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Bertha Cáceres: «Mi madre no fue el primer asesinato. No quiero más»

La hija de Berta Cáceres, la defensora de derechos humanos hondureña asesinada este mes, denunció la volátil situación de su país y pidió que Europa y EE.UU. dejen de invertir en la controversial represa de Agua Zarca.


Pese a las amenazas de muerte, Bertha Cáceres nunca pensó que su madre, la activista hondureña Berta Cáceres, sería asesinada.

«Nunca me hubiera imaginado que podía pasarle esto a una persona reconocida a nivel nacional e internacional, quien había ganado ese premio».

Pero el 2 de marzo, Berta, que el año pasado obtuvo el prestigioso premio ambientalista Goldman por su labor de protesta contra la construcción de una represa hidroeléctrica, fue asesinada a disparos en su hogar de La Esperanza, dos días antes de cumplir 45 años.

Cofundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), Berta fue, durante años, una espina clavada en el costado de su gobierno y de las grandes empresas; y enfrentó a los ocupantes ilegales y a los dueños de plantaciones que habían amenazado a su comunidad.

Recientemente,  lideró una campaña de alta visibilidad contra la construcción de la represa de Agua Zarca en la cuenca del río Gualcarque, en Río Blanco, a cargo de la empresa local Desa y con el respaldo de empresas financieras internacionales. El proyecto, construido en tierras ancestrales, amenaza con privar  de una de sus fuentes principales de agua al pueblo indígena lenca,  que habita en sus orillas.

Berta tuvo algo de éxito cuando logró detener la construcción de la represa en el 2013. La International Finance Corporation –brazo financiero del Banco Mundial, encargado de otorgar préstamos a empresas privadas- y la firma china Sinohydro, constructora de la represa, se retiraron  del emprendimiento, debido al malestar de los grupos locales, que rechazaban ese proyecto en sus tierras. Pero a fines del año pasado, se reanudaron  las tareas.

En estos últimos años, Berta venía recibiendo cada vez más amenazas de violencia sexual y asesinato, y se vio obligada a ocultarse. «Nos contó que la protegían los nahuales», los guardianes de la vida en la cosmovisión maya, cuenta Bertha, quien ahora tiene 25 años.  Desde su temprana infancia, su madre habló de las amenazas con  ella, sus dos hermanas y su hermano.

«Esta lucha fue su proyecto de vida y se enfrentó a toda clase de amenazas, acerca de las cuales nos alertó. En 2013, con la construcción de la represa, crecieron las amenazas y luego la construcción fue suspendida por las protestas. Cuando se retomó la construcción, las amenazas volvieron a aumentar».

Bertha Cáceres, hija de la activista ambiental asesinada Berta Cáceres.

Bertha, y otrxs integrantes de Copinh, quieren que se forme una comisión especial para investigar la muerte de su madre y llevar a lxs asesinxs ante la justicia.

Ella critica la forma secreta en que el gobierno está manejando la investigación. La familia ni siquiera ha sido informada sobre la fecha oficial de la muerte de Berta. Según la mayoría de los reportes informativos, habría ocurrido el 3 de marzo,  pero Gustavo Castro Soto, activista mexicano herido en el tiroteo y único testigo presencial, sostiene que la mataron en las últimas horas del 2 de marzo.

Bertha cree que militares y civiles de alto rango en el Estado hondureño han invertido en la represa.

Esta semana Bertha, que está cursando una Maestría en Estudios Latinoamericanos en México, está en Nueva York para hablar en eventos paralelos, en el marco dela Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer. Quiere obtener apoyo para una investigación independiente sobre la muerte de Berta y dar más visibilidad a la campaña por la justicia.

«No lo tenía planeado para nada (venir a Nueva York). Mi situación era completamente diferente, yo estaba estudiando», nos cuenta. Pero el asesinato de su madre «lo dio vuelta todo y ahora estoy aprovechando todos los espacios posibles para hablar de mi madre... Voy a hablar de la situación en Honduras. Este no es el primer asesinato, es uno dentro de una serie de asesinatos de defensorxs de  derechos humanos... No quiero que más defensorxs de derechos humanos sean asesinadxs».

Honduras es uno de los países más peligrosos para el activismo ambiental. Entre 2010 y 2014, 101 activistas fueron asesinadxs en este país.

Mientras conversábamos, la llamó alguien del equipo legal de Copinh para contarle que habían asesinado a disparos a otro integrante de la organización y que habían secuestrado a un hombre durante los desalojos forzados efectuados por la policía en la zona.. La persona asesinada fue identificada como Nelson García, de 38 años de edad, a quien hombres no identificados le dispararon durante un desalojo violento realizado por las fuerzas de seguridad hondureñas, en una comunidad indígena lenca.

Durante su estadía en Nueva York, Bertha hablará ante la Asamblea General de la ONU y se reunirá con representantes de los gobiernos de Países Bajos, Noruega y Estados Unidos. El banco de desarrollo holandés FMO es uno de los inversores en la represa. Ella quiere convencer a los gobiernos de Holanda y Noruega  para que presionen a los inversores europeos y consigan que se retiren del proyecto. Al gobierno de EE.UU., quiere pedirle que revise sus fuertes inversiones en el país. EE.UU. está gastando millones de dólares para apoyar a las fuerzas de seguridad hondureñas en impedir el flujo de inmigrantes ilegales.

El miércoles pasado, FMO anunció que suspendía todas sus actividades en Honduras, a la luz de los asesinatos de Berta Cáceres y Nelson García.

En su comunicado, la empresa afirmó que: «El derecho a la libre expresión de las personas que defienden sus derechos y medios de subsistencia, son de gran importancia para el FMO ... FMO ha decidido suspender todas sus actividades en Honduras, con efecto inmediato. Esto quiere decir que no comenzaremos nuevos proyectos o compromisos, ni se realizarán desembolsos, lo cual incluye al proyecto de Agua Zarca».

El próximo jueves, grupos indígenas de Honduras marcharán por distintas ciudades del país exigiendo justicia para Berta. Simultáneamente,  se realizará una manifestación frente a la misión de Honduras ante la ONU en Nueva York.

«Recuerdo a mi madre como una persona de gran visión y también como una persona de acción», afirma Bertha. «Me enseñó a no tener miedo, a ser valiente. Nos alentó a romper barreras, a seguir nuestros deseos. Nos enseñó a amar la vida y tenía un gran espíritu... siento que todavía está con nosotrxs y que nos está ayudando a enfrentar esta situación horrible.»


This article was amended on 16 March 2016 to add FMO’s suspension of its activities in Honduras.

Este contenido se reproduce como parte de nuestra asociación actual con The Guardian y Mama Cash.
 
Category
Análisis