Hassan Rouhani lleva más de 6 meses como presidente de Irán, luego de que su avasalladora victoria en el verano de 2013 marcara el fin de los 8 años de gobierno de Ahmedinejad. La opinión generalizada es que el período de gobierno de su predecesor fue uno de los más problemáticos en la historia de la República Islámica para las activistas por los derechos de las mujeres. Sussan Tahmsebi, una activista iraní-estadounidense y cofundadora de la International Civil Society Action Network (ICAN), analiza las expectativas y preocupaciones que se tienen respecto a los primeros 6 meses del mandato de Rouhani.
Muchas/os iraníes que votaron a Rouhani confiaron en su promesa de poner fin al aislamiento de Irán y compartieron la esperanza de que su administración pondría fin a las sanciones, a la espiral inflacionaria y a la escasez, a la vez que mejoraría la economía. En gran medida, las preocupaciones de las mujeres votantes eran las mismas que las de la sociedad iraní en general. Pero Rouhani también hizo promesas de campaña puntuales en relación a los derechos de las mujeres que, aun sin responder por completo a las demandas históricas de las activistas, comunicaron una señal clara de que se alejaría de las políticas regresivas del período de Ahmedinejad. Por ejemplo, durante toda su campaña electoral, Rouhani indicó su disposición a crear un Ministerio de la Mujer, poner fin a la segregación de género impuesta en las universidades por la administración previa, revisar el enfoque sobre la regulación de la vestimenta de las mujeres en el ámbito público, trabajar por la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral, y abordar la discriminación jurídica en contra de las mujeres. Su asesor de campaña sobre asuntos de la mujer mencionó específicamente la revisión de las leyes relacionadas con el estatuto personal y la forma en que Irán aborda la CEDAW.
Si bien algunas/os iraníes creen que ningún presidente será capaz de llevar a cabo un cambio real, (ya que todos los candidatos deben ser previamente investigados y aprobados por el Consejo de Guardianes, limitando así la lista de posibles candidatos), otras/os aún tienen esperanzas de que un proceso gradual de transformación y reforma pueda mejorar significativamente la condición y los derechos de todas las mujeres iraníes.
No fue sino hasta octubre de 2013 que Rouhani finalmente designó a Shahindokht Mowlaverdi como vicepresidenta (VP) del Centro para Asuntos de la Mujer y la Familia, que depende de Presidencia. Si bien la presencia de tres mujeres VP (de un total de 12) -— dos de ellas reformistas con mucha experiencia concreta de trabajo con la sociedad civil y grupos de mujeres -— alegró a las activistas, ellas también reconocen que el cargo de VP tiene mucho menos peso que el de Ministra. El hecho de que Rouhani no hubiera designado a una mujer en calidad de ministra fue, sin duda, una decepción para las activistas que habían luchado por ese nombramiento. No obstante, aquellas que habían confiado en que el liderazgo de Rouhani traería aparejados algunos cambios encontraron consuelo en el hecho de que Mowlaverdi, una reformista de larga trayectoria trabajando en asuntos de la mujer, hubiera sido elegida como la VP para los asuntos de la mujer y también en que las VP integraran el gabinete de Rouhani.
Si bien Mowlaverdi trabaja desde una perspectiva religiosa, su postura sobre los derechos de las mujeres ha sido positiva y aporta a su cargo su experiencia en promoción y defensa de los derechos de las mujeres como activista de la sociedad civil. Un dato interesante -— y una buena noticia para las mujeres -— es que Mowlaverdi tiene también un magister en derecho internacional y su trabajo se ha enfocado en la prevención de la violencia en contra de las mujeres. De hecho, ya se observan desarrollos positivos en el Centro de la Mujer y la Familia , donde Mowlaverdi ha designado a un académico religioso para que analice cómo incorporar en el derecho iraní una interpretación más progresiva de la Sharia. Ella también ha prometido revisar, e intentar revocar, la legislación discriminatoria que fue promulgada durante los dos términos presidenciales de Ahmadinejad. A pesar de que una amplia diversidad de mujeres, desde los movimientos independientes de mujeres hasta mujeres conservadoras asociadas con el estado, están apoyando una reforma a las leyes discriminatorias, aún no está claro si la VP contará con el apoyo de la administración de Rouhani, el parlamento y el Consejo de Guardianes para poder llevar a cabo cambios substantivos en las leyes sobre los derechos de las mujeres.
Existen importantes amenazas a los derechos de las mujeres sobre las que la administración de Rouhani tiene poco control. Por ejemplo: el Parlamento aún está discutiendo el Plan Integral sobre Población y Santidad de la Familia, un proyecto de ley introducido por algunos parlamentarios que, si llegara a convertirse en ley, podría servir como instrumento para obstaculizar el avance de las mujeres. Este proyecto prevé incentivos -— monetarios y en beneficios como la jubilación temprana o licencias pre y post natales más extensas -— para las familias que decidan tener más hijos. También da prioridad a los hombres casados en términos de acceso al empleo, e instituye gradualmente el empleo exclusivo de personas casadas en el sistema educativo. El proyecto promociona políticas pro-natalidad que fueron introducidas inicialmente bajo el régimen de Ahmedinejad bajo el argumento que la población de Irán está envejeciendo. No obstante, algunas activistas han argumentado que en vez de alentar el crecimiento de la población mediante la provisión de incentivos aislados, implementando políticas de coerción y recortando los programas de planificación familiar, el estado debería mejorar la economía y crear mayores oportunidades para todas/os las/os iraníes. También se critica al proyecto de ley por favorecer a los hogares con jefatura masculina sin tomar en cuenta que, de acuerdo a estimaciones oficiales, en el país existen 2,5 millones de hogares dirigidos por mujeres, 82% de las cuales se encuentran desempleadas. Se cree que estas desalentadoras cifras no reflejan adecuadamente la realidad ya que, para las estadísticas oficiales, cualquier varón adulto que viva en la casa -— aunque esté muy enfermo o lesionado, sea adicto a las drogas, por cualquier motivo no pueda o no quiera brindar apoyo económico a la familia -— es considerado automáticamente "jefe de hogar".
Otra gran prueba del temple de esta nueva administración será su postura frente al derecho internacional. Durante el régimen de Ahmadinejad, Irán desempeñó un rol más activo oponiéndose a las garantías internacionales en favor de los derechos de las mujeres, así que las/os observadoras/es prestarán mucha atención a la postura de Irán en los espacios internacionales -— especialmente en el 58° período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, que es un espacio donde la participación de las activistas iraníes por los derechos de las mujeres se da en un marco de tensión.
Si bien las mujeres iraníes que viven en el país sienten que la apertura de espacios de la sociedad civil ha sido lenta, se puede observar una mayor libertad en cuanto a las reuniones de grupos de mujeres y sus procesos organizativos. Distintos grupos buscan incorporarse formalmente como organizaciones, lo que constituye un avance, y la ex editora de Zanan, una publicación mensual que fue clausurada en 2008 durante el régimen de Ahmedinejad, ha obtenido un nuevo permiso para publicar una revista mensual sobre mujeres.
Si bien el desempeño de Rouhani en los primeros meses de su mandato es ambivalente en cuanto a su apoyo a los derechos de las mujeres, hay elementos que han traído alivio para muchas personas de todas partes de Irán y de la diáspora: que la posibilidad de una guerra y el aislamiento del país se hayan reducido considerablemente, y que la espiral inflacionaria haya perdido fuerza. Aunque muchas/os observadoras/es han expresado su disconformidad con el hecho de que Rouhani no haya tomado una postura más progresista, debemos recordar que no habrá cambios positivos sin que la sociedad civil ejerza presión sobre el gobierno; toda reforma debe ser impulsada desde las bases. Los movimientos de mujeres de Irán necesitarán emplear estrategias complementarias entre sí: cooperar con Mowlaverdi y el gobierno en general, y comunicarles sus demandas, pero también presionar al sistema "desde afuera" para llamar la atención sobre los derechos de las mujeres y las minorías en todo Irán, y lograr avances con respecto a ellos.