Project X: Contar las «historias no contadas» del trabajo sexual
Una organización que trabaja por los derechos de lxs trabajadorxs sexuales en Singapur se enfrenta al estigma y la discriminación que provocan violencia contra lxs trabajadorxs sexuales y sus comunidades.
Bella es una mujer trans migrante trabajadora sexual, afincada en Singapur. Este es su testimonio:
«Ellos [la policía] nos tratan como terroristas, destruyen nuestra habitación [durante las redadas]. No nos gusta ser tratadxs así, como si fuéramos criminales. Vienen a molestarnos, pero no nos dan [una] licencia ni nos ofrecen trabajos en Singapur. Queremos [una] licencia, pero el proceso no es simple. Algunos trabajos también requieren que nos cortemos el cabello y seamos como hombres. Por eso hacemos trabajo sexual.»
Bella contribuyó con su historia a un informe presentado al Comité para la eliminación de la discriminación contra las mujeres (CEDAW, por sus siglas en inglés), en ella se muestran los numerosos desafíos legales, sociales y económicos que enfrentan en Singapur las personas migrantes y lxs trabajadorxs sexuales, así como las mujeres trans.
Tomemos por ejemplo la violencia policial que enfrentan lxs trabajadorxs sexuales, y el hecho de que son tratadxs primordialmente como criminales, y no como trabajadorxs. Muchxs trabajadorxs sexuales en Singapur se mueven en un ámbito jurídicamente incierto, ya que la ciudad-estado considera que su trabajo es ilegal pero «el gobierno les permite operar dentro de zonas rojas determinadas, en burdeles regulados y monitoreados por la policía, a pesar de la ley». Si bien algunxs trabajadorxs sexuales pueden obtener una «tarjeta amarilla» (una especie de licencia), otrxs no son consideradxs aptxs si tienen más de 35 años, si no provienen de alguno de los países listados (como China, Vietnam, Tailandia, Malasia y Singapur), o si no son reconocidxs legalmente como mujeres.
Lxs trabajadorxs migrantes sufren restricciones todavía más duras, y aquellas impuestas a lxs personas consideradxs «ilegales» son todavía peores, ya que el riesgo de deportación es una realidad cotidiana.
Las personas trans son extremadamente vulnerables al estigma social y a la discriminación, y en consecuencia tienen dificultades para encontrar trabajo en una sociedad llena de prejuicios contra ellas. Las representaciones de lxs trabajadorxs sexuales en los medios a menudo no ayudan a desmantelar el estigma: por el contrario,
«Su representación sensacionalista de lxs trabajadorxs sexuales lxs degrada y lxs deshumaniza, alentando el prejuicio público, alimentando aún más el estigma que causa ostracismo social, discriminación laboral y violencia.» (Informe de partes interesadas para la 68a. sesión del CEDAW de trabajadorxs sexuales de Singapur)
Project X aboga contra los obstáculos sistémicos que sufren lxs trabajadorxs sexuales en sus vidas y su trabajo. Es, en Singapur, la primera y única organización de trabajadorxs sexuales basada en los derechos, y, con una programación variada, hace mucho por modificar a través de la educación pública las nocivas ideas convencionales sobre el trabajo sexual y las personas que realizan este trabajo. Como dice Vanessa Ho, la directora de Projecto X, «el trabajo sexual es un tópico sobre el que nadie quiere hablar.»
Untold Stories [Historias no contadas]
Para transformar el silencio en historias, imágenes, voces y diálogo, la organización trabaja con socixs y aliadxs en los medios de comunicación y en campañas de concientización del público en forma de escritos, fotografías o caricaturas humorísticas.
En 2017 la organización se asoció a Dear Straight People [Queridas Personas Heterosexuales], una destacada publicación virtual LGBT, para presentar «historias no contadas» relatadas por trabajadorxs sexuales. Estas muestran que lxs trabajadorxs sexuales no tienen una experiencia unificadora, pero que todxs tienen historias únicas e interconectadas. Lo más importante es que quienes han vivido esas historias son quienes las narran. He aquí algunas de ellas:
Sandhya, 40: «Provengo de una familia de ministrxs. Mis tías y mis tíos eran todxs pastores y líderes de culto, por lo que me resultó bastante difícil transicionar. Para ellxs era la máxima traición. No podían entender por qué yo estaba transicionando, y me recitaban párrafos de la Biblia que decían por qué transicionar era un pecado. [...] Cuando vino mi tío pastor, le dijo a mi mamá que era hora de que me aceptaran. Dijo que si ellxs no me aceptaban, el público tampoco me aceptaría...»
Sherry, 25: «Si hace cinco años me hubieran preguntado qué estaría haciendo ahora, jamás habría pensado que estaría trabajando como activista en Project X y hablando con personas del público y educándolxs sobre el trabajo sexual...»
Qistina Asyurah, más conocidx como Echa, 37: «Soy muy buenx cocinerx, y mi objetivo es abrir pronto mi propio puesto de comida musulmana. Vengo de una familia de buenxs cocinerxs. En este momento estoy ahorrando. Mi plato característico es el ayam lemak chilli padi...»
El movimiento importa
En agosto de 2016, Project X se incorporó a AWID como miembro institucional. Además de trabajar en la educación del público y la concientización de los medios, la organización afirma que la interseccionalidad y la construcción de movimientos son importantes para generar el cambio y la justicia sociales. Resulta indispensable crear solidaridad, establecer asociaciones y fortalecer alianzas. Para más información sobre Project X y cómo involucrarte, visita su sitio web.
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