El activismo joven dice mucho sobre la situación de un movimiento.
La presencia de las y los jóvenes indica qué tan relevante y actual es un movimiento. Su análisis crítico nos da una pista sobre la fortaleza de los líderes futuros, y su nivel de participación y producción habla de la longevidad y el alcance del movimiento. La presencia de un activismo joven estratégico y sólido es indicador de los movimientos fuertes, sanos y sustentables.
En muchos sentidos, los movimientos de las mujeres se están volviendo más y más conscientes de la importancia de movilizar y participar con las mujeres jóvenes. En años recientes han ido en aumento los programas y fuentes de financiamiento dirigidos a las actividades por y para las mujeres jóvenes. Las organizadoras de diversos eventos, reuniones y cursos de capacitación se esfuerzan en incluir a las mujeres jóvenes. Sin embargo, estos esfuerzos compiten con otros movimientos, como los grupos religiosos fundamentalistas, bien conocidos por sus estrategias de movilización de jóvenes—como campamentos para jóvenes—y propaganda dirigida hacia ellos. Muchas personas jóvenes han estado expuestas solamente a mensajes negativos sobre el feminismo y los derechos de las mujeres.
A pesar de ello, las activistas feministas jóvenes siguen siendo una fuerza visible y jugando un papel central en la formación y definición de las luchas por los derechos de las mujeres. Sus perspectivas y experiencias aportan un análisis adicional a los temas de derechos de las mujeres. Las generaciones más jóvenes de activistas están contribuyendo a un análisis del patriarcado que surge de la necesidad de controlar las sexualidades de las mujeres para mantener el poder sobre la sociedad. Ellas han sido parte del impulso por colocar a la sexualidad en primera plana en las agendas de derechos de mujeres y asegurar su inclusión en contextos que continúan resistiéndose al tema.
Las mujeres jóvenes han estado activas en el debate sobre la representación y participación real y significativa de las diversidades y minorías dentro de los movimientos de mujeres, especialmente alrededor de las categorías de edad. Han pugnado por la solidaridad multigeneracional en las agendas de derechos de las mujeres y, con el apoyo de otras generaciones, ayudado a identificar y resolver las sutilezas al respecto. También participan activamente en el discurso sobre interseccionalidad a lo largo de múltiples identidades incluyendo de edad, género, raza, sexualidad y clase.
Las mujeres jóvenes están ofreciendo nuevas ideas y alternativas a las estructuras y la organización interna de nuestras instituciones y movimientos.
Están experimentando con modelos como la organización colectiva, la construcción de comunidades activistas, y las redes como alternativas a las ONGs. Están poniendo particular atención sobre los desafíos actuales que enfrentan los movimientos por los derechos de las mujeres como el financiamiento, la sustentabilidad, el agotamiento de las activistas, y la inclusión, y buscan estrategias para resolverlos.
Las mujeres jóvenes también se están vinculando con otras mujeres jóvenes para incluírlas en el movimiento. Sus estrategias de construcción de comunidades y redes están alcanzando a muchos de sus pares. Esto ayuda a construir una base masiva y fuerte para los movimientos de mujeres.
El activismo feminista joven contribuye enormemente al crecimiento de nuestros movimientos de múltiples maneras.
No hay duda de que los movimientos pierden ímpetu y relevancia si los jóvenes no están incluídos integralmente. Dados los grandes desafíos que nos enfrentan actualmente, es más importante que nunca canalizar la mayor cantidad posible de apoyo e inversión a optimizar la participación de las mujeres jóvenes y apoyar su activismo.