AWID habló recientemente con Ayat Mneina, co-fundadora del Movimiento de Jóvenes de Libia, sobre la guerra civil en curso en Libia tras el alzamiento popular y la subsiguiente caída de Gaddafi.
El Movimiento de Jóvenes de Libia es una iniciativa liderada por las/los jóvenes y orientada a las/los jóvenes, basada en los medios sociales y la internet que surgió un poco antes del levantamiento popular Libio. Según Mneina, "el objetivo principal del movimiento es brindar un amplio apoyo a la comunidad global, incluyendo los medios internacionales, para permitir su acceso a reportes verificados, fuentes en el tierra, fotografías y filmaciones en vídeo", así como promover los puntos de vista y las perspectivas de las/los jóvenes Libias/Libos.
Los derechos de las mujeres en la Libia post-Gaddafi
Después de la caída de Gaddafi en octubre del 2011, hubo visibles logros en el avance de las capacidades y los recursos de las mujeres Libias para movilizarse libremente. En 2012, Libia vivió su primera elección democrática, motivando a la Plataforma de Mujeres Libias por la Paz a llevar adelante una campaña que propuso un aumento de la representación de las mujeres en el parlamento. En respuesta a estos esfuerzos, el Consejo Nacional de Transición (CNT) revisó la legislación electoral para "exigir 'listas sin revisión' para los/as candidatos/as a escaños de los partidos políticos, en las que debían alternarse nombres de hombres y mujeres tanto horizontalmente como verticalmente"[1]. Esto resultó en que las mujeres obtuvieran casi 17% del total de los escaños en la asamblea constitucional.[2]
Sin embargo, este periodo de euforia comenzó a declinar en Libia con el surgimiento de una miríada de grupos armados que conformaron lo que ahora conocemos como 'nacionalistas' e 'islamistas' – lo cual marginó la inclusión de las mujeres e hizo cada vez más peligrosa la movilización de activistas de la sociedad civil en espacios públicos. Por ejemplo, las voces que defienden la libertad y la estabilidad se enfrentan a campañas de asesinatos que tienen por objetivo a funcionarios/as de seguridad y policiales, así como a periodistas, abogados/as y activistas. Entre ellos, la reconocida abogada de derechos humanos y activista de los derechos de las mujeres Salwa Bughaighis, que fue asesinada en su casa en Benghazi en junio de 2014. Salwa criticaba abiertamente a los grupos de milicianos. De manera similar, dos mujeres jóvenes, Aisha Sadiq y Marwa Amer, fueron asesinadas a plena luz del día en el barrio de Gharghour en Trípoli en noviembre de 2014, cuando milicias de la ciudad de Misrata abrieron fuego contra manifestantes, en una acción que dejó 42 personas muertas y más de 500 personas heridas. Este ataque deja en evidencia el peligro que las mujeres enfrentan en la capital – que era considerada más segura que el resto del país. Sin embargo, a pesar de esta reacción violenta, muchos/as activistas se niegan a claudicar, y algunos/as han optado por operar fuera de las fronteras libias para continuar trabajando.
La guerra civil emergente
A grandes rasgos, el conflicto actual en Libia puede ser caracterizado por dos fuerzas rivales que luchan por el control – el parlamento democráticamente electo y el gobierno designado versus una coalición de islamistas llamada Amanecer en Libia. Los enfrentamientos violentos comenzaron cuando la mayoría islamista gobernante del Congreso General de la Nación se negó a dejar sus puestos al final de su mandato electoral en enero de 2014. Tras ser abrumadoramente derrotados en nuevas elecciones celebradas en junio, los islamistas rechazaron el gobierno electo e internacionalmente reconocido y, junto a otros grupos de milicianos de Misrata, ocuparon por la fuerza Trípoli y la mayor parte de la región occidental de Libia, dividiendo el país en dos.
Complicando aún más las cosas, la Suprema Corte de Libia recientemente aprobó una ambigua resolución que ha sido considerada, en particular por simpatizantes de Amanecer en Libia, como una disolución legal de la recientemente electa Cámara de Representantes. En sentido literal, la corte impugna un artículo específico sobre la instalación de un gobierno presidencial o de primer ministro. No obstante, Mneina señala que "las condiciones en torno a la aplicación de esta resolución para deslegitimar a la Cámara de Representantes no son tan claras como han sostenido algunos medios y fuerzas opositoras", argumentandoque "antes de la elección de la Cámara de Representantes, el Congreso General de la Nación se regía más por consenso que por mayoría, lo cual lo atascaba en un punto muerto que solo permitió avanzar la agenda de las facciones islamistas dominantes". También plantea interrogantes en torno a los jueces que fueron reemplazados hacia el final del caso; no está claro cómo se llegó a esta resolución ni qué significa". En otras palabras, "obstaculizando intencionalmente el camino del progreso de la Cámara de Representantes, los islamistas buscan agotar las esperanzas del país y de la comunidad internacional en la democracia como camino exitoso".
La emergente guerra civil ha forzado a las organizaciones de mujeres y jóvenes de la sociedad civil a redefinir sus estrategias y a repensar cómo hacer avanzar sus causas. En efecto, durante el último verano (boreal) los/as activistas libios/as han sido testigos de los meses más sangrientos desde el comienzo del levantamiento, con el asesinato de destacados/as miembros de la sociedad civil. Estas muertes han animado a los/as jóvenes libios/as a seguir movilizándose y a promover una sociedad justa. En efecto, la campaña 'Soy Tawfik' busca desafiar colectivamente a los responsables de continuos intentos de silenciar a quienes se pronuncian contra la injusticia en Libia. La campaña llama a los/as participantes interesados/as a enviar un mensaje a quienes han asesinado a un gran número de defensores/as de los derechos humanos, entre ellos/as Tawfik Bensaud, Salwa Bugaighis,Fariha Berkawi, Sami Elkawafi, Muftah Buzeid, Abdulsalam Al-Mismari [3] .
¿Hacia dónde se dirige Libia?
Según Mneina, para combatir los extremismos y fundamentalismos en Libia dos aspectos deben ser tenidos en cuenta; las armas y la enorme fuerza que actualmente detentan estos grupos, y el poder que estas les otorgan. El primer elemento requiere la creación de un ejército nacional libio que rinda cuentas ante un gobierno civil. A la vez, los esfuerzos por desarmar a todas las facciones deben ser hechos con la idea de promover un diálogo abierto entre fuerzas opositoras. Sin esto no es posible que un diálogo legítimo tenga lugar. El segundo elemento requiere que la sociedad diferencie estos grupos del velo religioso tras el que se ocultan. Como están las cosas, las líneas entre lo que está bien y lo que está mal se desdibujan cuando estos grupos utilizan la religión como su mandato. Los extremistas han escapado al radar durante mucho tiempo porque la sociedad tiene dificultades para diferenciar lo que es 'religioso' de lo que constituye un serio abuso de la religión en este contexto. Esto no solo requiere de una estrategia a largo plazo, sino de una estrategia que comience por hacer cumplir las leyes y la constitución, ambas vitales para el progreso de Libia.
En conclusión, si bien el futuro de Libia puede ser incierto, es innegable que muchas mujeres libias se están movilizando colectivamente y adoptando formas alternativas de contribuir a dar forma a la vida política de Libia, sea a través de escuelas en línea, iniciando campañas educativas o aportando sus habilidades y esfuerzos a la transición en Libia. Como destaca Mneina, "no nos hacen falta mujeres capaces ... [nuestras] voces no serán silenciadas y [nuestras] voces no solo servirán a las mujeres, sino a Libia en su conjunto".
[1] http://lwpp.org/
[2] La ley de aislamiento político fue aprobada forzosamente por el CNT poco después de las primeras elecciones nacionales. En efecto, la Asamblea General fue atacada y sus miembros agredidos por milicias que forzaron al gobierno y al parlamento electo a actuar según su propia agenda, mientras cercaban físicamente al parlamento hasta que la misma fue adoptada, en una sesión que no fue presidida por el presidente de la cámara. La resolución es de hecho un movimiento de gran alcance que aisló a todos/as los/as que trabajaron para el régimen anterior en cualquier función. Leer más: