que se han convertido en casi un sinónimo de la industria turística en Guatemala. Dichas prendas también han aparecido en boutiques y tiendas de moda en todo el mundo.

"No podemos separar nuestro lenguaje de nuestra alimentación, nuestra espiritualidad de nuestros tejidos. Todos ellos son parte de la misma cultura y de nuestra lucha para proteger nuestra identidad", explica Socop, una de las fundadoras del consejo local de tejedores en Tecpan, a unos 80 kilómetros de la Ciudad de Guatemala, la capital.

Reunión del Consejo local de tejedoras

Socop es una de las muchas mujeres mayas en Guatemala que ahora se están organizando para defender su arte, e impulsar una nueva legislación para reconocer y proteger sus diseños tradicionales y su "propiedad intelectual colectiva".

Esa legislación, sostienen las tejedoras, es necesaria para proteger su arte de la apropiación por parte de empresas e individuos de todo el mundo.

"Estudiamos la posibilidad de denunciar a las empresas por robo de propiedad intelectual y descubrimos que no existe protección para la propiedad intelectual colectiva", afirma Milvia Aspuac, directora de la Asociación Femenina para el Desarrollo de Sacatepéquez (AFEDES), que forma parte del Movimiento Nacional de Tejedoras.

"Así nos dimos cuenta de la necesidad de modificar las leyes existentes", me explica, y de crear una nueva legislación "que reconozca y proteja los diseños mayas como parte del patrimonio colectivo de las comunidades indígenas de Guatemala".

El telar de cintura es un arte que se ha transmitido a través de las comunidades mayas durante generaciones.

Hoy en día estos textiles, junto con imágenes de tejedoras sonrientes, se utilizan para promocionar Guatemala a los turistas extranjeros (incluso en la cuenta de Instagram de la Agencia de Turismo del gobierno y en vallas publicitarias en Estados Unidos).

Los clientes de los centros comerciales y las tiendas de grandes marcas de moda de todo el mundo también deben haber encontrado diseños inspirados en los tejidos mayas colgados de sus bastidores o en línea.

Cada vez más diseñadores guatemaltecos y compañías internacionales como UNIK, María's Bags (con bolsos a la venta por casi 1500 dólares) e Hiptipico (con productos en venta en ASOS, Urban Outfitters y Free People) usan diseños mayas en sus productos.

Otras marcas como Missoni y Valentino también han creado líneas de moda "inspiradas" en textiles guatemaltecos. Dichos productos a menudo se comercializan a clientes internacionales de clase alta.

Pero las tejedoras locales dicen que no se han beneficiado de este interés comercial e internacional por el trabajo de sus comunidades, al mismo tiempo que tienen que enfrentarse a la nueva competencia que suponen los productores en masa, los telares mecánicos y la potencial creación de una patente de sus diseños por parte de otras personas o corporaciones.

En Tecpan, Socop, quien también es maestra de escuela, asegura que está orgullosa de usar el huipil y corte (blusa y falda tradicionales) de su comunidad.

Sin embargo, cuenta, muchas mujeres que quieren usar ropa tradicional pueden terminar comprando textiles de producción masiva porque son más baratos.

También hay un gran mercado local para huipiles usados que pueden llevar hasta tres meses de trabajo para una tejedora. Un huipil tradicional puede costar entre 50 y 250 dólares, pero con el cuidado adecuado podría durar hasta 35 años.

Mientras que los textiles hechos con los telares mecánicos pueden producirse en apenas 30 minutos y solamente cuestan 20 dólares. Otros productores simplemente imprimen diseños mayas u otros en tela y cobran aún menos a los clientes.

Las tejedoras locales no pueden competir con estos precios, según Aspuac de AFEDES.

Y añade que la posibilidad de que las personas o empresas puedan patentar diseños creados y reproducidos por las comunidades durante generaciones pone en riesgo a las tejedoras que podrían incurrir sanciones financieras o legales si continúan usándolos.

En Guatemala también existe una gran presión social para abandonar el uso de la indumentaria maya

"Las niñas y mujeres han dejado de usar nuestra ropa porque se considera anticuada o porque sufren discriminación".

"Si usas nuestra indumentaria indígena en Guatemala te conviertes en una María", agregó Aspuac en AFEDES. "Eres solo otra María. Serás insultada, escupida o tratada como una sirvienta ".

Tejidos de patrones mayas

Jovita Tzul Tzul, una abogada maya que apoya al Movimiento Nacional de Tejedoras dice que los tejidos mayas adquieren valor dependiendo de quienes los venden o los usan.

"Nuestra ropa, cuando la usamos nosotras, se considera poco más que trapos, pero cuando la usan cuerpos blancos se convierte en algo hermoso".

Algunas compañías que comercializan los diseños inspirados en los tejidos mayas han subcontratado el trabajo a tejedoras locales. Pero AFEDES también descubrió que algunas de esas compañías, que dicen pagar salarios justos a las tejedoras, en realidad no lo hacen, asegura Aspuac.

Esta industria no está regulada, explica; sin precios mínimos ni máximos y con relativamente pocas tejedoras, se organizan en cooperativas que pueden exigir un mejor precio. Las empresas compran a particulares, negociando precios uno a uno.

Cuando AFEDES llevó a cabo una encuesta informal de las tejedoras en Santiago Sacatepéquez, donde se encuentra su oficina, descubrieron que las mujeres recibían a veces tan solo entre 50 centavos y 20 dólares por sus huipiles (nuevos y usados).

Por otra parte, cuando las tejedoras intentaron exportar directamente sus productos, se encontraron con múltiples obstáculos.

Tzul Tzul cuenta que estos obstáculos incluyen obtener las certificaciones necesarias de la autoridad nacional de exportación. El sistema, dice, favorece a los grandes productores comerciales y no a las tejedoras individuales ni a las pequeñas cooperativas.

La propiedad intelectual colectiva

Ahora, AFEDES y el Movimiento Nacional de Tejedoras están exigiendo reformas a las leyes de propiedad intelectual existentes en Guatemala para reconocer y proteger la propiedad intelectual colectiva de las comunidades mayas.

En febrero de 2017, el Movimiento Nacional de Tejedoras propuso reformas a la ley de derechos de autor de Guatemala para reconocer los derechos colectivos de la propiedad intelectual.

También presentaron un amparo el pasado diciembre (que está aún ante los tribunales) contra el Instituto de Turismo Guatemalteco InGuat por usar imágenes de las mujeres y los tejidos mayas sin su permiso ni remuneración.

Socop muestra su huipil

Actualmente, las tejedoras están preparando un proyecto de ley para presentar ante el Congreso que propone proteger específicamente los tejidos mayas como parte del patrimonio de las comunidades mayas (en vez de patrimonio nacional) y regular el uso de sus tejidos y diseños.

Este proyecto de ley establecería mecanismos para el correcto uso de los diseños mayas por parte de terceros, y sanciones para quienes incumplan las normas. Los consejos locales de tejedoras, que están creando inventarios de diseños y patrones, serían los responsables de otorgar permisos y administrar los derechos de autor.

Las tejedoras esperan completar y presentar esta propuesta antes del final de este año. Sin embargo, existen pocas probabilidades de que logran aprobar la ley antes de las próximas elecciones en junio de 2019 y ya anticipan la oposición de las autoridades de turismo y exportación.

El Movimiento Nacional de Tejedoras ha establecido escuelas de tejido locales para enseñar las técnicas ancestrales y el significado de los símbolos y figuras utilizados. Enfatiza que el tejido maya es un arte complejo y significativo.

Estos tejidos finos, a veces con figuras y símbolos antiguos, no están hechos únicamente para ser atractivos; también pueden reflejar la historia de las comunidades o un aspecto de la cosmovisión maya.

Cuando nos conocimos en Tecpan, Socop llevaba un huipil de su comunidad que tiene un patrón en zigzag que representa uno de los dioses mayas más importantes, Kumatzin, la serpiente emplumada, y los altibajos de la vida.

"Nuestros huipiles están llenos de geometría y matemática", cuenta Socop. "El número de hilos utilizados puede depender de la edad de quien lo lleva, o reflejar números sagrados del calendario maya".

"Todo este conocimiento se perderá si no protegemos nuestro arte", advierte.


* Este artículo pertenece a la serie sobre derechos de las mujeres y justicia económica de 50.50 y de la Asociación por los Derechos de las Mujeres y el Desarrollo (AWID). Publicado originalmente en 50.50

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Análisis